El regreso de Paul Zinnard, contador de historias con música

El músico Paul Zinnard.

El músico Paul Zinnard.

El músico Paul Zinnard.

Carlos Oliver no podía imaginar un cartel con su nombre y su foto. Por eso decidió reservar su identidad para amigos y documentos. Para firmar sus canciones eligió otro nombre. Su música es la de Paul Zinnard; él es quien se sube a los escenarios. Ahora lo vuelve a hacer con ‘Clean-Cut and Rude’, su nuevo disco, que compuso en Nicaragua.

“Tengo ganas, tengo curiosidad”, nos explicaba el viernes Paul Zinnard poco antes de la presentación de su disco en la madrileña sala El Sol. El cantautor compuso este trabajo en poco más de un mes y lo grabó en tres días. “Es extraño y especial, sobre todo lo de escribir a esa velocidad”, confiesa Zinnard. Normalmente tarda más en componer. “Lo de grabarlo no, porque no me gusta mucho estar en el estudio. Es un lugar frío, yo le llamo el quirófano”, confiesa el artista mallorquín.

Clean-Cut and Rude surgió en un viaje a Managua. “Llevaba tiempo sin escribir, tenía mucha experiencia condensada dentro, pidiendo salir. No estaba en mi entorno habitual, todo me producía alegría e ilusión, es distinto, te sorprende y eso ayuda mucho para componer”, cuenta Zinnard mientras recuerda su estancia en Nicaragua. “En una mesa de cerámica, debajo de un mango con la temperatura de aquel lugar en el mes de noviembre”, al artista todavía se le ilumina la mirada al describir el lugar en el que fue concebido su último trabajo.

Quiso la casualidad que Zinnard fuese a parar a la casa del desaparecido Salvador Cardenal. Allí la guitarra del músico llevaba en silencio desde 2010. Su viuda le pidió que la tocase y él cumplió su deseo. Le dio uso al instrumento captando la ilusión de hacer volver a dar voz a aquella guitarra que tanto cantó al medio ambiente.

Dice Zinnard que él es contador de historias antes que compositor. “Cambié la manera de hacer canciones. Procuro no hacer canciones, no las enfoco desde el punto de vista de la música. Lo que hago es escribir historias. Siempre me propongo escribir canciones sobre un tema o sobre una situación. Escribo mucho antes de coger la guitarra. Una vez que sucede, cojo la guitarra y vuelco. Busco mucho el hecho de que surja, que no pase por el intelecto”, confiesa el artista que también considera que escapa de todo lo que le parece bello: “A veces escribo una frase, pienso que es bonita y me doy cuenta de que a partir de ahí no me sale nada más. Por eso la tiro”.

En este disco hay historias de distinta índole. Zinnard cuenta viajes. Le canta a una planta que fue capaz de inspirar su alma en un día de esos que él denomina de “sequedad”. La playa protagoniza otro relato con música. “Hay quien me ha preguntado por qué no hay nada de política, sobre todo teniendo en cuenta el momento que estamos viviendo. Yo estaba en otro lugar. En Nicaragua, más cerca del paraíso no podía estar. Estaba en desconexión de los problemas de aquí. Allí había otros, pero no los vives igual».

El músico echa la vista atrás para recordar los tiempos en los que subía a los escenarios formando parte de bandas. “Cada cosa tiene su momento, sus pros y sus contras”, explica Zinnard. “Creo que cuando eres más joven la banda es imprescindible. Las bandas son complicadas, pero importantes para trabajar las relaciones humanas. Los egos dificultan que música verdadera salga a flote. Los egos y los miedos, que a veces van juntos. Cuando ya has pasado por eso, creo que el camino natural es hacer las cosas con toda la responsabilidad”.

El cantautor que cuenta historias antes de cantar canciones busca en la cara de sus amigos la fuerza de su obra. Siempre les presenta sus discos en primicia: “No hace falta que digan nada, yo siento lo que están pensando”, explica Zinnard. “Pero esta vez, hasta que no llegué al primer ensayo con los músicos, no estuve seguro”.

En sus horas sobre las tablas ha conocido la calidad de sus seguidores. “Mi público es escaso, pero entusiasta. El público conoce las canciones y las canta, aún siendo en inglés suena el eco de mi voz en la sala”.

Nacer en Mallorca y pensar en inglés no es lo más habitual, pero ocurre en el caso de Carlos Oliver, ese que cede su cuerpo y voz a Paul Zinnard. “El inglés para mí es como una lengua alternativa y extranjera, pero que no considero extraña”. “Me surge, por el hábito, con más facilidad. De hecho, he escrito en castellano y me ha costado más”, explica este artista, que dedica su ocio a dibujar y al relato, que también escribe en lenguaje anglosajón.

Dicen que sus historias se acompañan de los acordes del rock americano. “Me siento influenciado por el rock inglés. En mi caso, la influencia del rock americano es más por los músicos que tocan conmigo. Pero no es que sea fan de América. Yo no podría vivir en Estados Unidos”.

Clean-Cut and Rude vuelve a dar vida a Paul Zinnard. Regresa la magia del compositor al que las historias le surgen y la música les hace compañía. Porque los acordes están para eso, para acompañar a la vida.

Próximas presentaciones de Clean-Cut and Rude en concierto: 22 de enero en Zamora. 23 de enero en Valladolid. 5 de febrero en Valencia. 13 de febrero en Getafe.

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