Crisis ecológica: necesitamos a los periodistas y a la gente en la calle

La iniciativa Fridays For Future de jóvenes contra el cambio climático recibió este año el premio Apia de la Asociación de Periodistas de Información Ambiental.

La iniciativa Fridays For Future de jóvenes contra el cambio climático recibió este año el premio Apia de la Asociación de Periodistas de Información Ambiental.

Decía Henry James: “No basta con maldecir la oscuridad, hay que encender una luz”. Para ello, ante la crisis ecológica en que estamos inmersos y en la víspera de comenzar la Cumbre del Clima en Madrid, necesitamos más que nunca a los periodistas de medioambiente, que esta semana han celebrado su congreso y su 25 aniversario, y a la gente en la calle. Encendamos esa luz (y que proceda además de una fuente renovable de energía).  

Mañana comienza en Madrid la 25 Cumbre Mundial por el Clima en Madrid, la COP 25. Los científicos llevan años advirtiéndonos de la urgencia del cambio de modelo en nuestro modo de producir y de vivir si queremos evitar el desastre ecológico y social. La reacción de la clase política y económica mundial (no puede entenderse una sin la otra) ante tales evidencias ha ido de las buenas palabras y las promesas de cambio (Europa, por ejemplo) al negacionismo canalla (el actual ocupante de la Casa Blanca, por ejemplo). Después de todos estos encuentros (el segundo país que más contamina del planeta en términos globales, EE UU, no estará), la realidad es que la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, los causantes del calentamiento global, ha vuelto a crecer, según ha revelado esta misma semana la Organización Meteorológica Mundial.

Amparado por la evidencia científica, el movimiento ecologista –aún hoy son muchos quienes se empeñan en verlos como una especie de Casandra que no nos deja disfrutar de nuestro crucero a bordo del Titanic– ha pedido un cambio radical en nuestra forma de relacionarnos con el planeta. Lo que hace algunas décadas podía tener sentido, esto es, un cambio progresivo hacia un mundo más sostenible, ahora ya no es suficiente. Hoy necesitamos medidas drásticas. Ya no basta con achicar el agua que se cuela en nuestro Titanic, tenemos que girar 180 grados y cambiar el rumbo.

Se da la paradoja de que la cumbre se va a celebrar en Madrid, justo cuando la derecha ha recuperado el poder en la capital y emprendido una batalla contra los tímidos avances que impulsó Manuela Carmena en materia ambiental. Entre otros, Madrid Central, que se ha revelado como una de las herramientas más eficientes para luchar contra la contaminación, como demuestran los datos. De lo que se trataba era de extender el modelo a todos los barrios de Madrid, no de amputarlo, como quería el señor Almeida si no se lo hubieran impedido los tribunales. Claro que al actual equipo municipal gobierna de la mano de los negacionistas de Vox. El infame Ortega Smith y su partido no solo niegan la violencia de género, también el cambio climático. Será por eso que se inflama tanto cuando habla, como un sargento chusquero.

Cuando yo empecé a trabajar como periodista, las Cumbres del Clima casi pasaban desapercibidas. El cambio climático era como un rumor de fondo y eran pocos los que estaban dispuestos a escuchar. Las portadas de los periódicos, en papel al principio y luego digitales, podían hablar de los logros de un deportista o de la última ocurrencia del político de turno, pero era raro que una noticia de calado medioambiental se colara entre lo más destacado. De esto y de cómo comunicar la biodiversidad se ha hablado estos días en el congreso de la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA) , que también cumple 25 años, como las COP.

Decía Thoreau que necesitamos que los filósofos salgan de las academias y ocupen las calle. Y creo que también necesitamos periodistas que nos hablen de la naturaleza, que nos informen de quiénes son los responsables de que nuestro planeta sea cada vez menos habitable. Necesitamos periodistas que señalen a los causantes del fuego, como señaló Manuel Rivas en la apertura del congreso de periodistas. Y necesitamos a una sociedad civil que responda, que salga a la calle para pedir a los gobernantes del mundo que se reunirán en Madrid que ha llegado el momento de actuar. No es el tiempo de la palabras, sino de la acción. En palabras de Henry James, “no basta con maldecir la oscuridad, hay que encender una luz”. Encendamos esa luz.

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