Dickensian: en estas fechas no puede faltar una historia de Dickens

Un fotograma de la serie 'Dickensian'

Un fotograma de la serie ‘Dickensian’

Un fotograma de la serie 'Dickensian'

Un fotograma de la serie ‘Dickensian’

Estas fechas de sentimentalismo no serían iguales sin las tristes historias de Charles Dickens, impregnadas de tanto olor y sabor navideño. Así que hoy en ‘Va de serie’ nos detenemos en la gigantesca y logradísima empresa de ‘Dickensian’, la serie de gran presupuesto producida por la BBC en 2015, basada en la idea de que todos los personajes de Dickens podrían haber vivido en la misma zona de Londres casi al mismo tiempo. Creada por Tony Jordan, adapta a modo de serial distintas tramas en las que se relaciona a los personajes de las numerosas novelas del clásico inglés.

Hace ya muchos años (quizás algunos lectores ni tan siquiera conozcan sobre lo que estamos a punto de hablar), antes de que en las pantallas de medio mundo apareciese durante estas fechas El Grinch o los elfos, o niños abandonados en apartamentos de Manhattan o Princesas que solo con tocarte te dejan helado y una serie incalculable de Papás Noel de toda categoría, buenazos, ladrones, sexis, malhumorados, desmemoriados etc, etc… Antes de todo eso, existía un tema casi tan insalvable durante las navidades como el Qué bello es vivir de Capra, quizás incluso antes de que el cine o la televisión existieran, allá en la época dorada de los seriales radiofónicos y, aun más lejos, la de los libros y las entregas literarias semanales en los periódicos. Me refiero a las historias del autor más cercano a lo que las navidades se refiere: Mr. Charles Dickens.

Una navidad sin Un cuento de Navidad y Los fantasmas de Scrooge parecía casi imposible en cualquiera de sus adaptaciones visuales, película, animación, marionetas…

También era muy normal asistir en esta época a cualquiera de sus otras novelas, todas ellas impresas de ese característico sabor triste, de lectura social y enseñanza humana, de olor y sabor navideño, de desolación y egoísmo, sí, pero de misericordia, de altruismo y de fortaleza también, ya fuera Oliver Twist, Grandes Esperanzas, David Copperfield, La tienda de antigüedades o La pequeña Dorrit.

Pues bien, hoy les propongo darse una gran vuelta por el mundo dickensiano a través de una de las series más interesantes que se han realizado sobre el mundo literario de este maestro inglés de la narración, cuya vida parece sacada de alguna de sus novelas.

Se trata de Dickensian, la serie de gran presupuesto producida por la BBC en 2015, basada en la idea de que todos los personajes de Charles Dickens podrían haber vivido en la misma zona de Londres casi al mismo tiempo. Creada por Tony Jordan, adapta a modo de serial distintas tramas en las que se relaciona a los personajes de las numerosas novelas de Dickens antes de que éstos existieran en los papeles del escritor.

Tal empresa, enorme y arriesgadísima, comienza en Dickesian con la investigación del asesinato de Jacob Marley (Peter Firth) de Un cuento de Navidad, llevada a cabo por el inspector Bucket (Stephen Rea) de Casa desolada y la seducción de una joven Amelia Havisham (Tuppence Middleton), aquella anciana eternamente vestida de novia de Grandes esperanzas.

La intrépida reinvención de las vidas de los inmortales personajes de Dickens, que en un principio pudiera parecer imposible, se alza con éxito en esta serie en la que descubrimos los acontecimientos que condujeron al día terrible de la boda de la señorita Havisham, la abnegación y sacrificio de una joven Lady Dedlock (La casa desolada) o qué sucede con el despiadado prestamista Jacob Marley y cuáles son los nauseabundos negocios del Fagin de Oliver Twist antes de caer en manos del escritor, entre otras muchas vicisitudes en las míseras y problemáticas existencias de distintos personajes del universo dickensiano, todos ellos con alguna cercana, o casual, relación.

Con el impresionante telón de fondo del Londres victoriano y las interpretaciones de grandes actores como Stephen Rea, Pauline Collins, Caroline Quentin o Peter Firth, encarnando personajes poderosos en una trama fabulosa, inteligentemente ideada y estructurada, es imposible no disfrutarla sin que ni siquiera sea necesario haber conocido la obra del verdadero creador de tales personajes.

Su enorme reparto se ve respaldado por unos ambiciosos y magníficos decorados a los que no les falta un detalle; y por una fotografía perfecta, que no escatima un ápice para que el espectador se sienta dentro del escenario y de la época. Todo en Dickensian es medido y enrevesado a la vez. Toda una aventura para recorrer y disfrutar.

Porque la materia prima está creada, y esta osada y valiente aproximación no carece ni mucho menos de los atributos marcados por el maestro. Sombrío drama de época, donde el asesinato, la miseria, la esclavitud, el tráfico humano, los amantes verdaderos y falsos, la solidaridad, la envidia, el poder, la vergüenza y hasta los amores ambiguos tienen cabida, sin tener que alejarse del romanticismo, la ligereza o la modernidad. Bien sabe sin duda esta épica empresa.

Búsquenla, disfrútenla, y ya verán cómo echarán de menos que los grandes autores de nuestro vasto territorio literario carezcan al menos de una aproximación como la que los ingleses consagran a los suyos. Ya sé que suena a reproche, y en verdad lo es; no merecemos quedarnos como Amelia, con el corazón roto, sentada sola en la Casa, mirando su banquete de bodas que nunca podrá realizarse. Feliz Año.

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