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Inventarse una hechicera de vudú que tiene secuestrada a una niña en un pantano

Por manuelcuellardelrio, el 20 de octubre de 2016, en entrevistas

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La alumna de la Escuela de Escritores Fátima Fernández.

“¿Adónde recurres para encontrar las ideas?”, se pregunta Fátima Fernández. Y Fátima Fernández responde: “Al cajón en mi cabeza de registros archivados». Holandesa de nacimiento aunque residente en Madrid, Fernández es la alumna elegida para la autoentrevista del blog de la Escuela de Escritores por Inés Arias de Reina, nuestra profesora del mes. Técnica en Logística y administrativa en una empresa de transporte, comenzó en la Escuela de Escritores en el curso de Literatura Fantástica 2014-2015. Amante de la literatura de género, este año cursa el itinerario ‘Centauros más allá de Orión’.

Empezaremos con la pregunta obligada. ¿Cuándo empezaste en esto?

Creo que es más importante preguntar cuándo dejamos de crear historias. De niños, ¿quién no se ha imaginado que el suelo era lava, y los sofás islas, y saltábamos del uno al otro para no quemarnos? Hemos cogido una rama de árbol caída en el suelo y hemos sido espadachines o piratas en un motín a bordo de un navío maldito. Hemos guiado con las manos extendidas unas puertas del ascensor que se abrían y que se cerraban, como si las moviéramos nosotros con el poder de nuestra mente. Y llega un día que dejas de jugar, de crear historias. Años después, a algunos nos entra una nostalgia terrible y personalmente creo que por eso empezamos a escribir.

Me refería a la Escuela de Escritores, a cuándo comenzaste a recibir clases.

Ah, disculpa. Qué vergüenza. Me apunté por primera vez a la Escuela en el curso 2014-2015, en concreto al de Literatura Fantástica.

Pero, ¿por qué decidiste apuntarte a una escuela?

Antes ni siquiera sabía de la existencia de talleres literarios o escuelas especializadas. No tenía muchas expectativas, sólo me apetecía probar, a ver qué podía aprender. Di con un taller que me gustaba y me planteé ¿por qué no intentarlo?

¿Es que uno no puede hacerlo por su cuenta?

Claro que sí. Pero no me vi capaz de hacerlo sola. No tenía una rutina, estaba perdida y oxidada para contar historias. Solo estaba armada con la intuición que da haber devorado libros desde que empecé a leer. Pero luego llegas a clase y descubres un mundo que te fascina. Semana tras semana intentas aplicar las técnicas narrativas que vas aprendiendo y disfrutas explorando géneros que hace dos meses jurabas que no eran tu estilo.

¿Ahora eres constante escribiendo?

Intento serlo. La verdad es que escribo menos de lo que debería, procuro hacerlo todas las semanas. Durante el año soy más disciplinada, pero en verano soy un desastre, tengo que admitirlo.

Trabajas a jornada completa en una oficina, de lunes a viernes. Vas a clase, sales con tus amigos a tomar cañas, lees, vas al cine, ¿de dónde sacas tiempo para escribir?

¡De donde no lo tengo! Aprovecho cualquier momento que estoy sola, si es necesario lo busco como sea. Hay gente que afirma que, como te gusta, no te cuesta. No es verdad. Es un esfuerzo constante. A veces se te ocurre una escena entera, algo que necesitas desarrollar, pero no puedes porque estás trabajando. Así que tomas cuatro notas para no perderlo y cuando unas horas después encuentras el momento, agarras un boli y… te quedas en blanco.

¿Te frustra el proceso?

Claro que sí. Durante el primer año, lloraba (esto es verdad) todas las veces que me sentaba frente al papel. Alguna vez pensé en dejarlo. Después me limpiaba la cara, me arremangaba y volvía al escritorio.

¿Luego eso desaparece?

Sí, menos mal. Pero a base de trabajo y mucho esfuerzo. Vas viendo tu evolución, por mínima que sea y eso te anima. También gracias a las críticas de los compañeros y la profe. Poco a poco empiezas a ganar seguridad.

Ahí quería llegar, a las críticas. ¿No te da miedo enfrentarte a la clase con tu texto?

Al principio mucho. Me temblaban las manos, las escondía debajo de la mesa y me fallaba la voz al empezar a leer. Y estoy segura de que es por la idea preconcebida de que las críticas son sinónimo de algo malo.

Y me dirás que no es así…

Claro que no. Te señalan lo que no funciona del texto, pero también lo que sí. Tener una crítica mala no significa que no valgas como escritor, sino que hay cosas de tu texto que tienen que mejorar. Por ejemplo, que tu hermano te diga que le molesta que dejes la toalla mojada en el suelo, tu amiga que llegas siempre tarde, que discutas con tu pareja por tener diferente opinión de cómo hacer una ensalada o tu madre que se enfada porque a veces contestas demasiado brusca, eso no te convierte en una mala hermana, amiga, pareja o hija. Se habla y se trabaja. Luego ves lo que puedes y quieres cambiar y lo que no. Como con los textos.

¿Adónde recurres para encontrar las ideas?

Al cajón en mi cabeza de registros archivados.

¿Disculpa?

Perdona, lo he dicho sin pensar. Quería decir que es como si rebuscara en mis carpetas mentales referencias que ya tenía archivadas. En mi caso sé que es contraproducente que si quiero escribir una historia de ciencia ficción, me enfrente a un ciclo entero del género. Lo más probable es que fuerce un texto que no funciona. Por tanto, y por placer, intento leer, ver todo el cine y escuchar toda la música que puedo cuando realmente me apetece, no por obligación. Yo por lo menos me quedo mejor con los detalles así. Después cuando te pones a crear una historia, toda esa información ya está ahí y sale sola.

Así que hasta de la música puedes sacar referencias.

Obviamente la música inspira, pero todas las expresiones artísticas son precisamente eso, expresiones. Es alguien intentando sacar fuera lo que tiene dentro para compartirlo con todo aquel que quiera escucharle. Música, pintura, cine, literatura. Pero también es la conversación de una madre y sus hijos en el tren, la historia que se inventó tu abuelo para que comieras cuando eras pequeña, una noticia enana en el periódico, la anécdota absurda que te cuenta una amiga partida de la risa en una terraza.

¿Cómo es tu proceso creativo?

Personalmente yo no puedo sentarme a escribir hasta que no se más o menos cómo va a ir. Por tanto en el momento que sé lo que quiero contar o cómo quiero que se desarrolle o que sé cuál es el personaje que quiero, me obsesiono (de una manera sana) durante unos días. Pienso en ello todo el tiempo, en el tren, en el coche, en la ducha, de camino a casa, incluso a veces en mitad de la conversación con otra persona.

¿Y no es un poco incómoda la situación? Digo, la de dejar de escuchar porque estés centrada en otra cosa.

Si somos varios ni se dan cuenta. Si somos dos, procuro hasta compartirlo. Tengo la mejor suerte del mundo con las personas que tengo a mi alrededor. Entienden que haga eso (no es una constante) y hay hasta quien participa de ellas de un modo activo, creando un debate interesantísimo. Hablar de lo que tienes pensado crear también ayuda a desbloquearte.

¿Pero eso no es trampa?

Eso pensaba al principio. Pero no es que alguien te ayude a crearla, tú sabes lo que quieres contar y cómo. Solo que a veces no consigues que fluya. En clase también lo hacemos, probamos nuevas maneras para ver si la historia mejora. De todas formas, no suelo hacerlo en pleno proceso creativo, porque me explico fatal, me siento insegura y me hago un lío horroroso. Pero a partir de que el texto está escrito, estoy abierta a todas las sugerencias.

Entonces, ¿las cambias con lo que te dicen?

No tiene por qué. Escuchas las opiniones y decides si quieres cambiarlo, o no, o incluso se te ocurre hacerlo de otra manera. Pero lo fundamental es escuchar. Hacerlo de verdad.

De acuerdo. ¿Por dónde íbamos? ¿Has probado a escribir historias realistas?

Por supuesto, pero no me siento tan cómoda, las reglas me resultan muy rígidas.

¿Por qué literatura fantástica?

Porque son las historias que más me gustan, las que más me inspiran y las que más me apetece escribir.

Sí, pero ¿qué tiene?

¿Con qué otras historias puedes sentir o ser lo que con ellas? Ser una cazarrecompensas que se enfrenta a una maga por un ídolo antiquísimo en el salto de un desierto, una hechicera de vudú harapienta que tiene secuestrada a una niña al borde de un pantano en Nueva Orleans, una madre y su hijo con fiebre en mitad de un apocalipsis, dos empleados de una tienda de dulces que tienen que entregar una tarta a Muerte, un Diner atestado de personajes perdedores con caras de animales, un… Perdona, ¿te estoy aburriendo?

No, ¿por qué?

Porque acabas de bostezar.

Disculpa, ha debido de ser un acto reflejo.

Está bien. Lo diré de otra manera. Las historias fantásticas hablan de lo mismo que las realistas. Hablan de aventuras, de amor, de miedo, de la vida de un personaje. Solo que las que no son realistas incluyen un elemento, ya sea un mundo, ciertos personajes, objetos, etc, que sabemos (si, no estamos locos ni nada por el estilo) que no existen en el mundo real y eso nos fascina.

Comprendo. ¿Podemos leerte en algún sitio?

De momento, no. Sigo escribiendo, pero no tengo un sitio aún donde se puedan leer.

¿Has ganado algún premio con tus relatos?

No me he presentado a ninguno de momento. Antes de empezar a tomar clases sí me presenté a uno, donde quedé en segundo puesto de trescientos y pico relatos que se presentaron, pero por ahora no he vuelto a hacerlo.

¿Has publicado algo?

Esta entrevista no cuenta, ¿verdad?

No.

Pues entonces, todavía no.

¿Tienes pensado publicar en un futuro?

Ojalá, esa sería mi intención. De momento estoy cursando el avanzado del Itinerario especializado en Fantástica, Ciencia Ficción y Terror (Centauros más allá de Orión) que imparten Inés Arias de Reyna y Alejandro Marcos en la Escuela de Escritores, cuyo último curso estaría dedicado al desarrollo de un proyecto personal. Llevo mucho tiempo trabajando la idea de una novela, espero poder embarcarme en ella cuando llegue el momento.

De acuerdo. Muchas gracias y suerte.

Muchas gracias.

Concurso Escuela de Escritores/El Asombrario

En la entrada de la semana pasada podéis leer las bases para participar en el Concurso Escuela de Escritores / El Asombrario. Hemos ampliado el plazo de entrega hasta el lunes 24 de octubre. El relato ganador se publicará en este espacio y el autor podrá disfrutar de un mes gratis en cualquiera de los cursos de la Escuela de Escritores, tanto presenciales como por internet.

Para enviar el texto pincha aquí.

Curso “Cómo escribir fantástico, ciencia ficción y terror”

Todos los cursos de la Escuela de Escritores.

 

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