La mente astuta de Sylvester Stallone

Imagen promocional de Los mercenarios 3.

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Vuelve a la cartelera la saga que recupera a las viejas glorias del cine de acción de los ochenta, reunidos alrededor de Sylvester Stallone, cabeza pensante de este proyecto, y mucho más listo para los negocios de lo que se imaginan quienes se fijan sólo en su expresión. En esta tercera entrega de ‘Los Mercenarios’ se unen al reparto estrellas consagradas del género como Mel Gibson, Harrison Ford, Antonio Banderas y Wesley Snipes.

Detrás de esa musculosa y bobalicona mueca, ya universal, se encuentra una mente ágil y despierta -mucho más de lo que la gente pueda pensar a simple vista-, con una gran visión de negocio, a pesar de haber protagonizado sonoros fracasos de crítica y taquilla. Stallone no es solo músculo y labio, es un artista, con un talento algo discutible pero con una perseverancia innegable. Haciendo un paralelismo con su personaje más popular, el púgil natural de Filadelfia Rocky Balboa, Sylvester ha superado dificultades y peleado para llegar a lo más alto del star-system de Hollywood. Su madre sufrió complicaciones durante el parto, lo que le produjo parálisis en la parte inferior de su cara. De una dificultad, que le hacía casi descartable para el oficio de actor, hizo una virtud. Y su sello más característico. En sus inicios llegó a participar en una película porno de bajo presupuesto (The Party at Kitty and Stud’s, 1970) para tratar de ganar algo de dinero. Tras apariciones como secundario sin crédito en varias películas (entre ellas, Bananas, 1971, de Woody Allen), escribió el guión de Rocky y se negó a venderlo si no le dejaban protagonizarlo. Una apuesta arriesgada en la situación en la que se encontraba (sin trabajo y con un hijo recién nacido), pero que resultó fundamental en su vida.

Cuando a Rocky (1976) le llega la oportunidad del gran combate, el promotor del evento le pregunta: “Rocky, ¿cree usted en eso de que América es la tierra de las oportunidades?”. Stallone/Rocky representa eso, el sueño americano, por eso es tan querido por la industria y por el público, que le ve como un reflejo de sus anhelos y posibilidades de realización. Rocky supuso el estrellato inmediato y dos nominaciones a los Oscar, en la categoría de mejor actor y guionista, algo solo al alcance de nombres como Orson Wells o Charles Chaplin.

En ese momento era un actor y guionista prometedor que no volvería a aparecer entre los favoritos de la crítica. El análisis sencillo puede llevar a la conclusión de que realmente no tenía talento y que fue un golpe de suerte. Otra visión, algo más materialista, es que eligió una carrera más afín a sus características y al público que le admiraba, y que realmente era más lucrativa que la del intérprete dramático.

Pero nunca eligió el camino sencillo. Hay que destacar esas ganas de mejorar, de intentar manejar todos los aspectos de la producción cinematográfica. En la segunda entrega de Rocky (1979) se pasó a la dirección y después, en Acorralado (la primera de Rambo, 1982), demostró que como actor dramático podría haber ofrecido interpretaciones interesantes. En la misma línea, en Copland (1997) trató de redimirse situándose, al menos, a un nivel parejo de sus alabados compañeros de reparto (Robert De Niro, Ray Liotta y Harvey Keitel).

Siempre ha sido el actor de sus fans, rivalizando con talentos más puros (por fisionomía) para el cine de acción que él. Dentro del violento marco en el que se encuadran sus películas, contrasta que haya mantenido una amistosa rivalidad con todos ellos. Con Arnold Schwarzenegger y Bruce Willis, por ejemplo, también emprendió negocios fuera de la pantalla.

Fruto de esas buenas relaciones (con Willis se han estropeado recientemente), esa inquietud y esa inteligencia comercial surgió la idea de Los Mercenarios hace cuatro años. Es curioso que sólo se le ocurriera desarrollarla a él. La premisa era sencilla: satisfacer al público que había disfrutado de su cine menos exigente y más desenfrenado, ahora que la cuadrilla de sexagenarios no tenían el caché que les hacía imposible coincidir en las pantallas en sus gloriosos años ochenta.

Saber reírse de ellos mismos ha sido la fórmula del éxito de The Expendables (Los Mercenarios).

Antes de que el mercenario Barney Ross se convirtiera en su tercer personaje más popular y repetido, Stallone había resurgido de un período artístico bastante oscuro, lleno de malas elecciones y premios a malas interpretaciones, resucitando con bastante acierto a Rocky en 2006 y Rambo en 2008.

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Comentarios

  • Truktruk

    Por Truktruk, el 25 agosto 2014

    Vomitivo…

  • kOse

    Por kOse, el 25 agosto 2014

    Boicot a Stallone por apoyar a Israel frente al genocidio en Gaza.

  • Linkener

    Por Linkener, el 25 agosto 2014

    ¿Pero cuanto paga Stallone?, por hacerle publicidad. La película es insufrible y la cara de «Rambo» es una pizza 7 estaciones. Se ríen de si mismos porque no tienen capacidad para actuar y no les queda otra. Pachi, si te gusta el cine no se como puedes perder el tiempo escribiendo sobre este tipo de basura norteamericana tan patética.

  • Linkener

    Por Linkener, el 25 agosto 2014

    Patética porque Stallone es uno de los peores actores de todos los tiempos, por eso no puede envejecer con dignidad, porque pretende estar en la acción toda su vida y hace una pseudo parodia, la única forma de no salir del papel de molondrón.

  • Javi Ríos

    Por Javi Ríos, el 25 agosto 2014

    Yo estoy con el articulista, la carrera de Stallone es más que digna. Cuando hace un par de años vi de nuevo Rocky me di cuenta de que era un peliculón. La pena es tanta saga, tanto alargar los personajes, no ha vuelto a hacer nada como aquello. Y como actor, entretenimiento puro y duro aparte, yo también salvo Copland.

    • Linkener

      Por Linkener, el 26 agosto 2014

      «Rocky» es una buena peli y para mi es lo único bueno en lo que ha estado metido Stallone. Y «Acorralado» también me parece aceptable pero lo demás chorrea.

  • Molain

    Por Molain, el 31 octubre 2014

    Grande grande grande Stallone. El mas listo de todos. Y tu personaje de rocky y la pelicula seguira en los anales de la historia del cine. En nuestras cabezas siempre resonarán grandes frases recitadas en tus peliculas aunque sea en bodrios como rocky IV. Me gustaria tener 10 años otra vez para volver a ver Yo el halcon y que me encante. Cuantos pulsos echamos y que grandes tardes pasamos gracias a ti.
    Sigue asi y danos otra copland!

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