Diego Galaz: “Emocionar con un serrucho controla la vanidad y el ego del músico”

©Alberto Uyarra

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La condición de músico de sesión le llevó de gira y al estudio con algunos nombres muy populares (Jorge Drexler, Revólver, Pasión Vega…), pero los terrenos donde se degusta de veras el inquieto talento del violinista Diego Galaz (Burgos, 1976) son los del folk y aledaños. Componente del veterano grupo castellano-leonés La Musgaña, en la actualidad hace dúo en Fetén Fetén con el acordeonista Jorge Arribas, es miembro del cuarteto Zoobazar y forma parte de la banda de Nacho Mastretta, entre otros menesteres. A su actividad como instrumentista se une la de programador de una original cita anual en Burgos con los Instrumentos e Intérpretes Insólitos. El festival, abierto a las propuestas más singulares que uno pueda imaginar, alcanza su cuarta edición este mes de noviembre.

El Festival de Intérpretes e Instrumentos Insólitos llega a su cuarta edición. ¿Qué insólitos instrumentos de disuasión interpreta Diego Galaz para conseguir que el Ayuntamiento siga apostando por este festival?

Hay un instrumento que no falla: cuando los políticos entienden que la cultura es necesaria. En Burgos, aun siendo una ciudad muy conservadora, se ha apostado estos últimos años por la cultura y se ha entendido que los recortes no tenían que ir como prioridad por ahí. Muchos de los festivales que se celebran en la ciudad se siguen manteniendo, lógicamente con menos presupuesto pero con el apoyo de un Ayuntamiento que ha considerado que era fundamental intentar mantener los festivales que hacían de Burgos una ciudad diferente. De hecho, en proporción al tamaño, Burgos posiblemente sea una de las ciudades con más actividad cultural de España. Más allá de eso está la originalidad de intentar con muy poco dinero buscar propuestas interesantes y la generosidad de los músicos que tienen a bien venir al festival ajustando el presupuesto y trayendo formatos que se puedan ajustar a éste.

Resulta muy difícil que el público se acerque a propuestas que no le resulten populares, conocidas, que no tengan el certificado de la fama. Hablábamos del Ayuntamiento, ¿con qué seduce Diego Galaz y el festival al público para que se acerque a músicos y músicas que es probable que jamás haya escuchado?

El hecho de que una ciudad apueste por la cultura hace que se eduque a los ciudadanos. En Burgos la gente se ha acostumbrado a pagar por la cultura y se ha acostumbrado a perder el miedo a descubrir lo desconocido, a invertir una parte de dinero mínima, sean 5, 10, 20 €, en descubrir cosas diferentes. Eso es fundamental. En Burgos casi todo lo que acontece en el ámbito cultural se llena, estoy muy orgulloso de que pase eso. Y aparte, el esfuerzo que hacemos para publicitar el festival es grande. Tenemos detrás a Radio 3, amigos como Pepa Fernández en Radio Nacional… Y en Burgos hay mucha radio, mucha prensa, una televisión que se ve mucho y todo eso lo tenemos de nuestra parte. La semana anterior al festival yo me paso casi todos los días de radio en radio, de periódico en periódico y de tele en tele en una ciudad no muy grande. Al final la fórmula no falla. Si desde las instituciones se apuesta por la cultura, crece el público, crecen las comunicaciones, las vías de publicidad, y todo funciona muchísimo mejor.

Este año es la cuarta edición. ¿Cuáles han sido los instrumentos y los intérpretes más insólitos que recuerdas?

Como estrella hemos tenido a Xavi Lozano que es capaz de hacer música con una valla de obra, con un ladrillo, con un cono de carretera… Porque la clave del festival no es hacer que algo raro suene, es defender una propuesta musical y artística más de una hora. Obviamente, el efecto sorpresa de los que tocamos instrumentos raros dura diez minutos, no más, o menos incluso. La historia es defender, emocionar y que la propuesta musical sea equiparable a la sorpresa del instrumento con el que se ejecuta. Hemos tenido momentos mágicos como la posibilidad de ver a la thereminista Lydia Kavina, a la que hemos podido escuchar en casi todas las películas de Tim Burton. El serrucho es un emblema del festival y fue muy mágico tener serruchistas en el festival. Y este año tenemos algo que necesitaba un homenaje: el claqué, el tap. Es uno de los instrumentos de percusión más alucinantes. Después de la voz, yo creo que es el instrumento más cercano al corazón del hombre, que ejecute el propio ser humano. Y el día 16 vamos a tener con Roxane Butterfly  uno de los momentos estelares del festival.

Hay instrumentos e intérpretes, lo comentabas, cuyas propuestas de tan insólitas pueden resultar, de primeras, cómicas. ¿Se corre el riesgo de que lo insólito se imponga a lo musical?

¿Se puede correr el riesgo? La preparación que hacemos del festival se basa en eso. Hay un montón de propuestas que recibimos durante el año que no se sostienen porque quizá están más cercanas a propuestas circenses, de teatro, de clown. De hecho el serrucho es un instrumento relacionadísimo con los clown, con los payasos. A nosotros nos parece fundamental que las propuestas que vengan defiendan en un porcentaje altísimo musical y artísticamente la hora, hora y pico, que hay de actuación. Con casi todas las propuestas que hemos tenido la gente nos ha dicho lo mismo, que se ha sorprendido por los instrumentos pero que se ha emocionado por lo artístico. Es difícil seleccionar para poder traer artistas que mantengan ese fifty fifty, incluso más porcentaje para lo musical, pero te puedo asegurar que casi todo el mundo que se cuelga un instrumento insólito a la espalda tiene muy claro que tiene que hacerlo sonar y que tiene que hacer una propuesta artística seria. Si no, de muy poco le va a servir.

¿Qué determina para Diego Galaz la entrada de un instrumento o de una propuesta en la categoría de los insólitos susceptibles de participar en este festival?

Para mí insólito es aquello que por nuestra cultura desconocemos. Por ejemplo, el año pasado estuvo Dimitri Psonis tocando instrumentos que tienen siglos de historia, como pueden ser el buzuki, la lira… Para nosotros son insólitos porque los desconocemos. Hay varias pautas. Una es lo insólito en sí porque, como en el caso del serrucho o de una valla de obra, son una herramienta. Lo insólito porque hay instrumentos que han convivido históricamente con nosotros mucho tiempo pero no han llegado a nuestras culturas. Y lo insólito también, que es la tercera parte que valoramos, de que con instrumentos normales se pueden hacer propuestas diferentes e insólitas. Por ejemplo, la voz no es un instrumento insólito pero tuvimos a Hyperpotamus que, acompañándose de la tecnología, nos hizo ver que con la voz se pueden hacer cosas que posiblemente en Burgos nadie había visto. Esas son las tres líneas que seguimos. Algunas convergen, otras no, pero insólito es, en definitiva, aquello que desconocemos y que de primeras nos sorprende.

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Tres fechas con los conciertos principales y algunas actividades complementarias. Ya has adelantado algo pero, ¿qué hay de insólito este año en el festival?

Aparte de tener menos presupuesto, hemos hecho más propuestas porque tenemos la suerte de que el Museo del Libro y el Museo de la Evolución Humana de Burgos se han apuntado a hacer actividades paralelas en un programa que llamamos +insólitos. En el Museo del Libro vamos a tener ‘La biblioteca suena’, en la que vamos a tener a Vibra-tó haciendo sonar cualquier elemento relacionado con el museo. En el Museo de la Evolución vamos a tener un taller con lo poco que conocemos sobre música prehistórica. En cuanto a platos fuertes -aparte de lo que avanzaba de claqué con Roxane Butterfly, que va a ser programa único el día 16-, el día 23 tenemos dos propuestas: una es la de Mauro Paganini, que es uno de esos instrumentistas que nos gustan, fabrica sus propios instrumentos, como el chelo-lata, la guitarra-maleta… cosas que nos van a hacer soñar y ver que los instrumentos insólitos son maravillosos. Y repite ese día otra de las grandes estrellas del festival, Germán Díaz, con el que vamos a tener el estreno mundial de un instrumento único en el mundo que es la lira organizzata, una mezcla entre zanfona y órgano. Va a ser posiblemente la primera vez que se toque en España y va a estar acompañado de David Herrington con su tuba, que no deja de ser un gran desconocido. Y en el festival siempre tratamos de guardar un hueco a la tradición así que el día 30 vamos a tener al rabelista Miguel Cadavieco, porque el rabel, aun siendo un instrumento muy burgalés, muy del norte de España, es muy desconocido. Tiene una conexión directa con el rebak, el violín árabe, y es muy insólito ver tocar y cantar a rabelistas que están muy cerca de una ciudad como Burgos pero que la gente desconoce. Y vamos a tener algo que tenía muchas ganas de tener, un homenaje a la música de circo, que ha sido uno de los mapas donde han aparecido los instrumentos insólitos. Y dos monstruos como son Luis Delgado y Cuco Pérez nos van a acercar a esa música del circo enseñándonos algunos de los instrumentos que surgieron, incluso, en este tipo de arte, el arte circense.

Diego Galaz, también es coleccionista de instrumentos insólitos. ¿Qué instrumentos insólitos guardas en tu estudio?

Ahora que me he cambiado de casa estaba viendo esta mañana todos los instrumentos que tenía guardados en casa de mi madre… (Ríe) Tengo demasiados instrumentos raros y me gustaría tener sólo los que pudiera tocar. A mí los instrumentos que me han cambiado la forma de entender la música son los violines-trompeta, los fonoviolines, los de una cuerda, de los que tengo casi diez. De los de cuatro cuerdas, el strohviol o el vioara cu goarna que me llevó hasta Rumanía a cruzarme los Cárpatos para conseguir dos ejemplares. El violín austriaco, que yo lo llamo violín-bufanda, que es una especie de helicón. El violín-trompeta me ha cambiado la forma de entender la música porque con ellos toco diferente. Pero tengo que reconocer que el instrumento que me apasiona, que me hace sentir insólito, es el serrucho. Poder emocionar a la gente con algo tan simple, entre comillas, como un serrucho, es algo que me ha posicionado en la música y ayudado a controlar algo que los músicos tenemos muy disparado, que es la vanidad y el ego. Me hecho relativizar mucho las cosas. Creo que el serrucho es lo más insólito que tengo. Aunque tengo un regalo magnífico de mi amiga Beatriz Talegón que es una regla, de las que se usan para hacer líneas, en la que un tipo delimitó las notas en la regla. Cuando la pones en la mesa y le das un golpe van sonando las diferentes notas. No es para tocar Paganini pero es uno de los instrumentos que poseo.

Eres músico pero en este caso ejerces funciones de programador. Las relaciones entre músicos y programadores no siempre son sencillas. ¿Qué tal se vive estando a ambos lados de la trinchera?

Yo tengo algo que me beneficia y es que, por supuesto, soy músico, no me dedico al management ni a la producción salvo en este acontecimiento. Creo que eso me hace entender mejor la postura del músico, intentar dignificar, dentro del mínimo presupuesto que hay, que la gente pueda tener un hotel cómodo, que pueda tener cubierto los gastos, que tenga un buen sonido… Eso se puede cuidar aun teniendo poco dinero, yo lo intento. Soy muy sincero, yo en esto no me llevo económicamente nada. Lo que hay es para los artistas y muchos son amigos y ya sabes cómo es esto de la música. Estamos siempre grabando entre unos y otros. Cuando yo tengo que ir a tocar voy aunque haya poco dinero, tenemos eso a favor. Si fuera simplemente manager o programador no se podría hacer este festival, eso lo tengo clarísimo.

Acabas de volver de Argentina. ¿Hay nuevas grabaciones o por dónde van los futuros proyectos de Diego Galaz?

El año que viene yo tengo una fiesta de discos. Presentamos el que hemos grabado con Mastretta, el que estamos grabando con Zoobazar, sacamos disco con Fetén Fetén, y posiblemente presente un disco en solitario de canciones que tengo ahí guardadas y que quiero publicar. Estamos en proceso, de hecho este martes Fetén Fetén y Zoobazar nos vamos a Zaragoza para grabar con Kroke, que va a colaborar con nosotros con una canción en cada grupo. A Argentina nos hemos ido a abrir un poco de brecha con Fetén Fetén y el feedback que hemos tenido ha sido tan magnífico que el próximo año nos volvemos un mes. En España hay algo que es un poco contradictorio. Hay dinero para la música, sigue habiendo a pesar de lo que pensemos. Mucho más que en países como Argentina, pero la afición a la música en países como aquel es diferente. Puedes llenar un teatro de gente cuando aquí hacer eso cuesta muchísimo, prácticamente la música instrumental es algo de minorías. La apertura a Latinoamérica es importante y venimos muy motivados y contentos. Y el objetivo final es mantener el festival el próximo año y que los proyectos que estamos sacando con cierta honestidad salgan adelante y podamos sobrevivir.

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Comentarios

  • diego

    Por diego, el 15 noviembre 2013

    Gracias Carlos. Me encantó la entrevista

  • Fran

    Por Fran, el 16 noviembre 2013

    Diego, está muy bien que el ayuntamiento siga subvencionando el festival pero decir que en Burgos se hace un gran esfuerzo por la cultura, que el público llena. ?¿ etc…. Te has pasado con las loas. Pero si se trata de asegurarse la subvención lo comprendo

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