‘Alta tensión’: la revolucionaria energía de los ‘prosumidores’

Torres de alta tensión. Foto: Warloofer / Flickr Creative Commons.

Torres de alta tensión. Foto: Warloofer / Flickr Creative Commons.

Torres de alta tensión. Foto: Warloofer / Flickr Creative Commons.

J. V. Barcia y Cote Romero han coordinado un libro, ‘Alta tensión’, del que saltan chispas. Chispas de indignación. Y que arroja mucha luz. Luz sobre la estafa que supone ahora para los ciudadanos el actual modelo de producción y distribución de energía; y luz sobre alternativas. España tiene la tercera electricidad más cara de Europa. Y aquí hay mucho gato encerrado (o mucho buitre).

Lo resume bien Barcia, periodista: «Alta tensión denuncia la sustracción del derecho de los ciudadanos a decidir sobre algo tan fundamental como la energía que consumimos para entregárselo a las multinacionales; y apuesta por un nuevo modelo energético sostenible, democrático y ciudadano».

Apoya en datos sus afirmaciones: «España es el tercer país con la electricidad más cara de Europa. La ratio de beneficios de las compañías eléctricas es aquí del doble y hasta del triple que en el resto de Europa». «Siete millones de personas sufren pobreza energética en España, según el último estudio de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA), presentado en marzo de 2014; lo que se traduce, según ese mismo estudio, en que más de 7.000 fallecimientos prematuros en nuestro país están asociados a esa pobreza energética, a que no tienen recursos suficientes para calentar su casa, a la falta de un mínimo de confort térmico». «Mientras, los beneficios de las multinacionales de la energía, incluyendo a Unesa y Repsol, han superado los 60.000 millones de euros en los últimos diez años».

A uno le dicen esto y, claro, se va de cabeza a leer Alta tensión (editorial Icaria), un compendio de 23 artículos de alto voltaje; con peligro incluso de electrocución, de ponerle a uno a cien por lo que está ocurriendo y que nos llega puntualmente en facturas caras e ininteligibles.

En sus 269 páginas escriben, entre otros, Iñigo Sáenz de Ugarte, subdirector de eldiario.es y autor del blog Guerra Eterna; Francisco Castejón, físico nuclear e investigador en el CIEMAT; Jorge Fabra Utray, presidente del colectivo Economistas Frente a la Crisis; Mario Sánchez-Herrera, profesor de Economía en la Universidad Complutense y fundador de Ecooo; Manel Ferri, experto del Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud ISTAS, del sindicato CC OO; Rodrigo Irurzun, responsable del Área de Energía de la ONG Ecologistas en Acción; Paco Segura, coordinador estatal de Ecologistas en Acción; Pablo Cotarelo, investigador del Observatorio de la Deuda en la Globalización; y Ladislao Martínez, físico, uno de los mayores analistas de los modelos y falsedades energéticas de las últimas décadas desde diversas ONGs, al que le gustaba definirse como «activista, dinamizador social y miembro de ATTAC», y que ha fallecido recientemente; desde aquí quiero dedicarle esta Ventana Verde, de todo corazón y energía, pues fue un hombre que, como pocos, prestó atención a los periodistas para explicarnos -siempre atento, profe, paciente y riguroso- para avanzar hacia otro tipo de sociedad, más libre, menos tóxica y sin las ataduras de la oligarquía económica.

Autores que componen toda una armada -pacífica, pero con muchos argumentos- para abrirnos los ojos. Muchos bajo el paraguas de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético (Cote Romero es su coordinadora estatal) y Ecooo, una empresa sin ánimo de lucro constituida hace 10 años «para generar procesos de democratización energética y promocionar las renovables, sobre todo la solar fotovoltaica; que canaliza la inversión en forma de comuneros, captando el ahorro de pequeños inversores», en palabras de J. V. Barcia, su responsable de comunicación. Además, Alta tensión trae el sello de la Editorial Icaria, que tanto está haciendo por construir discursos económicos, políticos y sociales que sirvan de alternativas más serenas y participativas que el actual discurso dominante agresivo y ultracapitalista.

Repasemos algunas de esas descargas de Alta Tensión. Dice Cote Romero en su artículo La pobreza energética: «Tal y como reza la frase de Vicente Ferrer que encabeza este texto -«la pobreza no está sólo para entenderla, sino también para solucionarla»-, no podemos quedarnos en el mero campo de análisis de la pobreza. Tal y como está el patio, denunciar la falta de voluntad política y la dejación de obligaciones del poder político, no es suficiente para dar respuestas a situaciones tan insostenibles. Nada va a cambiar si no hay una ciudadanía activa que empuje el necesario cambio».

Mario Sánchez-Herrero, en su artículo La energía como herramienta de transformación, da las claves de lo que para mí es este libro: «Una economía regida por grandes corporaciones, como la que nos toca padecer en la actualidad, no es ya, ni nunca va a serlo, garantía de bienestar para las poblaciones, sino, por encima de todo, fuente de desigualdad. La economía globalizada, en la que los Estados deben plegarse a los dictados de las multinacionales, agudiza la precariedad. Los ciudadanos estamos expuestos a fuerzas que escapan a nuestra capacidad de influencia. Un día tenemos derechos y trabajo, pero eso puede cambiar por la decisión o la amenaza de la plutocracia empresarial. Todos los productos con los que satisfacemos nuestras necesidades básicas son provistos por inmensas organizaciones, que se han ocupado eficazmente de aniquilar la competencia local, de pequeña dimensión». «Pero hay un sector (el energético) en el que inesperadamente se ha logrado la cuadratura del círculo: devolver el control a las personas y a las comunidades y que, al tiempo, constituya una solución eficiente desde el punto de vista económico (…) El primer paso, como sabemos, partiría de una legislación no discriminatoria del autoconsumo eléctrico. Si nuestro Gobierno defendiera el interés general, si tuviera como norte que la electricidad tuviera el menor precio posible para el consumidor (además de las otras muchas ventajas asociadas a la generación renovable), no pondría barrera a la competencia que representa la fotovoltaica distribuida». «En el ámbito de la energía, por tanto, se abre un espacio para el cuestionamiento radical del modelo económico vigente (…). La energía puede convertirse en el primer paso. Con los ciudadanos así activados, buscando soluciones individuales y colectivas para recuperar la libertad, podría iniciarse una bola de nieve que alcanzara a muchas otras actividades y sectores en los que el modelo de prosumidor pudiera ir desplazando al vigente de productores versus consumidores». «Las energías renovables que se basan en recursos comunes, gratuitos y ubicuos son, en ese sentido, perfectas para construir sobre ellos la alternativa. El punto de partida de una nueva economía en la que el lenguaje se construya a partir de conceptos revisitados: prosumidores, ciudadanos, responsabilidad y bienes comunes».

Y, como destaca Barcia, es precisamente esa oportunidad de subir el primer escalón para una revolución de los consumidores frente a los oligopolios lo que ha puesto tan nervioso al Gobierno conservador español, y de ahí toda su estrategia para criminalizar y castigar las renovables y el autoconsumo, en contra de la lógica, el progreso, la historia e incluso la política de la Unión Europea. «Las grandes multinacionales de la energía buscan con ahínco hacer cautivos a los Gobiernos hasta que hinquen las rodillas y legislen a su medida para perseguir y criminalizar las energías renovables, porque es una herramienta fundamental de empoderamiento de los ciudadanos». Barcia insiste, como muchos otros expertos, en que por muchas zancadillas que pongan los gobiernos más conservadora e interesadamente dóciles en su alianza con las multinaciones -véase también el escandaloso apoyo del PP a la contaminante y trasnochada tecnología del fracking-, el proceso de las renovables es irreversible. Y de ellas es el futuro. Y la luz. Barcia concluye que esta cruzada contra las renovables -«que ha supuesto también la pérdida de unos 75.000 puestos de trabajo»- y los escándalos en torno a la subida vertiginosa de la factura eléctrica y la imposibilidad de muchas familias de pagarla han traído algo positivo: «Por primera vez el debate sobre la energía ha prendido en España y en la gente; ya no se puede ocultar lo que está pasando».

Terminamos con unas frases del artículo de Ladislao Martínez, que hablaba de negavatios, en contraposición a los megavatios, es decir, la idea de promover la eficiencia energética y el ahorro, algo de lo que solemos olvidarnos. Una vez más de forma interesada. «La pregunta que se suscita entonces es por qué no se ahorra energía en lugar de producirla. Las causas de esta aparente paradoja son varias». Y sobre todo hay que destacar una: «Las empresas energéticas sólo obtienen beneficios vendiendo energía, por lo que obviamente no tienen ningún interés en vender menos».

Ladis, este artículo va por ti.

Punto (y seguido, hasta el próximo martes) con la frase de la artista y escritora norteamericana Florence Scovel que abre Alta tensión: «El miedo es la energía mal dirigida».

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Comentarios

  • Tomy

    Por Tomy, el 03 febrero 2015

    Bueno, en España estos apaños de políticos, asesores, puertas giratorias no es exclusivo de la energía. Se da lo mismo con carburantes, con telecomunicaciones… En definitiva, en España tenemos unos grandes especuladores que juegan con la ley a su favor (políticos), y tenemos a los ciudadanos embobados creyéndose cualquier estupidez que suelta un político bien vestido por la tele.

  • Marian

    Por Marian, el 14 junio 2016

    Excelentes palabras, Rafa, y muy inciso y preciso, sobre un tema que así lo requiere. Es sumamente necesario el aporte en tal sentido, del sector privado que se encarga de desarrollar alternativas de sistemas para el aprovechamiento de la energía solar para el consumo eléctrico, como es el caso del trabajo que realiza http://www.enlight.mx/ y muchas otras compañías del ramo.

  • Infhidro

    Por Infhidro, el 26 septiembre 2016

    El sistema de prebendas no es Español, es latino. Si observais ocurre en Italia,Portugal, Grecia, en menor medida en Francia pero ocurre y se ha exportado a todo latino américa. Si os fijais las eléctricas, comunicaciones, agua ,por lo general servicios de gran consumo monopolizados los tienen atrapados a través de la concesión pública a compañías privadas que hacen de carrousel para la política. Ellos la privatizan, se llevan los beneficios y cunado quiebran las nacionalizan lo cual el estado (la población) se lleva las perdidas.

  • Luis

    Por Luis, el 22 julio 2019

    Muy buen aporte , desde felicitamos al autor, este tipo de blogs deberíamos de difundirlos más …

    Saludos

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