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Cómo escribir historias disparatadas

Por El Asombrario & Co., el 11 de febrero de 2016, en concurso

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El camarote de los hermanos Marx.

El camarote de los hermanos Marx.

El concurso de relatos Escuela de Escritores / El Asombrario te reta a escribir historias disparatadas. Aquí te ofrecemos unas pistas de cómo afrontar la empresa.  

A pesar de que la cima de nuestra literatura, El Quijote, es un libro con bastante humor y disparate, en España -salvo las honrosas excepciones de Mihura, Jardiel Poncela o Gómez de la Serna en el siglo XX o la de Eduardo Mendoza más recientemente- no ha fraguado una tradición de este tipo. Al menos no ha fraguado con la misma intensidad que en inglés, donde el Nonsense (sin sentido) y las Nursery Rhymes (canciones de corro) están presentes desde hace siglos en la educación primaria. Siempre podemos acudir al cine (todas las películas de los Hermanos Marx, muy especialmente) para encontrar excelentes modelos de humor disparatado.

En la literatura infantil, curiosamente, podemos encontrar muchos más ejemplos de relatos disparatados. Sobre todo en los textos escritos para los muy pequeños, para los primeros lectores de entre cinco y siete años. “Los niños aceptan con más facilidad que los mayores las claves del humor disparatado, y ellos mismos son con frecuencia los productores de este tipo de historias. Los chistes, el surrealismo y el absurdo son primos cercanos del disparate, aunque no tienen la lógica y el hilo narrativo de este último”, explica el escritor y profesor Enrique Páez, autor del programa de Escritura Creativa de la Escuela de Escritores.

El disparate, aun siendo muy del gusto de la infancia (sobre todo de la primera infancia, pues mucho de ello se pierde en la adolescencia), es uno de los terrenos más difíciles por los que transitar en la creación literaria. Y uno de los motivos, piensa Páez, “tal vez sea el de su aparente facilidad, como si la consigna fuera: vamos a escribir tonterías, que para eso no se necesita mucha ciencia ni planificación. El problema está en que el disparate sí que tiene una lógica y una estructura. No es la habitual, bien es cierto, pero su ausencia repercute desfavorablemente en la calidad de los relatos, convirtiéndolos en una sarta de despropósitos sin ton ni son”.

Un ejemplo de humor disparatado lo encontramos en la escritora Ursula Wölfel, autora de historias hiperbreves, como la de una mujer que quería estar más delgada. Ahí va el texto, leedlo atentamente:

“Una mujer quería por todos los medios ser delgada. Tomaba para desayunar sólo una cucharada de leche cuajada descremada y lo acompañaba con una taza de té para adelgazar. Después se iba a la oficina. Allí, en el descanso del mediodía, leía una receta en el Libro de la cocina para adelgazar. Cuando tenía mucha hambre leía dos recetas. Eso le bastaba. Por la noche preparaba una ensalada con tres pastillas para adelgazar, sal y zumo de limón. Los domingos añadía una pizca de mostaza a la ensalada de pastillas. La mujer adelgazó. Pero quería adelgazar más. Un día leía en el descanso el Libro de cocina para adelgazar. Estaba un poco cansada y se durmió. Y el libro se cerró. Enseguida volvieron del bar los compañeros. Al principio solo vieron el libro encima de la mesa. Después encontraron a la mujer: estaba como señal entre la página 48 y la 49”.

El disparate es una lectura distorsionada de la realidad, no una ausencia de ella. Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos y convexos del callejón del Gato, que diría Valle Inclán, son esperpentos, pero no por ello dejan de ser héroes clásicos. Un cuerpo informe sin referente no es un esperpento, y no nos sirve para mostrarlo en relatos disparatados (ni, probablemente, en los de otro tipo). Un relato disparatado puede no ser cómico; y uno de humor puede no tener ni un sólo disparate. Los disparates, como los monstruos, los alienígenas, los animales o los fantasmas, no pueden ser sino trasuntos de seres humanos, más o menos reconocibles, con sus actitudes, códigos, deseos y tablas de valores paralelas (extrapoladas y exageradas a partir de las nuestras).

Ahora te toca a ti. Concurso de Escritura El Asombrario / Escuela de Escritores

Escribe en 500 palabras una historia disparatada, pero no una sarta de despropósitos absurdos. Fíjate en Ursula Wölfel: sólo un aspecto tiene que estar exagerado, mientras que lo demás (y los otros personajes) permanecen dentro de la normalidad. No infantilices la historia demasiado o la estropearás.  El trasfondo debe tener un humor sutil y una crítica amarga. No escribas moralejas ni nos digas que la escena es absurda: eso lo tiene que ver el lector al observar el comportamiento de tus personajes. Envía el texto al Concurso de la Escuela de Escritores / El Asombrario antes del 22 de febrero. Publicaremos el texto ganador en El Asombrario y su autor ganará un mes gratis en cualquiera de los cursos de la Escuela de Escritores, tanto presenciales como por internet.

Para enviar el texto pincha aquí

Cursos de la Escuela

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Comentarios

Hay 3 comentarios

  • 12.02.2016
    Amanda dice:

    Muy buena aproximación y pistas para animarse con este género. Que vengan más!

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