Ocho libros para perdernos este verano en los bosques

El escritor noruego Lars Mytting, autor del best-seller mundial ‘El libro de la madera’, fotografiado en Oslo delante de una iglesia vikinga, toda hecha de madera; un edifico así protagoniza su próxima novela, que se publicará en otoño. Foto: Rafa Ruiz.

El escritor noruego Lars Mytting, autor del best-seller mundial ‘El libro de la madera’, fotografiado en Oslo delante de una iglesia vikinga, toda hecha de madera; un edifico así protagoniza su próxima novela, que se publicará en otoño. Foto: Rafa Ruiz.

Perderse en bosques de papel. De la mano de FSC , la entidad que certifica la gestión sostenible de los bosques, os recomendamos ocho libros para llevarnos este verano a una isla desierta, a un bosque o a nuestro refugio favorito. Para descansar y para reconectar con la naturaleza a través de las palabras. Ocho libros maravillosos sobre los árboles y los bosques. De Thoreau a Stephano Mancuso. De Joaquín Araújo a Susan Fenimore Cooper.

Nuestra salvación siempre ha estado en los árboles. Lo sabemos desde siempre, desde el origen de los tiempos. Los árboles nos protegen de la intemperie, nos dan el oxígeno que necesitamos para vivir, de ellos sacamos el papel, construimos casas y muebles con su madera, nos alimentamos de sus frutos. El contacto con los árboles nos aporta felicidad. Los necesitamos para nuestro bienestar físico y mental. Son también fuente de vida para otros seres vivos. Pero ahora sabemos además que los árboles pueden tener un papel decisivo en la lucha contra el cambio climático. Según una investigación reciente publicada en la revista Science, para reducir un 25% la cantidad global de gases de efecto invernadero presentes en la atmósfera sería necesario aumentar la superficie forestal también en un 25%. Para ello haría falta plantar como mínimo 500.000 millones de árboles. Los científicos, liderados por un grupo de investigadores del Instituto de Biología Integrativa del Instituto Federal Suizo de Tecnología de Zurich (ETH-Zurich), incluso han elaborado un mapa con las zonas del planeta donde esta reforestación podría cosechar más éxito.

Y es que, aunque parece que no queramos darnos cuenta, los árboles y las plantas pueden sobrevivir sin nosotros, pero nosotros sin ellas no, afirma el neurobiólogo italiano Stephano Mancuso, profesor de la Universidad de Florencia y Laboratorio Internacional de Neurobiología Vegetal. Mancuso es un referente mundial en el estudio del comportamiento de los árboles, a los que atribuye inteligencia y sensibilidad sin ningún tipo de ambages. Ideas que ha plasmado, entre otros libros, en Sensibilidad e inteligencia en el mundo vegetal (Galaxia Gutenberg, 2015), escrito junto a la periodista Alessandra Viola, un bestseller mundial. Recientemente acaba de publicar El increíble viaje de las plantas, en la misma editorial. Las plantas representan el 99’7 % de la vida del planeta y no solo tienen inteligencia y sensibilidad, toman decisiones o guardan memoria, algo que aún nos cuesta asumir a los humanos, sino que gozan de una extrema capacidad de resiliencia. Quizá los casos más llamativos sean el del accidente nuclear de Chernóbil o el de las ciudades japonesas destruidas por la bomba atómica. ¿Cómo lograron sobrevivir algunas especies?

Las plantas, además, viajan. En viajes sostenibles, eso sí, y colonizan lugares inhóspitos donde la vida no estaba ni se la esperaba. De todo esto nos habla Mancuso en este libro apasionante que abre la mente y el corazón para entender mejor a los árboles.

Conversaciones con los árboles

Cada vez son más científicos y expertos quienes nos ayudan a cambiar esa mirada hacia los árboles, a darnos cuenta de que su savia circula por nuestras venas. Por ejemplo, el ingeniero forestal alemán Peter Wohlleben. Después del éxito de La vida secreta de los árboles, la editorial Obelisco publica El bosque. Instrucciones de uso. Conocer algo es la mejor manera de amarlo. Y en este libro práctico, apasionante y original, Wohlleben nos propone itinerarios para adentrase en el bosque, entablar “una conversación” con los árboles o saber reconocer las huellas de los animales que habitan en los bosques.

Quien tuvo claro siempre el vínculo de los humanos con el bosque y los árboles fue Thoreau, apóstol de la ecología y de la nueva vida, de la vuelta a la naturaleza. La figura del escritor y activista norteamericano ha ido creciendo con los años y son muchos quienes han seguido su ejemplo. En 1845 decidió abandonar su casa familiar en Concord y se instaló en una cabaña al lado del lago Walden. De esa experiencia, que duro poco más de dos años, nació una de las obras más influyentes de la literatura universal, Walden (o la vida en los bosques). Un libro que no para de reeditarse y del que la editorial Errata Naturae sacó una edición conmemorativa con motivo del nacimiento del autor. “Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentándome solo a los hechos esenciales de la vida, y ver si podía aprender lo que la vida tenía que enseñar, no fuera que cuando estuviera por morir descubriera que no había vivido”, escribe Thoreau en esta biblia del pensamiento ecologista.

El diario rural de una mujer

Contemporáneo de Walden, aunque mucho menos conocido por haber sido escrito por una mujer, recomiendo Diario Rural (Primavera-Verano). Apuntes de un naturalista, de Susan Fenimore Cooper, publicado por primera vez en 1848 y editado ahora en castellano por la editorial Pepitas de Calabaza. Fenimore Cooper era la hija del autor de El último mohicano, entre otras obras, y la admiración que Susan sentía por su padre y el peso de su fama tal vez abortaron una carrera literaria mucho más fecunda. Tras publicar este libro, en el que se habla por primera vez del concepto de sostenibilidad según lo entendemos hoy en día, se dedicó a difundir el legado de su padre.

Con una prosa sencilla en la que a veces vemos algunos atisbos de lirismo, Fenimore Cooper nos lleva de paseo por la exuberante naturaleza de Nueva Inglaterra. Atenta a los detalles y con un profundo conocimiento del medio, la autora exalta, por ejemplo, la belleza que supone contemplar el deshielo y el advenimiento de la primavera, cuando resurge la vida. Una belleza apagada en invierno: “La superficie (de un lago que frecuenta) no es nieve, ni hielo, ni agua, sino una corteza apagada que le da una expresión taciturna, muy fuera del lugar frente al paisaje general en un día como este. El sol calienta los montes marrones, los pinos viejos y las tuyas orientales, dándoles un brillo primaveral que sustituye a sus largas heladas, pero al lago es imposible sacarle una sonrisa, cada vez más oscuro y plomizo con el paso de las horas”. Esta pionera de lo que se ha venido en llamar la escritura en torno a la naturaleza (nature writting) nos alerta ya de los estragos del llamado progreso.

¿Qué pensarían hoy Thoreau o Fenimore Cooper del mundo en el que vivimos?

En busca de una existencia más auténtica

Seguro que ambos estuvieron en la cabeza de la activista y bloguera danesa Andrea Hejlskov cuando decidió comenzar una nueva vida con su familia en un recóndito bosque escandinavo, alejados de la civilización. Lo cuenta en Nuestra casa en el bosque (Volcano Libros, 2018). Como en Thoreau, la idea de Hejlskov fue la de tratar de reencontrar la vida “salvaje”, el equilibro con la naturaleza y una existencia más auténtica. Para eso era preciso renunciar al lujo destructivo de la sociedad de consumo y vivir de un modo austero y autosuficiente. Este relato autobiográfico no es un cuento bucólico en torno a las virtudes del campo, sino un sincero testimonio de una búsqueda en la que no faltaron los errores y los miedos. Tampoco el machismo.

Si hablamos de Escandinavia y de árboles es imprescindible la lectura de El libro de la madera (editorial Alfaguara, puede encontrarse también en bolsillo) del noruego Lars Mytting, quien junto a Karl Ove Knausgård se ha convertido en uno de los narradores de no ficción más conocidos de su país. En un territorio como Noruega la madera cobra una especial importancia. Los noruegos se calientan con ella dos veces, cuando la cortan y cuando la queman. Para ellos, cortar y apilar leña es algo más que un pasatiempo, es una manera de encontrar sentido a muchas cosas. Lars Mytting ha recorrido el país atento al eco de dos sonidos, el de la motosierra, y el de la obra de uno de los padres de la literatura noruega, Knut Hansum. Y, por supuesto, de fondo el Walden de Thoreau. El libro de la madera. Una vida en los bosques empieza con un hombre con un hacha y termina con un cadáver. La madera tiene numerosas vetas de sabiduría –práctica y filosófica– que Mytting comparte con nosotros a partir de enseñanzas propias y ajenas.

Y Joaquín Araújo, un emboscado

En España, nuestro naturalista y divulgador más conocido, Joaquín Araújo, acaba de publicar Laudatio Naturae (Línea del Horizonte), un canto de amor a la naturaleza y a los bosques. Araújo se define a sí mismo como un campesino escritor, ha plantado miles de árboles y vive desde hace años en una finca en Extremadura. En este libro de aforismos, que cuenta con aportaciones de otros escritores como Antonio Muñoz Molina, nos dice Araújo: “Me considero un emboscado, es decir, alguien que se plantó a sí mismo en el seno de la selva mediterránea para compartir afanes y desdichas de los árboles. No menos para intentar que fueran más las fábricas de transparencia que los tablones en el aserradero o ceniza arrastrada por la lluvia. Me embosqué, es más, para ver cómo, según entras en la espesura, en la otra dirección y a toda velocidad huyen las mezquindades de los que mandan y, la acaso peor todavía, esa de los que obedecen ciegamente. Me embosco porque considero a esta civilización y a la mayor parte de su cultura como un árbol arrancado por ella misma y, claro, secándose. Me embosco porque incluye volver al origen, es decir, para incluir mi destino en él. Me embosco porque los árboles me han demostrado ser el gran vínculo, el mejor poema, la más generosa realidad de este planeta”.

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Comentarios

  • Eva Manzano

    Por Eva Manzano, el 22 julio 2019

    Javier, muy interesantes tus recomendaciones de libros. Me ha encantado el artículo y siempre viene bien, en verano, un libro bajo el brazo.
    Lo he compartido en la página de Valle Abedules, el albergue de Bustarviejo.

    Un abrazo,

  • Javier Morales Ortiz

    Por Javier Morales Ortiz, el 23 julio 2019

    ¡Muchas gracias, Eva!
    Un abrazo

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