‘Ecoestética’, la tendencia artística necesaria y de futuro

Nicole Dextras Mobile Garden Dress, 2011 Fotografía: Nicole Dextras Cortesía de la artista

Nicole Dextras. Mobile Garden Dress, 2011 Fotografía: Nicole Dextras Cortesía de la artista.

Nicole Dextras Mobile Garden Dress, 2011 Fotografía: Nicole Dextras Cortesía de la artista

Nicole Dextras. Mobile Garden Dress, 2011. Una de las obras en la aproximación a la ecoestética. Fotografía: Nicole Dextras Cortesía de la artista.

La han llamado ‘Hybris’. Y la han subtitulado ‘Una posible aproximación ecoestética’. ‘El Asombrario Recicla’ recorre la exposición colectiva montada en el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC) con una cuarentena de artistas internacionales para reflexionar en torno al potencial del arte como herramienta de acción y concienciación sobre los retos y crisis ecológicos que afronta el planeta. Una extraordinaria muestra que puede visitarse en León hasta el 7 de enero.

Entre los artistas encontramos firmas muy conocidas por su vinculación con la creatividad eco, desde históricos de prestigio como el alemán Joseph Beuys y el austriaco Adolfo Schlosser, que se instaló en España desde mediados de los años 60 y falleció en Bustarviejo, un pequeño pueblo de la sierra madrileña; a Agnes Denes, artista húngara radicada en Nueva York, y la polaca Teresa Murak, pionera del trabajo con acción y paisaje utilizando materiales naturales. El comisariado corresponde a Blanca de la Torre, que recientemente ha montado exposiciones en Nueva York, México D.F., Oaxaca y Bogotá, y que sobre todo se la recuerda por su labor en Artium, el centro-museo vasco de Arte Contemporáneo, situado en Vitoria-Gasteiz, donde concibió el programa expositivo PRAXIS, basado en el reciclaje y por el que pasaron casi una veintena de artistas internacionales.

Amor MuñozYuca-Tech: Energía hecha a mano, 2015-2017Cortesía de la artista.

Amor Muñoz. Yuca-Tech: Energía hecha a mano, 2015-2017. Cortesía de la artista.

Recorriendo Hybris, el director del MUSAC, Manuel Olveira, nos subraya la intención fundamental de la muestra: “Hacer pensar sobre la necesidad de restaurar el equilibrio ecológico”. Y en ese sentido el despliegue artístico se encauza a través de tres líneas: reutilizaciones, acciones y soluciones. Efectivamente, los autores han tocado muchos palos para hacernos pensar: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la deforestación, la degradación del aire y el agua, la contaminación acústica y visual, la prioridad del reciclaje… Así, podemos repasar una especie de catálogo de variaciones de prácticas artísticas contemporáneas que sirven para sacar a la luz las consecuencias, el efecto devastador en el planeta, de una economía capitalista entendida en su sentido más agresivo e invasivo, y acompañada por el endiosamiento del paradigma tecnocrático.

Regina José Galindo Mazorca, 2014 Cortesía de la artista

Regina José Galindo. Mazorca, 2014. Cortesía de la artista.

Patricia Johanson Fair Park Lagoon (Dallas, Texas),1981Cortesía de la artista

Patricia Johanson Fair. Park Lagoon (Dallas, Texas), 1981. Cortesía de la artista.

Pero Manuel Oliveira quiere destacar que en Hybris tanto el contenido como la forma hablan de ecología desde un planteamiento eco-estético que va más allá de la simple crítica, que se ha buscado también aportar vías de arreglo, de un nuevo pacto con el planeta y con nosotros mismos. “Es una actitud de respuesta frente a la desmesura que caracteriza el presente con una intención de búsqueda de alternativas que contribuyan a un cambio de paradigma y a colaborar por un futuro más habitable”.

Hay obras que se centran en la esencia de la cadena de la vida, en mantener su riqueza para asegurar el futuro, para que nuestro planeta pueda seguir siendo una casa acogedora para la humanidad. Como la de Lucia Loren (Madrid, 1973), artista que siempre bajo el binomio arte y ecología ha realizado intervenciones en numerosos entornos naturales de España, Italia, Portugal, Polonia, Argentina, Sáhara Occidental. En el MUSAC, ha querido reflexionar sobre el valor de las abejas como red imprescindible para que la vida continúe. Basia Irland (EE UU, 1946) es una activista y artista que crea proyectos internacionales relacionados con el agua, y sobre todo los ríos; con sus Libros de Hielo intenta subrayar el valor de la diversidad, de la riqueza vegetal autóctona. Eso es también lo que expresa la artista y fotógrafa Carma Casulá (Barcelona, 1966), desde un plano más de denuncia, con su Monsanto no es santo de mi devoción, en el que critica la estrategia de las multinacionales para empobrecer el patrimonio de semillas autóctonas de los pueblos del mundo para introducir sus patentes de transgénicos. Asimismo, criticando el maíz transgénico que se esta implantando en Latinoamérica, está Regina José Galindo (Ciudad de Guatemala, 1974), cuyo trabajo, fundamentalmente performances, explora las implicaciones éticas de las injusticias sociales que recorren el planeta y defiende ante todo el acervo popular. En esa línea de defensa de lo que los nuevos modelos de productividad han esquilmado, también es de destacar el trabajo del músico y performer leonés Nilo Gallego junto al pastor Felipe Quintana, Felipe vuelve a casa con las ovejas sonando, todo un homenaje a la cultura popular que se va perdiendo a través del sonido de esquilas y campanos de un rebaño de 296 ovejas churras.

Santiago Morilla “Fundar un bosque” Prototipo de bicimáquina para huerta-invernadero de interior #1, 2016 Vista de la instalación en la exposición Fundar un bosque, Galería Fernando Pradilla, Madrid Cortesía del artista

Santiago Morilla. “Fundar un bosque”. Prototipo de bicimáquina para huerta-invernadero de interior #1, 2016. Vista de la instalación en la exposición Fundar un bosque. Galería Fernando Pradilla. Madrid. Cortesía del artista.

La defensa de la biodiversidad vegetal está en la rana de musgo de Juan Zamora, en la ropa con cultivos hidropónicos de Nicole Dextras y en los artilugios de sostenibilidad de Santiago Morilla.

El concepto del reciclaje no podía faltar y es el que define los trabajos de collage por acumulación del Motorino del vasco Pablo Milicua -figuritas kitsch de los sesenta y setenta que marcaron la infancia de muchos de nosotros- y la imagen de Vik Muniz, un fotógrafo de Sao Paulo mundialmente famoso por sus grandes fotografías que componen collages figurativos a partir del rítmico amontonamiento de cientos o miles de objetos desechados. Es el impacto y poder evocador de lo que parecen piezas en desuso; nada es residuo, todo tiene su valor. En un vistoso montaje como estratos arqueológicos, Basurama nos hace pensar sobre el despilfarro de materiales en nuestros vertederos, y no se olvidan de señalar también la huella en forma de plásticos de embalaje que ha generado el propio montaje de la exposición. Pero ya el director se adelanta y recalca que han querido ser consecuentes y minimizar la huella de carbono, la huella del impacto del ser humano, fomentando la producción in situ de las obras, para minimizar transportes, y la reutilización de materiales, para reducir el consumo de materias vírgenes.

Terminamos con palabras de la propia comisaria de Hybris: “Desde el arte se debe contribuir al debate público sobre las políticas de sostenibilidad, desarrollar propuestas creativas que, tanto en la forma como en el fondo, propongan modos alternativos –desde lo simbólico a lo práctico- para trabajar de manera justa y sostenible”.

‘Hybris’. MUSAC, León. Hasta el 7 de enero de 2018. 

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