Arte y Festival SOS 4.8: El lado oscuro de la fiesta

Alma de rímel. María Jerez y Elii

Fan Riots. Festival SOS 4.8, 2014. Espacio: C+Arquitectos. Foto: Imagen Subliminal.

Fan Riots. Festival SOS 4.8, 2014. Espacio: C+Arquitectos. Foto: Imagen Subliminal.

Por IVÁN LÓPEZ MUNUERA, comisario de Arte y Voces del Festival SOS4.8 (Murcia, 1 y 2 de mayo de 2015).

La relación entre las prácticas artísticas y los festivales de música es amplia y diversa. Los trabajos de artistas como Ryan McGinley, Cristina García Rodero o Andreas Gursky han encontrado en estas citas musicales un campo de estudio fundamental. Un lugar donde los desafíos estéticos producidos en elementos como sus arquitecturas temporales o las ropas y peinados de los espectadores, vienen acompañados de cuestionamientos sociales gracias a las prácticas de comunidad y relación que en ellos se dan. Después de todo, los festivales de música generan comunidades efímeras que pueden ir desde los 35.000 visitantes de un festival medio hasta el medio millón en citas como Glastonbury o Burning Man.

Durante un par de días se producen urbanismos temporales con sus propias dinámicas de grupo, espacios de relación afectivos, regímenes químicos específicos y códigos de vestimenta particulares que convierten a los festivales en un laboratorio de prácticas cotidianas desafiantes.

Un tejido social formado por una serie de desconocidos que de repente se vuelven íntimos, al compartir una misma arena mediada por sus mensajes a través de teléfonos, sus bailes, sus peinados, la suscripción a Tumblrs o canales de Youtube o Vimeo, las redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram…) para formar una comunidad efímera e intermitente, transitoria, pero real y efectiva. Y es a través de estas tecnologías móviles, del baile y la escucha, donde se conforma una sociedad en la que las líneas que les unen no impiden manifestar las diferencias entre unos y otros a través de códigos de vestimenta o de asociación. Producir un programa expositivo para un festival de música es, por tanto, una invitación sugestiva para operar en un laboratorio experimental para el arte en distintos lugares.

Después de todo, a la hora de afrontar un proyecto comisariado, una de las cuestiones más recurrentes en cualquier institución es cómo atraer a un público ajeno a las exposiciones, diverso en su formación cultural, y de qué manera se le puede hacer partícipe de la experiencia. Escapar del espectador estereotipado, del sujeto que sabe lo que va a ver. Una duda que, para la práctica curatorial, lleva consigo la idea de no resultar paternalista o de simplificar los discursos banalizando las propuestas. Desarrollar un programa completo para un marco tan definido como un festival de música supone afrontar estos retos de lleno, ya que el perfil de sus visitantes suele ir motivado por su programación musical.

Alma de rímel. María Jerez y Elii

Alma de rímel. María Jerez y Elii

En 2014 fui invitado a comisariar la programación de Arte y Voces del Festival SOS 4.8 en Murcia. Una exposición y una serie de conferencias y mesas redondas que abordaron el fenómeno del fan desde una óptica política. Es decir, una exploración de las emancipaciones y activismos que se producen en los seguidores de grupos y estrellas a través de distintos agentes, que iban desde performers como Ryan Rivadeneyra, Cooking Sections o Equipo Palomar, hasta videoartistas como Zackary Drucker o Candice Breitz, pensadores como Greil Marcus, Remedios Zafra o Tim Lawrence, filósofos como Eloy Fernández Porta o Henry Jenkins, escritores como Kiko Amat o musicólogos como Silvia Martínez. Con ellos se discutió cómo la figura del fan, lejos de ser un agente banal y alienado, podía resultar un sujeto emancipado que dispone de la estrella de la manera más cruel, reprogramando y alterando sus mensajes para dar paso a procesos de apropiación y canalización de otras ideologías y posicionamientos.

The Dark Side of the Party. Imagen: Jorge López Conde.

The Dark Side of the Party. Imagen: Jorge López Conde.

Pero en la fiesta y en los festivales no todo es celebración. La fiesta tiene su lado oscuro. En los espacios, músicas, declaraciones, agentes y medios de comunicación asociados a los territorios de lo festivo se produce también segregación y exclusión. Un lado oscuro que se manifiesta a través de dispositivos materiales como los cordones de terciopelo que sirven de entrada y frontera a clubs o discotecas, donde se discuten cuestiones relativas a la apariencia, la identidad, la pertenencia a un grupo o sus flujos económicos y geográficos. The Dark Side of the Party (El lado oscuro de la fiesta) se construye como un proyecto que pretende dirimir, discutir y confrontar estas exclusiones, a través de una serie de acciones coordinadas, desde mesas redondas a performances, de conferencias a vídeos o instalaciones. A través de un espacio brumoso diseñado por C+Arquitectos se exploran las atmósferas de la fiesta, ese ambiente inasible y confuso que parece constituir cualquier celebración. Algo visible en obras como la de Halil Altindere (Wonderland), donde un grupo de hip-hoperos turcos denuncian a través de sus canciones los procesos de gentrificación de una ciudad como Estambul. O la de Coco Fusco (Els Segadors) que aborda las dinámicas nacionalistas y sus exclusiones a través de las comunidades trasnacionales. Piezas que se acompañan de obras como la de David Mutiloa o los fanzines de Las Lindas Pobres, performances como las de María Jerez y Elii, Rafa Marcos Mota, Jeleton o Jaume Ferrete, donde se ponen en escena las violencias de lo festivo.Experiencias que son debatidas a través de mesas redondas desde diferentes disciplinas, como la arquitectura y el urbanismo, gracias a figuras como Ethel Baraona y Miguel Mesa; la literatura, con Patricio Pron y Miguel Ángel Hernández Navarro; la música, con Tomás Fernando Flores, Víctor Lenore o Marc Dorian; la sociología, con Lucas Platero o Sociología Ordinaria; o el arte, con Amanda Cuesta.

Todo ello para construir un marco donde lo marginal, lo inadecuado y lo esterotipado pueda ser debatido y confrontado. Para entender que la fiesta y los festivales, los sujetos involucrados en ellos (de músicos a fans) y los espacios donde ésta se produce (de los clubes a las redes sociales) son territorios de negociación y debate del activismo contemporáneo, lugares y cotidianeidades donde también se performa lo político.

Programación artística del Festival SOS4.8 en el Edificio Arte y Voces

Viernes 1 de mayo:

  • Exposición
  • 16:00 – 02:00 – The dark side of the party
  • Conferencias y Work-shops
  • 17:00-17:15. Kick-Off. Iván López Munuera.
  • 17:15-18:00. Alma de rímel. María Jerez+Elii. Performance.
  • 18:15-19:30. ¿Qué cuerpos para qué fiestas?. Sociología ordinaria, Amanda Cuesta, Lucas Platero. Mesa redonda.
  • 19:30-20:00. Mari-Fénix Radio. Jeleton. Performance
  • 20:00-21:00. Narrando la decepción: literatura, historias y aguafiestas. Patricio Pron, Miguel Ángel Hernández Navarro, Landa Layasi+David Álvarez. Mesa redonda.
  • 21:00-21:15. Lanzar un travesti al espacio. R.Marcos Mota+David Mutiloa. Performance.

Sábado 2 de mayo:

  • Exposición
  • 16:00 – 02:00 – The dark side of the party
  • Conferencias y Work-shops
  • 17:00-18:30. Festivales, hipsters, crítica y organización: ¿qué músicas en qué contextos? Victor Lenore, Marisol Salanova, Gerardo Cartón, Tomás Fernando Flores, Marc Dorian. Mesa redonda.
  • 18:45-19:30. Voz Mal. Jaume Ferrete. Performance.
  • 19:45-21:00. Las arquitecturas de la fiesta: exclusión y territorialidades. Miguel Mesa del Castillo, Ethel Baraona, Gabriel Ruiz-Larrea. Mesa redonda.
  • 21:00-21:15. Lanzar un travesti al espacio. R.Marcos Mota+David Mutiloa. Performance.

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