La increíble historia del libro que aconseja miel en vez de azúcar… y tarda 230 años en publicarse

Tarros de miel. Foto: Pixabay.

Tarros de miel. Foto: Pixabay.

Tarros de miel. Foto: Pixabay.

Tarros de miel. Foto: Pixabay.

Tras 25 años de empeño, el periodista y divulgador ambiental César Javier Palacios ha logrado rescatar una joyita olvidada en un monasterio burgalés: el manuscrito de fray Isidoro Saracha, que fue botánico y boticario de Santo Domingo de Silos, sobre los beneficios de la miel frente al azúcar, al que muchos llaman «el veneno más dulce» y que está detrás de muchos de los males de la sociedad contemporánea, empezando por la obesidad. El monje aun ha tenido que esperar más para ver publicada su obra: 230 años después de ser escrito con la precisión de un visionario, ‘A la salud por la miel’ está de plena actualidad.

El proceso que ha vivido este libro, publicado finalmente por la editorial La Trébere,  con la colaboración de otro monje que fue bibliotecario en Silos, Miguel C. Vivancos, es una historia sorprendente. Vayamos al principio: En 1989, César Javier Palacios trabajaba como periodista en Diario 16 Burgos y uno de sus temas estrella era relatar las novedades, proyectos y visitas surgidos alrededor del monasterio de Santo Domingo de Silos. Acabó haciéndose muy amigo de su archivero, Miguel Vivancos. «Con él se me pasaban las horas admirando las joyas de su archivo y biblioteca, disfrutando de privilegios tan exclusivos como tocar el primer papel utilizado en un libro en la Europa medieval». De esa relación surgió su tesis doctoral, dedicada al desarrollo artístico de la abadía del siglo XVI al XIX y que fue codirigida por Vivancos. «Cada vez que llegaba al monasterio a consultar la documentación, Miguel me tenía preparada alguna sorpresa, algún legajo extraño o alguna nota inédita». Conocedor de su afición por los temas ambientales, un día le enseñó el manuscrito del Padre Saracha. «Era un atado de recio papel escrito con pluma de ave usando una caligrafía muy cuidada, fácil de leer, que revelaba la determinación de su autor por transmitir un mensaje tan sorprendente como moderno: consume menos azúcar y más miel de abejas». La historia fascinó al joven periodista. No entendía cómo un libro tan interesante podía llevar casi dos siglos y medio esperando editor.

Esa es la primera pregunta que nos surge: ¿cómo es posible que no se hubiera publicado hasta ahora?

«Por culpa de los corporativismos. Aprovechando una de sus escasas salidas de la clausura del monasterio, el boticario fray Isidoro Saracha visitó hacia 1780 los Reales Hospitales de Madrid. Allí comprobó con horror cómo a los pacientes se les suministraba un exceso de azúcar en comida y jarabes, algo que él consideraba perjudicial frente a la opción más sana de la miel. Cuando Saracha escribió su opúsculo tenía el compromiso del Duque de Híjar, responsable de los Reales Hospitales, de publicarlo como ayuda para mejorar la incipiente asistencia sanitaria española. Pero necesitaba el permiso de los médicos madrileños, que lo rechazaron con desprecio por ser “cosa no compuesta por ellos”, explican los documentos de la época. Y si es difícil que te publiquen algo moviéndolo tú personalmente, imagínate lo que pasa una vez has muerto. El original se quedó durmiendo el sueño de los justos en los anaqueles del archivo monacal».

Al leer el manuscrito, lo que más le sorprendió fue «la moderna visión de este sencillo monje benedictino». «Desde su aldea en la sierra de Burgos apostó con clarividencia ya en el siglo XVIII por unas teorías que hoy consideramos una novedad. Y que van más allá de sustituir el azúcar por la miel. Una frase del boticario de Silos resume perfectamente su moderna visión científica, cuando afirma que “ninguna cosa sería más apetecible y cómoda para los médicos, ni más saludable para los enfermos, que el perfecto conocimiento práctico de las cosas que la naturaleza dispone o produce”. Esta afirmación se nos antoja hoy un extraordinario antecedente histórico de la nueva medicina natural, más un modo de vida que una alternativa sanitaria. Aunque también es justo resaltar que como buen hombre ilustrado de su tiempo, empírico y amigo de la Ciencia, Saracha criticó con dureza todas esas pseudomedicinas sin más rigor que el de la creencia».

Vosotros habéis tenido más fácil la publicación de libro que el padre Isidoro, ¿no?

«Tampoco ha sido nada fácil. Me daba inmensa pena este monje que dedicó varios años a escribir el primer y único libro de su vida, que se gastó ahorrillos y limosnas en comprar obras eruditas como bibliografía básica de trabajo -imagínate con cuánto esfuerzo-, que a sus 60 años envió con toda la ilusión del primerizo esas 77 páginas escritas en apretada caligrafía, y que su trabajo siguiera esperando siglos después su publicación. Investigando para la tesis, cada vez que me aparecía su nombre en los legajos, o pasaba por la maravillosa botica silense, o desayunaba en el refectorio monacal una rebanada de pan untada en deliciosa miel hecha por los monjes, me acordaba del padre Saracha y de su libro. Hice varios intentos en 1990 para publicarlo, pero sin éxito. La premonitoria advertencia de un ilustrado español contra los excesos del azúcar parecía no interesar a nadie. Por suerte, los de Burgos somos tenaces (o cabezotas) y finalmente he conseguido que una pequeña editorial, La Trébere, crea en el proyecto y publique este trabajo 230 años después de escrito. Miguel Vivancos ha hecho una extraordinaria labor de transcripción y edición del manuscrito, incluso traduciendo al castellano todas las difíciles citas en latín para hacerlo más asequible. Contamos además con una preciosa presentación de Odile Rodríguez de la Fuente. Y yo aporto una introducción al mundo de la miel, su historia e importancia para la biodiversidad. Quiero pensar que fray Isidoro Saracha se siente orgulloso del libro finalmente publicado».

Como buen periodista ambiental del siglo XXI, César Javier Palacios está obligado a diversificar su actividad profesional en toda clase de proyectos. Todo suma. Tiene media página de opinión semanal (los martes) en la edición impresa del periódico 20 Minutos y un blog denominado La Crónica Verde que, con casi 200.000 lectores al mes, mantiene abierto desde 2007. Además, es responsable de Comunicación de FSC España , una organización internacional de acreditación y certificación de la sostenibilidad de la madera, papel y otros derivados forestales que consumimos. Trabaja también en proyectos de ecoturismo en Fuerteventura, la isla donde vive este burgalés desde hace dos décadas. Y acaba de concluir el inventario del arbolado monumental de las islas Canarias, un trabajo encargado por el Gobierno autónomo con la intención de sacar adelante una moderna normativa de protección. Además, se dedica a «chaladuras varias», «como buscar inscripciones aborígenes en las montañas majoreras, observar aves siempre que puedo, inventariar flora endémica, hacer fotografías, estudiar las mariposas y cocinar para mis amigos».

Del mundo de las abejas, lo que más le fascina es… «todo». «La vida de una abeja obrera es tan terriblemente bella como dura a lo largo de sus escasas siete semanas de existencia en que va cambiando de oficio según la edad: infantes, limpiadoras, nodrizas, cocineras, soldados y recolectoras. Bailarinas informativas, gracias a misteriosas danzas son capaces de señalar con exactitud a otras obreras la dirección y la distancia de los mejores campos de flores recién descubiertos. La reina es una pobre desgraciada condenada a parir sin descanso los 50.000 hijos de la colmena. Y de los zánganos mejor no hablemos, tristes procreadores efímeros. Pero lo increíble es que esa multitudinaria sociedad tan compleja pueda funcionar perfectamente por puro instinto natural, cuando a nosotros compartir piso con un semejante ya nos resulta algo insufrible».

¿Y lo que más te fascina de la miel?

«Durante milenios fue el único edulcorante conocido de la Humanidad, pero no sabíamos su origen exacto. ¿De dónde lo traían las abejas? Plinio pensaba que era directamente polvo de estrellas, rocío del cielo recogido sabiamente por estos insectos para elaborar una sustancia que mantenía las propiedades de su naturaleza celeste, casi divina. Por ello la calificó como «el más dulce, refinado y saludable de todos los jugos». Saracha destacará que las abejas, más que miel, hacen medicamentos. Lo habían dicho antes que él importantes sabios como Aristóteles, quien mantenía que desayunar una cucharada al día te garantizaba una larga vida sin enfermedades. Yo por si acaso les hago caso. Hace años que no pruebo el azúcar».

¿Cómo es posible que, siendo tan claras las ventajas, le haya ganado la batalla el azúcar por tantos, tantos puntos? Para empezar, la media de consumo de azúcar al día en Occidente es más del doble de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud.

«El éxito del azúcar empezó porque era un edulcorante fácil de transportar en bloques, nada que ver con la pegajosa miel. Además, al provenir de cultivos de caña y remolacha se logran inmensas producciones industriales a bajo precio. No es necesario cuidar colmenas ni buscar flores. Pronto llegaron los monocultivos preñados de insecticidas, fertilizantes y pesticidas varios. Veneno para producir veneno. Si a eso le unes nuestra debilidad como especie por los alimentos dulces, te explicas que en los últimos años cualquier producto lleve azúcar, incluidos los pimientos del piquillo, las pizzas, los pepinillos y hasta la remolacha. Así nos va. Con la obesidad convertida en pandemia y el azúcar señalado como su principal responsable» (En El Asombrario hablamos recientemente de la plaga del azúcar).

Ahora, sin embargo, con el auge del veganismo, el uso de la miel está en entredicho.

«Lo respeto, pero me parece un error surgido del desconocimiento. La apicultura está considerada un peculiar tipo de ganadería donde las abejas sustituyen a animales domésticos como ovejas y vacas. Sin embargo, también es agricultura, pues los apicultores cosechan periódicamente la miel. Como agricultura y ganadería tradicional que es, mantiene un profundo respeto con los insectos y su entorno en lo que hoy llamaríamos pura sostenibilidad armónica entre producción y medio natural. Si se extrae más miel de la necesaria, se utilizan productos químicos, desaparecen o se degradan las zonas de alimentación, la producción se resiente. Pocos alimentos son más naturales que la miel, pura naturaleza donde el ser humano tan solo se encarga de desarrollar técnicas artesanas de extracción no invasivas que le permiten acceder al tesoro dulce de los panales sin poner en peligro la integridad de la colmena ni hacerlas trabajar en exceso. Además, la apicultura contribuye a la fijación de la población en el medio rural y tiene un benéfico impacto medioambiental. Al ser una producción totalmente respetuosa con el medio que facilita la polinización, ayuda a la mejora y mantenimiento de la biodiversidad».

Proyecto Azúcar en ‘El Asombrario’

COMPROMETIDA CON EL MEDIO AMBIENTE, HACE SOSTENIBLE ‘EL ASOMBRARIO’.

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Comentarios

  • Felipe

    Por Felipe, el 21 mayo 2017

    La miel es un tipo de azúcar igual que el azúcar de caña o el azúcar refinado. Lo importante son sus compuestos químicos, siendo iguales y metabolizados de la misma forma por el cuerpo.

    Esa falsa creencia de que es mejor no tiene sustento alguno y gracias a los avances actuales, sabemos su composición.

    Otro tema diferente es si es más o menos agradable sus sabor para añadirlo a otros alimentos.

  • Jesús

    Por Jesús, el 21 mayo 2017

    Magnífico artículo y magnífica labor la de rescatar el manuscrito del olvido.

  • eduardo moreno pérez

    Por eduardo moreno pérez, el 21 mayo 2017

    Muy buen artículo y muy cargado de razón.
    Sería deseable que lo leyera muchas personas y obraran en consecuencia.
    Hace años que dejé el azúcar por lo insana que es.

  • Maria Teresa Amaya

    Por Maria Teresa Amaya, el 21 mayo 2017

    Mil felicitaciones a este tozudo visionario. Gente como el aporta en la construcción de una nueva sociedad

  • Fernando

    Por Fernando, el 21 mayo 2017

    Si no fuese porque la miel es un 90% azúcar… Por eso en las recomendaciones que la OMS da como cantidad *máxima* (que no recomendado) de azúcar la día se incluyen la miel, los zumos de frutas…(no así las frutas enteras)

    Que la miel (cruda) es más saludable que el azúcar de mesa? Cierto, pero no se trata de consumir más o de substituir azúcar de mesa por miel, sino de reducir el consumo.

    http://www.who.int/mediacentre/news/releases

  • Fernando

    Por Fernando, el 21 mayo 2017

    El link anterior está cortado.

    http://www.who.int/mediacentre/news/releases/2016/curtail-sugary-drinks/es/

  • Fermin Larrarte

    Por Fermin Larrarte, el 22 mayo 2017

    Ona

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