San Valentín, ¿hay vida después del succionador?, ¿y para ellos?

El satisfyer, toda una revolución sexual.

El satisfyer, toda una revolución sexual.

¡Mujeres, hombres! Si les digo ¿dónde tienen el clítoris, lo saben? Sí. Su succionador del ídem les ha descubierto las coordenadas exactas de esa anatomía suya. ¿Y si les hablo de la uretra? La cosa se pone maś difícil. ¿Tiene usted unos labios vaginales grandes, pequeños, oscuros o demasiado rosados? Pues vuelven a tener razón. Porque qué más da: todos son bonitos, deseosos y deseables y esa es la mejor concepción que pueden tener de sí mismas. Pero profundicemos: ¿se han sentado alguna vez de cuclillas, delante del espejo, han abierto las piernas y se han mirado detenidamene sus genitales, para una autoexploración? ¿No? Pues espabilen, que Betty Dodson lleva 50 años pidiendo que lo hagan. ¿Saben si su suelo pélvico está tonificado, si pueden controlar los tres esfínteres de su sistema pélvico -uretra, vagina, ano- o si pueden eyacular por sí mismas? Muchas responderemos a alguna de estas preguntas con el monosílabo “no”. Pero estamos de suerte, porque los Satisfyers que tan alegremente corrían estas Navidades en boca y mano de toda la família han abierto la puerta de nuestro armario y ya fuera, tenemos todo un icónico bar LGTB como el Stonewall por visitar, sin disturbios, aunque a buen seguro, con retos que superar. San Valentín será el siguiente.

2020 o la revolución del ‘Satisfyer’

El succionador llegó para quedarse. Ya está en muchas mesitas de noche y ha abierto toda una puerta de placer y eyaculación a muchas. Muchas están pletóricas al ver que pueden alcanzar orgasmos en tan pocos minutos; otras se han sorprendido a sí mismas al verse eyaculando (¡pero nunca se avergüencen, señoras!) y otras opinan, y no tienen por ello menos razón, que este placer fast-sex ni les interesa ni les acaba de poner; a algunas, aunque sean las menos, tan alta potencia y un uso continuado del juguete les puede provocar insensibilidad en el clítoris. Aviso a navegantas de alta mar.

Pero, les guste o no, lo que sí consiguió el succionador –que, ya lo saben, no succiona sino que estimula sin contacto a través de la presión y desopresión del aire– es que se hable de masturbación (¡que no de sexo parejil!) en cenas, bautizos y quedadas amicales. Y que las mujeres entren en tiendas eróticas preguntando por los últimos avances. Y que los hombres pregunten ahora como locos por el succionador masculino (sí, cómo no, ¡los hombres también disponéis de vuestra propia revolución sexual!). O por aquel juguete que le irá mejor a su compañera. “Pero ¿no dejará de querer estar conmigo?”, me preguntan algunos. Y siempre les respondo: ¿Usted come cada día pasta? Y aún así, si lo hiciera, ¿comería cada día macarrones con tomate o preferiría alternarlos con unos espaguetis carbonara o unos fusilli al pesto? Respondido queda.

¿Y ahora qué? ¿Hay vida después del succionador?

Mucha. Porque muchas ya entraban en una tienda erótica como Pedro por su casa. Pero otras, no. A las que no, les invito ahora a que se paseen por estas tiendas -escojan las que tengan glamour y luz- como unas reinas, sabiendo que todo ese imperio de juguetes les puede pertenecer.

A las que ya entraban a las jugueterías para adultos, pero quizás solo se atrevían con un lubricante o con un juguete de forma fálica para seguir nuestro instinto más heteropatriarcal, que lo tenemos bien agarrado en nuestro inconsciente más profundo…, remiren, con ojos de nueva mujer sexualmente empoderada, todos esos artilugios y los infinitos placeres a los que pueden llegar… Dildos, vibradores, plugs anales, geles de potenciación de las sensaciones, plumitas para acariciarse, vendas para taparse, fustas para pegarse. Y todo ello puede ser usado a solas, como experiencia sexual y no forzosamente concentrada en el área genital. Prueben a rozarse los pezones hasta conseguir un orgasmo de pecho. Prueben las experiencias de frotarse y vibrarse el entremuslo sin nunca tocar la vulva. De acariciarse el cuello y el lóbulo de la oreja. De hacer petting con una misma. ¿Se corren ya?

Y por San Valentín, ¿qué?

¡Pues a celebrarlo! Celebremos la vida, el sexo, en compañía de ellos, de ellas, de los sin géneros o en nuestra propia compañía. Estimulen el pezón de su compañero con su Satisfyer; pidan un plug anal para compartir; pedidle a vuestra mujer que se ponga un arnés para sentir el placer de poder penetrar vaginas o anos; y, si lo suyo son las versiones ñoñas del día, llenas de flores y bombones, que no falte una gran sesión de caricias y masajes por toda la geografía corporal. Celebremos el amor, el sexo, la pasión. Con otros, otras o con nosotrxs mismxs. Y celébrenlo a gusto, haciendo disfrutar al otro pero corriéndose ustedes de gusto siempre. Sin miedo, pero con los límites que deseen. Y solo tú, mujer empoderada que saliste del armario, puedes crear ese placer… Nunca, ningún santo o señor, por muy Valentín que sea. Feliz día a todos y todas.

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