Inicio » Calle Pez: exorcismos punkies vs burger vegetariana

Calle Pez: exorcismos punkies vs burger vegetariana

Por bonsauvage, el 15 de junio de 2016, en Opinión

Menéalo

Ilustración de Jean-François Martin

POR SERGIO C. FANJUL

La calle Pez, en el llamado barrio de Malasaña (Madrid), fue centro de distribución de heroína en los ochenta, cuna del botellón en los noventa y en la actualidad arteria central del hipstersimo. El pliego El inquilino acuático reúne las voces de sus más distinguidos transeúntes para componer la historia de una calle única.

Hay quien dijo alguna vez que aquí se abría una puerta al infierno, pero no es para tanto: ahora transitan los hipsters de cabeza de ángel y las alegres muchachas en flor, a poder ser sobre dos ruedas. La calle del Pez, que tiene nombre como de Mortadelo y Filemón, podría ser arteria principal de pueblecito ajetreado, pero dentro de la bestia madrileña se queda en colorido riachuelo urbano.

La guerra cultural ya está perdida desde que echaron a los del Patio Maravillas, y ahora campa a sus anchas la barba del Zombie Bar, pero bueno, muchos de los maravillosos revolucionarios ahora revolucionan, no muy lejos, el Ayuntamiento. Lo que mola ahora de la calle Pez, entre tanto gin tonic y maracuyá, es Cervantes y Compañía, la ajetreada librería llegada no hace tanto. El Palentino es un sitio que llegó en tiempos del Génesis, y que molaba tanto (le molaba a Siniestro Total, a Calamaro, a Manu Chao) que dejó de molar y puso portero, excepto por las mañanas, cuando todavía desayunan solos los vecinos. Aunque ya no sirvan solysombras a los sanguinarios filibusteros del amanecer.

La calle Pez es una buena colección de tópicos, un sitio que siempre fue antes mejor: cuando Kike Turmix, el Agapo y el punk malasañero o cuando aquel noble del siglo tal le mandó labrar a su hija precisamente un pez en el número 20 porque se le habían muerto los de su aristócrata pecera. Y es que igual ahí está su rollo mágico, su mira oye yo iba mucho por la calle Pez cuando solo había yonkis tirados por el suelo porque la vida es lo más hermoso y lo más sórdido a la vez.

En la calle Pez pasan estas cosas, como los peces por el río, como esas ancianas que ya no entienden nada entre la galería de arte autoeditado y la burger vegetariana (contradictio in terminis), como los crédulos que siguen acudiendo incólumes a la tienda de santería donde venden filtros de amor y potingues raros para solventar las cosas más chungas de la vida, mientras enfrente les mira la inmóvil Julia. Esa que por sus dos santos ovarios fue a la universidad en tiempos oscuros y machirulos y que ahora, además de heroica e ilustrada, es la estatua que está más buena de todo Madrid. Yo creo que, sin saberlo, incluso desde mi más tierna infancia asturiana, siempre quise, como todo el mundo, vivir en la calle Pez. Pero la calle Pez pasó de mí y crucé el río hasta Lavapiés.

Sergio C. Fanjul a.k.a. Txe Peligro (Oviedo, 1980) es periodista y poeta. Actualmente trabaja como periodista, escribiendo sobre cultura y ciencia en el diario El País, además de publicar en PlayGround, Vice o Buensalvaje. Es autor de los poemarios Otros Demonios, Inventario de Invertebrados (Premio Pablo García Baena) y La Crisis. Econopoemas. También del libro de relatos Genio de Extrarradio.

Menéalo

Comentarios

No hay comentarios

Deja tu comentario

He leído y acepto la política de privacidad de elasombrario.com
Consiento que se publique mi comentario con los datos que he facilitado (a excepción del email)

¿Qué hacemos con tus datos?
En elasombrario.com te solicitamos tu nombre y email (el email no lo publicamos) para identificarte entre el resto de personas que comentan en el blog