‘Frost contra Nixon’, cuando las entrevistas a políticos eran de verdad

Un fotograma de la película

Un fotograma de la película

Un fotograma de la película ‘El desafío’

En esta campaña electoral interminable que vivimos en España -ya dura más de un año ininterumpido-, las entrevistas televisivas a los políticos se han convertido, salvo excepciones, en puro espectáculo, con poco periodismo en profundidad. Por eso traemos hoy a nuestra sección de ‘Viernes de Cine’ la revisión de ‘El desafío‘, la película que dirigió Ron Howard en 2008 en torno a una entrevista mítica, la que hizo David Frost al ex presidente norteamericano Richard Nixon en 1977.

Es éste un tiempo extrañamente «popular» para las entrevistas políticas. Especialmente a las puertas de una campaña electoral, repetitiva, cansina, decepcionante, calurosa.

Será por eso -o por la falta de materia prima- que las televisiones patrias llevan una temporada intentando refrescar el continente, que no el contenido, de ese clásico que es entrevistar a un político para conocer tanto su punto de vista sobre la posible gobernabilidad de nuestras vidas como responder ante la audiencia por sus palabras, sus promesas, sus logros y aciertos o sus meteduras de pata, sus errores o su ineptitud.

Pensando en ello, me he atrevido a traerles a colación una película que no estoy seguro de haberla sugerido en otras circunstancias. Ya les digo de antemano que no la considero ni una obra maestra ni el summun de la valentía ni el colmo de la coherencia cinematográfica, ni siquiera su director se encuentra entre los muchos a los que pueda considerar. Pero hay algo en ella que refleja mucho de lo que se esconde tras las dos partes que implica la entrevista política en televisión. El entrevistador y su profesionalidad o su empeño, y el entrevistado y todo lo que ambiciona y rodea. Porque hay dos cosas seguras en esta película que son de altura: una, su guión y por tanto la historia, y dos, sus actores y por tanto su interpretación de la historia. Una historia que trata un desafío, El desafío: Frost contra Nixon (Frost / Nixon), dirigida en 2008 por el norteamericano Ron Howard. Basada en hechos reales -no sabemos cuánto de realidad y de ficción hay en ella en realidad- y con un brillante guión de Peter Morgan sobre la obra teatral escrita por él mismo, El Desafío nos introduce en la historia real de una de las entrevistas televisivas más famosas de la historia.

Durante los tres años posteriores a verse obligado a dejar el cargo de presidente de EE UU, Richard Nixon había permanecido en silencio. Pero en el verano de 1977 acordó conceder una única entrevista con la que hacer frente a todo aquello que el ciudadano de a pie necesitaba saber y seguía preguntándose sobre su actuación como presidente y su implicación en el escándalo Watergate. Nixon lo hizo sorprendiendo a propios y extraños y escogiendo para ello, como interlocutor, al presentador británico David Frost, un periodista hasta entonces dedicado al show business en Londres y Australia, un playboy confeso, alegre y ambicioso, pensando así que sería una batalla fácil de ganar y que volvería a colocar su persona y su prestigio en lo más alto de la opinión pública americana. La astucia y veteranía del viejo zorro, contra la ambición y el arrojo del joven periodista.

Hoy en día en que los medios nos sirven a los políticos en casas ostentosas de cantantes populares, en los que se trasladan reinas de la información a las cocinas y dormitorios de los servidores del pueblo o los encierran entre cuatro paredes alrededor de una mesa rodeados de infantes sin gallifantes; hoy que se esperan debates y entrevistas de cuatro, tres, dos y en distintas modalidades, mujeres, hombres, economistas y viceversa; la entrevista original, la de fondo, el cara a cara, viejuno ya, ha caído en desgracia.

Me pregunto si es un problema de caducidad de formato, de falta de solidez informativa o creencia por parte de nuestros periodistas televisivos -reyes de la audiencia y el beneplácito corporativo- de que el espectador español no cubre suficientemente el expediente intelectual como para ofrecerle, si no una interviú de calidad, al menos una charla profesional lo más decente posible. En fin, no creo que ni usted ni yo lleguemos a conocer con exactitud, ese porqué.

Mientras tanto, si tienen un rato, échenle una ojeada a esta película, en la que podrán descubrir cosas bastante interesantes, y no solo porque los personajes hayan existido en realidad y sean de todos conocidos, o por el relato prometedor del esfuerzo decidido en pos de la transparencia y la verdad -o al menos del reconocimiento de ella-, así como de los múltiples mecanismos de evasión que nuestros próceres son capaces de desarrollar para salirse siempre de rositas.

No solo por eso, ya que en El desafío: Frost contra Nixon, para llegar a esa rendición de cuentas esperada, habrá que pasar por la inseguridad, el miedo, la sinceridad, la exhibición, la fuerza, el compañerismo, la obediencia ciega, el corazón y hasta el alcohol. Pero quizás lo más interesante de esta historia sea comprobar cómo para llegar a un hito tan alto dentro del periodismo y la televisión se tiene que pasar primero por tantos obstáculos, algunos verdaderamente casi insalvables, que rodean y constriñen la tarea, ardua y pesada, de no solo encontrar o hacer florecer la verdad sino simplemente de elaborar un trabajo decente y bien realizado. Digamos que un trabajo profesional.

Sin querer caer en spoilers, por si la ven, les hago hincapié en esos obstáculos que son las corporaciones televisivas y sus editoriales machacones, los anunciantes, poderosos de tal forma que si ellos no deciden exponer sus productos en medio de ciertas emisiones, ustedes nunca podrán enterarse de aquello que simplemente no necesitan que se enteren. De hasta cuánto -y de dinero hablamos- cuesta una confesión sobre las miserias más grandes, las crueldades o delitos de cualquier orden infligidos hasta las propias sufridas por personajes de enorme altura y tan dolorosas o trascendentes como la que aquí se trata. El precio de todo, hasta de la verdad.

Es justo, como les dije al principio, hacer una mención sobre el estupendo trabajo de todos los actores, en especial de los dos protagonistas, un soberbio Frank Langella como Richard Nixon y un acertadísimo, como de costumbre, Michael Sheen en el papel de David Frost. Dos interpretaciones que huyendo del maquillaje y la sobreimitación hacen suyos los personajes, de manera que cuesta creer que no fueran ellos mismos los verdaderos Nixon y Frost.

Ya les comenté que no sé de cuánta inspiración o de cuánta veracidad se rodea esta película más allá de lo conocido, pero eso quizá sea lo menos interesante; merece la pena verla, aunque solo sea por constatar aquel refrán tan español de «alguien vendrá que bueno te hará», como sucedió con el infame Richard Nixon, cuya fechoría casi convierte en pasajera el inefable Bush Junior, ¿increíble verdad?

Dense una vuelta por las bambalinas del periodismo, de la información, de la política, de la mentira, del dinero, de la vida misma, televisada, quiero decir.

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Comentarios

  • David Sketchley

    Por David Sketchley, el 10 junio 2016

    Querido Antonio Bazaga,

    Le doy el beneficio de la duda. No ha sido a propósito. Pero de todas formas, su teoria es un tropo. El mero hecho de que hicieron una pélicula sobre UNA entrevista, no hace que el periodismo en aquella época fuera muy distinto a la actual. Si no, pregunten a Noam Chomsky y Ed Herman autores del libro: Los Guardianes de la Lbertad.

    Y le recuerdo al autor de que entre 2006 y 2009 Sir David Frost recibió 57,000 libras para ‘mejorar la imagen’ de Muammar Gaddafi…y este fue el titular aquel o3 de julio de 2011 en The Daily Telegraph: «Sir David Frost paid to promote Gaddafi…Sir David Frost was paid £57,000 by a management consultancy to help boost the image of Colonel Gaddafi’s Libyan regime, it has been revealed. «

  • Roberto

    Por Roberto, el 10 junio 2016

    Muy bueno. Sin duda actualidad y por desgracia se ha convertido en algo que todos lamentamos pero permitimos de una u otra manera. Acertadisimo artículo.

  • CARLOS

    Por CARLOS, el 10 junio 2016

    Qué buena película, comienza con una mirada profunda de los informativos, para ir cuajando un buen thriller. Excelente oferta para el fin de semana.

  • Juanjo

    Por Juanjo, el 11 junio 2016

    Hoy en día la simple conversación ha caído en desgracia. La entrevista y sobre todo el entrevistador es un animal en extinción. Buen artículo, es cierto que la película reparte para los dos lados, Yo soy optimista y espero que pronto vuelva el periodismo al lugar que le corresponde. aunque las redes pueden dificultarlo.

  • Dolores

    Por Dolores, el 11 junio 2016

    Qué cierto! Recuerdo las maravillosas entrevistas a fondo de Soler Leal

  • Olga

    Por Olga, el 12 junio 2016

    La verdad es que lo interesante de estos artículos es que nos mueven las entrañas, a unos, a otros y no son los típicos, de los que estamos aburridos. Y luego vemos la película y unas veces compartimos el planteamiento y otras no. Pero hay que ver que la vemos o la volvemos a ver y que nos hacen dar vuelta a las diferentes posturas. Nos engancha y eso a día de hoy está muy dificil. En conclusión,que he vuelto a ver la película y he podido percibir otras cosas.

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