Baldomera, la burra que lloró al ver a su amigo humano tras el confinamiento

Esta es Baldomera, que lloró al volver a ver a su amigo tras el confinamiento.

Si Platero era pequeño, peludo, suave, tan blando por fuera que se diría todo de algodón…, la burra Baldomera es tozuda, glotona, mimosa, espontánea, desgreñada y tan expresiva y real que ha conseguido emocionar a más de 50 millones de personas en todo el mundo con un vídeo colgado en Facebook que se hizo viral. La grabación cuenta el reencuentro en una finca malagueña con su amigo humano, Ismael, tras dos meses de separación por el confinamiento. Y cómo los dos acabaron ‘llorando’. Ahora esa sencilla historia de compañerismo universal que entiende todo el mundo se ha hecho libro.

Tiene tanta personalidad, o tanta burralidad, que a veces la puedes escuchar hablar, con sus gestos, con sus gemidos y con sus ruidos, que son capaces de transmitir sus sentimientos. Hay que ser muy humano y muy tosco para no emocionarse a la hora de conocer esta historia. Una historia que ahora se ha convertido en un álbum ilustrado para niñas y niños.

Hace unos meses a los humanos nos encerraron en nuestras casas y la naturaleza aprovechó para tomar ese terreno que le vamos arrebatando a zarpazos de consumo y agresividad. A los pájaros se les oía cantar como nunca, la vegetación creció en los recovecos de las ciudades y la extrema precaución de muchos animales bajó la guardia para animarles a explorar las localidades civilizadas. Vamos, que el planeta no nos echó de menos; más bien, al contrario.

Y precisamente por eso hoy hablamos de Baldomera, y del libro que recoge la historia de separación de su compañero humano, y que se hizo viral justo al concluir nuestro confinamiento por la covid-19.

La burrita Baldomera, escrita por Enrique G. Ballesteros e Ismael Fernández, ilustrada por Ayesha L. Rubio y publicada por NubeOcho, es un libro con una sensibilidad especial que busca llevar al mundo de la infancia el reencuentro entre Baldomera e Ismael tras semanas de separación por el pico de la pandemia en primavera. Un libro que homenajea a la naturaleza, con un canto de libertad a las relaciones de igualdad entre diferentes especies, para encontrar canales de comunicación entre los humanos y todos esos seres a los que a veces utilizamos como juguetes, como esclavos para socorrernos en duras tareas o a los que simplemente despreciamos por ser otro tipo de animales. Todas esas burradas que nunca haría la burrita Baldomera quedan de manifiesto para que niñas y niños, a menudo más empáticos con los no humanos que los adultos, nos ofrezcan la oportunidad que necesitamos para salvar este maltratado planeta. La burrita Baldomera nos permite conocer su historia a través de un álbum ilustrado, pero como queremos saber más cosas de ella, nos hemos puesto en contacto con Ismael Fernández para que nos hable de esta burra tozuda y glotona.

Lo primero que tenemos que saber de Baldomera es que fue un regalo a un taxista que se jubilaba. “Mi padre, que ha trabajado como taxista durante más de 30 años, siempre había dicho que el día que se jubilara se compraría un burro y se volvería al pueblo”, nos cuenta Ismael Fernández, responsable de grabar el vídeo y de viralizar a Baldomera. “No pudo volverse, pero sí que le regalamos a Baldomera. Él siempre había tenido burros en casa, ya que en Andalucía formaba parte de la vida cotidiana de las familias de los pueblos, como transporte o para trabajar en el campo”. 

La historia famosa de Baldomera comienza con el reencuentro con Ismael tras más de dos meses sin verse por culpa del confinamiento. “Reencontrarnos fue algo muy especial y un momento único, como lo son todos nuestros reencuentros. Desde que Baldomera llegó a nuestras vidas hace tres años, yo suelo pasar el verano con ella y visitarla los fines de semanas del resto del año. Pero por culpa de la pandemia pasamos dos meses sin vernos. Tanto la echábamos de menos que hacíamos vídeollamadas a tres; mi hermano con Baldomera desde El Borge, mis padres desde Torremolinos y yo con mi pareja desde Málaga”.

Los meses de confinamiento no han sido fáciles para nadie, han aumentados los casos de ansiedad, depresión, los estados de bajo ánimo, la soledad… Se han echado de menos muchas cosas, sobre todo a las abuelas y abuelos que son los que más se han tenido que aislar para cuidarse del virus, pero también hemos echado de menos nuestras rutinas privadas. “La echaba mucho de menos”, sigue Ismael, “por eso, en cuanto se anunció que el 18 de mayo volveríamos a tener movilidad provincial en Málaga, a las 5 de la mañana ya estaba yo camino a mi casa del campo. Fui todo el camino ansioso, pensando que yo tenía muchísimas ganas de ver a mi burrita…, pero igual ella ya ni se acordaba de mí. Porque mi hermano se había estado haciendo cargo de ella todo este tiempo. Así que cuando llegué, la llamé, y la verdad es que fue extraño, porque siempre que me ve rebuzna desde donde se encuentre, pero en este ocasión se quedó completamente callada… Pensé que efectivamente ya no se acordaba de mí. Entonces echó a correr hacia mí y me vino a dar besos y caricias con el hocico y no pude evitar la emoción de echarme a llorar. Fue en ese momento cuando rebuznó de una manera que no lo había hecho nunca, parecía que empatizaba conmigo y ella también lloraba de alegría al verme. Fue algo único; yo simplemente lo grabé y lo subí a Facebook, como lo he hecho otros cientos de veces, en privado para mis contactos. Luego una amiga me pidió que lo hiciera publico y ahí empezó el jaleo”.

La burrita Baldomera y su amigo Ismael vistos por la ilustradora Ayesha L. Rubio.

Fue ese encuentro el que se viralizó por el mundo entero. Desde Málaga llegó a todos los rincones del planeta. Ismael Fernández ha concedido más de 200 entrevistas; y su historia se ha contado en Al Jazeera, la CNN o la revista People… Ha llegado a todas las culturas del planeta, desde Alemania, Rusia y Tailandia a Japón, India, Marruecos, Canadá y Latinoamérica. Y en todas se ha entendido de la misma manera. Simplemente como lo que es: una historia de amor entre dos especies distintas. Ahora es un libro ilustrado, con textos de Enrique G. Ballesteros y dibujos de Ayesha L. Rubio, para que nuestras niñas y niños vean lo sencillo que puede ser todo. Que la naturaleza está ahí, dispuesta a enseñarnos lo que realmente somos.

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Comentarios

  • Jesús

    Por Jesús, el 22 septiembre 2020

    Cuánta ternura en tan pocos párrafos. Por lo que se cuenta, por la historia, por las ilustraciones que me retrotraen a mi infancia de las series de dibujos de los sábados y domingos a las tres y media.

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