Gabriela de Fuentes: Niña buena / Niña mala

La escritora Gabriela de Fuentes. © Roberto Villalón

La escritora Gabriela de Fuentes. © Roberto Villalón

La mexicana Gabriela de Fuentes pone de largo su carrera literaria con la novela ‘Praga 56‘ (Felou Ediciones), una oscura visión de una comunidad de vecinos a través de los ojos de una niña de 10 años y mirada nada inocente. Una mirada perversa al mundo descompuesto de los mayores. Gabriela estudió Historia del Arte y actualmente dirige una compañía de distribución mundial de la Época de Oro del cine mexicano. Su padre fue el famoso director y productor cinematográfico Fernando De Fuentes (‘¡Vámonos con Pancho Villa!’, ‘Allá en el Rancho Grande’, ‘Así se quiere en Jalisco’) y su madre, la actriz Yolanda Varela. La entrevistamos aprovechando su reciente visita a Madrid para presentar su libro. 

Para empezar, no me resisto a preguntarte cómo era la comunidad de vecinos donde te criaste.

Durante los años de mi infancia viví en un edificio en la Ciudad de México ubicado en una de las avenidas más importantes, El Paseo de La Reforma. La comunidad de vecinos era de adultos, los únicos niños del edificio éramos mis hermanos y yo (tres hermanas y un hermano menor). Entre los inquilinos recuerdo una pareja de catalanes muy mayores y, justo en el piso arriba del nuestro, vivía el famoso escritor Octavio Paz. Yo siempre fui una niña inquieta, muy observadora y traviesa. Me gustaba pasear en el ascensor y recorrer todos los pisos.

Un poco al estilo de Lina, la protagonista de tu novela, aunque me imagino que con menos neuras… Vamos de niñas malas últimamente en ‘El Asombrario’, porque Lina me recuerda mucho al corto de Javi Giner -‘El amor me queda grande’-, del que hemos escrito recientemente aquí.

Ahora sí, vamos con las 10 preguntas del Text-10, a partir de 10 pedazos de ‘Praga 56’, la dirección de una inquietante comunidad de vecinos.

Comienzas con una cita de Simone de Beauvoir: «La naturaleza del hombre es malvada. Su bondad es cultura adquirida». Me imagino que compartes esta reflexión… O sea, que eso de que el ser humano es bueno por naturaleza, que decía Rousseau, nada de nada…

La forma en que interpreto la cita de Simone de Beauvoir es que la naturaleza del hombre es mala porque, desde que somos pequeños, nos educamos unos a otros, orientándonos hacia lo que se considera socialmente bien y correcto. Sin embargo, en el momento en que nos aislamos, y no únicamente en sentido físico sino emocional e intelectual, resurge la naturaleza, en mi opinión, no tanto mala, sino salvaje, como es el caso de Lina, que por vivir aislada en su mundo, su comportamiento es cruel. Los niños no educados pueden cometer actos de insólita maldad, como sucede por ejemplo en la novela El señor de las moscas, de William Golding, en la que un grupo niños aislados en una isla se transforman en seres salvajes.

Incidamos en ese punto: «Detesta a Soledad por dejarla en el laboratorio y por chismosa. Muchas veces se imagina que la atropellan al bajar del autobús. El chofer no la ve y sigue andando con el cadáver de la gorda prensado en la parte delantera». ¿Cree Gabriela que hay mucha crueldad en el mundo de los niños?

Sí, me parece que subestimamos a los niños, les tenemos que estar recordando que no digan lo que piensan, que no le digan a la gente gorda que está gorda, o lo que les parece feo, o que no maltraten a los animales, que si estrujan a una mascota la destripan. Un niño en estado aislado puede ser muy cruel.

«Tiene 10 años y un olfato extraordinario, reconoce a las personas por su olor. El de su madre es muy especial, una combinación intensa de café, rosas blancas y lápiz labial». Para Gabriela de Fuentes, ¿también es tan importante el mundo de los olores? Te voy a pedir que me describas a qué huele Madrid, y México DF, y un olor que te resulte especialmente placentero.

Sí, relaciono el olor del individuo con su personalidad; simplemente, si no tiene un aroma placentero, lo más probable es que el individuo como tal tampoco lo sea. Entre mis aromas favoritos están el eucalipto y la mandarina. El DF es una urbe gigantesca que ataca tu sentidos por varios frentes. Actualmente, debido al congestionamiento de automóviles, el aire de la ciudad es denso y saturado de contaminantes. Sin embargo, en los parques y jardines por las madrugadas y las noches puedes disfrutar de exquisitos aromas de árboles y flores: gardenias, cítricos, etc. En Madrid el aire es fresco, limpio, percibo algo así como madera ahumada, es placentero, y al pasear por la calle es imposible ignorar el aroma de la deliciosa comida española que inunda el ambiente.

«Además de su extraordinario olfato, Lina tiene un oído privilegiado y una facilidad asombrosa para tocar el piano». Olores y sonidos. Otra parte importantísima en las descripciones, sensaciones y retrato de personajes y de situaciones de Praga 56 es a través de la música. Schubert, Mozart, Bach, Chopin, Satie, Schumann… Ponle una banda sonora a esta entrevista. ¿Qué música sintonizamos?

Aunque en el libro relaciono a Satie (las Gymnopédies) con la angustia y malestar, todo depende del contexto en que se escuche. Elijo Satie porque me fascina; algunas piezas permiten que la entrevista fluya con facilidad y evoca imágenes de la naturaleza, y en lo personal me remite a un ambiente nostálgico. Empezaría con Six Pièces Froides; continuaría con la Sarabande # 3 y finalmente con una de las Gnossiennes, la # 4.

«La radionovela es la historia de un doctor que está loco y engaña a todos durante el día. (…) A Lina le encanta escuchar esas historias aunque le da miedo y le tenga que pedir a Matilde que le acompañe al ascensor». ¿A ti qué te da miedo, qué te produce terror?

Sí, confieso que tengo miedo al ver películas de terror. Crecí rodeada del mundo del cine. Mi padre, además, como distribuidor, nos llevaba a Mercados del Film (Film Market) y veíamos gran cantidad de películas de diferentes géneros. Entre las que distribuía, recuerdo en especial las de Darío Argento, que era el genio del terror; verlas en aquel entonces me impidió dormir tranquila durante muchas noches. Sin embargo, el cine de terror es un género que me atrae, a pesar de que me dé pánico.

«Otro de sus favoritos es una antología de cuentos que, a pesar de tener las páginas gruesas y los bordes irregulares, le encanta palparlo. El mejor es el de Caperucita Roja…». ¿Cuál era tu cuento favorito de niña? ¿Y de mayor, qué historia te ha fascinado?

En la novela, la fábula favorita de Lina es la del Lobo y el Cordero, aludiendo a que Lina (cordero), a pesar de que sabe que corre peligro, que Bruno (lobo) se la puede comer, ella permanece a su lado. De niña me gustaban mucho las Fábulas de La Fontaine y mi cuento favorito era La reina de las nieves, de Hans Cristian Andersen, en el que un trozo de espejo maldito se le introduce en el ojo a Kay, el niño a quien su corazón se hace de hielo y la reina de las nieves se lo lleva en su trineo a un mundo donde no existen la emociones. Una historia reciente que me gusta es Tannöd, de Andrea María Schenkel, una novela negra basada en hechos reales acerca del asesinato de toda una familia; la escritora consigue una narrativa muy original que te atrapa desde el primer momento y, conforme avanzas en la lectura, vas descubriendo la verdadera naturaleza del los habitantes del lugar. Otra de mis historias favoritas es Kafka en la orilla, de Murakami; es un autor que me fascina por la creación de mundos paralelos, es extraordinario cómo logra una compleja historia que te mantiene interesado.

«Frente a su tocador Lina se observa angustiada en el espejo. Siente un boquete gigantesco en el estómago, algo cambió en ella». La protagonista se mira al espejo mucho. ¿La autora? ¿Y qué ve? Porque en la novela hay mucha descripción de caras, de cómo la vejez solo maltrata, solo saca arrugas a las almas feas…

Sí, estoy convencida de que el aspecto físico de las personas es el reflejo de la esencia de su alma, y cuando suceden cambios internos en el individuo se dan también en su apariencia externa, y viceversa. Por eso Lina se observa tanto en el espejo, porque es un personaje que sufre cambios constantes y que siente un rechazo por el aspecto de los viejos. Yo sí me observo bastante en el espejo, no como una fijación por el proceso de envejecimiento, sino porque me considero una persona muy feliz con la vida que tengo y conforme con mi aspecto físico y mi forma de ser.

«A pesar de que Bruno camina despacio lo pierde de vista entre charcos de sangre, pellejos y huesos; está perdida en un laberinto. El olor es horrible… Un carnicero sobre un pedazo de tronco húmedo corta con un hacha un trozo de animal». Hay obsesión en el libro por la sangre y los animales muertos, los cadáveres… ¿Responde a la realidad? ¿De dónde te viene?

Desde que era una niña me impresionaba mucho entrar al mercado y encontrarme entre cadáveres de animales. A la fecha, me provoca malestar estar en áreas donde carniceros salpicados de sangre destazan restos de animales con sus hachas. Incluso evito en lo posible comer carne, en especial la que sirven a medio cocinar que aún tiene sangre. Encuentro desagradable la idea de alimentarnos de cadáveres.

«Lina la observa en silencio, espera que se calme, pero esta vez a Matilde se le metió el demonio, no para de gritar». «Si Matilde estuviera ahí pensaría que lo hizo el demonio, que lo vomitó». «Esos garabatos que atiborran los muros únicamente pudo haberlos hecho Satanás». «Matilde piensa que Sarbu puede ser una de las formas en las que se manifiesta el diablo porque es muy poderoso». Uf, Gabriela, el demonio aparece continuamente en la comunidad de Praga, en la novela; ¿es solo una expresión, un recurso literario, o realmente crees en el demonio?

No, no creo en el demonio. Lo menciono constantemente como representación del mal. Me parece que es común que en ciertas culturas las personas que son en extremo religiosas tienden a responsabilizar de todo mal al demonio.

«La mujer intenta varias veces decir algo pero él la calla, no se lo permite. Finalmente ella se atreve, se incorpora y le grita que es un maldito borracho. Entonces el señor Solís le propina tan fuerte bofetada que la mujer, perpleja, deja de sollozar». En Praga 56 hay mucho desamor, parejas infieles que se maltratan… ¿Ves tan mal rollo en el mundo y en las parejas?

No creo que en la actualidad exista solo desamor en las parejas, me parece que las hay de todo tipo. En Praga 56 hago constante énfasis en los defectos de los adultos, no únicamente como parejas disfuncionales que se gritan y maltratan; se trata más bien de la forma en que Lina, que es apenas una niña, exhibe las mentiras, vicios e hipocresías del mundo de los adultos. Es la manera en que ella percibe el mundo descompuesto de los mayores, que son el ejemplo y los que se encargan de educarla.

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Comentarios

  • Sharkasmo

    Por Sharkasmo, el 10 abril 2014

    Novela corta por entregas Los Hijos del Porno.
    Orden de lectura: JOTA día 1, MARISA, SILVIA, JOTA día 2, JULIO, JAIME, JOTA día 3, JOAQUÍN, JACOBO.

    Gracias por leer!!

    @sharkasmo

    http://loshijosdelporno.blogspot.com.es

  • Moncel

    Por Moncel, el 13 abril 2014

    No me gusto esta novela. Me parece algo perversa, una niña que en realidad es la mente de una mujer enferma.
    Demasiada promocion para la calidad de escrito.
    No la recomiendo para nada.

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