Cómo son los editores de los ‘Libros Salvajes’

Un detalle de la portada de 'Un paseo invernal' de Thoreau editado por Errata Naturae.

Un detalle de la portada de ‘Un paseo invernal’ de Thoreau editado por Errata Naturae.

Un detalle de la portada de 'Un paseo invernal' de Thoreau editado por Errata Naturae.

Un detalle de la portada de ‘Un paseo invernal’, de Thoreau, editado por Errata Naturae.

Si hay una editorial que representa la simbiosis entre naturaleza y libro es Errata Naturae, un sello exquisito e independiente que desde hace diez años apuesta por la buena literatura, la reflexión sobre el mundo en el que vivimos y el buen vivir. Consecuentes con lo que publican, Rubén Hernández e Irene Antón, los editores, abandonaron Madrid y se fueron a vivir cerca de un pequeño pueblo de Extremadura. Desde un clásico y pionero, Thoreau, en Errata Naturae han apostado por los ‘Libros Salvajes’.

“No vive mejor quien más tiene, sino quien menos necesita. Y por lo tanto también quien necesita consumir menos, de modo que su dependencia del trabajo (y de sus insalvables dinámicas productivas) también sea menor”, asegura Rubén Fernández en esta conversación que hemos mantenido por correo electrónico.   

¿Cómo surgió Errata Naturae?

Hace 10 años, mi socia Irene Antón y yo estábamos enfrascados en sendas tesis doctorales y cada vez más cansados de las dinámicas académicas, tanto en el plano intelectual como en el vital… Empezamos a imaginar una puerta trasera para huir de ese lugar y así acabamos en el callejón de la edición.

Supongo que el proceso no ha sido fácil, ¿no?

No, no lo fue. No conocíamos el medio editorial, carecíamos de formación profesional específica y no teníamos absolutamente ningún contacto, además la inversión con la que comenzamos fue mínima. De hecho, durante los primeros años nos movimos por instinto en busca de la sostenibilidad, haciendo mucha prueba y error, y tratando de no traicionar las expectativas que nosotros mismos nos habíamos creado en relación con el proyecto, en términos culturales y como modelo personal de vida. Después, poco a poco, todo ese esfuerzo y un poco de suerte consiguieron ponernos en un buen rumbo.

En vuestra línea editorial, combináis la literatura y el ensayo en general, pero hacéis un especial hincapié en autores que apuestan por lo que podríamos llamar la buena vida y la armonía con la naturaleza, la sostenibilidad. ¿Encontrasteis un hueco que no se trabajaba antes?

Todo lo que comentas fueron desde siempre intereses y lecturas muy presentes para Irene y para mí. Pero casi siempre eran libros que leíamos en inglés, francés, alemán… pues el mercado español no nos aportaba demasiado. Cuando empezamos a publicar esos libros en Errata Naturae, no sabíamos si funcionarían o no, si había realmente un público, nos dejamos llevar por nuestra pasión por esas cuestiones y el convencimiento de su pertinencia política y social. Y han tenido una recepción estupenda, por lo que efectivamente el nicho debía de existir.

Entre los clásicos a los que habéis prestado especial atención estaría Thoreau, pero hay otros, más contemporáneos, que abogan por una vuelta a lo salvaje, al mundo rural.

Sí, en efecto, bajo la divisa de Henry David Thoreau, “todo lo bueno es libre y salvaje”, creamos una nueva colección de Errata Naturae, Libros Salvajes. Son libros de autores y autoras contemporáneos (Pete Fromm, William Fiennes, Annie Dillard, Doug Peacock, Dan O´Brien, Sue Hubbell, Mike Wilson, Nick Jans…) que hablan sobre la naturaleza y lo indómito, sobre ecología, conciencia social, activismo y cambios en nuestra manera de vivir. Todo ello a través de la perspectiva de autores y personajes carismáticos que nos relatan su peripecia vital de una forma inolvidable.

Vosotros mismos habéis abandonado Madrid para regresar al campo. ¿Cómo veis el contraste entre la ciudad y el mundo rural? ¿Os arrepentís de haber dejado una gran ciudad? ¿Qué habéis ganado y perdido?

En efecto, nos mudamos desde un piso en Madrid a una casa de montaña en las faldas del Pico Almanzor. Estamos a diez kilómetros del pueblo más cercano y ni siquiera hay cobertura para teléfonos móviles, pero hemos instalado unas placas solares y una antena con las que tenemos electricidad y una buena conexión de internet rural, de modo que trabajamos sin ningún problema con la parte del equipo de la editorial que sigue en Madrid. Actualmente hay tantas herramientas para trabajar a distancia que no nos supone mayor dificultad. Y, en cambio, para nosotros, a nivel vital, es una prioridad estar aquí, rodeados de bosques y desarrollando dinámicas muy diferentes a las que teníamos en la ciudad.

Desprenderse de lo innecesario sería una de las claves de ese buen vivir. Pero la sociedad de consumo no parece que vaya por ahí, ¿no?

No vive mejor quien más tiene, sino quien menos necesita. Y por lo tanto también quien necesita consumir menos, de modo que su dependencia del trabajo (y de sus insalvables dinámicas productivas) también sea menor.

Quizás deberíamos ir hacia una economía circular en la que todo fuera objeto de reciclaje, que la basura dejara de tener el sentido que tiene hoy. Todo es aprovechable. ¿Qué pensáis?

En una casa realmente ecológica, no hace apenas falta que pase el basurero. Es posible reciclar casi todo. Pero eso implica, por supuesto, consumir mucho menos y de forma mucho más sensata, haciendo un ejercicio de responsabilidad sobre el qué, el cómo y el dónde compramos.

¿Cómo veis el presente y el futuro del libro?

Yo creo que el presente y el futuro, en general, no solo del libro, son inciertos. Más allá de los culebrones cotidianos del telediario, nos enfrentamos a un reto inmenso que sólo de costadillo comienza a entrar en las noticias, me refiero por supuesto al cambio climático. Es algo que va a ocurrir, por mucho que nos empeñemos en cerrar los ojos. Y afectará al futuro de todas las industrias, a la del libro también. Más que optimistas o pesimistas, creo que hay que ser responsables, tomar conciencia de la magnitud de la situación que se va a vivir en las próximas décadas, y tratar de aportar en la dirección correcta.

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