Wim Wenders: “Tras el 11S los políticos querían venganza»

New York, November 8, 2001, III

El cineasta alemán expone por primera vez en España fotografías en gran formato de la Zona Cero tomadas dos meses después del atentado y otras tras el desastre de Fukushima. La muestra en la Fundación Sorigué de Lleida se completa con una colección de paisajes desnudos.

MANUEL CUÉLLAR, Lleida

Cuenta Wim Wenders que una semana después de que los terroristas estrellaran los dos aviones en las torres del World Trade Center de Nueva York, él aterrizó en la ciudad. Iba buscando un consuelo. El final de una ansiedad que se había instalado, como en muchos otros ciudadanos de todo el mundo, en su cerebro. “Estaba atrapado por aquellas imágenes terribles. Desde el atentado, no había podido casi dormir y necesitaba encontrar una forma de conjurar el miedo y acabar con las pesadillas”, confiesa el cineasta durante la presentación de una exposición de sus fotografías en la fundación Sorigué de Lleida. Se trata de una muestra que exhibe, por primera vez en España, una selección de fotografías panorámicas de gran formato -más de cuatro metros de longitud- de Nueva York tras los atentados del 11S y paisajes de Fukushima después del desastre nuclear y se completa con una serie de paisajes desnudos tomados por Wenders en varios de sus viajes.

Esta mañana Wenders ha contado muchas historias. Pero en una de ellas desveló la forma en la que logró introducirse en la llamada zona cero apenas dos meses después del atentado. Exactamente el 8 de noviembre de 2001: “El acceso era muy restringido, se podrá imaginar. Sólo dejaban entrar a un fotógrafo acreditado que fue contratado para documentar todo lo que ocurría en aquel lugar que había sido devastado. Dio la casualidad de que ese fotógrafo era amigo mío, así que le pregunté cómo podría entrar allí para poder conjurar mis demonios, para poder descansar. Me respondió que sólo había una forma: convertirme en su falso ayudante y asistente”. Así, ambos hombres utilizaron el método más sencillo que se pueda imaginar: una modesta fotocopiadora para falsificar, con la acreditación del primero, un salvoconducto para el supuesto ayudante. “Con toda tranquilidad nos fuimos al control en el acceso y entramos los dos. Desde luego yo daba el pego como asistente pues mi equipo analógico y panorámico; una cámara de 6 x 17 con varias lentes, abulta más que la digital de mi amigo”.

Wenders pasó todo un día allí, en el epicentro del horror, de la negrura, del terror, de la muerte haciendo fotos. Pero lo que aquel agujero le contó fue algo positivo: “Sentí que aquel lugar transmitía un mensaje especial. Pude ver un mensaje de curación; como de que en el infierno pueda existir también la belleza. Durante los días posteriores al atentado por toda la ciudad y creo que en casi todo el mundo, se instaló un sentimiento de que aquel lugar nos contaba una historia de paz. De tenerle una consideración distinta a la paz. Que aquello se convirtiera en un símbolo para entender y corregir los mensajes de odio. Recuerdo que mucha gente que ni siquiera se hablaba comenzó a hacerlo y se creó un sentimiento de solidaridad extraordinario. Era la sensación de que después de aquel horror, los ciudadanos de a pie queríamos que existiera una nueva comunicación en el planeta. Aquel lugar que se había llenado de sangre, nos decía que había que terminar con la sangre. Por desgracia la política se dirigió en la dirección contraria y trató de buscar una conexión entre Irak y la zona cero. Llegó la guerra, la invasión. Los políticos decidieron apostar por la venganza. Y la paz que queríamos los ciudadanos quedó más distante que nunca”.

New York, November 8, 2001, V

Precisamente eso es lo que busca el Wim Wenders fotógrafo cuando trabaja: “Escuchar las historias de los rincones que fotografío. Me gusta ser un intérprete de las historias que nos narran esos lugares”, afirmó el artista. Wim Wenders (Düsseldorf 1945) es considerado como una de las figuras más importantes del Nuevo Cine Alemán. Paralelamente a la dirección de cine, el artista siempre ha desarrollado un trabajo fotográfico que se caracteriza por plasmar conmovedoras imágenes de paisajes desolados que aluden a temas como la memoria, el tiempo, la pérdida y la nostalgia.

Pero, ¿cómo se formó el Wenders Fotógrafo? “Mi profesión principal mucho más allá que la de cineasta, siempre ha sido la de viajero. Cuando tenía seis años me regalaron mi primera videocámara y a los 10, mi primera cámara de fotos con la que me convertí en el raro de mi pandilla, en el que sacaba fotos casi a todas horas. Para mí era como una segunda naturaleza, como respirar o como leer. Hasta los 40 años no me decidí a pasarme al medio formato. Y lo hice para fotografiar el oeste de Estados Unidos. Fui en un viaje, por mi cuenta. Simplemente quería entenderlo, buscar sus colores, comprender y familiarizarme con aquellos paisajes que desde Europa nos parecían imposibles. Hasta entonces fotografiaba en blanco y negro. Después de aquel viaje, no quise otra cosa que no fuera el color. Viajé por Arizona, Nuevo México, Texas y Utah. Saqué miles de fotos para tratar de entender esos lugares tal y como eran”. Confiesa Wenders que de aquel viaje salió París, Texas, tal vez la película que lo lanzó al estrellato.

Un hombre que se enamoró de la tecnología 3D después de ver una película de un concierto de U2 rodada en ese formato y que lo utilizó como nadie en Pina, su documental sobre la genial coreógrafa y bailarina Pina Bausch y que sigue investigando en los nuevos avances en la que será su próxima película Every Thing Will be Fine, que protagonizará James Franco, podría pensarse que fuera un defensor acérrimo de la fotografía digital. Nada más alejado de la verdad. “Como fotógrafo soy de la vieja escuela. Todas mis fotos se han hecho con carrete, con negativo de color y no hay proceso digital ni retocado posterior. En eso consiste mi fotografía. En que el espectador pueda escuchar y leer los lugares que fotografío y si hubiera artificio esa comunicación se cortaría. En el cine, te puedes permitir trucar la realidad para contar tu historia, pero como fotógrafo no tengo la intención de añadir nada. Creo que esa es la ética de mi trabajo: ser fiel a los lugares».

Wim Wenders Photographs. Fundació Sorigué. Alcalde Pujol, 2, Bis. Lleida. Hasta el 30 de marzo. 

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Comentarios

  • greg grisham vento

    Por greg grisham vento, el 10 octubre 2013

    ¿Cómo que venganza? el 11-$ fue una operación de bandera falsa. ¿Dónde está el artículo sobre los familiares de las víctimas, respaldado por 2.500 arquitectos e ingenieros que aseguran que las Torres Gemelas y el edificio WTC7 no colapsaron debido al impacto de los aviones sino fueron demolidos con explosivos? Wim Wenders va de pacifista cuando en realidad trabaja para sostener la «teoría de conspiración» oficial, que es totalmente insostenible.

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