Alejandro Palomas: “Haré lo imposible por dignificar a los docentes”

El escritor Alejandro Palomas. Foto: Illadelsllibres.com

El escritor Alejandro Palomas. Foto: Illadelsllibres.com

El escritor Alejandro Palomas. Foto: Jordi Millán.

El escritor Alejandro Palomas. Foto: Jordi Millán.

El escritor Alejandro Palomas, nuevo colaborador de ‘El Asombrario’ a través de Guille y sus cartas al director, ha lanzado recientemente la novela juvenil ‘Un secreto’ (Destino), continuación de ‘Un hijo’ (premio nacional de Literatura Infantil y Juvenil, 2017), ambas protagonizadas precisamente por Guille, un niño de nueve años acompañado en esta historia de una niña paquistaní y otra albina. Hablamos con él de este tipo de literatura, de Guille, de los cuentos tradicionales infantiles, de los colectivos más frágiles de la sociedad y de la importancia de la educación y la imaginación para construir mundos distintos, más amables, acogedores e igualitarios.

 ¿Es necesario reivindicar la literatura infantil y juvenil?, ¿crees, Alejandro, que está olvidada, menospreciada?

Absolutamente. Creo que lo está por los medios en general; en su mayoría ven la literatura infantil y juvenil (LIJ) como un “género menor” y diría que todo se reduce a una mera cuestión de desconocimiento. De todos modos, las cifras cantan y demuestran que la industria editorial se mantiene en gran medida gracias a la LIJ en todos sus formatos, y eso es lo que hace que no muera el poco interés que aún se muestra por ella. Un ejemplo: cuando yo saco novela para “adultos”, mi aparición en medios es estratosféricamente superior a la que he conseguido con Un hijo o con Un secreto, a pesar de que los/as lectores/as adultos/as de estas últimas superan a los jóvenes. Lo que no entienden los medios es que si despreciamos a nuestros/as lectores/as jóvenes, estamos quedándonos sin lectores/as adultos/as a corto plazo, no hay renovación generacional de lectores. No hay futuro.

¿Tú te planteas un procedimiento de trabajo distinto para escribir este tipo de literatura y el resto?

No. Mi método de trabajo es idéntico en todo lo que hago. Funciono de un modo muy intuitivo, tanto en mi línea de adulto como en la de crossover: Veo un principio, pero jamás sé hacia dónde voy. Escribo como si leyera una novela que no es mía, maridando la curiosidad del lector que descubre con la del escritor que comparte.

¿Y cómo te organizas?, ¿puedes simultanear la escritura de unas y otras novelas?

Trenzo. Es decir, escribo una juvenil y el año siguiente me dedico a una obra de adulto, por eso tengo todos los años ocupados, porque juego en dos ligas simultáneamente, y en las dos me ocupo de participar en todas las competiciones. Es muy duro, pero también es adrenalina pura y mi intensidad va muy en esa línea. Me gusta el reto, me gusta contar y sobre todo me gusta sentirme libre creando.

En ‘Un secreto’ viajas por un mundo globalizado, con una familia paquistaní para abordar las bodas concertadas de niñas, con una niña albina perseguida en su país, Mozambique… ¿Por qué estas dos niñas y por qué el acercamiento a estos dos temas?

Nazia apareció en Un hijo y lo hizo así, sin que yo la pensara. Con ella habló parte de mi subconsciente, como suele ocurrirme con muchos personajes, y llegó también la problemática que arrastraba y que arrastran muchas niñas en algunos países en que se las trata como parte del patrimonio familiar con el que negociar. Decidí seguir adelante con ella y ahondar en su situación y poco a poco tomó cuerpo el germen de Un secreto. Con Ángela, la niña albina que se une a Guille y a Nazia en la novela, ocurrió lo mismo: habló mi subconsciente en un momento en que me había sumergido en el problema de la situación de los albinos en algunos países africanos (sobre todo en lo que se refiere a los niños y niñas), gracias al trabajo que hace con ellos Ana Griott, que no solo es una genio de la narración y de la edición, sino que además es una muy buena amiga. Y será precisamente Ángela, la niña albina, quien ocupe más foco en la tercera entrega de la serie. ¿Por qué? Hay algo en mí que se queda siempre atrapado en los indefensos, no sé qué es, pero está ahí, siempre tirándome de la manga, reclamando mi atención: los niños, los animales, los ancianos…, colectivos que están a merced de la voluntad de quien ejerce el poder sobre ellos, tan vulnerables siempre…

Y luego tenemos como protagonista a Guille, ¿cómo es Guille?

Guille es la pureza, es lo que todos/as querríamos ser porque no hay nada sucio en él. Guille ve bien porque mira bien y su voz lo traspasa todo. Cuando habla, siempre dice cosas, no utiliza la voz para esconderse, no se juzga ni juzga a quien lo rodea, solo quiere que lo bueno se quede, que nos veamos como él nos ve, a pesar de que nuestras miradas, las de los adultos, no le hagan justicia.

Ahora le ha dado también por escribir cartas al director de ‘El Asombrario’, ¿por qué?

Porque me atraía mucho convertir a un niño de 9 años en columnista. Quería decir cosas con esa pureza, mostrar el paisaje cotidiano desde esa mirada tan temprana, preguntar con su curiosidad, con sus ganas de saber, sin juicios, que los cuestionamientos fueran en crudo. Y porque me gustó la idea de sacar a Guille de las novelas y hacerlo real, dar una oportunidad a una voz distinta y medirla con la espesura de las voces del periodismo adulto. Por eso lo ofrecí y por eso fue El Asombrario, porque es una de las pocas publicaciones que incluye entrevistas y artículos sobre literatura infantil y juvenil.

Este libro está lleno de referencias a cuentos y personajes clásicos, desde Mary Poppins a la Cenicienta y Blancanieves. ¿Qué opinas de la polémica que ha surgido a raíz de la censura de un colegio público de Barcelona a estos cuentos?

En cuanto leí el titular, me pareció una estupidez, pero los años me han enseñado a esperar antes de opinar, porque la trampa del titular es ya un clásico. Y ahora me alegro. Después de todo el revuelo mediático, he podido leer al detalle cuál ha sido exactamente el proceso y la verdad de lo que ha ocurrido en la escuela en cuestión y realmente el titular y la verdad tienen muy poco que ver. Invitaría a todos/as los que han opinado y han juzgado sin leer a fondo el proyecto de la escuela sobre lectura y su trabajo con los alumnos y alumnas de preescolar a no caer en la trampa del titular e investigar la verdad que hay debajo.

Tú, ¿qué leías de pequeño, lo que más te gustaba?

Yo leía mucho, muchísimo. Empecé con El pingüino Pondus -supongo que por eso adoro a los pingüinos- y de ahí pasé a los libros de Oskar de Carmen Kurtz, a todo el arsenal de Enid Blyton y a las Joyas Literarias Juveniles.

¿Y ahora?

Sigo leyendo con la misma voracidad, aunque empañada por unas expectativas que ya no suelen cumplirse. No tengo paciencia y no termino los libros que no me atrapan. Mis dos últimos grandes descubrimientos son dos primeras novelas: La hija del comunista, de Aroa Moreno, y Kramp, de María José Ferrada. Maravillosas las dos.

En ‘Un secreto’ se resalta mucho la labor de todas esas mujeres profesoras, psicólogas, asistentes sociales, orientadoras… (todas son mujeres aquí) que rodean a la infancia. ¿Crees que se valora lo suficiente su trabajo hoy en día?

Son las grandes invisibles, como ocurre con las bibliotecarias o con las enfermeras en los hospitales. En el caso de las maestras y orientadoras, la experiencia de estos últimos años visitando centros con Un hijo y tratando y trabajando con ellas me ha abierto a un mundo que desconocía. He visto una capacidad de entrega, de dedicación y de compromiso con los niños y niñas que es difícil de imaginar desde fuera. Las maestras y maestros viven a sus niños de un modo muy especial y vocacional. Lo mismo ocurre con los orientadores y orientadoras. Para muchos pequeños, ellos y ellas son incluso más familia que sus propios padres. Cuando oigo decir eso de “qué bien viven los profes, trabajando cuatro horas al día y con todos esos meses de vacaciones”, siento que una vez más hablamos desde el titular, sin saber, sin tan siquiera respetar. En lo que a mí respecta, siempre que esté en mi mano, por poco que pueda, haré lo imposible por dignificar a los docentes que tenemos en nuestra enseñanza.

Por tu trato con niños y adolescentes, ¿qué respuesta recibes de ellos hacia tus novelas?, ¿qué es lo que más te comentan?

La respuesta es Empatía. Muchos no leen habitualmente y cuesta que lo hagan con Un hijo, pero en cuanto conocen a Guille son muy pocos los que no se rinden a su voz. Es como si hubiera algo muy íntimo de ellos que se conectara con el mundo que les muestran Guille y Nazia, ese universo entre real, imaginado y posible en el que se sienten bien y en el que quieren quedarse. De hecho, Un secreto nació un poco a partir de la demanda de los lectores y lectoras de Un hijo. Allí donde yo iba, siempre me pedían que querían saber qué ocurría con Nazia, cuál era su historia.

¿Es la imaginación una buena tabla de salvación en esta sociedad a veces tan puñetera para jóvenes y mayores?

Lo ha sido para mí. Lo fue cuando era niño y aprendí a sobrevivir gracias a ella. La imaginación es un plano de realidad que forma parte de nosotros, es una proyección necesaria para modificar la realidad. No podemos crear nada sin antes haberlo imaginado y muchas veces imaginamos por necesidad. Hay realidades demasiado tremendas para ser vividas. El creador bebe de ellas y las imagina mejoradas para mantener viva la esperanza de que lo que nos toca en suerte puede cambiar, de que en el fondo la condena real es dejar de imaginar.

Y ya está… Bueno, no… ¿Tiene Guille alguna pregunta que le gustaría que te hubiera hecho en esta entrevista?

Sí. A Guille le gustaría saber por qué cuando los mayores le cuentan un cuento a un niño nunca lo cuentan igual y cada noche es distinto. Además se inventan cosas y luego no saben qué decir. ¿Por qué no hay escuelas donde enseñen a los padres a contar cuentos?

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Comentarios

  • Evaluna

    Por Evaluna, el 02 mayo 2019

    Magnífica entrevista y, esta vez sí, magnífico titular. Completamente de acuerdo: los docentes vocacionales, sobre todo en infantil, viven y luchan por sus niños mucho más allá del horario escolar. Por otra parte, necesitamos mucho -adultos, jóvenes y niños- la voz de Guille, siempre tan honesta y que emociona tanto. Espero con impaciencia cada una de sus cartas….¡¡no me falles , Guille!!

  • Celia

    Por Celia, el 03 mayo 2019

    En la Feria del Libro de Buenos Aires he comprado un libro del Sr. Palomas que aún no he leído. Ahora quiero decirle que me parecen muy bien las cartas de Guille, un niño con gran sensibilidad, sobre todo cuando se refiere a la protección a animales abandonados por sus dueños. Pero, ¡por favor!, que termine con ese «Es que» con el que Guille comienza varias frases y que constituye una incorrección, pues se trata de un galicismo. Que el niño escriba con simplicidad está muy bien, ¡pero basta de incorrecciones! Gracias por su atención.
    Celia
    (Prof. en Letras. Río Grande, prov. de Tierra del Fuego, Argentina)

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