El oficio de escritor según Stephen King
El escritor Stephen King.
Stephen King, el maestro del terror, tiene mucho que enseñarnos del oficio. Nos da las claves en ‘Mientras escribo’ (DeBolsillo), una obra práctica en la que el autor norteamericano nos abre las puertas de su taller.
“He escrito un libro corto porque a la mayoría de los libros sobre la escritura les sobra paja y tonterías. La mayoría de los narradores no tenemos una idea muy clara de lo que hacemos. Cuando es bueno no solemos saber por qué y cuando es malo, tampoco. He supuesto que a menos páginas, menos paja”, escribe King en el prólogo. El autor -reverenciado ahora por la crítica más exquisita, la misma que lo despreció durante años por hacer eso que llaman “popular”- coincide en este punto con el prestigioso crítico alemán Marcel Reich-Ranicki, cuando afirmó: “Los escritores no entiende de literatura más de lo que las aves entienden de ornitología”.
King es alguien que cumple lo que promete y en su libro no sobra nada. Publicado en inglés en 2000, cuando el autor tenía 53 años, en la primera parte, de tono más autobiográfico, nos cuenta cómo llegó a convertirse en un escritor mundialmente famoso: los primeros cuentos, los primeros trabajos, la docencia, el matrimonio, el proceso de escritura de Carrie (la novela que hizo temblar a medio mundo), cómo superó su adicción a las drogas y al alcohol, el accidente de coche que casi lo lleva al otro barrio.
¿Qué es escribir?, se pregunta en el siguiente capítulo. Además de un arte, la escritura es también un oficio, solo que en lugar del berbiquí o la barrena del carpintero, el escritor tiene sus propias herramientas: “Levanta la bandeja superior de la caja de herramientas (los trastos del vocabulario y la gramática). La capa de debajo corresponde a los elementos estilísticos”. King nos va detallando sus utensilios narrativos, “sin olvidar la magia”, para entrar de lleno en el corazón de la escritura.
“Abordo el corazón de este libro con dos tesis sencillas. La primera es que escribir consiste en entender los fundamentos (vocabulario, gramática, elementos de estilo) y llenar la tercera bandeja de herramientas con los instrumentos adecuados. La segunda es que, si bien es imposible convertir a un mal escritor en escritor decente, e igual de imposible convertir a un buen escritor en fenómeno, trabajando duro, poniendo empeño y recibiendo la ayuda oportuna sí es posible convertir a un escritor aceptable, pero nada más, en un buen escritor”, asegura. Eso sí: “Si quieres ser escritor, lo primero es hacer dos cosas: leer mucho y escribir mucho. No conozco ninguna manera de saltárselas. No he visto ningún atajo”.
¿De dónde surgen las historias? ¿Cómo construir un personaje de ficción? ¿Y armar un diálogo convincente? ¿Qué importancia debemos darle a la trama? King nos da su particular respuesta, basada en su experiencia, para las preguntas básicas a las que se enfrenta cualquier escritor que quiera contar una historia. “Escribir», concluye, «no es cuestión de ganar dinero, hacerse famoso, ligar mucho ni hacer amistades. En último término, se trata de enriquecer las vidas de las personas que leen lo que haces, y al mismo tiempo enriquecer la tuya. Es levantarse, recuperarse y superar lo malo. Ser feliz, vaya. Ser feliz. Una parte (quizás demasiado larga) de este libro ha tratado de cómo aprendí a escribir. Otra, la mayor, de qué se puede hacer para mejorar. El resto (y quizás lo mejor) es un permiso: tú puedes hacerlo, debes hacerlo y, si tienes la valentía de empezar, lo harás. Escribir es mágico; es, en la misma medida que cualquier otra arte de creación, el agua de la vida. El agua es gratis. Conque bebe. Bebe y sacia tu sed”.
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