Un año de amor

Imagen tomada de la cuenta de Instagram de Paco Tomás.

Imagen tomada de la cuenta de Instagram de Paco Tomás.

Paco Tomás comparte con nosotros sensaciones de su último año, desde lo más íntimo a lo más público, como es escapar una vez a la semana de Kansas y escribir esta columna jónica, llena de volutas (y de miles de leales seguidores también). Muchos estamos deseando que lleguen los miércoles.

***

Un año da para mucho. El tiempo es algo más que una hora adelantada o retrasada, que las hojas que separas de un almanaque buscando con antojo los días rojos. Es una sensación. Eso que los expertos en investigaciones sensoriales llaman “tiempo psicológico”. No vivo en un presente atemporal; tengo mucho sentido del pasado y, a medida que voy sumando velas a la tarta, soy temeroso del futuro. Con 16 años, me imaginaba el futuro continuamente. Carecía de perspectiva remota -cualquier tiempo pasado fue peor- e invertía todo mi capital creativo en fabular sobre mi vida pendiente. Ahora no. Ahora prefiero no pensar en mañana porque el porvenir me inquieta, me atemoriza. Lo observo como esos puentes de cuerda picada y madera podrida que se balancean sobre un acantilado en todas las películas de aventuras. Ahora me nutro de esencia de pasado para fortalecer mi presente. Y vamos tirando, que queda mucho por hacer.

Un año es un intervalo prudencial para reconocer la falta de empatía de aquel que te habla como si fueses gilipollas, como si no llevases media vida apretándote el cinturón, como si no supieras que el problema es que ya no tienes espacio para hacerle más agujeros a la correa. En ese tiempo puedes llegar a ser consciente de que la gran estrategia del poder no es cambiar sino que nosotros pensemos que todos son iguales. En un año he visto como aquellos medios de comunicación que eran referencia se han convertido en inconsciencia (aunque ellos sean muy conscientes de lo que están haciendo y en nombre de quien) y que algo tan antiguo como la lucha de clases vuelve a nuestro vocabulario a medida que aumenta la cola de los comedores sociales.

Durante un año he visto cómo, a medida que aumentan los derechos civiles de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales, crecía una ola de lgtbfobia en la sociedad. Son pocos pero hacen daño. He sumado 365 días más a la incomprensible obstinación de la mayoría de los líderes religiosos, portavoces de creencias que sustentan su fe en un concepto tan poco dado a matices como es el amor al prójimo, que se pasan siglos fomentando el odio y la venganza. He pasado de la indignación a la furia cuando desviaba la mirada hacia Rusia, Uganda…

En un año me ha dado tiempo a manifestar públicamente que mi vida privada no es el sexo de la persona con la que me meto en la cama sino el nombre y el apellido de esa persona, lo que hacemos en la cama o lo que dejamos de hacer. Esa es mi privacidad; lo otro es, simplemente, mi sexualidad. Tampoco es tan importante. Y lo escribo después de aparecer en las listas que un importante diario de tirada nacional ha publicado con los gays más influyentes de España y con los gays solteros a la espera de un buen anzuelo. En ambos casos, lo importante es la visibilidad. Lo otro es una excusa para alegrarle el día a los amigos y que te puedan demostrar que su sentido del humor aumenta si tú eres el protagonista de sus chistes. Nota del autor: confieso que inaugurar la primavera en una lista de solteros gays me hizo pensar que iba a tener que desempolvar la libreta de citas. Ingenuo de mí.

Llevo un año que no dejo de ver tiendas de cigarrillos electrónicos y cup cakes. Llevo un año que me conmuevo con una caricia, que siento escalofríos aunque haga calor, que rechazo los domingos porque duelen, que lloro a escondidas, que cambio los muebles de sitio para dejar las cosas como están, que escucho Dramas y comedias de Fangoria y No sé tú de Armando Manzanero, y creo que ambas hablan de mí.

Doce meses de sonrisas nuevas, miradas nuevas, palabras nuevas, como selfie. De entrar y salir del Grindr. Un año en el que algunos deseos se han hecho realidad y, aunque son los menos, sirven para afianzar tu confianza en ellos.

Pero, sobre todo, llevo un año escribiendo esta columna jónica, llena de volutas como los recogidos de la princesa Leia, en El Asombrario. El jueves, día 10, hará un año. Gracias a todos, los que me leéis y los que me permitís que me lean, por dejarme escapar de Kansas una vez a la semana y sobrevolar otros espacios. Será cosa de mi tiempo psicológico pero, como en la canción que Femme Letal canta en Tacones Lejanos, ha bastado escribir esta columna para entender, en un solo momento, qué significa un año de amor.

PUEDES ESCUCHAR EL ÚLTIMO PROGRAMA DE WISTERIA LANE DIRIGIDO POR PACO TOMÁS EN RNE

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Comentarios

  • Mariajo

    Por Mariajo, el 09 abril 2014

    Gracias Paco, moltes gracies por tus columnas.
    Hace tiempo que te sigo en la radio, aunque reconozco que desde hace 2 años ha cambiado tanto que solo sigo algunos programas de R3, entre los que no me pierdo Listeria Lane.Fantástico!
    Suerte, mucha suerte

  • José Luis

    Por José Luis, el 09 abril 2014

    Gracias a ti, Paco, por este año. Eres un excelente periodista, escribes muy bien y transmites sentido, información y credibilidad. La lectura de tus columnas me ha servido para aprender y concienciarme todavía más en torno a la injusticia de la discriminación, sea por razones de sexo o cualesquiera otras.

    Un saludo, y suerte.

  • Norma

    Por Norma, el 09 abril 2014

    Gracias por tu sensibilidad, Paco. Qué bien reflejas la sociedad en la que vivimos.

  • EDUARD DOMINGO

    Por EDUARD DOMINGO, el 10 abril 2014

    Como siempre : fantastico. Un besazo.

  • Jorge

    Por Jorge, el 10 abril 2014

    Pues ha sido un placer leerte, la verdad. Un saludo

  • Nely García

    Por Nely García, el 29 abril 2014

    Todos los momentos cuentan y un año da para mucho. En la juventud los anhelos, e ilusiones predominan; con el paso del tiempo lo cotidiano se aprecia más, quizás por intuir lo efímero.
    El amor es lo que importa, el sexo entra dentro de las necesidades naturales, que se practican, o no, dependiendo de la necesidad, convicción, o criterio y la sociedad debería de evolucionar, en aras de la tolerancia y el respeto hacia los demás.
    http://nelygarcia.wordpress.com

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