ArtBanchel, la inspiración artística cruza el río Manzanares

Presentación del fanzine 'Supercoño' en Artbanchel en el espacio MadClan.

Presentación del fanzine ‘Supercoño’ en Artbanchel en el espacio MadClan.

Presentación del fanzine 'Supercoño' en Artbanchel en el espacio MadClan.

Presentación del fanzine ‘Supercoño’ en Artbanchel en el espacio MadClan.

En un Madrid agitado por los festejos en honor del Patrón, San Isidro, ArtBanchel celebraba su tercera edición el pasado fin de semana con la participación de 32 estudios asentados en antiguas naves industriales de la zona de Oporto, en el barrio de Carabanchel; a poco más de seis kilómetros del corazón de la ciudad. Una programación especial donde los artistas pudieron compartir con el público los detalles de sus procesos creativos, consolidando uno de los lemas del festival: “Te invitamos a cruzar el río (el Manzanares) para que compruebes que al margen hay sitio”.

Hace cuatro años que decidieron crear ArtBanchel, mucho más que una jornada de puertas abiertas. “Nos gusta llamarlo festival, porque en todos los estudios se organiza algo especial para estos días. Exposiciones y performances con la presencia de los artistas, que tienen la oportunidad de compartir su proceso creativo con los visitantes. Trabajamos desde la autogestión sin aceptar subvenciones, aunque recibimos a los políticos interesados”, explica María Tolmos desde el equipo de coordinación, justo cuando viene de atender a Manuela Carmena, que el domingo se acercaba por la zona.

Comienza nuestra ruta a media luz, en el interior de Casa Banchel, una de las naves donde se proyecta el vídeo-ensayo titulado ΚΛΕΙΣΑΜΕ, que significa Cerrado, en griego. Marko Zednik desvela las musas. “Siquiatría, arte y heterotoponimia, palabra que define los no lugares. Testimonios grabados en fronteras, hospitales siquiátricos, centro de internamiento para migrantes, cárceles, la terrible no-vida en la isla de Lesbos.…”, y otros recintos donde la humanidad brilla por su ausencia. Artista invitada: Sol Prado. Fuera, en uno de los muros de un colindante solar abandonado, el artista Ampparito ha pintado un mural que reproduce un juego de niños. Inocencia vivamente policromada para suavizar el impacto emocional de lo recién observado.

Instalación del espacio Prozak Studio.

Instalación del espacio Prozak Studio.

Los artistas instalados en la zona hace ya varias décadas que presumen de su barrio. Pero ¿es mutuo el sentimiento de alabanza? ¿Presume el barrio de sus creadores? Hay de todo. María Tolmos cuenta que muchos bares de la zona ajustan el precio, ya bastante asequible, del menú del día, para ofrecer comida casera a los visitantes. Al otro lado, colectivos más beligerantes, como los anarquistas J.A.C.A, convencidos de que el arte también gentrifica. “ArtBanchel no es barrio. No queremos cultura represora. El arte debe ser una herramienta de lucha y cambio”. Tras los escraches de ediciones pasadas, el equipo de ArtBanchel se reunió con ellos hasta conseguir un pacto de no agresión basado en el respeto.

Seguimos caminando hasta llegar al estudio Algaba, donde la artista Isabel Alonso Vega vende humo, en el sentido más literal de la expresión, totalmente desprovista de la acepción habitualmente peyorativa de la frase. Para componer las series tituladas Smoke on the board o Smoke on paper quema todo tipo de materiales, encerrando el hollín en sucesivas placas de plexiglás que a veces colorea, consiguiendo un bello efecto tridimensional para esas nubes de humo.

En el soleado patio se presentaba el sábado la acción performática Somosanto, del artista Anto López. Paisajes sonoros polifónicos con cierto aire de mantra, producto de los efectos de un sintetizador en la voz del artista. Alonso Vega ha vivido y trabajado en Berlín y entiende perfectamente los recelos ante la posible gentrificación de una zona que el boca a oreja ha convertido en un amparo para los creadores que buscaban más espacio, mejor luz, y rentas más asequibles en una zona bien comunicada y llena de vida. En los balcones que flanquean su patio, la ropa tendida, testigo de propuestas muy originales, podría significar la bandera blanca del acercamiento, pero “aunque no sé si compararlo con el caso de los alquileres turísticos de las zonas céntricas, este espacio es más caro ahora que el taller grasiento que encontré a mi llegada”.

Casa Banchel, uno de los participantes en esta tercera edición de ArtBanchel: Foto: EMB

Nos recuerda Tolmos que no se trabaja para ningún público concreto. “Invitamos a la gente del barrio, a expertos, estudiantes, artistas emergentes o simplemente curiosos. Por eso las propuestas son tan variadas”. Damos fe. En el espacio La catorce Quince convive un artista consagrado como es el fotógrafo Ciuco Gutiérrez con la propuesta de Ludivine Allegue. El primero se acercó para explicar personalmente la filosofía de su exposición, Esto no es una foto, donde vemos soldaditos de plástico en pose de batalla, retratos de parejas de novios, un ciervo morado enorme bautizado Purple rain: Prince, un homenaje al David de Miguel Ángel llamado El hombre que sudaba oro, y otros intentos que cuestionan los límites de la fotografía.

Allegue, por su parte, para su obra ¡Così è… se vi pare! ha destejido un lienzo clásico confeccionando una falda inspirada en las vírgenes de Botticelli, “buscando que los pliegues de la prenda sugieran la anatomía femenina y feminista”. Diez artistas han posado con la falda; las fotografías se han colocado al aire libre en diez lugares del barrio. Solo la de General Ricardos 114 ha sufrido daños. Al menos el balance no es tan triste.

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