El universo mágico de ‘Varekai’ regresa a España

Los bailarines aéreos y los saltimbanquis en superficie deslizante.

El número de los columpios rusos es uno de los más espectaculares en Varekai.

El número de los columpios rusos es uno de los más espectaculares en Varekai.

Vuelve Cirque du Soleil a España, y vuelve a Vitoria-Gasteiz, Málaga, Valencia, Barcelona y A Coruña con el espectáculo ‘Varekai’ para enseñarnos a volar con la imaginación. Y con el extraordinario virtuosismo de sus acróbatas. ‘El Asombrario’ viajó a Viena para hablar con algunos de los protagonistas y meterse en la trastienda de este espectáculo, que en pocos días comenzará a girar desde Galicia.

Imaginad que Ícaro cae desde el cielo sobre un bosque habitado por extrañas criaturas. Imaginad que el hijo de Dédalo, el arquitecto, en lugar de morir ahogado en el mar sufriera graves heridas en sus piernas que le impidieran andar. Imaginad que el muchacho por esa razón quisiera dejar de vivir y que los seres del bosque tratasen de ayudarlo en la empresa de volver a caminar, de volver a volar. Así contado podría parecer un argumento un poco pobre, pero cuando el Cirque du Soleil anda detrás de cualquier historia, por simple que esta sea, el resultado termina por convertirse en magia, y Varekai no es una excepción.

El show se estrenó en Montreal en 2002 y hasta llegar aquí ha sufrido alguna transformación, aunque su esencia se mantiene. El Asombrario acudió a una representación en Viena de lo que se podrá ver en España y allí tuvo la oportunidad no solo de presenciar el espectáculo, también de pasearse por sus tripas y charlar con algunos de sus protagonistas.

Lo explica Michael Smith, el director artístico actual del espectáculo, antes de comenzar la representación sentado en el patio de butacas: “Casi todos los títulos del Cirque du Soleil transmiten un mensaje humano. En este caso se trata de confrontar la adversidad, comprender que siempre hay una luz de esperanza al final del túnel y perder el miedo a pedir ayuda. No podemos superar la vida solos, tenemos que aprender a pedir ayuda”. Smith lleva 10 años trabajando para Cirque du Soleil y tiene muy claro cuál es el mantra que debe conseguir que aprendan todas las personas que están sobre el escenario: “Han de abrir las emociones. La mayoría de ellos vienen de la alta competición, un lugar en el que la disciplina pasa por un control férreo de las emociones. Aquí es donde tienen que aprender a transmitir”.

Sobre el escenario de Varekai, salidos de ese bosque encantado en la cima de un volcán como si fueran personajes devueltos por el ovni de Encuentros en la Tercera fase, el público podrá ver cómo esas extrañas criaturas son capaces de convertir lo imposible en posible. Asistirán al vuelo de dos Pegasos negros que recorrerán la atmósfera del bosque en un baile inverosímil; verán lanzarse como torpedos que aterrizan sobre las muñecas de dos de sus compañeros a acróbatas disparados por columpios rusos; observarán incrédulos las evoluciones de una contorsionista que realiza equilibrios sobre bastones; trapecios, malabares, bailes con muletas, evoluciones mágicas sobre una superficie deslizante, y también a una simpática y maravillosa pareja cómica que durante todo el espectáculo logrará arrancar las risas del público con un humor inteligente. ¿Quién más sería capaz de hacer reír a 7.000 personas utilizando como banda sonora del número el Ne me quitte pas en versión de Nina Simone?…

Casi cualquier cosa es posible que ocurra sobre el claro del bosque convertido en escenario. Un espacio circular de 12,8 metros de diámetro con cinco trampillas, dos plataformas giratorias y una elevadora que permiten ofrecer una ritmo vertiginoso al espectáculo.

Los bailarines aéreos y los saltimbanquis en superficie deslizante.

Los bailarines aéreos y los saltimbanquis en superficie deslizante.

Al fondo se despliega el bosque. Un escondite fabuloso y misterioso que los personajes de Varekai consideran su casa. Son más de 300 árboles de entre 4,5 y 10,5 metros de altura a los que sus habitantes pueden trepar para observar, desde las alturas, lo que está ocurriendo. Sobrevolando el bosque, una pasarela de más de 30 metros, parecida a la columna vertebral de un pájaro, permite a los moradores del bosque escalar en su intento de tocar el cielo. Al menos hasta el mirador, justo por encima del público, un lugar que se convierte en eje central del espectáculo. Se trata de una cabaña de 7 metros cuadrados que sirve de hogar para uno de los habitantes del bosque.

De esa cabaña desciende, como de un sueño envuelto por una red blanca, Fernando Miró, un joven puertorriqueño que da vida a Ícaro. Fernando empezó con 9 años en la gimnasia deportiva, pero su cuerpo era demasiado flexible y tuvo que abandonarla. A los 16 se pasó al baile y junto a sus conocimientos de gimnasta le convirtieron en un cotizado artista. Entre otros logros de su currículo destacan los dos años que se embarcó en la gira de la cantante estadounidense Taylor Swift. En Varekai, además de interpretar al personaje principal Fernando es, además, jefe de bailarines del espectáculo. “Soy una persona de muy buen trato y sé entenderme con personas de 19 nacionalidades distintas como las que hay en este show”, asegura el bailarín. “Todo el mundo colabora, no hay nada de drama de puertas para adentro”.

En Viena, antes de la representación, también charlamos con la malagueña Jessica Heredia, de 33 años, que es la única representante española en Varekai. Ella participa, fundamentalmente, en la parte del show que se desarrolla en una superficie deslizante que simula ser el fondo del mar. Heredia superó un casting tremendo, como todos los aspirantes a unirse a la familia del Cirque du Soleil Su experiencia como bailarina de break dance cimentada en las calles de Barcelona le consiguió un pasaporte para Montreal, sede central de este circo, donde recibió el entrenamiento necesario para incorporarse como uno de los 50 artistas que componen el elenco de Varekai.

– Jessica, ¿cuál es el nivel de exigencia de esta compañía?

– Te voy a poner un ejemplo. El espectáculo se graba todas las noches, y los miércoles el director nos convoca en una carpa para repasar los posibles errores. Así que imagina. No puedes relajarte ni un segundo ni una sola noche. Las cámaras están ahí para recogerlo todo.

Dice que lo que peor lleva es el maquillaje. Tarda más de una hora diaria en maquillarse a sí misma antes de salir a escena. Le quita importancia a una grave lesión que sufrió nada más incorporarse a la compañía: se rompió el tendón de Aquiles. “La compañía me llevó a operarme a Las Vegas y no sólo corrieron con todos los gastos sino que, además, los siete meses que estuve de baja me pagaron religiosamente mi sueldo”, asegura la artista.

La contorsionista sobre bastones.

La contorsionista que realiza equilibrios sobre bastones.

La palabra Varekai significa “en cualquier lugar” en la lengua romaní de los gitanos nómadas. Es una producción que han visto más de 10 millones de personas en todo el mundo desde su primer estreno en Montreal y ha visitado más de 130 ciudades de 23 países. Una historia de superación personal y, cómo no, de amor. Y como ya sabemos que la realidad supera casi siempre a la ficción, Jessica nos los confirma dándonos una noticia: El técnico de luces del espectáculo, Corbin Lecavalier, acaba de prometérsele en matrimonio. Así que, si nada se interpone en su camino, tendrán un final de cuento, como Varekai, y serán felices y comerán perdices.

Varekai se representará en A Coruña del 22 al 28 de diciembre; del 1 al 10 de enero de 2016, en Barcelona; del 14 al 17 de enero, en Valencia; del 21 al 24 de enero en Málaga y del 27 al 31 de enero en Vitoria- Gasteiz.

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Comentarios

  • Pol Pesoa

    Por Pol Pesoa, el 01 febrero 2016

    Gravísimo error prescindir de la tradicional carpa para utilizar macro espacios donde los espectadores de las filas más alejadas quedan al margen de experimentar la emoción que transmite el espectáculo, objetivo inicial del circo del sol.
    Incluso las entradas más baratas se merecen una vista más cercana y mejor. Han olvidado el respeto al espectador y lo castigan si no se gasta el dinero.
    Gran decepción al constatar el trueque de la filosofía inicial por beneficio brutal.

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