Un ‘País de todo a 100’, la resaca del exceso

Fotograma del documental ‘Pais de todo a cien’.

Fotograma del documental 'Pais de todo a cien'.

Fotograma del documental ‘Pais de todo a cien’.

El cineasta Pablo Llorca muestra la crisis que vive España a través de un recorrido por el país en ‘País de todo a 100’. Los protagonistas del documental son dos amigos que visitan España en las navidades de 2013. Uno es español y se fue a Berlín cuando ya se hablaba de recesión. El otro es finlandés y no visitaba España desde niño. Los dos caminan por un país lleno de cambios, sumido en recortes y lleno de obras grandilocuentes que agonizan antes de ser vividas. Escuchan los gritos que luchan por los derechos, las consecuencias del desempleo y el desaliento de una generación que se siente perdida.

País de todo a 100, que llega este fin de semana a Matadero de Madrid, surgió de las imágenes sueltas que Llorca capturaba en manifestaciones y protestas. “Me di cuenta de que lo que tenía se podía aprovechar para un documental, creé una estructura ficticia tratando de hacer la crónica de un momento”, relata el director. “Me apetecía ilustrarlo con un español que volviese cinco años más tarde, porque creo que se encuentra un país con grandes diferencias. Por otro lado, busqué la mirada de alguien de las antípodas de Europa: un finlandés; una persona con problemas distintos a los españoles. Sirve de contrapunto, hay cosas que no vemos y que ellos ven en nosotros, como la vitalidad. Quise crear una especie de red con diferentes puntos de vista, una trama de contrapuntos”. Visiones diferentes que se ejemplifican en pequeñas historias. El recuerdo, ya lejano, de una manifestación en contra de la reducción del tamaño mínimo de las viviendas de protección oficial; una protesta que puede parecer frívola ante la crisis actual de la vivienda. O la ardua realidad de un pastor licenciado en Sociología o un matrimonio de universitarios en paro.

La voz en off de Pedro Casablanc actúa uniendo todos esos testimonios que son la crónica de un declive. Imágenes de la decadencia que dieron paso a un guión y a la búsqueda de más. “Yo tenía imágenes de años anteriores que he incorporado descontextualizándolas. Supongo que al verlas pensé en el viaje, hice un guión y busqué más para cubrirlo. El montaje responde a una improvisación. La película era más larga, he quitado cosas, como la problemática de los centros comerciales en A Coruña, alguna urbanización…, para no hacerla pesada».

El documental se hace llevadero con referencias cotidianas: La búsqueda de un baño limpio, que encuentran en un museo; la solidaridad de un andaluz que da diez euros a dos desconocidos haciendo gala de la solidaridad que siempre se ha vinculado a España; o la cita a una persona susceptible que les manda callar en un viaje. Anécdotas que acercan al espectador a esa empatía que también encuentran en las pequeñas historias que hay dentro del documental.

El poco movimiento de visitas en el Museo de Arte Contemporáneo de León, la poca utilidad del aeropuerto de Castellón o las urbanizaciones fantasma con una ocupación cuatro veces menor de la proyectada son algunas de las realidades en las que se detiene la película.

El documental puede provocar risa, cabreo, reflexión y aprendizaje. Sensaciones e inquietudes que Llorca dice no haber buscado. “El fin último, si es que lo tiene, se me escapa un poco”.

En País de todo a 100 el esperpento está muy presente: huellas de la burbuja inmobiliaria con forma de extravagantes obras inacabadas, ruinosas o sin sentido; la devoción desmedida por poner a todo una marca de autor; fealdad grandilocuente con final absurdo. Toda una borrachera de exceso que ha dejado una resaca de desempleo, recortes sociales y precariedad.

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Fotograma del documental ‘Pais de todo a cien’.

Llorca consigue hacer una crónica resumida de la realidad que vive España. Muestra la variedad de gente que hay en el país: una población que ha visto recortado su sistema de bienestar, que se manifiesta y que, en ocasiones, muestra reminiscencias de la lucha de la Transición. Pintadas, lemas y canciones rescatados de los setenta y a los que el realizador da un espacio en País de todo a 100.

Una sucesión de vidas a las que la crisis quebró sus sueños, manifestaciones buscando derechos perdidos… Y un remate optimista. Llorca acaba con un concierto improvisado en plena calle. Un paréntesis en el que la gente canta, ríe y baila. Un mensaje que recoge el amigo finlandés. Sabe que, pese a estar mal, en España hay muchas ganas de vivir.

‘País de todo a 100’ se proyecta en Madrid el viernes 6, sábado 7 y domingo 8 de febrero en la Sala Borau de la Cineteca (Matadero) www.cinetecamadrid.com

Fotograma del documental 'Pais de todo a cien'.

Fotograma del documental ‘Pais de todo a cien’.

Fotograma del documental 'Pais de todo a cien'.

Fotograma del documental ‘Pais de todo a cien’.

Fotograma del documental 'Pais de todo a cien'.

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Comentarios

  • Paloma Ctrl

    Por Paloma Ctrl, el 07 febrero 2015

    Tiene muy buena pinta!

  • Miguelo

    Por Miguelo, el 07 febrero 2015

    Hola Ilda, genial tu artículo. La película merece mucho la pena. Ya se proyectó en Sevilla el pasado noviembre en el SEFF14 (de paso os doy un tirón de orejas para recordaros que no todo comienza siempre en Madrid, desde el punto de vista de la cultura).
    Pero no os la perdáis

  • Xicalo

    Por Xicalo, el 07 febrero 2015

    «…haciendo gala de la solidaridad que siempre se ha vinculado a España…» dices.
    Siempre que oigo hablar de la pretendidad solidaridad del pueblo español (o peor aun, de «España», como un ente unitario) alucino un poco.
    ¿De donde sacáis este concepto extraño? Es difícil encontrar un país más asquerosamente insolidario que el nuestro, y no hay más que ver las cifras del paro para darse cuenta: ningún país de nuetro contexto se acerca, ni por asomo, a la insolidaria manifestación de menosprecio por el vecino que representa ese 25% de paro (actual) o ese 10 o 12 que tuvimos siempre, mientras en Europa no pasaban del cinco. Hasta Grecía, que actualmente nos supera en ese aspecto, tenía menos paro que nosotros cuando se enfrentaba a su segundo «rescate», es decir, después de dos años de ser machacada por los neocon de la UE.
    Evidentemente, hablar de «país solidario», cuando una gran parte de sus habitantes ni siquiera sienten que formen parte del mismo país es algo levemente ridículo.
    Una cosa es ser una cultura muy abierta, sin dificultades para «enrollarse» o «vacilar» con el vecino, simpática y dicharachera, incluso, y otra muy distinta es ser una cultura solidaria. Yo no se si lo fuimos antes de la dictadura del general Franco, que, después de 40 años de miedo, represión y promoción de la incultura, consiguió crear un país de mierda, completamente egoista, individualista excepto para las juergas, y absolutamente insolidario. Y no se le puede negar al dictador que hizo bien su trabajo: seguimos igual casi 40 años después de su muerte.
    Aparte de eso, muy interesante tu artículo. Invita, realmente, a ver el documental. Un abrazo

  • Cal

    Por Cal, el 07 febrero 2015

    Amén a todo lo expuesto por Xicalo.

  • Kawatsu

    Por Kawatsu, el 07 febrero 2015

    Me ha gustado mucho el artículo.

    Sin embargo, hay algo que se dice de forma colateral, embebido en otra frase, pasando desapercibido y que nunca es objeto de crítica o reflexión.

    Toda una borrachera de «exceso» que ha dejado una resaca de desempleo, recortes sociales y precariedad.

    ¿Por qué y cómo fue posible ese «exceso»? Se ha culpado de ello a la burbuja inmobiliaria, a la liberalización del suelo que propició Aznar. Pero …..¡espera! Pero …. ¿No dicen las nociones más básicas de economía que, un incremento en la oferta producirá «ceteris paribus» una disminución en los precios? Entonces …. ¿Qué factor o factores propiciaron -realmente- ese exceso? Mucho me temo que, los auténticos responsables -como es habitual- se han ido de rositas, mientras que el común de los ciudadanos ha sido sujeto y víctima del exceso, del mismo modo que lo es el pez, que muerde el anzuelo y paga con su vida el «exceso», al tragarse el cebo.

    Echo en falta al gran ausente: la banca y el papel que jugó. Y lo que es más importante ¿por qué la banca actuó de esa forma, y a qué intereses respondía? Lo cierto y verdad, es que a los ciudadanos, se les metió en dinero por a boca ….. y picaron.

    Es verdad que se dio una burbuja inmobiliaria, no hay duda al respecto, pero también se dio en UK y en el mismo periodo, donde -curiosamente- la banca siguió unas prácticas idénticas a las de España, pero donde no hubo un boom en la construcción inmobiliaria.

    En fin, Aznar podrá tener responsabilidad en estos «excesos», pero no le vienen por el boom en la construcción, sino más bien, por las consecuencias de cierta reunión en las Azores.

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