‘Disidentes’, luchar con ‘poesía crítica’ contra el capitalismo radical

Alberto García Teresa. Foto: Julio Camarillo.

Alberto García Teresa. Foto: Julio Camarillo.

Alberto García Teresa. Foto: Julio Camarillo.

Alberto García-Teresa, doctor en Filología Hispánica con ‘Poesía de la conciencia crítica’ (1987-2011) (Tierradenadie, 2013),  y autor de libros como ‘Hay que comerse el mundo a dentelladas’, acaba de publicar ‘Disidentes’ (La Oveja Roja,  2015), una antología que reúne al conjunto de poetas del Estado español y en castellano que han empleado el poema como espacio de confrontación, denuncia o indagación impugnadora de la construcción de la realidad que el capitalismo nos presenta. Esta edición nos sirve de excusa para una larga conversación con este activista cultural.

Sus colaboraciones conforman todo un compendio de alternativas de pensamiento: Diagonal, donde ha coordinado la sección de Libros; Culturamas, donde ha dirigido los contenidos de poesía; Ínsula, Quimera, Espéculo, Castilla. Estudios de literatura, Verba Hispanica, Literaturas.com, Nayagua, Zurgai, Artes Hoy, El Viejo Topo, Viento Sur, CNT, Rebelión, Adarve, La República Cultural, Ariadna-RC, Bibliópolis, Gigamesh o Prospectiva, entre otros.

Alberto García-Teresa ha coordinado ciclos de recitales y acciones poéticas en diferentes espacios, singularmente al aire libre. Autor de los poemarios Hay que comerse el mundo a dentelladas (Baile del Sol, 2008), Oxígeno en lata (Baile del Sol, 2010), Peripecias de la Brigada Poética en el reino de los autómatas (Umbrales, 2012) y Abrazando vértebras (Baile del Sol, 2013), así como de la plaqueta Las increíbles y suburbanas aventuras de la Brigada Poética (Umbrales, 2008), Premio Ignotus a la mejor obra poética de contenido fantástico editada en 2008, de la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror. También ha publicado el libro de microrrelatos Esa dulce sonrisa que te dejan los gusanos (Amargord, 2013).

Ahora, su obra Disidentes está llamada a convertirse en bandera de la expresión de la disidencia.

¿Quién es Alberto García Teresa?

El resultado de un conglomerado y un cruce de personas, experiencias y aspiraciones que apuntan hacia la vida digna para todos los seres humanos y no humanos, sin dominación, intelectualmente inquieta, radicalmente crítica, autoorganizada y regida colectivamente. Eso cristaliza en un militante anticapitalista, activista cultural, poeta, microrrelatista, doctor en Filología Hispánica…

¿La poesía es un arma cargada de pasado?

En mi opinión, la poesía se trata de una herramienta, como artefacto de lenguaje que es, pero me temo que, aun manteniendo esa posición de prestigio que todavía conserva, no posee esa capacidad de modificar drásticamente la realidad que tiene un arma. Cargada de pasado está, por supuesto, pues la tradición de la lengua y de la cultura (incluida la tradición de la ruptura y la tradición de la disidencia) nos condiciona como productores y como receptores de literatura. Pero un arma, afortunadamente, puesto que también debemos instalarnos en un paradigma antibelicista si aspiramos a construir una sociedad sin dominación, no.

¿Estética, ética, vital?

Toda construcción cultural resulta de una intención ideológica; revela un posicionamiento ideológico (de oposición, de tolerancia o de refuerzo a la hegemonía). Por tanto, la poesía encierra una actitud política y ética que, si mantiene su coherencia, refleja una actitud vital. Cada autor y cada lector utilizarán la poesía como deseen, bien como una actividad recreativa o bien como una parte esencial de su aprendizaje y de su reflexión vital. Pero, en cualquier caso, se debe advertir de la falacia de la inocuidad de la poesía: apuntala, reproduce o contradice y se opone a un tipo de sociedad y de sistema ideológico concreto en el que tiene lugar. La literatura no es inocente puesto que la cultura se trata de un producto social atravesado por las tensiones de su sociedad.

¿Qué futuro tiene? ¿Cuál es su potencial real?

Como instrumento de comunicación, mientras continúe existiendo una necesidad de expresión, la poesía seguirá siendo una herramienta fundamental, tanto en el sentido político como lírico. Otra cosa es en qué formatos pervivirá: si el libro de poesía se mantendrá o si será desplazado por la oralidad pura, por lo audiovisual, por lo escénico… Siempre que responda a una búsqueda fruto de la creatividad y de la inquietud, y no por motivaciones mercantilistas, pienso que esa exploración de nuevos formatos resulta francamente estimulante y muy positiva. Por otra parte, como ya he apuntado, la poesía refuerza o bien trata de poner en cuestión un determinado sistema ideológico. En ese sentido, la cultura es un producto intrínsecamente social, y la poesía dispondrá de una función importante como impugnación mientras persista una estructura de dominación; una estructura que genere enfrentamiento social.

¿La poesía necesariamente tiene que estar vinculada a la realidad en un sentido amplio? ¿El exceso de realismo puede aburrir, cansar?

El concepto de realismo es tan difuso e incorpora tantos matices que puede resultar inoperante: puede tomarse como alusión al registro figurativo, que atiende a referentes físicos, o bien puede interpretarse que todo cuanto sucede (y la proyección, el deseo y la aspiración tienen un componente real intrínseco en cuanto que existen) pertenece al ámbito de lo real, por lo que engloba toda expresión. Así, en efecto, es inevitable que se refiera a la realidad tanto la poesía como toda manifestación cultural puesto que su ámbito de referencia es la realidad. Pienso que lo que puede aburrir y cansar es la monotonía; el tedio consecuencia de la sumisión y de la falta de estímulos. Considero que una poesía crítica aspira a provocar un cortocircuito en el lector; pretende agitarlo. Por tanto, si se emplea ese registro figurativo con esa intención de desconcertar y de cuestionar certezas (ideológicas, filosóficas y referenciales –acercándose a lo que se sale de los límites de lo normativo), opino que existen pocas posibilidades de causar ese cansancio, siempre que retóricamente se obtenga un buen artefacto literario, en cualquier caso.

¿Qué es poesía de la conciencia crítica?

Muy a grandes rasgos, la poesía de la conciencia crítica se trata de un movimiento poético que arranca en 1987, con la edición del primer poemario de Jorge Riechmann. Se caracteriza por manifestar, de manera explícita o implícita (es decir, no sólo en forma de denuncia clara) los conflictos económicos, sociopolíticos, de género y ecológicos contemporáneos siendo enunciados desde dentro de dichos conflictos, y siempre desde una perspectiva crítica y de oposición. Estos autores lo incorporan como elemento central, vertebral, en su poesía durante toda su trayectoria; como base de su mirada y de su enunciación de la realidad, de su comunidad y de sí mismos. Así, todo esto permite eludir todo posible paternalismo, pues el yo forma parte de esos conflictos. Además, entre otras características, se debe remarcar la heterogeneidad formal, la multiplicidad de abordajes retóricos, pues la poesía de la conciencia crítica parte de un presupuesto ideológico, no estético. Igualmente, me gustaría resaltar que busca la participación del lector en el cuestionamiento del sistema que lleva a cabo en sus poemas: no se le ofrece ninguna solución, sino que se le plantean contradicciones y paradojas, a base de desarrollar la lógica del sistema, por ejemplo, o mostrando sus consecuencias últimas, para que sea el público quien extraiga sus propias conclusiones. Es decir, pretende interferir en la recepción pasiva y en la asimilación de la ideología del sistema por parte del público para acompañar un proceso de enjuiciamiento radical de la realidad.

¿Es un movimiento organizado?

No. Hay vínculos personales, militantes, y coincidencias en espacios, editoriales, publicaciones y proyectos comunes, pero no relacionan a todos sus miembros, que realmente pueden operar en esferas muy distintas. Así, no existe una concreción que nos haga hablar en términos de “grupo” de esta tendencia. De todas maneras, parte de estos poetas han impulsado iniciativas políticas y culturales colectivas en las que se encuentran, pero no son exclusivas de personas de la poesía de la conciencia crítica, sino que a ellas se han sumado otros autores (no siempre necesariamente críticos).

¿Quiénes lo forman?

A día de hoy, la poesía de la conciencia crítica está compuesta por: Antonio Martínez i Ferrer (1939), Salustiano Martín (1950), Antonio Crespo Massieu (1951), Carmen Carpelo (1951), María José Pastor (1954), María Ángeles Maeso (1955), Matías Escalera Cordero (1956), Eladio Orta (1957), Patricio Rascón (1961), Jorge Riechmann (1962), Belén Reyes (1964), David González (1964), Isabel Pérez Montalbán (1964), Antonio Orihuela (1965), Cristina Morano (1967), Antonio Méndez Rubio (1967), Enrique Falcón (1968), José Icaria (1968), Ángel Calle (1969), Miguel Ángel García Argüez (1969), Ángel Padilla (1970), Carlos Durá (1970), Juan Antonio Bermúdez (1970), Julia López De Briñas (1971), Pedro Del Pozo (1971), Gsús Bonilla (1971), Mercedes Cebrián (1971), María Eloy-García (1972), Jesús Ge (1972), Pedro L. Verdejo (1975), Ibon Zubiela (1975), David Franco Monthiel (1976), David Eloy Rodríguez (1976), Iván Rafael (1976), Jorge Maíz Chacón (1977), Armando Unsain (1978), Juako Escaso (1979), Paz Cornejo (1981) y David Refoyo (1983).

Sin embargo, me parece muy relevante destacar a otro conjunto de poetas que, sin compartir todas las características de la poesía de la conciencia crítica, en los mismos años que esta tendencia, han venido practicando una poesía crítica de manera relevante en su trayectoria (no sólo de modo puntual). Así, para tener una noción completa de la poesía crítica en castellano en el Estado Español deberíamos atender también a las obras de Jesús López Pacheco, Jesús Lizano, Francisco J. Uriz, Francisco Fenoy, José Luis Mata, José Ignacio Besga Zuazola, Ángel Guinda, Juan Antonio Mora, Pura López Cortés, Begoña Abad, Julia Otxoa, Fernando Beltrán, Concha García, Ouka Leele, Juan Carlos Mestre, Patricia Olascoaga, Uberto Stabile, Mada Alderete Vincent, Manuel de la Fuente Vidal, Ángel Petisme, Roger Wolfe, Antonio De Padua Díaz, Bernardo Santos, Daniel Bellón, Fermín Herrero, Laura Giordani, Marta Navarro, Daniel Macías Díaz, Niall Binns, Inma Luna, José Manuel Lucía Megías, Paco Doblas, Mateo Rello, Ana Pérez Cañamares, Nuria Ruiz de Viñaspre, David Benedicte, Rafael Calero, Pablo García Casado, Arturo Borra, José Luis Gómez Toré, Miriam Reyes, José María Gómez Valero, Zackary G. Paine, Gonzalo Escarpa, José María García Linares, Carmen Ruiz Fleta, David Trashumante, Olalla Castro Hernández, Sara Herrera Peralta, Sergio C. Fanjul, Antonio Rómar y Enrique Martín Corrales.

¿Qué es ‘Disidentes’?

Disidentes es una antología completa, exhaustiva, de todas y de todos los poetas críticos en lengua castellana en el Estado Español desde 1990 (cuando puede encontrarse un cambio de paradigma político con la disolución del campo soviético) hasta 2014; hasta la actualidad. Este volumen supone la culminación de una investigación que arrancó casi hace una década y que, por el camino, dio lugar a mi tesis doctoral (que, ampliada y corregida, fue publicada como Poesía de la conciencia crítica (1987-2011) por Tierradenadie en 2013). Disidentes me ha permitido, a su vez, ampliar, corregir y matizar el repertorio que ofrecía en aquel trabajo. Es importante señalar que por poeta crítico entiendo aquel que aborda los citados conflictos económicos, políticos, sociales, de género y ecológicos de manera constante en su práctica poética, no sólo de forma puntual o en declaraciones, bien durante toda su trayectoria o bien en tramos amplios de su obra en conjunto. Así, agrupa tanto a los autores de la poesía de la conciencia crítica como a esos otros poetas a los que me acabo de referir.

¿Es una antología generacional?

En absoluto. De hecho, se recogen autores de varias generaciones históricas (desde nacidos en los años treinta hasta otros en los ochenta o incluso a principios de los noventa) y agrupa textos de una tendencia clara (la poesía de la conciencia crítica) junto a otras estéticas singulares y propuestas diferenciadas. Si te refieres a ese conflictivo y delicado concepto de “generación literaria” (se ha puesto en duda su dimensión real, bien por su construcción ficticia por causas comerciales o bien por atender a criterios más pedagógicos que reales), tampoco se puede aplicar, como decía antes.

¿Cómo se relaciona con otras generaciones?

Si te refieres a otros movimientos poéticos, la poesía crítica en general ha mantenido una perspectiva de oposición con otras poéticas de corte más elusivo de su momento histórico o, incluso, que contenían un elemento anestesiante. En concreto, hubo un posicionamiento muy beligerante con la poesía de la experiencia, especialmente en los noventa y principios del siglo XXI, justo cuando esta ejercía una posición hegemónica (tanto ideológicamente como en cuanto a presencia editorial) en el mundo poético. En ese sentido, sigue siendo interesantísimo el trabajo Poesía y poder, confeccionado por el colectivo Alicia Bajo Cero (integrado, entre otras personas, por varios componentes de la poesía de la conciencia crítica), en el que se estudian, a través de un minucioso análisis textual, la dimensión política y las repercusiones ideológicas de autores fundamentales de la poesía de la experiencia, con la pretensión de desmontar su falso discurso crítico. El libro, descatalogado, puede consultarse en libre descarga aquí.

¿Están todos los que son y son todos los que están?

Ese ha sido el objetivo de Disidentes, aun siendo consciente, desde la humildad, de poder haber cometido errores y de que existan faltas. Pero han sido muchos años de investigación rigurosa, de lecturas atentas, de consultas, y puedo, honestamente, reafirmarme en esa aseveración.

¿Motivo de las ausencias?

Que no se ajustaban a esos criterios de poeta crítico que he apuntado antes. A partir de ahí, he trabajado observando esta antología como unidad, siendo muy exigente en cuanto a la selección de textos que he confeccionado, para que el libro sea capaz de defenderse por sí solo a través de sus poemas. En cualquier caso, existen poetas que me han creado muchas dudas respecto a su inclusión o exclusión, pues también hay que ser consciente de que las barreras en estos ámbitos no son rígidas y que, como me gusta puntualizar, cuando metemos las cosas en cajones debemos saber que estos están llenos de agujeros.

Poesía y género, ¿relación imposible?

No veo por qué.

Hay muchos más poetas que poetisas en la antología.

Pues fíjate si se arrancaba de un pésimo punto de partida en el mundo literario: mayoritariamente se está alabando de la antología la abundante presencia de mujeres poetas… Imagina cuál ha sido y continúa siendo, por tanto, la situación de invisibilización de las poetas mujeres…

¿La poesía y los poetas también pueden ser ‘mainstream’?

Desde luego. Si entendemos ese concepto de mainstream en términos de cultura de masas caracterizada por una determinante perspectiva comercial que triunfa, la poesía puede ser utilizada con esos fines (con formatos adecuados al mercado, que no creo que necesariamente coincidan con el tradicional libro de poesía). Sin embargo, el desafío de la poesía crítica es plantar cara a esa apropiación. Posiblemente, la falta de réditos comerciales (a grandes rasgos, pues no podemos olvidar los premios literarios y los trabajos indirectos consecuencia de la condición de poeta) permite ese margen de libertad para proyectos contrahegemónicos. Resulta interesante, en ese sentido, contrastar la vitalidad de la poesía crítica con la situación de la narrativa, en la que existe mayor presión del mercado y en la cual hallamos, proporcionalmente, muchas menos obras disidentes.

¿Existe la “casta poética”?

Empleando ese paralelismo, desde luego: en toda estructura de poder existen personas que ocupan posiciones de dominio que trabajan por continuar permaneciendo en dicha posición, aprovechando situaciones ventajosas en cuanto hegemónicas para su propio beneficio y para el proyecto político y cultural que sostienen o que reproducen.

¿Quiénes controlan las ediciones poéticas?

Realmente, no existen grandes negocios en poesía, por lo que no podemos decir que el Capital invierta en ella, como hace en los conglomerados editoriales para otro tipo de literatura y de libros. Esos márgenes permiten la existencia de abundantes pequeños proyectos, realizados con verdadera vocación por la poesía o con decidida perspectiva política. Al respecto, la multitud de editoriales pequeñas, con poca tirada pero mucha pasión y cuidado, permite sustentar una gran diversidad de propuestas poéticas que encuentran difusión a través de los nuevos canales de información y de comunicación (como las redes sociales o Internet) y de la presencia en los propios circuitos poéticos.

¿Los concursos de poesía son un mundo de chanchullo y marrullería?

Aludía antes a esos premios literarios. Bien, el impecable trabajo del colectivo Addison de Witt ha servido, a lo largo de varios años, para revelar la red de clientelismo y de corrupción que tiñe los premios de poesía dotados con dinero público. Puede consultarse aquí.

¿Retos?

Quizá algunos de los mayores desafíos a los que se enfrenta la poesía crítica actual sean resistir a cualquier tipo de recuperación del discurso antagonista por parte del sistema, mediante una pretendida absorción a través de su comercialización, que puede evitarse aferrándose a su inapropiable radicalidad; mantener la experimentación, el tanteo y la diversidad de propuestas y avances estéticos, para no anquilosarse ni estancarse y contradecir así su naturaleza crítica; ahondar en el trabajo teórico para profundizar y mejorar en el alcance político de estos planteamientos; y desbordar los marcos culturales y políticos para incitar y acompañar un empuje verdaderamente transformador de la sociedad, apostando por la ocupación de nuevos espacios para la poesía, la conexión con otras artes, la extensión de talleres y prácticas de escritura colectiva, cooperativa e insurgente para que la poesía continúe brotando desde las luchas sociales.

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Comentarios

  • Alpino

    Por Alpino, el 08 julio 2015

    Ya tenía yo ganas de un poco de caña para el cuerpo. Gracias por la entrevista y por una dosis tan buena -y actual- de poesía. Empecé hace años a leer a Riechmann, a Antonio Orihuela, a David González, Crespo Massieu, Pérez Moltalbán, Mëndez Rubio, Cebrián… Los recomiendo, así como a otros de la lista (ésta es sólo una muestra). Y qué bueno que se siga tomando de referencia el colectivo Alicia Bajo Cero.

    Saludos libertarios, desde Connecticut.

  • javier herrera navarro

    Por javier herrera navarro, el 08 julio 2015

    Como todas las antologías son parciales y subjetivas. Pero más las seleccionadas por gente de la última generación para quienes la memoria y la tradición poética parece que no existen. En ese sentido echo de menos que el autor desconozca la Antología de poesía social que en su momento editara Leopoldo de Luis (1965) y que constituyó una de las plataformas de poetas disidentes con el franquismo y que pertenecerían a esa «conciencia crítica»de la que habla García-Teresa. Grandísimos poetas como Blas de Otero, Angela Figuera, Gabriel Celaya, José Agustín Goytisolo, etc. serían los inmediatos precedentes sin olvidar la labor de Paco Ibáñez musicando algunos de sus poemas…

    • Alberto García-Teresa

      Por Alberto García-Teresa, el 09 julio 2015

      Gracias por vuestros comentarios, Alipino, Javier.
      En concreto, Javier, por supuesto que conozco la antología de Leopoldo de Luis (que ha constituido, sin duda, un referente claro para que «Disidentes» cristalizase como libro) y a todo el conjunto de la «poesía social». De hecho, como se reconoce en el prólogo de este volumen o como expliqué en «Poesía de la conciencia crítica (1987-2011)», hay que incorporar las prácticas poéticas disidentes contemporáneas a todo un hilo de poesía crítica que, con mayor o menor intensidad crítica y presencia y reconocimiento, ha ido apareciendo en nuestras letras (desde la Edad Media, el Barroco, el XIX o, por supuesto, la «poesía social», que constituye uno de sus puntos álgidos).
      De todas maneras, «Disidentes» es una antología, como su propio subtítulo indica, que recoge poemas desde 1990.
      En cualquier caso, gracias por traer a colación esos nombres tan trascendentales.

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