Álvaro Morte: «Falta teatro de calidad para el público joven»

© Fotografía: ROBERTO VILLALÓN

Álvaro Morte  no es de esos actores que simplemente esperan a que suene el teléfono esperando una prueba para una serie. Es de los que construye sus sueños. Y fruto de ese trabajo nació su compañía 300 pistolas. No le dan miedo los clásicos y se atrevió con una adaptación del Perro del Hortelano muy alejada de los corpiños y almidones a los que estamos acostumbrados. La fórmula ha sido un éxito, con premios en los festivales de Almagro o Garnacha.

Ahora repiten fórmula con un montaje que rezuma ilusión, juego y amor al teatro. Esta vez dan la vuelta a Tres Sombreros de Copa, de Miguel Mihura, pasándolos por la óptica de los Hermanos Marx. El punto de partida es qué pasaría si parte de la compañía que viene a representar la función no llega a tiempo y la sala está abarrotada.  ¿Podrán dos actrices, un actor, el iluminador y el gerente de la compañía salvar el espectáculo…?

TEXTO Y FOTOS: ROBERTO VILLALÓN

¿Cómo surge la idea de este proyecto y de hacerlo así?

Yo le tenía muchas ganas a Mihura. Es una tipo que ha sido dos veces Premio Nacional de Teatro. Ha sido un grande del teatro en España. Cuando me meto a investigar sobre él, descubro cosas que me entusiasman.

Yo quería hacer un homenaje al mundo de los actores, pero descubro que a Mihura también le encantaba ese mundo, el cine, el teatro… Por lo cual, todo cuadraba. A  la hora de dirigir Tres sombreros de copa me he propuesto hacer un homenaje al mismo autor, y me he preguntado qué es lo que a él le hubiera gustado ver encima de un escenario.

¿Los Hermanos Marx y Mihura?

Miguel Mihura escribe este texto a principios de los años 30. Y cuando yo me pongo a investigar al autor intento encontrar sus influencias. Tomé como referencia el cine de la época: Buster Keaton, Harold Lloyd, Charles Chaplin… Pero entonces, descubro que Mihura dirigió el doblaje de Una noche en la Ópera, de los Hermanos Marx.

En este punto la obra toma una perspectiva completamente distinta, cuando imagino a un Groucho diciendo los diálogos de Tres Sombreros... De repente,  ese absurdo que tiene la obra, gana un sentido brutal, un sentido de comedia absoluto.

De hecho pasa a ser una obra más alegre, más brillante, menos triste.

Hay mucha melancolía dentro de la obra, pero Mihura era un cachondo mental. Él definía la comedia como una pirueta, una voltereta. Yo he intentado hacer con el texto eso, una pirueta. Que sea algo brillante, algo animado, dinámico, divertido. Y hacer sobre todo hincapié en lo que es la comedia en sí.

Ya en el montaje anterior de 300 pistolas hicisteis un juego parecido y os planteasteis cómo una compañía de modesta de la época hubiera representado El Perro del Hortelano. ¿Hacéis de la necesidad virtud?

Ja, ja, ja,  hombre, te podría decir que sí, no sé hasta qué punto sería elegante, je, je. El primer montaje sí que fue un “estamos empezando, no tenemos subvenciones, pero tenemos mucha ilusión, muchas ganas”. Pero teníamos la ventaja de no tener que dar cuentas a nadie. Nos dijimos: tenemos pocos medios, pero con estos medios vamos a tirar para delante. Y de ahí surge la idea de hacerlo como lo hubiera hecho una compañía en aquella época. En aquel momento funcionó estupendamente y encontramos un camino por el que empezamos a investigar.

Con Tres sombreros… ha sido más bien intentar sacar la acción del hotel en el que se desarrolla original para llevarla a un teatro tal cual. No hemos ido en este caso a abaratar costes, ja, ja. Pero hemos conseguido una escenografía bastante inusual, muy sencilla, que viene perfecta para la historia que estamos contando, de teatro dentro del teatro.

Por el tipo de textos que hacéis, en ocasiones vuestro público es netamente adolescente. En una época en la que se infantilizan los espectáculos para que, en teoría, lleguen a más gente, vosotros hacéis el camino inverso, hacéis un teatro adulto para todos los públicos.

Efectivamente. Cuando hacemos representaciones con público joven, creemos que es el público al que más hay que cuidar. Es nuestro público del futuro. Tenemos muchísima responsabilidad con lo que ofrecemos a un chaval de 15 años. Si este chico es la primera vez que viene al teatro y ve algo que no le gusta, cutre, probablemente no venga al teatro nunca más. Nuestro punto de partida es ofrecer un teatro de calidad. El público adolescente es el que más se la merece. En este país hay mucho teatro para adultos y para niños, pero nadie se preocupa de la franja joven con un teatro del que pueda disfrutar. Nosotros, con 300 pistolas, montamos las obras para todos los públicos, con un humor adulto, y eso le mostramos a los chicos y chicas y lo agradecen muchísimo. Nuestra experiencia es que cuando hacemos representaciones con público juvenil, salen con ganas de repetir. Qué mejor premio que ése.

Tratáis con respeto a todos los públicos.

Como director creo que mis actores merecen respeto; el autor de la obra, todo el respeto, y el público, por supuesto. Tenga la edad que tenga, la educación, la cultura… es igual.

Presentáis Tres Sombreros… en Nave 73. Están surgiendo nuevas salas alternativas como ésta, ¿Qué aportan a compañías como la vuestra?

A nosotros nos aportan el poder mostrar el trabajo que estamos haciendo. No sé hasta que punto pueden ser un medio de vida constante para las compañías. Pero también cubren una demanda del público que las estaba reclamando. Creo que el público estaba un poco harto de un teatro definido como muy comercial en salas grandes, y otro muy alternativo y experimental en salas pequeñas.  Las nuevas salas se están abriendo a ofrecer otro tipo de teatro. ¡He visto musicales en salas alternativas! Por fin se programan clásicos en estas salas… Deben ser una oferta más de la oferta teatral, no una parte extraña.

Adaptas los dos textos que tenéis en cartera en 300 pistolas. También diriges y actúas. ¿Vocación o Juan Palomo?

Ja, ja, ja. A mí es que me gusta mucho, y cada vez más, la dirección.  La parte de producción fue por buscar algo con lo que estuviera muy a gusto, y hacer algo que nos gustara. Interpretar varios roles es más duro pero muy gratificante. Y bueno, estoy rodeado de un equipo cojonudo.  Tengo unos actores maravillosos:  Sara Gómez, Esteban Giménez, Ana Hastings, Carlos de Austria… Tengo a  Blanca Clemente llevando todo el tema estético, diseño y vestuario… Así es muchísimo más fácil el hacer tantas cosas. Y es que el mundo de la dirección me pone muy perro, je, je. Me encanta todo el proceso de creación de un montaje, la búsqueda del personaje, decidir cómo es, cómo se mueve… Cuando eres director, puedes hacerlo con todos los personajes. Eres tú el que maneja los hilos.

Y si fuera poco, este año has cantado en Ay, Carmela, El Musical. ¿Qué es lo que te falta?

He hecho algún corito, ja, ja, ja. En Ay, Carmela no entré como cantante, entré como actor,  porque mi personaje no iba a cantar. Pero una vez estando allí… Y estoy cantando. Hago de un fascista hijo de puta, un personaje bastante indeseable, al que como actor tienes que amar para poder defenderlo. Pero sí, quién me iba a decir a mí que iba a acabar cantando.

¿Qué sueño tienes para tu compañía?

El sueño con el que empezamos ya está cumplido, que era hacer un montaje de calidad, honesto, con el que estuviéramos contentos. Con El Perro… hemos conseguido varios premios. Los premios son vasos de agua fresca en el mes de agosto, pero el premio ha sido conseguir montar esa obra y ahora estrenar esta segunda, de la cual estamos más orgullosos todavía.

¿De cara al futuro? Me encantaría que cuando la gente piense en nuestra compañía nos identifiquen con un teatro de calidad, con nuevas formas de ver el teatro… Sueños sencillos, pero que para nosotros son muy bonitos.

Tres Sombreros de Copa. Se representa en  Nave 73, Madrid

Martes 24 – Miércoles 25 de Septiembre

Hora: 20:30h

Precio: 12€ anticipada – 14€ taquilla

Reservas: reservas@nave73.esAtrápalo

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Comentarios

  • Micaela Ruiz Gómez

    Por Micaela Ruiz Gómez, el 25 septiembre 2013

    Tuve la gran suerte de asistir ayer 24 de septiembre 2013 en Nave 73 al estreno de 3 sombreros de copa, los actores geniales, la dirección espectacular!
    Alvaro Morte y su actores de nuevo le han dado la vuelta a la tortilla: vayan a verlos, eso si que es teatro! Pequeña advertencia abrocharse los cinturones el ritmo es vertiginoso…

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