Aire Libre de Agosto: caballitos del diablo, naturaleza nocturna y concursos fotográficos

Un caballito del diablo. Foto: Frayle.

Un caballito del diablo. Foto: Frayle.

La búsqueda del águila, el lince y el oso desenfoca a veces nuestra visión de la biodiversidad. Es verdad que son especies emblemáticas, símbolos de la protección de un hábitat o un ecosistema. Pero la naturaleza está llena de seres vivos mucho más pequeños que son esenciales para mantener el equilibrio en el planeta. Este mes en ‘El Asombrario Recicla’ os invitamos a ir en busca de lo pequeño para disfrutar a lo grande, de erizos de mar, libélulas, algas, cangrejos, anémonas, alevines de peces, caballitos del diablo, abejas… Y siempre con la filosofía que exige la actual pandemia y que debería mantenerse: la vida lenta y cercana. Dos concursos de fotografía y las perseidas también van en esa dirección.

Vivo en Madrid y no paso grandes temporadas a pie de mar. La distancia provoca que las incursiones no sean ni numerosas ni con estancias largas, pero desde el primer día que me llevaron mis padres con 12 años a conocer el mar –mejor dicho, la playa, la del Zapillo, en la ciudad de Almería– supe que lo de la toalla en la arena y el remojo en la orilla se me quedaba muy, pero que muy pequeño. Indagando otras formas de pasar el tiempo di, por ejemplo, con los charcos o charcas intermareales.

Charcos entre mareas llenos de vida

La zona intermareal es aquella que queda cubierta de agua con la marea alta y desprovista de ella con la marea baja. Cuando las rocas forman parte importante de las orillas, ese ir y venir del agua hace que se formen charcos repletos de vida marina, alguna muy diminuta, como líquenes, algas o balánidos. Estos últimos –también se les llama bellotas de mar– se reconocen muy bien porque son como diminutas conchas con forma de volcán, sobre todo blancas, que se adhieren a las piedras, a veces formando colonias, pero también a la concha de mejillones o el cuerpo de cangrejos. Multitud de moluscos, alevines de peces, anémonas, estrellas y erizos de mar y hasta bellos nudibranquios o babosas de mar se dejan ver en estos diminutos ecosistemas. Y si alguien debe cogerlos, que sean las gaviotas, chorlitejos y vuelvepiedras que se alimentan de ellos.

Hay infinidad de charcos intermareales repartidos por las costas españolas, pero nos quedamos en los de Euskadi, porque allí añaden otro paisaje y otro término: rasas intermareales. En este caso son plataformas costeras completamente rocosas formadas por la erosión de los acantilados que las escoltan. El Biotopo Protegido Deba-Zumaia (Guipúzcoa), dentro del Geoparque de la Costa Vasca , suma ocho bellos kilómetros de costa que incluyen el famoso flysch de Zumaia, una de las variantes más espectaculares de dichas rasas. También en la playa de Ogeia, en Ispaster (Vizcaya), hay una rasa intermareal llena de vida con numerosas especies de algas, algunas endémicas. Cuando el verde recubre esta rasa se convierte en otro paisaje digno de admirar.

El Geoparque de la Costa Vasca es un pequeño territorio encajado entre el mar Cantábrico y las montañas vascas, conformado por los municipios de Deba, Mutriku y Zumaia.

Libélulas y caballitos del diablo

En otras charcas y charcos, pero del interior continental, se dejan ver especialmente por estas fechas las libélulas y caballitos de mar, ambos del orden de los odonatos, pero con sus características particulares que los diferencian. Todavía hay personas que piensan que son insectos molestos y/o que pican. Olvidémonos de esto porque no es así, y disfrutemos a fondo de sus bellos colores y destrezas voladoras que, entre otras cosas, les permiten quedarse suspendidos sobre cualquier lámina de agua.

De este agosto no sale que aprendamos a diferenciarlos. Vamos allá: las libélulas mantienen las alas extendidas cuando están posadas y los caballitos del diablo plegadas; las primeras tienen un cuerpo más robusto y grande y los segundos más alargado y fino; por último, los ojos de las libélulas están juntos, formando una especie de casco, mientras que los de los caballitos del diablo están separados y son más pequeños. ¿Seguís con dudas? Pues echad un vistazo a estas fichas de la Asociación de Naturalistas del Sureste y así les ayudáis en su proyecto de ciencia ciudadana de búsqueda de odonatos por la Región de Murcia.

Aves cercanas

Las libélulas y caballitos del diablo son insectos que tenemos muy cerca. Nos acompañan en estanques, lagos, ríos y acequias de ciudades y pueblos. Y cercanas se muestran también muchas aves, tanto que durante los días de confinamiento por la pandemia por coronavirus alegraron nuestras salidas a las ventanas y los balcones. La Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) quiere homenajear a estas aves y las ha convertido en el tema central de la 13ª edición de su concurso FotoAves. “Podrán presentarse fotografías de aves urbanas o en entornos urbanos/rurales, a poder ser imágenes que contextualicen las aves en estos medios”, comentan en las bases. Tenemos todo agosto y hasta el 25 de septiembre para captar gorriones, golondrinas, petirrojos, colirrojos, lavanderas… Sí, todas aves pequeñas, porque aunque FotoAves admite todo tipo de especies, el guión de este Aire Libre se ha decantado por lo pequeño.

Medio rural, esencial para la vida

FotoAves viene que ni pintado para celebrar el Día Mundial de la Fotografía, el 19 de agosto, y también otro concurso: FotoRural 2020. En este caso llegan a la 14ª edición, lo organiza la Fundación Estudios Rurales de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) y la editorial Eumedia. La temática de este año es Esenciales hoy y siempre, y también quiere homenajear a las mujeres y hombres que han permitido con su trabajo diario durante el confinamiento que siguieran llegando alimentos de calidad a nuestras mesas. La fecha límite de entrega de fotografías es el 18 de octubre. Y para continuar con lo pequeño y esencial, no nos olvidemos de las pequeñas explotaciones, ecológicas y cercanas; pienso por ejemplo en esas gigantes de la polinización, las abejas, y en la dulce miel que elaboran.

Perseidas. Foto: Pixabay.

Las perseidas de la sierra de Madrid

Y de lo que es pequeño a lo que se percibe pequeño por lo lejano que está. Tanto el año pasado en el Aire Libre de agosto, como hace unos días María García de la Fuente, explicamos en El Asombrario en qué consiste ese fenómeno de la lluvia de estrellas o perseidas que se da en los primeros días de agosto. Así que vamos directamente con una propuesta concreta de astroturismo para disfrutarla en la sierra de Madrid. La ofrece Navalmedio desde hoy, 7 de agosto, hasta el 16 de agosto, con diez salidas repartidas entre varios puntos de observación: puertos de Navacerrada y de La Morcuera, Guadarrama, Mataelpino, Los Molinos y El Boalo. Monitores y guías especializados en astronomía y acreditados por el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama mostrarán no solo las perseidas, sino también las principales constelaciones de esta época del año envueltas en historias mitológicas durante una cena bajo las estrellas. Además, gracias a los telescopios, se observarán Júpiter, Saturno y Marte.

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