Itinerarios XXII en la Fundación Botín, arte para despertar conciencias

Obra de Belén Zahera. Foto: Fundación Botín.

Obra de Karlos Gil. Foto: Fundación Botín.

Obra de Karlos Gil. Foto: Fundación Botín.

Acudimos a Santander a ‘Itinerarios’, la exposición que organiza anualmente la Fundación Botín con el ánimo de dar a conocer nuevos talentos en el mundo de la creación artística. Este año hemos vuelto a la capital cántabra para disfrutar de esta nueva edición, la XXII, y de paso analizar lo más señalado de una muestra que, año tras año, tiene la aspiración de renovar el mapa artístico contemporáneo.

«¿Qué pasaría si el principal objetivo de la creación artística fuera hoy despertar las conciencias y ofrecer una cura a la amnesia producida por ese trasiego de alta frecuencia de información? Si sólo somos conscientes de lo que se oye y se ve, el poder de concienciarnos mediante la revelación o re-escenificación de imágenes y sonidos se nos antoja crucial”.

Esta es la ambiciosa pregunta que ha lanzado la Fundación Botín para la nueva edición de Itinerarios y a la que ya el mismo subtítulo, Renderizando la realidad, parece dar respuesta. Tal vez el catecúmeno informático se sentirá desorientado, pero este neologismo proviene de la palabra render y hace referencia, grosso modo, a un proceso de traducción mediante el cual se crea una imagen, un vídeo o cualquier realidad objetual a partir de un modelo 3D.

En el texto del catálogo, Alexandra Laudo refiere la actualidad en términos de “régimen escópico” (pura visualidad) e insiste en que cada propuesta, que en esta ocasión son siete frente a las nueve del año pasado, desarrolla su particular respuesta a ciertos ámbitos de una realidad que se sobreentiende encubierta, velada o invisible. Pero su contexto, el campo de trabajo sobre el que opera, el propósito que persigue o incluso el lenguaje al que está sometida cada pieza hace que, en todos los casos, el principio de legibilidad de esta realidad silenciada se manifieste de manera heterogénea.

La obra de Daniel Barroca (Lisboa 1976) se titula Stuck in a loop y se sirve de la instalación y el dibujo, dos ámbitos que por definición son distintos pero no contradictorios. A través de un cable conectado a un pequeño motor eléctrico, una fotografía da vueltas: por un lado él de niño (a color) y por otro su padre, un soldado (en blanco y negro) que combatió en las guerras africanas. Intervalos que se suceden mientras un sonido envolvente —que emana de cuatro altavoces— parece dibujar un círculo perfecto. En el otro extremo, una serie de apuntes, notas de viaje o piedrecitas en el camino prolongan la máxima postestructuralista que combate la hegemonía de lo visual sobre lo escrito. Esta simbiosis entre palabra e imagen alude a la exhortación de Derrida sobre la necesidad de prestar una mayor atención al componente visual del lenguaje. Aun así, el planteamiento queda desdibujado porque el condicionamiento a su propia experiencia, que no excesivo pero sí monolítico, hace que la obra esté supeditada a un filtro añadido que a priori desconocemos.

Después hay ejemplos explícitos como el de Sara Ramo (Madrid 1975) que juegan con la ambivalencia fenomenológica del día y la noche, de la coexistencia entre ambos mundos y de la plausible perplejidad ante lo visible. Os ajudantes se sustenta en el ensayo de Giorgio Agamben Los ayudantes y remite expresamente a las criaturas de la narraciones de Kafka que, según el filósofo, “son figuras de lo que se pierde” o de “la relación con lo perdido”. Así, un grupo de seres enmascarados que circundan el espacio lúgubre de la noche son anunciados por sonidos que acaso asociamos a una ceremonia ritual y extraña, irreconocible. Cuando clarea el día y la luz del sol desnuda el escenario de aquel rito, todas las dudas se disipan, pero a la vez surge una pregunta fatídica: ¿qué encarna realmente el vacío, la noche o el día?

Se constata en este Itinerarios que predomina el documental, cuya naturaleza se deja ver en proyectos dispares que asumen más la querencia (o responsabilidad) de un reportero con afán de reivindicar que la aspiración de un artista que necesita denunciar creando. Aunque el registro documental premia la información en detrimento de la creación, no me circunscribo yo a la idea de que todo arte ha de ser político o vindicativo.

Paloma Polo (Madrid 1983) es desde 2013 parte integrante de Unrest, un proyecto de investigación colaborativo que plantea en Filipinas formas políticas y socioculturales alternativas, recogiendo el testigo de los movimientos sociales en dicho país. What is Thought in the Thought of People es un vídeo que recoge el testimonio de un líder indígena filipino, Vic Abajon, que relata su infancia con una historia a medio camino entre la parábola, la realidad y la leyenda. Cuando tenía 12 años, un ermitaño visitó a su padre. Quería que le entregase a su hija a cambio de oro, a lo que el padre se opuso. Desde entonces, su hija Margie comenzó a tener visiones de una temible serpiente que la amenazaba. Ni los padres ni los hermanos, sólo ella podía verla. Pero un día su padre salió a recoger a su esposa en barca y dejó solos a tres de sus hijos. Al volver, una serpiente gigante los había devorado. El furor hizo que su padre acabara con ella, pero desde la montaña pudo escuchar la voz del ermitaño: “Tienes que aceptar esto, es demasiado tarde”.

Puesto que filmar en ciertas zonas de Filipinas entraña un riesgo considerable, la obra se vale de 6 dibujos de Leonilo Doloricon que, convertidos en escenarios 3D sobre los que gravita la voz de Vic Abajon, conducen este alegato pacifista en contra de las grandes corporaciones que amenazan destruir el ecosistema.

Obra de Nuno. Foto: Fundación Botín.

Obra de Nuno da Luz. Foto: Fundación Botín.

Con Radio Shanghai, Nuno da Luz (Lisboa 1984) propone un espacio de reflexión distinto a todos los demás proyectos. Formó parte de un grupo de investigación filosófica experimental con Bruno Latour y esto le dio pie para llevar a cabo una pieza que consiste en una emisión radiofónica de baja frecuencia que, según Alexandra Laudo, “es un ejercicio de reapropiación del derecho a definir qué tipo de comunicación queremos”. En puridad, lo que Luz quiere redefinir son las ondas radiofónicas de alta y baja frecuencia, y plantear la insólita esperanza de que en la era de la comunicación sigue habiendo espacios que pueden ser habitados si se tiene la voluntad pertinente.

El proyecto que Karlos Gil (Toledo 1984) propone en Like Potted Plants in an Office Lobby es un interesante manifiesto sobre el paradigma artesanal de la producción artística tomando como referencia el legado del escultor Benjamin Cheverton (inventor en el siglo XIX de la “Reduced-Size Machine”, dispositivo que permitía reproducir réplicas exactas de esculturas a escala reducida). Una jugosa reflexión que habla ya no sólo del valor que adquiere, como es el caso, la reproducción parcial de una esfinge de basalto encontrada en 1824 en el Delta del Nilo, sino que indaga sobre los distintos significados que la fragmentación de cualquier texto o hipertexto (visto así el objeto) ofrece al ser presentado de manera aislada.

Después de la trascendencia objetual y la teoría de los cuasi-objetos de Michel Serres, tenemos otra pieza también vinculada al tema de la reproducción, aunque esta vez desde su naturaleza manual y mecánica. En Insideout, Belén Zahera (Madrid 1985) traza una poética analogía entre las formas extintas y el relato de unos copistas ancestrales, demostrando que éstos, si por algo lograron ser infalibles en su oficio, lo debían a su incapacidad para comprender el significado de lo que copiaban. La forma como sentido autónomo de interpretación, el contorno y la volumetría como ecuación sublimada del sentido de la vida, algo no muy distinto de la obsesión que tenía Baudelaire con el arabesco, al que consideraba forma suprema del arte. De ahí que las láminas de madera que acompañan al vídeo que lo ilustra aparezcan a modo de pareidolias (efecto por el cual reconocemos una realidad figurativa, por ejemplo en las nubes o en el rastro de humo de una explosión, y que puede manifestarse a través de cualquier elemento orgánico). Posiblemente sea la propuesta más valiosa de cuantas podemos encontrar en Itinerarios XXII y no sólo porque plantea, según sus propias palabras, “el conocimiento como un mecanismo de supervivencia”, sino porque también es una “crítica hacia la producción descontrolada de conocimiento o el deseo de entender todo”, quizás uno de los mayores males que asola el mundo de la cultura actual y sobre el que pocos artistas se pronuncian mientras la vanidad se ocupe del resto.

Obra de Belén Zahera. Foto: Fundación Botín.

Obra de Belén Zahera. Foto: Fundación Botín.

Por último, el proyecto de investigación de Teresa Solar Abboud (Madrid 1985), que aún incidiendo en lo creativo, éste queda relegado a un ámbito de expresión alternativo, pues Al haggara es esencialmente un documental sobre el Mokattam, la única montaña que existe en El Cairo. Su trabajo es un rastreo sociopolítico de cómo el capitalismo incipiente tras las Primaveras Árabes se ha impuesto de forma desigual e injusta. Siendo una conocida zona de explotación minera, de aquella mole pétrea no sólo han surgido formas alternativas de devoción religiosa (iglesias excavadas en la roca a modo de templos hipogeos del Antiguo Egipto), sino que a lo largo de los siglos sirvió como cantera madre de las construcciones que hoy millones de turistas visitan cada año.

Con todas estas propuestas, la Fundación Botín responde, como ya dijimos más arriba, al propósito de ofrecer un mapa actual (y joven) de la creación contemporánea, en España y no sólo. A lo que se suma el taller —¿Qué papel juega el paisaje en tu trabajo?— que la artista norteamericana Joan Jonas (Nueva York 1936) impartirá el mes de junio en el Valle del Nansa y la Villa Iris de Santander, y cuya convocatoria (reservada a 15 artistas) estará abierta hasta el 9 de abril. Pionera en videoarte, performance y multimedia, este taller recoge el testigo de la pasada edición que dirigió la artista etíope Julie Mehretu y supone, como cada año, una extraordinaria oportunidad para hacer del arte un organismo vivo y germinal.

Porque no sólo de exposiciones vive el ser humano.

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