Un proyecto pionero para devolver marismas al Cantábrico

La marisma de Rubin

La marisma de Rubin

La Marisma de Rubín.

Esta semana y la próxima, viajamos con nuestra ‘Ventana Verde’ a Cantabria y al río Jarama para contaros diversos proyectos de conservación de nuestras aguas, pieza fundamental en la salud del entorno más cercano y del planeta. Hoy nos trasladamos con la organización FAPAS (Fondo para la Protección de los Animales Salvajes), apoyada por la Fundación Banco Santander, a San Vicente de la Barquera, una bella localidad marinera en la costa cántabra, para visitar sobre el terreno la recuperación de un centenar de hectáreas de la Marisma de Rubín, desecada hace más de un siglo y que en las últimas décadas servía como desubicada plantación de eucaliptos para la producción de celulosa.

Ha llovido intensamente el día anterior, pero este martes de otoño nos regala agradables temperaturas y una apaciguadora luminosidad. Roberto Hartasánchez, presidente y alma máter de FAPAS desde su creación, se muestra contento de poder contarnos a un grupo de periodistas especializados en medioambiente los resultados de un sueño que venía acariciando desde hacía tiempo, y que le parecía una quimera hasta que logró la complicidad de la Fundación Banco Santander, que ha aportado 90.000 euros, y de ENCE, la empresa de Energía & Celulosa que, entre muchas sombras (por ejemplo, por su factoría en Pontevedra, el presidente Mariano Rajoy ha sido declarado persona non grata precisamente en la ciudad donde creció), también arroja luces, como esta: ENCE decidió renunciar a la propiedad de este centenar de hectáreas en San Vicente de la Barquera, en la desembocadura del río Escudo, que venía explotando como plantación de eucaliptos, para que la maltratada Marisma de Rubín regresara a los brazos del Cantábrico.

En el verano de 2015 se procedió a la tala de un bosque (unos 8.000 árboles) que no pintaba nada ahí, y un año después hemos acudido los periodistas a certificar el proceso. La imagen ahora no es muy fotogénica aún, porque se ha optado por que la naturaleza, a su ritmo, tras el empuje inicial humano, restaure lo que era suyo y con el flujo de las mareas y la entrada de agua salada en lo que fueron terrenos agrícolas y después forestales la marisma adopte en un lustro su aspecto completo de marisma. El proyecto es interesante, además de por la recuperación concreta de la zona, por lo que puede significar de proyecto piloto para la recuperación de otros humedales -en España se acrecentó la fiebre desecadora con Franco para ganar terrenos agrícolas y acabar con lo que se consideraban zonas insalubres- sin inversiones desorbitadas. La recuperación de la Marisma de Rubín es considerada también pieza clave por Hartasánchez para favorecer la reintroducción del águila pescadora, extinta en la zona; otro de sus sueños más persistentes.

También en el recién terminado mes de octubre, la organización SEO/BirdLife y la Demarcación de Costas en Cantabria anunciaban el comienzo del proyecto de recuperación del dominio público marítimo-terrestre en otra ría cántabra, la de San Martín de la Arena, en el término municipal de Miengo. La iniciativa supone recuperar para la naturaleza una parcela abandonada de ocho hectáreas que fue ocupada con depósitos materiales procedentes de la cantera de Cuchía y, posteriormente, colonizada por especies vegetales invasoras. De esta manera, se devolverá a su estado original un espacio para que se integre de nuevo en la marisma. FAPAS y SEO/BirdLife, como otras organizaciones conservacionistas, instan con estos ejemplos a todas las administraciones públicas a apostar por la restauración de hábitats, una línea de trabajo que, por ejemplo, SEO desarrolla desde hace años, especialmente en ecosistemas acuáticos en el marco de su campaña Alas sobre Agua.

La Marisma de Rubín forma parte del bellísimo estuario que envuelve San Vicente de la Barquera y que en esa silenciosa mañana pudimos contemplar en todo su esplendor desde lo alto del castillo del siglo XII de la localidad. Como nos explicó Borja Baselga, director de la Fundación Banco Santander, «después de más de cien años parcialmente desecada, ENCE, empresa privada gestora del terreno, decidió renunciar a sus derechos anticipadamente para cederlos a la Dirección General de Costas del Ministerio de Medio Ambiente y así hacer posible su restauración». «Para la Fundación, que lleva 12 años recuperando espacios naturales degradados y ayudando a la conservación de especies amenazadas de extinción, esta iniciativa tiene un enorme valor por lo que significa de colaboración entre lo público y lo privado, y por lo que contribuye a la recuperación de un ecosistema intermareal caracterizado por su gran biodiversidad».

Marisma Rubín from El Asombrario on Vimeo.

De hecho, en primavera viajamos también con la Fundación Banco Santander al Parque Nacional de Doñana -ahora acorralado por una serie de proyectos anacrónicos como el dragado del río Guadalquivir y la creación de un almacén de gas en su subsuelo- para conocer otro de sus proyectos junto a la Fundación Migres dentro de la línea de Recuperación de Patrimonio Natural: el seguimiento y afianzamiento en ese territorio protegido de la población de águila imperial ibérica, especie de la que sólo existen 475 parejas en el mundo (todas en España y Portugal), de las que casi un centenar se encuentran en Andalucía.

Con la Fundación Naturaleza y Hombre desarrolla un proyecto para la gestión integral del bosque atlántico sobre un territorio de 50.000 hectáreas que se extiende entre el norte de Burgos y el sureste de Cantabria. Ahí pretenden abordar las distintas facetas que componen la conservación y mejora de este importante ecosistema, el cual tiene en los incendios su principal amenaza. Por tanto, con esta acción, además de proceder a la reforestación de zonas de hayedo, se intenta potenciar la utilización de especies animales domésticas autóctonas, algunas de ellas en peligro de extinción (caballo losino, vaca pasiega y oveja lacha).

Roberto

Roberto Hartasánchez en la Marisma de Rubín.

Mediante la colaboración con la Fundación Oso Pardo , la Fundación Banco Santander trabaja en la mejora del hábitat osero en entornos mineros degradados en el Alto Sil leonés (municipios de Villablino, Palacios del Sil y Páramo del Sil), que mantiene una rica biodiversidad, razón por la cual la totalidad de este territorio está incluida en la Red Natura 2000. Sus bosques de roble y abedul albergan uno de los núcleos oseros reproductores más importantes de la subpoblación occidental cantábrica y una esperanzadora población de urogallos. Y con la Fundación Migres, trabajan en la recuperación del águila pescadora en el espacio protegido de las Marismas del Odiel (Huelva).

A Roberto Hartasánchez se le ve disfrutar llevándonos a un lado y otro de las orillas de la marisma, para asistir a cómo la naturaleza poco a poco va tomando posesión de lo que es suyo y le arrebatamos, inundando con agua salada el terreno, secando los eucaliptos que se empeñan en rebrotar y los abedules, y socavando poco a poco los diques que manos humanas levantaron para desecar este valiosos pedazo de humedal.

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