Luis Callejo: «El mundo ‘reality’ televisivo nos lleva a la regresión»

Luis Callejo / Foto: Manuel Cuéllar

ENTREVISTA CON DIBUJO / LUIS CALLEJO, actor

Los miércoles no existen se estrena en el teatro Lara. Un mismo texto que representan dos elencos distintos hasta el 25 de julio. El actor Luis Callejo es uno de ellos y, además, tiene una actividad frenética: en septiembre estrena webserie y a finales de este mes comenzará el rodaje de la serie Alatriste, dirigida por Enrique Urbizu. Es un excelente todoterreno que aún no ha sido tocado por el reconocimiento masivo. Tiempo al tiempo.

Texto: RAFA RUIZ / Foto: MANUEL CUÉLLAR

Ha figurado en el reparto de la película La Mula y de la exitosa teleserie El Barco, y ahora se embarca en una obra de teatro de pequeño formato, Los miércoles no existen, en el Lara de Madrid; en una webserie -Sofá con padre, que podrá verse en septiembre-, y en el rodaje de la serie Alatriste, dirigida por Enrique Urbizu. Empezarán a grabar a finales de junio en Budapest, hasta enero o febrero. Será Luis de Alquézar, el secretario real, el malo 2 junto a Bocanegra. Es capaz de trabajar, además de en castellano, en inglés, francés e italiano. No para. No calla. Es locuaz e inquieto. Y, sin embargo, Luis Callejo (Segovia, 1970) es poco conocido, poco más allá de identificarle con el que hacía de padre de Mario Casas en la tele. Es una de las misiones de El Asombrario: descubrir buenos profesionales aún no tocados por la varita del reconocimiento masivo.

Haznos un dibujo, Luis.

Hubo una época en que era muy fan de José Ramón Sánchez, el padre de Daniel Sánchez Arévalo; gran dibujante. En un programa infantil de la tele, Sabadabadá, le veía cómo dibujaba en directo. Y me alucinaba comprobar lo que le salía con solo tres o cuatro trazos. Quiero que esto sea un homenaje a él, un dibujo a imitación de José Ramón Sánchez… Así, muy mosqueteril.

Llevas ya lo de ‘Alatriste’ dentro… Ni que te lo hubieras preparado.

¿Verdad?… Uf, pero me ha quedado fatal.

¿Y esto qué es?

Esto es la pluma… Espera que lo repita… A ver si ahora me sale mejor… ¡Hala, qué bigotazo! Je, je, qué mal. ¿Y cómo hago la pluma?

Luis Callejo dibujo

Yo creo que no necesita pluma, ¿no?

Tienes toda la razón. Así está bien. Ay, ¡vamos a hacer un pirata al estilo José Ramón Sánchez! Era facilísimo… Me ha venido como un fogonazo… Yo creo que el pirata es el que mejor me ha quedado. Pero, oye, tienes razón, cuanto menos, más… Me has quitado cosas, como la pluma. No lo pongas, que despista. Menos es más. Quita, quita. Es una frase de actor, total. Cuanto menos, más.

Tú que le das a todos los palos, ¿cómo ves el cine en España?

Creo que la crisis ha mejorado el ambiente de muchos rodajes, porque ahora se crea un ambiente de amistad, de camaradería, mucho más que antes; los pocos recursos acentúan lo que esta profesión tiene de vocacional. Es el momento de dar el 100%, de no pensar tanto en el rendimiento económico, sino en la plena satisfacción de hacerlo bien.

¿Y el teatro?

Lo veo en una ebullición divertidísima. El momento es fascinante, porque es un momento de frustración, pero también de ilusión. Duro, pero fascinante. Sale la auténtica vocación. Los miércoles no existen, primera obra de teatro que dirige Peris Romano, parte de un guion para película, pero que, tal como están las cosas, se ha adaptado al teatro. Es una historia muy urbana y moderna, de parejas; y con algo muy novedoso: somos dos repartos distintos, cada uno de tres chicos y tres chicas. Hemos estado en El Sol de York, una sala nueva, cerca de Quevedo, en Madrid. Y ahora nos trasladamos al Teatro Lara. Está siendo un éxito, que nos ha pillado por sorpresa. Es un dramedia; sobre el amor, la ruptura, la continuidad, la dificultad de comunicarnos. Íbamos a estar tres semanas, y hemos estado tres meses, llenando. Además, yo tengo mi propia compañía, Teatro del Barro, un proyecto que nació hace tres años, un proyecto de amistad, una familia, con la que ya hemos hecho cuatro montajes, como El Lute y Yo soy la mujer de Miguel Hernández. En septiembre estrenaremos Serial Killers.

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¿Y la televisión?

En la tele, sin embargo, yo creo que vamos a asistir a un momento de regresión, por el mundo reality. Espero que resurjan con fuerza comedias de situación tipo Friends y Aída, que requieren menos presupuesto y más talento de guionistas e intérpretes.

Oye, Luis, ¿por qué alguien tan capaz como tú no llega a ser un primer figura en este país?

Llevo un camino muy discreto, sí. Soy de Castilla y León. De Segovia… Tengo que decir que tengo gran capacidad para pasar desapercibido. Hay algo que me han dicho toda la vida, que mi cara es muy voluble, que lo mismo sirve para hacer de psicokiller que de tonto del pueblo. Tengo un físico que se puede adaptar mucho. Hay gente a la que, le pongas lo que le pongas, la identificas a la primera. Y otra gente que cambia totalmente con solo ponerse unas gafas o cambiarse el peinado. Yo soy de los segundos. Tengo una cara muy maleable. Además, soy el pequeño de siete hermanos. Es algo que no se estila, no somos del Opus, pero… Dicen que el pequeño es el mimado, pero también es al que más cascan. Y yo siempre tenía la sensación de que con los seis más grandes por delante, ¿dónde iba yo? He sido un tío con poca iniciativa, y la interpretación me ha empujado a muchas cosas. Me encanta que me dirijan, ser el mandado. Creo que ser el pequeño de siete hermanos sí marca.

¿Pero consideras que te ha tratado bien la profesión?

Sí, sí, yo estoy encantado. Yo estudié Derecho. Estaba perdido en la vida, sin saber muy bien qué hacer. Me encanta la Filología y la lectura. Me llama mucho la atención la gramática y la ortografía. Pero me metí en Derecho por eso que se decía de que tenía muchas salidas. Me fui a hacer 4º a París, con una beca Erasmus.  Estaba muy perdido en la vida, y tenía mucho miedo. Me acojonaba no ser nadie en esta vida. Aspiraba a una profesión en la que no tuviera que interactuar con mucha gente. Pero en París, con 22 años, me metí en un grupo de teatro… Era un taller de la Universidad. Por conocer otra gente, y para practicar el idioma. Y se me abrió el cielo. Encontré una vocación que no conocía. Volví a España, entré en la RESAD, dejé el Derecho en barbecho, luego me fui a la mili… Y a la vuelta retomé el mundo de la interpretación. Y hasta ahora… ¿Te puedo hace otro dibujo? El de la vaca que ríe, me sale muy bien… Es el que le hago siempre a mis sobrinos. Es como un smiley vacuno.

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