Escena Lanzarote: el recorrido más teatral por los espacios de César Manrique

Un momento de Smashed de la compañía británica Gandini Juggling.

Un momento del espectáculo ‘Smashed’, de la compañía británica Gandini Juggling.

César Manrique fue un artista visionario que ya en los años setenta entendía su isla, Lanzarote, como un todo en el que los humanos debían intervenir sosteniblemente, sin agresividad al entorno, de una manera orgánica, vinculando el pasado, las tradiciones, y el futuro en la arquitectura y las artes plásticas. Ahora otro lanzaroteño, el director de teatro Quino Falero, también concibe su isla como un todo para articular un festival que armonice las propuestas escénicas con las plásticas de César Manrique: ‘Escena Lanzarote’, que acaba de echar a andar.

Una extrañamente bella isla que recibe tres millones de turistas al año, pero quienes la quieren de verdad siguen devanándose la cabeza para que vaya más allá, para que siga emitiendo señales de que en ella pasa algo más, que ella es mucho más que un exitoso polo de atracción de turismo internacional. Ahí encaja Escena Lanzarote, festival respaldado por el Cabildo de Lanzarote, que plantea esta temporada siete propuestas escénicas, siete, una por mes hasta marzo. El Asombrario viajó a la isla con un grupo de periodistas invitados por la organización del festival, para asistir al primero de los espectáculos: Smashed, de la compañía británica Gandini Juggling, en el impresionante auditorio de los Jameos del Agua –la primera obra emblemática de César Manrique, de finales de los 60–, que presentaba una buena ocupación de su aforo de 500 butacas.

Smashed es un elegante espectáculo de renovación del malabarismo acercándolo a la danza contemporánea –hay solos, pasos a dos, números en grupo–, en claro homenaje a la gran coreógrafa Pina Bausch, y con algo del sentido del humor del clown. Siete hombres y dos mujeres realizan sincronizadísimos malabares con 80 manzanas y 4 juegos de té. Lo que comienza como armonioso entendimiento de una colectividad –al ritmo de una preciosa banda sonora que incluye desde Bach al country de Tammy Wynette, I’m sorry de Brenda Lee y The End of the world  , cantada por Skeeter Davis– evoluciona con desarreglos por permitir romper las reglas que hacen posible esa convivencia, y termina en el desorden, el estrépito, incluso la violencia. Lo que arranca como conjunto perfectamente afinado termina a berridos, y el público asiste con esa pequeña tensión circense que anida en el estómago temiendo que alguna bola, o pelota o, en este caso, alguna manzana, caiga y rompa la magia. Es lo que acaba sucediendo; todo ese equilibrio cae por los suelos, demostrando que a menudo el orden social pende de un hilo y en cualquier momento, por descuidos, por ataques planeados, por feroces competitividades, puede derrumbarse y acabar en caos. Y que, al final, a fin de cuentas, lo que le importa a cada uno es… comerse la manzana. Solo comerse la manzana.

Un buen primer paso, apto para toda la familia, para el estreno de Escena Lanzarote. Es lo que precisamente destacaba el director artístico del festival, Quino Falero –conocido por su asociación teatral con los textos de Fernando J. López, y que cosechó gran éxito con El manual de la buena esposa–, a la salida de esta primera función, al preguntarle por qué había elegido Smashed para arrancar: “Por lo sorprendente, por la mezcla de géneros, porque es un espectáculo con un fino sentido del humor, apto para toda la familia. Me parecía una manera perfecta de empezar y de marcar lo que quiere ser este festival, su amplitud de miras”. Falero remarca, además, que todos los montajes tienen en común “un lenguaje universal”, que los hace comprensibles para públicos de todos los idiomas.

Escena Lanzarote se representará en escenarios muy lanzaroteños y muy manriqueños; aparte de los Jameos, en el auditorio de la Cueva de los Verdes, en la Casa-Museo del Campesino y en el Museo Internacional de Arte Contemporáneo (MIAC)-Castillo de San José. Los planes de Quino Falero –ya tiene en la cabeza lo que puede ser Escena Lanzarote, su gran ilusión desde hace mucho tiempo, los próximos cinco años– pasan por que en próximas temporadas el festival pueda ampliarse y llegar a otros escenarios de Manrique como el Mirador del Río, esa maravillosa ventana abierta en 1973 desde los Riscos de Famara a la octava isla canaria, la Graciosa. Para que se sienta aún más la conexión con la imponente fuerza telúrica de Lanzarote, entre tabaibas y cardonales, volcanes y casitas blancas.

Smashed, que lleva 10 años representándose con éxito por todo el mundo, desembarcó en Lanzarote los días 5 y 6 de octubre. La próxima cita de Escena Lanzarote: los días 8 y 9 de noviembre, llegará al auditorio de la Cueva de los Verdes –un sobrecogedor espacio a varias decenas de metros de profundidad, de impresionante acústica, adaptado en los años sesenta por Jesús Soto, que luego se convirtió en estrecho colaborador de Manrique– el espectáculo Fausto vs Mefistófeles, una combinación de diferentes piezas de las óperas Fausto (Charles Gounod, 1859) y Mefistófeles (Arrigo Boito, 1868), en las voces del tenor lanzaroteño Pancho Corujo y el bajo-barítono menorquín Simón Orfila. En ese auditorio –tan telúrico, tan mefistofélico–, también se desarrollará los días 27 y 28 de diciembre el espectáculo de baile flamenco Faro, de Eduardo Guerrero, basado en la poesía que inspiran los faros.

Para más información sobre los espectáculos que componen el festival, este otro artículo de El Asombrario.

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