‘Atlas de Justicia Ambiental’ en una Palestina aplastada

Muro de separación entre Israel y Palestina. Foto: Dafna Kaplan.

Muro de separación entre Israel y Palestina. Foto: Dafna Kaplan.

Los asentamientos judíos en territorio ocupado y sus perímetros de seguridad causan estragos ambientales que inciden en la vulneración de los derechos de las poblaciones palestinas. Foto: Dafna Kaplan.

Echamos a andar un nuevo tiempo. España despierta a pesar de los ‘jinetes del miedo’. Y ahora que aquí empezamos a ajustar piezas y rendir cuentas por muchas tropelías, es momento de seguir denunciando enormes violaciones de derechos humanos en el planeta. Hoy traemos a esta ‘Ventana Verde’ el Atlas de Justicia Ambiental, a partir de dramáticos casos de una Palestina maltratada en todos los frentes por Israel.

Jesús Marcos Gamero acaba de venir de hacer un trabajo sobre el terreno en Palestina, y en verano regresará allí. Jesús vive en Getafe, estudió Políticas en la Complutense, luego hizo un máster de Derechos Humanos en Irlanda y recientemente se ha doctorado en la Universidad Carlos III. Su tesis doctoral trata sobre el cambio climático y las migraciones, sobre los refugiados del clima, y especialmente sobre cómo adaptar esa problemática a través de una vinculación estrecha con el modelo de protección social pública y la generación de medios de vida más sostenibles; es decir, enfrentar los riesgos sociales que puede entrañar el cambio climático, como la migración, a través de un mayor desarrollo del  Estado. También ha elaborado una guía sobre cómo ponerse las pilas en la política municipal para enfrentarse a ese reto que no admite más dilaciones, el cambio climático, y al que los políticos siguen sin incluir en sus agendas con todas las de la ley. Guía muy oportuna ahora de cara a la constitución de los nuevos equipos municipales de gobierno.

Con estos ingredientes en su coctelera profesional, los pasos le han dirigido también hacia Palestina y las violaciones de derechos humanos a través del medio ambiente, dentro de los programas del Atlas de Justicia Ambiental, un interesante proyecto que parte de la Universidad Autónoma de Barcelona, y sobre todo del ICTA (Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales) y que busca mapear los conflictos en torno al medio ambiente que están causando estragos en muchas comunidades locales en todo el planeta. Como responsables del Atlas: Leah Temper, Daniela del Bene y el profesor Joan Martínez Alier, figura sobresaliente a nivel europeo en la imbricación de la ecología con la política y la economía. El atlas, que cuenta con el apoyo de la Comisión Europea, busca dar visibilidad a esas luchas por los derechos sobre la tierra, el agua, el aire, los bosques, las cosechas… frente a los estragos de actividades invasivas de minería, fracking, embalses…, y coordinar tantos trabajos y batallas de ONGs, juristas del medio ambiente, científicos, comunidades indígenas…

Política, Ecología, Economía, Derechos Humanos, los pilares del profesor Martínez Alier. Cuenta ya con un inventario de casi 1.500 conflictos, con especial relevancia de algunos países como India (199 casos), Estados latinoamericanos como Colombia (99), Brasil (64), Ecuador (49), Argentina (36), Chile (35), México (33) y Perú (33), y algunos países africanos como Nigeria (69) y Kenia (25). De España, hay documentación sobre 53 litigios, que incluyen desde casos tan conocidos como los de los vertidos de Aznalcóllar y Flix, la plataforma Castor y el polo industrial de Huelva a proyectos de perforación de fracking en Cantabria, Álava y el Maestrazgo de Castellón, el cementerio nuclear en Villar de Cañas, la proyectada polémica privatización de La Almoraima en Cádiz, la estación de San Glorio y minas en el valle de Laciana en León, más diversos proyectos de incineradoras de residuos peligrosos y la introducción de organismos modificados genéticamente en Aragón. Las fichas en su web son muy completas, y abarcan desde el estudio de impactos sobre la salud y el paisaje, a los impactos socioeconómicos, las formas de movilización y las propuestas y alternativas para superar el conflicto. Os invito a que entréis para recabar información sobre los asuntos que más os interesen. «Se trata, sobre todo», dice Jesús, «de contribuir a fomentar la resiliencia de las comunidades frente a esos acosos, de dar visibilidad a su lucha y de aportar recursos a su resistencia».

Gamero ha formado parte del equipo encargado de documentar y dar visibilidad a los seis casos de Palestina, que son, a fin de cuentas, un símbolo, porque podría haber cientos. «Palestina es», destaca el investigador, «un catálogo completo de violaciones de todo tipo de derechos». Conocida es la geoestrategia de Israel por hacerse con los valiosos y escasos recursos de agua en la zona, y que fue lo que le movió básicamente a la ocupación de los Altos del Golán, y a su insistente negativa a retirarse de la zona. Estos son los seis casos concretos denunciados en el Atlas:

Un vertedero ilegal entre las ciudades de Jayus y Azun, especialmente por lo que implica de contaminación de un acuífero que abastece de agua a población palestina, y que ha supuesto que en esa zona se disparen las tasas de incidencia del cáncer. La contaminación industrial de la población de Tulkarm (60.000 habitantes) por un complejo industrial químico israelí, trasladado desde otra zona, por las protestas de los vecinos, hasta justo la frontera con Palestina. La explotación de los recursos naturales del Mar Muerto, donde la mayor parte de la costa Oeste pertenece a territorio palestino, pero, bajo las leyes de Ocupación, la empresa israelí Ahava aprovecha para extraer materia prima -especialmente el preciado barro- para su explotación en forma de productos de cosmética que vende por todo el mundo, con el agravante de que los etiquetan como Made in Israel. El acoso a la ciudad histórica de Hebrón por parte de los asentamientos ilegales de colonos israelíes, que entre otras cosas impiden al municipio contar con estructuras apropiadas para evitar inundaciones y mantener a su población en unas adecuadas condiciones de salubridad. Las amenazas, sobre todo por la construcción del muro israelí de segregación, al histórico lugar y Patrimonio de la Humanidad de Battir, con sus centenarios cultivos de viñas y olivos en bancales; tanto que la Unesco lo incluyó el año pasado en la lista de Lugares Patrimonio Mundial en Peligro. Y también, a consecuencia del muro de hormigón de 8 metros de altura, el estrangulamiento de la ciudad de Qalqilya, que impide a la población estar conectada con lo más elemental, como son sus tierras y sus fuentes de agua.

Casos dramáticos que Jesús Marcos Gamero ha documentado como parte de un proyecto de AlHaq, organización palestina independiente de defensa de los derechos humanos, creada en 1979 y con base en Ramala, y de la Fundación alemana Heinrich Böll, vinculada al partido de Los Verdes, pero independiente de este, creada en 1997.

Gamero continua investigando sobre Palestina, en un nuevo proyecto que pretende vincular las condiciones políticas, sociales, económicas y medioambientales en los campos de refugiados en Gaza y Cisjordania (West Bank en el ámbito anglosajón), a partir del estudio del derecho al retorno de los refugiados.

Explica que, aparte de la denuncia pública para que estos crímenes no pasen desapercibidos, puede existir la posibilidad de que los tribunales ingleses exijan responsabilidades al Estado y las empresas de Israel por estos delitos ambientales, ya que ese territorio fue colonia del Reino Unido durante buena parte de la primera mitad del siglo XX. Gamero pone como ejemplo las ramificaciones internacionales de otros grandes crímenes verdes, como han sido los de Chevron en Ecuador y Shell en Nigeria. Todo para intentar, como repite a menudo en esta revista Carlos Pérez Cruz a través de sus artículos y entrevistas, que los crímenes del Estado de Israel frente al Estado de Palestina no queden impunes y se ajusten a la legalidad internacional y los acuerdos de Naciones Unidas.

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Comentarios

  • Pierre Elie Mamou

    Por Pierre Elie Mamou, el 31 mayo 2015

    según este artículo, solo buenos y el mal absoluto, Israel. EL odio ciega las mentes, ni siquiera una palabra sobre la condición de las esclavas. Según Suheir El-Azzouni (directora de la ONG palestina Women’s Affairs Technical Committee y del Centro para la Mujer en la Comisión Económica y Social de la ONU hasta que su jefe Al-Dafa comenzó a ¡¡acosarla por considerar esta labor contraria al Islam!!), las leyes siguen promoviendo el casamiento precoz (niñas) y no protegen a las mujeres contra prácticas como la mutilación genital. 65% mujeres piensan que fue por su bien, 89 % dijeron que la operación fue sin anestesia con instrumentos no esterilizados

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