Islas Utópicas, nuestra necesidad de reinventar el mundo

Una de las imágenes del proyecto «Islas utópicas» de Clara Sánchez

Una de las imágenes del proyecto "Islas utópicas" de Clara Sánchez

Una de las imágenes del proyecto ‘Islas Utópicas’, de Clara Sánchez Sala.

El proyecto fotográfico ‘Islas Utópicas’ de Clara Sánchez Sala, uno de los ganadores de la convocatoria para jóvenes artistas JäälProject, nos sumerge en un mundo de ciencia romántica que nos conduce a una búsqueda muy personal. Nos lleva a replantearnos desde las coordenadas geográficas a nuestra manera de estar en el planeta, de Ser Planeta.

«En 2007 se cambió el sistema de referencia geodésico variando las coordenadas. Se pasó de un sistema local algo heterogéneo a uno global más homogéneo, lo que produjo ciertos ajustes en las mediciones geodésicas». Así explica la artista Clara Sánchez Sala su punto de partida para Islas Utópicas, un curioso y atractivo proyecto de forma y fondo, concepto y realización, que nos hace repensar la geografía, la topografía y la fotografía. Islas Utópicas se presentó en la última edición de JäälProject, un encuentro organizado el pasado otoño entre jóvenes artistas y un público apasionado por la fotografía, y resultó ser uno de los ganadores por la votación de profesionales y asistentes para acudir a la próxima edición de JäälPhoto, que se celebrará entre el 19 y el 21 de febrero en Madrid.

«Ese cambio de coordenadas fue un detonante, ya que a partir de ese hecho comencé a investigar sobre las variaciones en las diferentes localizaciones de los mapas. Acudí a la cartoteca, comencé a comparar diferente cartografía y pude comprobar que un gran número de localizaciones no tenían las mismas coordenadas a lo largo de la historia, bien por error del cartógrafo bien por cambios geográficos».
Y sigue explicando Sánchez Sala: «A partir de esos datos, re-calculé la diferencia que hay entre coordenadas anteriores y posteriores a mapas trazados en 2007, obteniendo como resultado una nueva coordenada que introducía en el programa Google Earth para poder obtener una imagen por satélite de esa coordenada errónea».

El resultado: un proyecto con un argumento, con una finísima frontera entre la realidad y la ficción, que hace increíble lo real y creíble lo imaginario, en la línea del maestro Joan Fontcuberta. «Esas capturas de pantalla eran como una colección de retales de Tierra a partir de esa evidencia en el cambio de coordenadas. De esta manera, volcando esas piezas en Photoshop, podía armar, como si de un puzzle se tratase, una isla ficticia que seguidamente positivaba mediante cianotipia». Cianotipia por lo que implica: antiguamente, servía para realizar copias de planos (blueprints); además, dota a la imagen de un destacado color cian que evoca el mar.

Una de las imágenes del proyecto "Islas Utópicas" de Clara Sánchez Sala.

Otra de las ‘Islas Utópicas’, de Clara Sánchez Sala.

Una de las imágenes del proyecto "Islas Utópicas" de Clara Sánchez Sala.

Imagen del proyecto ‘Islas Utópicas’, de Clara Sánchez Sala.

Una de las imágenes del proyecto "Islas Utópicas" de Clara Sánchez Sala.

‘Islas Utópicas’, de Clara Sánchez Sala.

«Islas Utópicas es fruto de los no lugares registrados. El proyecto busca generar un diálogo entre arte y ciencia». Y no deja de ser un reflejo/reflexión de cómo construimos y habitamos nuestro mundo. «Se compone de un archivo que he ido realizando en conjunto con el Instituto Geográfico Nacional en Madrid, y una parte más plástica en la cual genero 10 cartografías de islas inexistentes tomando como punto de referencia errores en las coordenadas espaciales».

Lo cierto es que tiene algo de truco su proyecto. Ella misma lo cuenta: «Mi padre es historiador y arqueólogo, así que muchas de las cosas sobre las que investigo están muy relacionadas con él, ya que poseo muchos recuerdos de la infancia sobre mapas y los relatos que mi padre me contaba». Creció entre cartografía y literatura, y eso constituye el alma de lo que trama y trabaja.
«Islas Utópicas desarrolla un diálogo metafórico acerca de la manera en que construimos nuestra realidad geográfica remarcando la necesidad del ser humano de una constante exploración y reinvención del mundo».

Ahí está la clave; eso es lo que, sobre todo, le interesa a Sánchez Sala, licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Castilla-La Mancha, que nació en Alicante en 1987, y vive y trabaja en Madrid. «Me inquieta la relatividad de nuestra forma de percibir y relacionarnos con lo que nos rodea». Quizá por eso ve tantos paralelismos entre arte y ciencia: «Ambos son caminos para tratar de entender el mundo, o interpretarlo». Y quizá por eso se apoya tanto en los elementos de la naturaleza en sus obras. Tras las islas, se ha sumergido en el universo de los volcanes y las piedras.

En su web, deja bien claro desde el principio su concepción del arte. Abre su página con una cita de Schopenhauer: “El arte reproduce las Ideas eternas concebidas en la pura contemplación, lo esencial y permanente en todos los fenómenos de este mundo. Su origen único es el conocimiento de las Ideas, su única finalidad la comunicación de este conocimiento”. Y luego ella abunda en esta idea: «El arte es esencialmente cognoscitivo. No es, por ejemplo, expresión de emoción. Lo que el artista trata de transmitir es un tipo de conocimiento, una comprensión de la verdadera naturaleza de las cosas. Nuestra percepción directa de las ideas platónicas nos proporciona conocimiento de las realidades atemporales y universales que se ocultan tras las superficies efímeras del mundo, y este conocimiento, no comunicable en forma de conceptos, se encarna y se comunica en las obras de arte».

Clara Sánchez llena su conciencia con la tranquila contemplación de los objetos naturales, como un paisaje, un árbol, una roca… Y ahora anda obsesionada con los volcanes, su nuevo proyecto: «En 2014 soltaron lava 16 volcanes en el mundo. A través de las imágenes de estas erupciones en YouTube y Google Earth, reconstruyo la idea romántica de lo sublime». Y para acercarse aún más en la forma a esas evocaciones románticas, realiza el positivado en marrón Van Dyke, viradas las imágenes al sepia.

Bajo la apariencia científica, en realidad -o irrealidad- Islas Utópicas también son romanticismo en estado puro: «Veo mucha poesía en ese proyecto. Las islas son ya de por sí lugares donde poder buscar, encontrarte, cuestionarte, reencontrarte». Si además los archipiélagos que ha construido Clara Sánchez Sala -que, a pesar de su presentación científica, conectan con el espectador de una manera muy emocional- son no lugares, islas que no existen y que surgen del error, redundan en esa sensación de búsqueda y soledad.
¿Qué mejor camino para replantearnos todo, desde nosotros a nuestra manera de ser/estar en el planeta, que esas Islas no Islas?

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