Pensando una ciudad menos tensa con Inés Sabanés

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Inés Sabanés, concejal de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid. Foto: Roberto Villalón.

Tras 12 años ejerciendo una oposición rigurosa y nunca destemplada con IU en el Ayuntamiento y la Asamblea de Madrid, en 2011 se unió al ilusionante proyecto de un partido verde fuerte de verdad en España, Equo. Se convirtió en coportavoz de Equo Madrid. En las últimas elecciones municipales, se presentó en el número 3 de la candidatura Ahora Madrid, encabezada por Manuela Carmena. Ahora es concejal de Medio Ambiente y Movilidad de la capital. Hablamos con ella sobre cómo construir una ciudad más verde y humana.

Lo primero de todo, Inés, ¿cómo estás?, ¿cómo te sientes, después de tantos años en la oposición de Madrid, en el Ayuntamiento y en la Comunidad, trabajando tanto con tanta incomprensión desde el rodillo de las mayorías absolutas del PP, y ahora ya en el equipo de Gobierno, y en un proyecto apoyado por una convergencia de movimientos ciudadanos?

Bien, pero es verdad que es una tarea muy intensa, muy intensa. Siento a menudo que falta tiempo para ordenar mejor las estrategias, y que la operativa, la gestión diaria, a veces dificulta tener más tiempo para pensar, para reflexionar hacia dónde queremos ir, hacia la construcción de otro modelo de ciudad, falta tiempo y serenidad para trabajar en el medio y largo plazo. Pero estamos en ello, estamos en ello.

Además, os están pidiendo cuentas y resultados desde la primera semana.

También tienes que saber aguantar esa tensión. Es muy difícil pedir resultados desde la primera semana después de tantos años de un Gobierno con unas prácticas determinadas. Los cambios necesitan maduración y calma, y hay que saber abstraerse de esa tensión y crispación, que exige unos resultados imposibles. Y ellos lo saben. La primera fase es resolver, resolver. Y en ello estamos.

Resolver muchas pifias y carencias… Muchos ciudadanos de Madrid tenemos la sensación de que nos encontramos con una ciudad secuestrada, endeudada, hipotecada, con poco margen de maniobra.

Lo último de un Gobierno es decir que algo no se puede hacer, pero digamos que nos hallamos ante una construcción muy elaborada durante mucho tiempo, que tiene que ver con el papel de la Administración frente a otros agentes económicos, una relación establecida con un esquema muy determinado; y a mí lo que más me cuesta, pero a la vez lo que más deseo, es recuperar la capacidad de innovación, la cabeza estratégica y todo el valor añadido que nuestros técnicos y trabajadores pueden aportar al bien común y a la ciudad. Digamos que lo que más me ilusiona es abrir paso a una época donde las ideas, la estrategia y la capacidad de ser nosotros sea lo que marque la pauta.

Al abrir cajones, ¿te has llevado muchas sorpresas sobre la gestión del PP en décadas de mayorías absolutas, sobre esa ciudad desamortizada para entregarla a manos privadas?

Mucho de eso que te estaba diciendo. Da la impresión de una administración que ha estado muy al servicio de un modelo de gestión muy externalizada; ahora al abrir los cajones constatas la dificultad de transformar toda esa estructura de contratos, compromisos y estrategias muy orientados a esa externalización.

Te voy a plantear cuatro grandes parcelas que tienen que ver con tu negociado, y me explicas en lo que estáis trabajando a corto plazo y a largo plazo; lo que tiene que ver con resolver problemas, la gestión del día a día, y la capacidad de ir más allá, de pensar otro tipo de ciudad. Empecemos con un tema recurrente, pero que últimamente se ha convertido en uno de los principales problemas para los madrileños y los que nos visitan: la limpieza. Madrid está sucio… Objetivamente, muy sucio.

A corto plazo, más gente en la calle, y resolver la emergencia de una falta evidente de limpieza. A corto plazo, hemos trabajado en eso, en acuerdos para que haya más medios y gente en la calle, y que se pueda trabajar de forma intensiva en algunas zonas. A medio plazo, estructuralmente, campañas de concienciación; que, aparte de una ciudad en la que se limpie mucho, Madrid sea una ciudad en la que se ensucie poco, que nos sintamos orgullosos de nuestro espacio público, y que entendamos que es de todos. Que seamos activistas de la calidad de nuestras calles, plazas y parques. Hemos avanzado y hay más gente en la calle. Más orden y planificación en el trabajo.

¿Habéis comprobado agravios comparativos por barrios; entre el de Salamanca y Lavapiés, por ejemplo?

En euros de inversión por habitante, los mayores agravios comparativos se han producido con barrios del sur. Pero es verdad que los contratos de limpieza, tal como estaban hechos, dificultan mucho una planificación del trabajo que tenga en cuenta los cambios de una ciudad. Hemos de cuestionar los contratos cerrados y blindados de ocho años, como los firmados por el anterior equipo, contratos que superan una legislatura y, por tanto, condicionan la estrategia de los siguientes, y, sobre todo, porque, tal como están hechos, no pueden adecuarse a los cambios de una ciudad. La obligación de la Administración, que no de las concesionarias, es mantener la cabeza reguladora que corrija eso. En mi criterio, las administraciones anteriores delegaban en exceso y con ello han eludido su responsabilidad principal. Podremos decir lo que queramos de las empresas concesionarias, que si limpian mejor o peor, pero la responsabilidad es de la Administración, que debe reservarse la capacidad reguladora, evaluadora y correctora en los contratos.

No es Inés Sabanés, tan ponderada, muy de dar titulares llamativos. Busca palabras y sonrisas suaves, a veces de sorna hacia comportamientos estrafalarios de la política. La encuentro sólida y tranquila, más incluso que en otras ocasiones, en que he coincidido con ella en manifestaciones o en actos de Equo.

Una acotación más sobre la limpieza y seguimos: Leyendo la prensa estos días, he recabado varias cifras: que Madrid había perdido un 40% de barrenderos -unos 2.000- en dos años por esa dinámica de contratos blindados y a la baja con Ferrovial, Sacyr, OHL-Ascan y FCC (El País). Pero también he leído, y es a lo que se refiere la concejal, que se ha puesto en marcha un plan de limpieza intensiva por el que 500 barrenderos se incorporarán este mes tras la negociación del Consistorio con las empresas adjudicatarias.

Arbolado, jardines… Preocupa el estado de salud de los árboles, que ven desgajarse ramas con el peligro evidente para los ciudadanos, pero también preocupan las talas masivas, quizá más explicadas por la solución fácil de acallar críticas que por resolver un problema con criterio.

Resolver con carácter inmediato: hacer una gestión diferenciada del arbolado; y siempre, hasta 2013, fue así en esta ciudad, con una gestión diferenciada del arbolado.

¿Qué quiere decir diferenciada?

Ahora mismo, la gestión se realiza por lotes y por zonas, e incluye limpieza, zonas verdes y jardinería, todo junto; ese es el tipo de contrato en vigor y distribuido por zonas. En esta ciudad siempre hubo unidades para el cuidado y mantenimiento del arbolado. Al dividir la ciudad en seis zonas, y cada una corresponder a empresas diferentes, pues, claro, se pierde la visión integral del patrimonio verde de Madrid, que es un factor a proteger de primera magnitud. Estamos organizando mesas de trabajo para hacer una planificación y poner en común toda la normativa, diagnósticos y estudios que se estaban realizando, desde una visión integral, y para ir dando soluciones de emergencia, que pasan no sólo por pensar en la seguridad, que por supuesto, sino también en el cuidado, mantenimiento y reposición cuando fuera necesario. Hay que trabajar con mucho consenso y participación; por prevención no se pueden hacer talas masivas, pero tampoco inhibirse. A medio plazo: un plan estratégico de zonas verdes de nuestra ciudad; lo tienen todas las ciudades y hay que disponer de él como un elemento singular en la gestión. En el Ayuntamiento había una dirección general de limpieza, zonas verdes y residuos, pero eso es tremendamente complicado; lo que hemos hecho es dividirla en dos: Zonas Verdes y Agua, por un lado; y Limpieza y Residuos, por otro, con el objetivo de poner en valor un patrimonio verde que es de primera magnitud para una ciudad, con un criterio integral, no seccionado por zonas y agrupado con otras gestiones.

Tráfico y contaminación, otro gran reto para Madrid; ahí, ¿qué hacemos?

A corto plazo, tenemos cartas de emplazamiento de Europa donde nos reiteran que incumplimos los niveles de contaminación en esta ciudad, donde la fuente principal de contaminación es el tráfico privado, y que, por tanto, hemos de presentar medidas en esa dirección. Así que, a corto plazo, hemos de modificar el protocolo de actuación en casos de episodios de alta contaminación, para hacerlos más preventivos y exigentes.

¿Y en esos casos llegar a prohibir la circulación del coche privado?

Sí, en esos casos se llegará a prohibir el libre acceso. La gente se escandaliza mucho, pero hemos de entender: uno, que es un problema de salud; y dos, que estamos incumpliendo todas las normativas. Si es que no podemos seguir así… Y cuanto más consenso tengamos, mejor. Hay que fomentar el transporte público, que sea de calidad; los medios alternativos, una cultura nueva del coche, como el coche compartido y los vehículos en alquiler; los vehículos eléctricos…, pero ésas son medidas a medio plazo. Ahora tenemos que elaborar un plan estratégico de calidad del aire de 2016 a 2020, y hay que decir de verdad qué vamos a hacer; el tiempo se agota. Además, creo sinceramente que las grandes ciudades tienen un gran papel en la lucha contra el cambio climático, son agentes de cambio importantísimos. Es un tema de salud, de contaminación, de futuro… y de modernidad. La ciudades modernas no son las que atufan a todo el mundo: persona, coche, persona, coche; sino las que tienen calidad, en las que nos desplazamos de otra manera, que tienen una movilidad sostenible. Y dentro de ese paquete estamos estudiando cómo completar la peatonalización del centro con zonas de prioridad residencial.

El centro de Madrid no acaba de resultar humano…

Todo esto hemos de entenderlo asociado a la ciudad que hemos configurado. El centro tiene un uso tan intensivo de ocio y de turismo, que casi se está convirtiendo en un lugar difícil para vivir; tenemos que distensionar la ciudad, con menos tráfico, con más centros, con más lugares diferentes donde acudir, con conciencia de respeto a los espacios públicos. Ésa es nuestra aspiración.

Además, en los últimos años, el espacio que le quedaba al peatón en el centro de Madrid se ha visto privatizado en un alto porcentaje… El Ayuntamiento lo ha despojado hasta de asientos, para entregarlo nuevamente a manos privadas…

Ciertamente, hay una ocupación intensiva y mal distribuida. Nos ha llegado a parecer normal que la superficie sea ocupada masivamente por los coches; es algo a lo que nos hemos acostumbrado y lo vemos normal; el espacio en superficie debe estar mejor repartido y utilizado. Todo lo que significa ocio forma parte de la identidad de una ciudad, pero no tiene por qué ser agresivo con la propia ciudad. Yo creo que hemos de avanzar en mantener un respeto y una forma de convivir. Hemos de conseguir que el paisaje urbano sea un elemento agradable y no de tensión continua con la gente que lo habita. Tenemos que reconciliarnos con nuestros espacios públicos; para que estén limpios, para reivindicarlos, pasearlos y para vivirlos.

Todo esto, este cambio de modelo de ciudad, no se hace en un año; y no sé si en cuatro…

Yo creo que en cuatro, y hasta en dos, se ponen las bases del cambio. Hay que trabajar mucho por abajo, y dialogar con muchos agentes. Hacer sentir como tuyo el espacio público. El gran problema de esa estrategia heredada de entender la ciudad, de uso intensivo del espacio como un negocio, lo que tiene es que nos lleva a olvidar el sentido de pertenencia. Hemos de recuperar esa cultura, y hay mucha gente por abajo que quiere, que quiere a Madrid; esa transición de una ciudad intensiva, de mucha tensión y crispación, hacia una ciudad sostenible y vivible es un deseo de mucha gente; es el mandato que nos dio la gente en las urnas.

La candidatura de Ahora Madrid insistía mucho en el mensaje de recuperar la ciudad para los ciudadanos.

Pero eso lleva su tiempo. La gente en general quiere mucho a esta ciudad, aunque le resulte tensa o difícil, pero hemos de reconciliar a la gente con su ciudad, con su espacio público, donde se entiendan y se respeten las distintas formas de desplazamiento y donde no se conciba el ocio como algo agresivo con la gente que vive aquí; tiene que haber mediaciones y trabajos en común, donde pasemos de la pelea continua a lograr espacios comunes de reflexión y cambio, pero, claro, esto no es rápido, y sobre todo no es rápido cuando el discurso dominante durante décadas ha sido de muchísimo individualismo y de poca colaboración y consenso. Hay, por ejemplo, un nivel de vandalismo con el servicio público de bicicletas que a mí me duele especialmente, porque es un servicio que sienta las bases de otra manera de entender el espacio público. Hay mucho desapego a lo que es común, a una bicicleta, a un contenedor de recogida selectiva… Ha sido una ciudad muy tensa e intensiva en los últimos años y hemos de trabajar por una cultura de armonización de la ciudad, que es algo bueno para todo el mundo.

Pero quizá ese desapego tampoco ha surgido de manera natural, sino que está muy trabajado, buscado desde el poder, con unos intereses…

Por supuesto.

¿Te fijas especialmente en algunas ciudades para extraer ideas para aplicarlas a Madrid?

Muchas ciudades alemanas, donde hay un gran componente verde y ecologista, con un objetivo muy claro en temas energéticos y de movilidad, ciudades nórdicas… Yo me fijo en cualquier ciudad con voluntad de transformación. Creo que Madrid ha sido un modelo muy de ciudad global, y es el momento de mirar hacia otro lado; incluso en barrios de ciudades como Nueva York se está retomando otra actitud de gestión del espacio público; creo que es un buen momento para reivindicar el espacio público, y cuidarlo, y ajardinar las terrazas, y cultivar huertos comunitarios, y abrir espacios comunes para la estancia de la gente. Yo creo que hay una corriente de ciudades trabajando en esa línea, y yo creo que en Madrid nos podemos situar como referente.

¿Qué tal la oposición? ¿Cómo se está portando?

De todo hay. Creo que el PP ha asumido mal el cambio de Gobierno, y hace unas críticas muy de brocha gorda, cuando creo que Madrid necesita trazo fino. Quien quiera a Madrid debe saber que el brochazo gordo de la oposición del PP sólo denota resistencia a un cambio de gobierno; cambio que, además, yo pienso que es lo más sano y democrático que le ha pasado a esta ciudad. Esa resistencia es un poco espectáculo. Tendría que hacerles reflexionar. Las democracias son más profundas y funcionan mejor en la medida en que hay más cambios. Esa agresividad, esa crispación, caracterizar a este gobierno de forma tan -en mi criterio- despreciativa, me produce mucha inquietud. Y mucho asombro, si te digo la verdad.

¿No esperabas tanta agresividad?

No. No esperaba tanto ataque y menos en tan poco tiempo. Ese cuestionamiento permanente… Los buenos gobiernos necesitan buenas oposiciones, de eso estoy convencida; pero yo creo que después de gobernar durante tantos años deberían tomar con mucha más naturalidad, incluso como un elemento positivo, el cambio. Respecto al resto de la oposición, yo creo que en el PSOE hay una actitud de diagnósticos compartidos con nosotros en muchos problemas y voluntad de resolverlos. Y también en Ciudadanos observo un discurso crítico, pero compartiendo propuestas de mejora.

¿Cómo ves a tu partido, Equo?, ¿y cómo lo ves posicionado de cara a las elecciones generales y navideñas?

En general, estos tiempos de cambios, de cambios muy rápidos, han configurado un panorama difícil y complejo, pero yo creo que Equo ha hecho algo bien, a pesar de esas dificultades, y es que, en momentos en que las cosas suben y bajan, aparecen y desaparecen tan rápidamente, Equo, con su tranquilidad, ha logrado mantener su espacio; no es una cosa espectacular, porque, claro, se han producido tantos tsunamis…, pero yo creo que Equo está siguiendo una estrategia de elementos de colaboración sin perder la vocación de un partido verde, que, por supuesto, creo que ha de tener su espacio en este mundo.

¿Tú crees que vuestros planteamientos le llegan realmente a la gente? En un mundo más razonable, la Cumbre del Clima, en París en diciembre, sería la mejor ayuda a la campaña electoral de Equo, pero tengo serias dudas sobre lo razonable de este mundo…

Hay ahora un discurso, al que se han unido incluso la Iglesia y el Papa, que por fin asocia el cambio climático, la contaminación, los excesos, como un elemento generador de pobreza y desigualdad. Muchas de las contradicciones que vemos entre los que más tienen y los que menos tienen están ligadas con la dilapidación de recursos naturales, quién los tiene, quién tiene la propiedad, cómo se reparte la riqueza. Por supuesto que en todo este debate político, económico y social tienen su espacio partidos como Equo, que no hay que entenderlos con una visión reduccionista del ecologismo. La contradicción de cómo producimos es vital para avanzar en un sentido de mayor justicia social. Sin justicia ambiental no avanzamos en justicia social.

¿Pero hay muchos periodistas que te pregunten por el cambio climático?

¡No, no!, y no sé por qué… Porque no se vincula. El desequilibrio, la precariedad, las desigualdades siguen sin relacionarse con la forma en que vivimos y dilapidamos los recursos naturales. No hay interés en relacionarlo. No se introduce en la agenda política; se deja como un movimiento aparte, como si no tuviera que ver con la economía, el hambre en el mundo, los excesos de unos y las carencias de otros. Cuando la gente por fin entienda que sí está relacionado, pues igual entonces nos empiezan a preguntar por el cambio climático.

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Comentarios

  • Ramón López de Lucio

    Por Ramón López de Lucio, el 06 octubre 2015

    En la entrevista no se toca el tema de los carriles bici, que, aunque afecta a los servicios de movilidad, tiene una gran incidencia sobre la emisión de contaminantes a la atmósfera. Los carriles compartidos bicis/automóviles (teóricamente a 30 kmh)que implanto el anterior ayuntamiento son muy peligrosos y, en mi opinión, irresponsables.
    ¿Por qué no se activa el Plan de Movilidad Ciclista que existe y se configura una verdadera red de carriles bici de uso exclusivo, seguros y conectivos? Es una medida eficaz y económica, solo requiere decisión y voluntad política.
    Madrid se ha quedado muy retrasada en este aspecto en relación con otras ciudades europeas y españolas (Sevilla, Vitoria, Donosti, Barcelona, etc)

  • Emar

    Por Emar, el 06 octubre 2015

    Esta señora pasa de los autobuses. Ni contesta a las protestas. Este verano RL peor de todos hay gente que ha perdido su trabajo x llegar todos los días tarde. La pones pruebas y pasa. Su plan. Prohibido tpte privado. Pasamos del publico que siga = de mal a los trabajadores que si ejercemos de izquierda nos ha defraudado. No pudo votar a nadie en las grles. Gracias Sabanes nuevamente desencantada

  • jesús pérez cantero

    Por jesús pérez cantero, el 06 octubre 2015

    Lo único que te pido es que no os quedeis en la teoría, pasad a la practica, solo la izquierda es capaz de cambiar el mundo y todo cambio es una revolución y toda revolución es un acto de dignidad del ser humano. Animo y no os acojoneis, y tal y como hacen los capitalistas, aplicad sin compasión alguna vuestro programa vuestro proyecto. Mucha suerte.
    Jesús

  • Nieves Velasco Martinez

    Por Nieves Velasco Martinez, el 06 octubre 2015

    Hoy me he quejado en el teléfono 010 , del mal olor y suciedad de mi calle, infanta Mercedes confluencia con Sor Angela de la Cruz y me he quedado anonadada, me han contestado que envíe una instancia al Ayuntamiento, no le faltó más que decirme que pusiera una póliza. Este teléfono era muy eficiente. Que ha pasado para este cambio tan malo?

  • miguel

    Por miguel, el 13 noviembre 2015

    Que verdad es que no es la misma vision que tiene un jardinero respecto al problema del arbolado que un ciudadano ante una caida de una rama donde surge el desespero.
    Hay un factor sorpresa imprevisible ante la caida de un arbol imposible de preever en algunos casos.Optar por plantar especies adecuadas con marcos de plantacion correctos suprimiendo plantones que tarde o temprano habra que desmochar por el tamaño adquirido.
    Y ampliar la vigilancia, dar la posibilidad de aprovechar a los jardineros municipales que ahora andan en muchos casos olvidados porque su trabajo lo realizan las contratas y sus labores han mermado notablemente y eso al cabo del tiempo representa un problema para la persona a nivel profesional e incluso psiquico

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