Día del libro, una radiografía de la primavera

© Luis de Bethencourt

© Luis de Bethencourt

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23 de abril, Día Mundial del Libro. Una celebración para lectores y creadores que hacen posible que exista una  industria que representa el 0,7 % del PIB. En la resaca de la celebración, es momento de hacer repaso. Dar cifras. Analizar los nuevos tiempos. Datos que revelan las diferencias. Cambios estructurales y digitales. Nuevos géneros. Realidad aumentada, ‘bookbloggers’, críticos y prescriptores. Metadatos y oscurantismo. Un sector sin denominación de origen. Y tantas maneras de leer como lectores y flores. Leer es primavera. El día después.

Estación más cursi que la madre que la empapilló. Estación del año en la que la naturaleza da belleza. Brota todo. Los árboles de hojas se visten, el frío se resiste. Las flores asoman sus colores. Los campos enseñan sus espigas. Los enamorados enseñan sus amores. Los cervatillos se encuentran. No asusta la tormenta. Esto, y que es abril, sucede en primavera”.  Gloria FuertesDiccionario estrafalario.

Sucede en abril, el día 23. En una parte del mundo es otoño. Más allá de estaciones la primavera es un estado del espíritu. La lectura es parte de ella porque celebra la creación, la de los autores que inventan fabulaciones, la de los lectores que recrean esos mundos. Contar una buena historia no es nada fácil, en absoluto. Quien lee espera la historia que le abra puertas hacia un nuevo destino. Leer para  llegar a un lugar más dulce, otras veces, más profundo. Leer como escudo o para aligerarnos del peso de los días. Leer por necesidad del alma, leer para escapar del ruido. Leer contra el vacío. Leer para abrazar la alegría y cantarla. Leer para guardar secretos, leer para encontrarlos, golpear o gritar.

Cada libro que tomamos entre nuestras manos representa todo eso y mucho, mucho más. En España, la industria editorial mueve anualmente cerca de 3.000 millones de euros, un 0,7% del PIB, y da empleo directo e indirecto a más de 53.000 personas. Tomemos los datos, están al alcance de todos en el Instituto Nacional de Estadística, en la Unesco, en los informes presentados en las ferias internacionales más importantes. Pero antes, situémonos en el marco mayor en el que se produce todo esto, porque un libro que se hace en España se vende en muchos países con los que compartimos cultura e idioma. En España éramos 47,27 millones de personas en 2012. En el cuarto trimestre de 2013, la población activa suma 22.654.500 personas. Los ocupados representan 16.758.200, mientras los desocupados alcanzan los 5.896.300. Los hispano hablantes sumamos 500 millones de personas. 18 millones de alumnos estudian español como lengua extranjera. Las empresas editoriales españolas tienen 162 filiales en el mundo repartidas en 28 países, más del 80% en Iberoamérica. Todos coincidimos en que estamos viviendo tiempos muy diferentes. A la crisis mundial y a la española hay que sumar los cambios propios del sector del libro. A veces hay que repasar cuántas flores habitan la primavera.

Datos para el sector editorial español

500 millones de hispanohablantes

18 millones estudiantes de español

 0,7% del PIB

53.000  trabajadores

La literatura representa el 33% de la producción de libros

52 títulos de ficción al día

20,38 millones de personas con carnet de biblioteca

54.849.761 libros en préstamo bibliotecario

Ocupa el puesto octavo en el ránking mundial

Editoriales grandes son el 4%

Editoriales pequeñas son el 83%

162 filiales editoriales repartidas en 28 países,80% en Iberoamérica

‘Ereaders’ y tablets alcanzan los 10 millones de usuarios.

En 2013 se vendieron 755.800 ‘ereaders’

El 59% de los españoles mayores de 14 años lee en su tiempo libre 

¿En España se lee? El 59% de los españoles mayores 14 años asegura que lee en su tiempo libre y el 47%, con una frecuencia diaria y semanal. No olvidemos que leer es aún una cuestión de suerte en el mundo en 2014 según donde nos toque vivir. Si a nadie se le ocurriría despreciar un privilegio, qué menos para la lectura. Hay un marco mayor y en él: la Unesco registra que en el mundo hay 123 millones de personas que no saben leer y las mujeres (el 50% de la población mundial) representan dos terceras partes de ese total. Sin embargo, las mujeres son las que leen más.

El perfil del lector en España sigue siendo el de una mujer, con estudios universitarios, joven y urbana que prefiere la novela, lee en castellano y lo hace por entretenimiento. ¿Dónde están los lectores en España? Una gran mayoría, en las bibliotecas. Estas instituciones han visto su personal y sus presupuestos muy reducidos. A pesar de ello, el número de usuarios con carnet de biblioteca ha aumentado progresivamente cada año hasta sumar 20,38 millones de personas (16,32 millones de adultos y 4,06 millones de niños). De cada 10 lectores, casi la mitad, unos 4,3, tienen carnet de biblioteca. En 2012 se prestaron un total de 54.849.761 libros, lo cual representa un 66% del total de los préstamos. Luego están los libros que se prestan entre amigos, los que se descargan gratuitamente. Más cambios. El libro que se compra no es la única fuente de lectura. Y menos cuando su precio medio ronda los 12-17 euros. Se dice que la lectura se ha democratizado, un eufemismo para mencionar el hecho de que se ha vuelto más popular. Se dice mucho también que se lee menos. Aunque lo único cierto es que se vende menos, lo cual, dada la situación económica es casi obligatorio.

¿Muchos libros o pocos libros? Si bien el número se ha ido reduciendo bastante, actualmente se producen 52 títulos de ficción nuevos por día. En 2012 se computaron 2.835 editoriales privadas y 352 públicas para todo tipo de texto. 890 de ellas forman parte de la Federación del Gremio de editores. En 2013 la literatura representa el 33% de la producción de libros (ficción, libros de texto, libros de no ficción, ciencias sociales, ciencias aplicadas, etc). Podemos afirmar que 3 de cada 10 nuevos títulos son de ficción. La no ficción, que genera un negocio importante, carece de datos exclusivos.  En el panorama de la edición en español  hay dos gigantes cada vez mayores y muchos pequeños. La edición se polariza. Los gigantes son Penguin Radom House Santillana Bertelsmann y Planeta. Son el 4% de las editoriales,pero dominan el mercado. Mientras las editoriales pequeñas representan  el 83% y las medianas, el 13%.

El mercado editorial español ocupa el puesto octavo en el ránking mundial por detrás de Estados Unidos, China, Alemania, Japón, Francia, UK e Italia (por orden de importancia de negocio). En 2012 Random House generaba 2.142 millones de euros y Planeta, 1.675 millones de euros.

Volvamos al marco mundial para tomar perspectiva y recordemos que en el mundo el único grupo editorial que no para de crecer a pesar de la crisis y que gana más que ninguno es Pearson, con 6.913 millones de euros en 2012. En el polo opuesto y frente a las macroeditoriales que ejercen una gran presión mediática, las más pequeñas no lo tienen nada fácil para darse a conocer. En España algunos editores independientes, finalmente, han empezado a reunirse en la feria FLIC, que se presenta por tercera vez en 2014. Y a todos ellos hay que sumar el fenómeno de la autopublicación.

Es imposible definir con claridad si se producen o no demasiados libros para el mercado hispano hablante. Faltan datos, sobran suposiciones. Lo cierto es que el mercado de España está saturado, pero también es cierto que no es el único espacio de venta. Grandes y pequeños editores sin excepción son maestros del oscurantismo en datos, unos porque no los quieren publicar y otros porque no tienen ni idea de cómo hacerlo. Aunque ahora la moda es coincidir en que los datos son necesarios. Preguntar no es algo que se perciba como simple y positivo sino como confrontación menor o mayor. Informar es una debilidad. El metadato marca tendencia, pero nuestra cultura nunca ha sido muy amiga de la información transparente y eso pesa. Pesa mucho porque determina la salud del sector, las iniciativas en lectura y que unas 53.000 personas sigan teniendo trabajo. Es más fácil achacarlo todo a la crisis. Vamos a necesitar un Chicote editorial que enseñe lo más básico cuando el callejón sin salida se estreche aún más.

«Las nubes iban pasando 

sobre el campo juvenil… 

Yo vi en las hojas temblando 

las frescas lluvias de abril». Antonio Machado, La primavera besaba 

Géneros y voces nuevas para las historias de siempre. Y más cambios. Ciertos géneros como la romántica, extensamente desdeñados, empiezan a ser más tenidos en cuenta porque generan muchas ventas. En Madrid celebran encuentro anual ya regularmente excediendo las previsiones. La poesía aún no goza del mercado que le correspondería como natural amparo de nuestras emociones maltrechas con tantos terremotos críticos. Pero las emociones se ponen de moda en el nuevo concepto de librerías que se especializan en tipos de literatura, en géneros o dan más servicios entre cafés y vinos. La industria se despierta ante la novela negra (uno de los dos géneros que ha crecido en ventas a lo largo de los años) y los libros dedicados a los adolescentes de mayor edad, género conocido como “new young adult” (nuevo adulto joven, en una traducción literal) que reúne a los niños que han crecido con Harry Potter y quieren seguir leyendo.

El género de la autoficción, que ha tardado mucho en llegar a España desde que naciera en los 70,  goza cada vez de mayor aceptación. Parece que la telerrealidad ha sido el paso obligatorio para llegar. Aunque a mi modo de ver, y no puedo dejar de afirmarlo, la única que propone algo interesante de verdad en dicho género es Rosa Montero desde La loca de la casa. Y la misma telerealidad trae un programa para escritores en Italia de éxito rotundo. La literatura de las emociones, la conocida como ficción femenina sube como la espuma. Las mujeres siguen siendo mayoría en el sector en cuanto a trabajadoras y lectoras, por goleada. También siguen sirviendo café en las reuniones a los jefes editoriales de traje y corbata. O simplemente no están representadas de forma proporcional a su presencia.

Para que una historia se encuentre con el lector que la necesita hay más caminos. Y más cambios. En los años 70, por ejemplo, Pablo Neruda leía sus poemas en estadios de fútbol repletos de gente que quería escucharlo. Antes, Truman Capote llenaba teatros leyendo avances de la novela que publicaría. Cien años de soledad vendía más ejemplares que las 50 Sombras de Grey. El mercado editorial se ha diversificado. Hoy las redes sociales permiten dar a conocer un libro. Los Bookbloggers son prescriptores inmediatos de muy importante influencia, pero sin la mirada profunda que puede dar más de un crítico. Las presentaciones en librerías ya no son la única opción. Las editoriales con mayor poder adquisitivo llevan a periodistas en viajes, organizan comidas y se parecen cada vez más a una farmacéutica. Aunque sus trabajadores no gozan de los mismos básicos “privilegios”. 

No solo de lectura digital vive el sector. El teletrabajo es una realidad y mantiene a muchos colaboradores fuera de contratos mínimos. El descontento de los trabajadores en el sector editorial es cada vez mayor y sigue en aumento. Y luego está la cuestión del soporte digital, la presencia cada vez más firme de los e-book a pesar de que algunos quieran teñir el momento de muerte del libro. En España durante 2013 se vendieron 755.800 ereaders. El año anterior habían sido 699.318 unidades. Y en 2011 se vendieron 356.901 dispositivos. La explosión de las tablets despierta el mercado y sigue imparable. El mercado combinado de ereaders y tablets en España alcanza los 10 millones de usuarios. Los ingenieros de Disney Research trabajan la tecnología háptica y desarrollan Aireal, un sistema compuesto por actuadores y sensores que consigue crear chorros de aire a presión orientables dando la sensación de pasar página en un libro digital.

Digital y piratería parecen conceptos que van unidos. Aún se sigue sin incorporar la piratería como fenómeno y parte de todo el proceso. No va a dejar de existir, eso es lo único claro. Paulo Coelho fue el primero en utilizarla para su beneficio, muy amplio, las productoras de cine y televisión de EE UU, también y con bastante éxito para aumentar exponencialmente el número de seguidores. El modelo de la industria de la música que ya pasó por una digitalización dolorosa y todo lo que implica nunca se ha tomado como referencia intentando adaptar las distancias de actuación. En su gran mayoría las tecnologías de la edición se están creando en otros países y acabaremos pagando por utilizarlas. La excepción es la Escuela Superior de Ingeniería de la Universidad de Valencia (ETSE-UV). Han desarrollado un sistema de realidad aumentada a partir de proyectos de edición y luego han dado un paso más hacia la realidad aumentada colaborativa que permite leer en grupo y muchas cosas más con aplicaciones variadas en diferentes ámbitos como pueden serlo el educativo, cultural, industrial, e incluso, el militar.

«Doña Primavera 

de aliento fecundo, 

se ríe de todas 

las penas del mundo…».  Gabriela Mistral, Doña Primavera 

Con voz propia. Pero, con diferencia, el mayor problema con que nos enfrentamos es que, a pesar de que el español cuenta con 500 millones de hablantes, los autores nacionales no lo tienen nada fácil y menos si son noveles. Según los últimos datos de la Unesco y del último informe de diversidad en la producción de libros, en Europa dos de cada tres libros de ficción son de autores en inglés. Luego queda un 20% para autores en francés y alemán. El resto… para el resto (en el que nos incluimos a nosotros, a nuestros primos los italianos, a nuestros vecinos portugueses). Y eso ocurre a pesar de que entre los 20 libros más vendidos en Europa solamente 8 están escritos en inglés. ¿A qué están esperando los autores y editores en español para crear algo similar a la denominación de origen? ¿Para cuándo una denominación de origen cultural que tome el impulso de otras industrias más defensoras de nuestras aportaciones y de nuestra voz, de nuestra mirada a lo largo de todo el riquísimo continente americano y de España? Una novela tiene tanta impronta en nuestro organismo como el mejor vino o el aceite más exquisito. No hay ninguna institución que reúna a todos los sectores del libro en ningún aspecto. Además, los autores angloparlantes pueden llegar al mercado chino o al árabe mucho más fácilmente; la diferencia es abismal. 

¿Y qué se dice por ahí? El sector va por libre, cada editorial por separado, cada uno por su lado, no hay un organismo que centralice y sume intereses, de momento no se manejan datos de forma profesional, se quejan mucho, hablan de la muerte del libro y que no se lee, lo cual mantiene ocupado y entretenido a todo el mundo en muchos medios. Lamentablemente, nuestra industria no está a la altura de los tiempos. No lo afirmo yo (aunque también), sino los especialistas consultados para elaborar el informe sobre el panorama del libro en España hasta 2015. Y hasta aquí unos datos muy básicos y muy generales para bailar sobre la punta del iceberg. La primavera la sangre altera.

“Podrán cortar todas las flores, pero nunca detendrán la primavera”. Pablo Neruda 

Mientras haya flores, habrá primavera. Mientras haya lectores, habrá historias. La cuestión es el cambio climático. Ya no nos sirven las mismas actitudes de antes. No basta votar al partido mayoritario, son los que nos han traído hasta aquí. No sirve ya lo de siempre. Es también lo que nos ha traído hasta aquí. No hace mucho el informe PISA ponía el dedo en la llaga de los españoles: somos los peores en resolver problemas. El País lo titulaba ‘Suspenso en la vida real.

Ha habido detractores y defensores del PISA, como siempre, pero los datos están ahí para reflexionar. Una manera de mejorar el panorama es muy sencilla. Consiste en ejercitar la imaginación que es el puente hacia el asombro, la empatía, la capacidad de relacionarse con lo desconocido e imprevisto, de barajarse con los cambios, porque nunca son iguales y porque, como humanos, es  casi seguro que nos tropezaremos con la misma piedra en más de una ocasión, aunque eso sí: desde diferentes caminos. Esos caminos que se dibujan y desdibujan con la imaginación. Se nos repite que todo es cuestión de actitud, pero para construirla también hace falta imaginación.

Para encontrar soluciones suele ser necesario trascenderse. Con imaginación podemos explicarnos más y mejor que con 140 caracteres. Con la creatividad pasa lo mismo que con los metadatos, está de moda pero se practica poco. Con imaginación podemos hacer todas las preguntas necesarias y dar con alguna respuesta, inventárnosla, crearla y habitar una nueva realidad, probar y tomar nota de los errores, quizás y con suerte, acertar un poco más. Es suficiente con sentarse (aunque no estrictamente necesario) abrir un libro que nos atrape y ponerse a leer, dejarse llevar a otras experiencias.

¿Lo principal? Que todos necesitamos que nos cuenten historias tanto como comer. Pan y sueños para no caer. Reinventarnos. Que el arte nos ayuda a trascendernos. Que la imaginación es el único vehículo para ver más allá de nuestras narices. Incluso alguien dirá que, bueno, eso de la imaginación puede ser muy bonito, pero que lo fundamental es tener los pies en la tierra. En la misma tierra en la que cada vez hay menos flores. Y en la misma tierra donde la primavera no muere. Exacto. A ellos les digo que para ponerse unos pantalones hace falta levantar un pie. Y para caminar. No se avanza con ambos pies sobre la tierra. Somos más que una realidad o una telerealidad y la manera de demostrarlo es gracias a las historias que nos llevan hacia donde jamás pensamos que llegaríamos en compañía de personajes que no suelen habitar en la casa de al lado ni hemos visto en nuestro barrio, pero con los que antes o después nos toparemos seguramente. Y eso es lo que se ha conmemorado el 23 de abril: la primavera de la imaginación.

«Abril, sin tu asistencia clara, fuera 

invierno de caídos esplendores; 

mas aunque abril no te abra a ti sus flores, 

tú siempre exaltarás la primavera».  Juan Ramón Jimez, Abril, sin tu asistencia clara, fuera 

Felices lecturas, olas gigantes de imaginación, mares de libros, primavera de cuento.

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Comentarios

  • Nely García

    Por Nely García, el 25 abril 2014

    http://nelygarcia.wordpress.com Los escritores noveles como los reconocidos, plasman sus percepciones surgiendo la originalidad; y al mismo tiempo bañándose en la cultura del entorno,se puede añadir la denominación de origen.
    Los primeros pueden haber creado ramilletes de obras interesantes, o no, pero si las editoriales no se molestan en mirarlas, o si habiendo participado en el coste de la publicación, los libreros las esconden como si esas flores, contaminaran el jardín primaveral de su establecimiento, difícilmente pueden surgir especímenes nuevos, que pudieran enriquecer la variedad.
    Aunque abril no llegara a tu jardín
    y tus plantas no perciban primavera,
    introduce el amor en aguas mil
    y las flores surgirán de la quimera.

  • Jana

    Por Jana, el 27 abril 2014

    La producción industrial literaria se nutre de estadísticas. Nos abruma la crisis (pues toma voces académicas, jurídicas y económicas). Nos angustia ese pasado que se realimenta rasgándonos la piel(toma historiadores, economistas, filósofos y políticos). Nos apasiona la vida (chúpate una de feng-shui, psicología, sexología, naturismo, y todos los etcéteras medianamente adjetivados). La producción literaria refleja lo que buscamos, aunque todavía hay demasiado pocas variantes que exploren lo que podríamos necesitar buscar. Como internet, como mamá, como los amigos del alma. El salto, la aspiración tiene que ser individual, pero la oferta debería poder adelantarse.

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