El equilibrio como forma de arte… Hasta que todo estalle

El artista madrileño Gabriel Castaño hace de lo inestable su forma de expresión. Realiza equilibrios con elementos básicos -el pan, la leche, el agua…-, que se transforman en bellísimas metáforas de la vida, la política y el ser humano. Sus vídeo-creaciones son adictivas y generan una tensión dramática de la que es difícil desprender la vista.

MANUEL CUÉLLAR

El público entra en la habitación y se encuentra una mesa enorme sobre la que hay 50 vasos; sobre los vasos, como clavados, 50 tenedores y sobre ellos 50 cucharas colocadas en perfecto equilibrio. Bajo la mesa, unos grandes altavoces emiten una música creada para la ocasión. Los espectadores rodean la mesa y no tienen claro si las cucharas aguantan o si están soldadas a los tenedores. No comprenden qué pasará, pero muchos intuyen que inminentemente algo ocurrirá. A los 50 segundos, la música comienza a hacerse más y más grave y a aumentar de volumen. Tanto que la mesa comienza a vibrar y los equilibrios a caer, a romperse uno tras otro. Cuando han caído los 50, es inevitable tener una sensación de desasosiego: lo estable es siempre efímero. El equilibrio de las cosas es frágil. Siempre hay que estar preparados.

Así es la obra que el artista madrileño Gabriel Castaño presentó en el Jardín Botánico dentro de una exposición colectiva de artistas de la Comunidad de Madrid. Pero lo de Castaño, licenciado en Bellas Artes en Génova (Italia), con los equilibrios viene de antiguo: “Comenzó como un juego. Recuerdo cómo fue el principio, cómo empecé a manipular el mundo de los cubiertos, los vasos y las tazas. Fue por un juego, por algo tonto. Tengo muy claro el comienzo. Ocurrió en la cafetería de la Facultad un día que no fui a clase y me quedé más tiempo de la cuenta tomando café. Allí estaban los restos de tazas y cubiertos de los desayunos y ahí empecé a hacer equilibrios. A ver el equilibrio como una escultura inestable”, asegura el artista. “Fue una idea limpia entre comillas, sin ninguna inspiración previa de otro artista. Realmente no comenzó como un propósito artístico sino como algo que me divertía, como un juego tonto. Pero se ha ido colando en mi obra. También en la pictórica, en la que manejo planos que asemejan estructuras mecánicas que no se parecen a nada real, peo que siempre están pendientes de un hilo. Se anudan, pero ese nudo se puede desatar en cualquier momento”.

A sus 35 años, Gabriel Castaño ha tenido suficiente experiencia como para acumular una extensa variedad de sensaciones expresadas por el público sobre lo que transmite su obra. Casi todos coinciden en los términos “inquietante”, “expectativa”, “angustia”, “tensión”… Y es curioso cómo con elementos tan primitivos como el vino, la leche, el pan, vasos y cubiertos, consigue una metáfora perfecta de la vida. De la vida y de situaciones como las que atraviesa en este momento España. ¿Cómo es posible que con todos los escándalos de corrupción mezclados con recortes no haya habido aún un estallido social? ¿Cómo es posible que todavía se mantenga el equilibrio entre el nivel de la estafa, los estafadores y los estafados que son, a todas luces, los ciudadanos? ¿Cuánto tiempo más podrá durar esta guerra de ricos contra pobres?… Todas estas preguntas y sus respuestas están escondidas en el universo de los equilibrios de Castaño. “Hace 15 años que comencé con esto y es cierto que si lo miras bien, ahora, puede observarse en clave de esta inestabilidad que estamos viviendo. Es curioso, muchas veces, la gente que ve mis exposiciones lo dice: es una inestabilidad que atrae, que engancha, no se sabe muy bien por qué. No se sabe muy bien si el equilibrio va a caer o no, en qué punto caerá, cuándo… Se genera una expectativa y casi un relato dramático. Es algo bello de ver y a pesar de que se caiga, sigue siendo bello. Es inquietante. Hay vídeos en los que el equilibrio no cae y lo que la gente experimenta es casi la necesidad física de golpear la imagen para que finalmente se derrumbe”.

Para sobrevivir en este proceloso mundo del arte, Castaño ejerce como profesor de dibujo y pintura en dos centros de mayores de la Comunidad de Madrid. Ahora, parte de su obra puede verse en la galería Mad is Mad de Madridnueve vídeos y dos esculturas. Vídeos que traspasan la frontera entre la fotografía, la pintura y el movimiento. “Estas obras siempre las llevo al ámbito de la pintura. Cuando ves el vídeo y la imagen parece estar fija, nos recuerda al mundo de la pintura. Cuido mucho la iluminación, está muy pensada para que en ese momento el vídeo recuerde a una pintura. Cuando el equilibrio empieza a bailar es cuando se rompe esa barrera entre la pintura y el vídeo. Es una forma de unir dos géneros artísticos en una sola pieza”, explica Castaño.

-Es una obra bellísima, pero muy complicada para llevarse a casa, ¿no?

– Cierto, es complicada de vender, pero yo acepto el reto: si alguien quiere llevarse el equilibrio a casa yo se lo instalo y se lo protejo con una vitrina, pero la conservación ya depende de la persona que lo compra. Eso es parte del valor de la idea.

Otra opción es llevarse el vídeo y colocarlo en un marco electrónico como si fuera una pintura. Poderse, se puede. Solo nos resta una pregunta.

-¿Qué tal andas de pulso?

– El pulso es lo mejor que tengo. El pulso nunca me falla.

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Comentarios

  • Laura

    Por Laura, el 05 agosto 2013

    Es cierto que sus creaciones son adictivas y tienen un cierto efecto hipnótico; una belleza extraña. Me gustan mucho las pictóricas. Castaño, además, es uno de esos tipos majetes, de pocos alardes y currantes que tan poco abundan en el mundo artístico. Habrá que pasarse por Mad is Mad.

    Un saludo.

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