Cooper cuenta la historia de la música alternativa española

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Fue uno de los fundadores de Los flechazos, uno de los grupos más interesantes de la escena mod española. Músico comprometido ha hecho de todo por la música. Ahora lanza una colección de libros con la que él y otro músicos tratan de contar la historia de la música alternativa española.

TEXTO Y FOTOS: MILUCA

La Lambretta del 62 se paró en seco de repente. Era septiembre del año pasado y estaba en un encuentro de motos clásicas en Vitoria. Salió despedido y la moto le cayó encima, le evacuaron en helicóptero y le operaron de urgencias. Resultado: la tibia y el peroné rotos, mes y medio en la cama, y una colección de libros de música. Ese es el origen de Mis documentos, la serie de libros musicales editada por Alex Diaz, Cooper (León, 1967), con la idea de contar la historia de la música alternativa española de los últimos veinte años. “Seis semanas en la cama dan para pensar mucho. Yo ya tenía la idea de hacer un libro así porque tenía muchas colaboraciones que me habían pedido diversas publicaciones para contar por ejemplo cuáles eran mis discos favoritos o el concierto de mi vida, y pensé que podía recopilarlo todo en un libro. Las almacenaba en la carpeta de Mis Documentos del ordenador (de ahí el nombre de la colección). Luego me di cuenta que igual que me había pasado a mí, había más músicos que habían escrito cosas. Llamé a un amigo periodista y le dije: se me ha ocurrido esta idea ¿qué te parece? Me dijo: me parece una idea buenísima, no se la cuentes a nadie, no me la cuentes ni a mí. Me puse tan nervioso que pensé  ¿A quién llamo primero? y llamé a Fernando Pardo (Sex Museum y Los Coronas). Le conozco muy bien desde hace mucho tiempo cuando vino a verme al Agapo en mi primer concierto con Los Flechazos en Madrid. Los dos veníamos de la escena mod, luego él tiró hacia el hard rock y yo hacia el pop. Había leído El diario de gira por Australia de Los Coronas que había escrito Fernando y me gustó. Para el tercer libro pensé en Felipe (Joaquín Felipe Spada) porque es más o menos de la misma generación que Fernando y yo y también le conozco mucho. A Felipe le conocí en un rally en Lloret cuando me dejé mi cámara de fotos en un  bar. No tenía cómo ir a buscarla y pensé en buscar un mod con cara de buena persona y moto para que me llevara al bar. La máquina no estaba pero le invité a un cubata y empezamos a hablar…”

La colección comienza con la publicación de tres títulos simultáneamente porque la idea es publicar tres libros cada seis meses. El primero, Reflejos en el retrovisor de Cooper recoge el sentido primigenio de la colección que es rescatar documentos y archivos de los ordenadores de los músicos. No con la intención de escribir una biografía al uso o un relato cronológico ordenado, sino lanzar una serie de retazos para dar un idea del personaje. Pildorazos, historias cortas y largas. “Un libro que puedas leer la página 86 y luego pasar a la 15 y no quede raro, igual que se lee un libro de poesía” afirma Cooper, el impulsor de la propuesta. Cooper es Alex Díaz, músico de amplia trayectoria en la escena mod, fundador de Los Flechazos y de su actual proyecto Cooper. Los otros dos títulos están escritos por Fernando Pardo (Madrid 1964), Chicos eléctricos, miembro de Sex Museum y Los Coronas y Eso dije? Dios mío por el barcelonés Joaquín Felipe Spada fundador de Los Fresones Rebeldes y Cola Jet Set.

La filosofía de la colección la resume Alex: “Me interesaba la diferencia de registros, cosas que se hubieran escrito para ser publicadas de una manera circunstancial. En el fondo la raíz del arte pop es descontextualizar, coger una cosa ponerla en una galería y ver cómo funciona y si tiene sentido. Los libros son como piezas de un puzzle que tienen sentido por separado pero que también se complentan. Hay parte de la historia que no cuenta Felipe, pero la cuenta Fernando y otra parte que no la cuentan ni Felipe ni Fernando pero la cuento yo”. Y es así como pretenden contar la historia de los últimos veinte o veinticinco años del pop español.

“Quiero que los protagonistas sean los músicos posteriores a los de la Movida. La generación que hizo la travesía del desierto. Yo empecé en el 1986 y vivimos en el ambiente heredado de la Movida unos seis años. Con Los Flechazos emitían nuestras canciones en radio fórmula y salíamos en programas de televisión como el de Mª Teresa Campos. Luego hubo un momento de ruptura en que teníamos que elegir una nueva compañía discográfica y decidimos irnos a una independiente. Así aterrizamos en Elefant. Éramos un grupo que venia del mundo convencional de la música pero con una propuesta que no era tan convencional y ahí encontramos nuestro sitio natural” reflexiona Cooper.

En Reflejos en el retrovisor desfilan sus sonidos favoritos, recuerdos de juventud, reflexiones sobre sus ídolos, la vida en la carretera, viajes, festivales.

Como todo músico, supongo que guardas recuerdo de su concierto más importante, ¿Cuál es?

Para mí el concierto más importante de mi vida fue la primera vez que actué con mi grupo Ópera Prima de teloneros de Loquillo y Los Trogloditas cuando tenía 17 años. Lo escribí para la revista Rolling Stone y terminaba el artículo diciéndolo. A partir de ahí,  todo ha ido cuesta abajo. Elegí ese para quitarle importancia, aunque también guardo muy buen recuerdo del bolo en Aqualung ante 1.500 personas coreando todas las canciones y otro en la sala Revolver de Madrid en el que al llegar con la furgoneta y ver a un montón de gente en el puerta pensamos que no habían abierto las puertas pero, no, es que estaba lleno y había unas 300 personas que no cabían. Nos hicieron un pasillo para entrar como si fuéramos los Beatles. Sin embargo, el mes pasado toqué en Granada ante 36 personas, pero yo sigo luchando y convivo con ello”.

¿Y cómo espectador, cuál elegirías entre todos los conciertos a los que has asistido?

“Fue uno de Rod Stewart en San Sebastián. Para mí era esa época de conocimiento cuando eres joven estás descubriendo cosas y todo te impacta más. Era la gira del disco doble, me lo compré y me lo empapé durante dos meses. Me flipó y eso que no sabía que él había sido mod y yo iba a ser mod”.

El primer capítulo del libro está dedicado al grupo The Knack. ¿Es uno de tus grupos favoritos?

No. Abre el libro no por la importancia del grupo, sino para quitarle dramatismo. Quería hacer un libro que fuera anti-literatura y he puesto en el primer capítulo la última colaboración que he hecho. En La Voz de Galicia me pidieron que escribiera sobre el grupo que marcó mi adolescencia y hablé sobre los autores de My Sharona. Pero si hay unos artistas que me han influido a lo largo de mi carrera y que nunca me canso de escuchar son los Small Faces, es mi música de cabecera.

¿Y el primer disco que te compraste?

El primer disco que me compré fue 48 Crash de Suzi Quatro. Fui con mi madre a la tienda y le dije, quiero este disco mamá. Y cuando mi madre vio a una tronca con un mono de cuero ceñido abierto hasta la cintura pensó: vamos por mal camino. Con esas historias que cuento aunque hablo de música, en realidad estoy hablando de mí como en este caso de mi madre, de mi infancia o de mi pandilla.

¿Y el capítulo sobre Ben Lee?

El capítulo sobre Ben Lee es una crónica que hice para un foro de León. En ese momento a mi padre le acababan de diagnosticar un cáncer y para airearme un poco me fui al concierto y lo usé para desembarazarme de un montón de problemas que yo tenía en ese momento. En realidad estoy hablando de mí, no de Ben lee. Como en el capítulo de Elvis Costello, hablo de mi primer viaje a Inglaterra que fue un viaje iniciático. Me compré mi primera parca, visité Carnaby Street por primera vez y me compré el primer disco de Costello con el que volví a España tan contento hasta que descubrí que ya estaba editado aquí y además con una canción extra”.

También hay sitio para hablar de festivales, sobre todo ahora que proliferan por toda la geografía española. Dedica un capítulo a la primera edición del FIB en la que actuó con Los Flechazos.

“En ese festival actuamos las bandas emergentes del momento, Planetas, Automatics, Australian Blonde. Nosotros éramos el único grupo aceptado de lo que había habido antes por eso yo no tengo una visión tan rupturista como Fernando”.

Después volvió a Benicassim cuatro veces más con Cooper. En 2009 coincidió con Paul Weller en el escenario, uno de sus ídolos, pero asegura que más que tocar con el músico británico lo que más ilusión le hizo fue cuando se le acercó Nacho Canut y le pidió que se hicieran una foto juntos. «Me dijo: ¿Puedo hacerme una foto contigo? Y yo le dije: ¿No, me la puedo hacer yo contigo? Es un tío al que respeto mucho”.

El FIB ha cambiado mucho desde entonces …

“Ahora me parece que no es el mejor momento de Benicassim. Ha tenido épocas mejores. Esto puede servir para hacer una llamada de atención a la gente. Para que disfrute cuando las cosas están pasando.

¿Y su festival favorito actual?

“En estos momentos mi festival favorito es el Contempopránea. Aunque tampoco estén viviendo su mejor etapa es con el que más me identifico. Es nuestro público natural. Un festival que hace escena.

Pero además de asistir a festivales también los ha organizado. ¿Cuando pusiste en marcha el Purple que recuerdas, por qué lo hiciste?

“Cuando inventamos el Purple Weekend en León fue porque yo quería un festival para los mods ya que no existía nada así entonces. Me fijé en otros festivales y fui cogiendo lo que me gustaba de cada uno. Del BAM (Barcelona Acció Musical) que se celebrara en distintos sitios de la ciudad, las actividades paralelas del Festimad de Madrid cuando se hacía en el Círculo de Bellas Artes con puestos y varios escenarios pequeños. Y la esencia temática que tenía el FIB al principio, cuando era el festival indie de la Sala Maravillas. Queríamos un festival temático, itinerante, y actividades durante el día. Lo hicimos y funcionó. Todavía se celebra pero no es lo mismo. Mi objetivo cuando creamos el Purple era que la gente pensara que podría tocar o exponer ahí. La idea del festival se agotó hace 10 o 12 años porque el amante de la música no disfruta en los festivales como antes. Ya no funciona. Vas al Primavera Sound y si eres un chaval que empieza no sales diciendo, algún día yo tocaré aquí, porque lo ves muy lejano. Me gustaría que ese tipo de iniciativa pequeñas y más accesibles no pierdan el cariño del público ni su hueco en los medios de comunicación”.

¿Cuáles son las próximas entregas? Adelántanos algo.

“La mayoría de los que van a estar en la colección es gente que no encuentra su lugar en el negocio musical, ni antes ni ahora. Músicos que, como yo, llevamos más de veinte años sin tener la canción estrella de la que puedas vivir, pero seguimos intentándolo, tocando y publicando discos. Músicos como Xoel López, Sergio Vinadé de Tachenko y Niño Gusano, Adolfo Díaz de Airbag y Francisco Nixon de Australian Blonde .

En el mundo en que nos movemos está muy presente la tiranía del flavour of month (sabor de mes). Nosotros nos tenemos que pegar de tortas con grupos de gente de veinte años para que nos dediquen una página en una revista o para que los programadores de un festival les contraten a ellos o a nosotros. Yo lo que quiero es favorecer una situación en la que quepamos ellos y nosotros porque nosotros somos ellos hace veinte años pero no vivimos de las rentas sino que seguimos creando. Mi idea es crear la resistencia sonora con la gente que hemos estado en la música en las últimas dos décadas. ¿Cuándo nace la resistencia a algo? Cuando sientes que sufres una agresión, cuando te sientes incómodo con una situación y decides plantar cara con tus armas.En mi caso, con la música”.

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