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‘Solomillo de ternera con verduras de temporada’, lo mejor de febrero

Por manuelcuellardelrio, el 24 de febrero de 2017, en concurso

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Foto: Pixabay.

Anaís Fernández Criado ha sido la ganadora del Concurso Escuela de Escritores / El Asombrario este mes de febrero. Podéis leer aquí el relato, ‘Solomillo de ternera con verduras de temporada’, así como el comentario de Lola Vivas, la profesora del mes del blog. Vivas lo ha elegido por adaptarse perfectamente al reto de contar la historia desde un narrador cámara, así como por el rigor y el estilo con el que está escrito. La autora podrá disfrutar de un mes gratis en cualquiera de los cursos de la Escuela de Escritores.

Solomillo de ternera con verduras de temporada

Por ANAÍS FERNÁNDEZ CRIADO.

La mujer rubia agarró los cubiertos con fuerza y desgarró la carne. Luego, sumergió el tenedor en la guarnición, empalando unas patatas y una zanahoria. La montaña de verduras se derrumbó y varios guisantes rodaron fuera del plato hasta situarse entre ella y su acompañante, que era una mujer morena. Se introdujo con rapidez la comida en la boca y clavó los puños en el mantel. Tenía los nudillos blancos. Mantuvo la misma postura mientras masticaba y hasta mucho después de haber tragado.
La mujer morena sujetó con el tenedor un extremo del filete y con el cuchillo dibujó una línea que lo separaba del resto. Cortó a base de rozamiento. A continuación, liberó el tenedor para atravesar un guisante por su eje. Con la bolita ensartada, pinchó el pedazo de carne en el centro de gravedad y se llevó a la boca el resultado, muy despacio. Mientras masticaba, depositó sobre el plato los cubiertos formando un ángulo obtuso. Tragó. Recogió la servilleta con la mano derecha y sin desplegarla se la llevó a los labios, que estaban totalmente limpios. Tras recorrerlos con un movimiento circular en sentido levógiro, esgrimió de nuevo cuchillo y tenedor para seguir cortando triángulos de vaca y seguir coronándolos con hortalizas.
En el plato de la mujer rubia, la carne había vuelto a estirarse, a deformarse, a rasgarse ante el envite de los cubiertos. Hubo una nueva oleada de guisantes sobre el mantel, la guarnición volvió a ser invadida, la carne sangró en su camino a la boca. En el plato de enfrente se resolvían problemas geométricos. El empaquetamiento de esferas. La trisección del ángulo. La duplicación del cubo. Cuando empezaba a abordar la cuadratura del círculo, siempre sin separar los ojos del plato, la mujer morena pronunció unas palabras:
–Créeme que lo siento yo más que nadie.

Comentario al texto

Por LOLA VIVAS

He seleccionado este relato como ganador por muchas razones. La primera de ellas, porque se ajusta perfectamente a la propuesta que se pedía: que fuera un relato con un narrador cámara o, lo que es lo mismo, un narrador cuasi omnisciente que, como debe ser en este tipo de narradores, mantuviese una mirada lo más objetiva posible sobre todo lo que se narrase en el relato. Bien, pues este lo tiene. Un narrador cámara estupendo. Aunque no solo lo he elegido por eso, desde luego; además de ser impecable en este sentido que he comentado, está perfectamente escogido para contar lo que se cuenta. Es decir, ningún otro narrador podría sacarle mayor partido a una historia de este tipo. Una historia en la que todo lo que se dice, se dice a través de los gestos de los personajes, en la que apenas se cuenta nada que no sea una pequeña acción tras otra y todas ellas significativas, casi como en una mesa de disección.

La segunda razón que me ha hecho elegirlo es el rigor con el que está tratado, la forma en que paso a paso ese narrador cámara va enfocando uno a uno los detalles de la escena, afilándolos del mismo modo que se afilan los cuchillos que utilizan ambas mujeres mientras comen y se observan. Y aquí, el lector, aparte de interesarse por lo atractivo de la escena, aspecto que magnetiza el relato desde el inicio, comienza a hacerlo también por lo que hay debajo, por todo eso que no se cuenta de forma directa y que está, como quien dice, en el aire. Ese algo invisible que se transmite a través de ese narrador cámara que, con eficacia, prima unas cosas sobre otras, que destaca, por ejemplo, el color de los nudillos de la mujer rubia o la forma en que esta derrama la comida por la mesa frente a otra forma de comer muy distinta de la otra mujer, una que tiene más que ver con cortar “triángulos de vaca y seguir coronándolos con hortalizas” sin apenas ensuciarse los labios.

Bien, pues todo eso, esa forma de seleccionar los detalles que caracterizan a los personajes, son los que dan vida a una historia que se sostiene en todo aquello que no se cuenta, algo que ha ocurrido entre ambas y que cada una de ellas asume y digiere de forma muy distinta. Tan distinta como la forma de comer, como la forma de seleccionar cada uno de los alimentos que tienen cada una en el plato y llevárselos después a la boca y masticarlos de una forma o de otra.

Pero hay algo más en este relato, la tercera de las razones por la que me he decidido a seleccionarlo. Me refiero al final. Esa última frase que es la que, a mi modo de ver, le da todo el relieve y la profundidad a la historia. Porque no nos olvidemos, estamos enfrentado los tópicos: la una es rubia y la otra es morena, el carácter de una es pasional y desbordado, el de la otra es justo lo contrario. ¿Pero alguien se atrevería a decir que una siente más que la otra? Esta pregunta queda sugerida después de la afirmación de una de ellas cuando dice: “Créeme que lo siento yo más que nadie“. Un cierre estupendo.

Por todo esto, Solomillo de ternera con verduras de temporada es un gran micro merecedor muy digno de ganar este concurso de febrero del blog El Asombrario. Está muy bien escrito y es sugerente, eficaz. Quizá la única pega que le pondría es el ser algo redundante en las últimas frases (“El empaquetamiento de esferas. La trisección del ángulo. La duplicación del cubo. Cuando empezaba a abordar la cuadratura del círculo…”). Hay también en ellas un exceso del narrador que sería más interesante delimitar al espacio del plato (que es, en definitiva, donde está sucediendo todo). Por lo demás, mi enhorabuena a la ganadora. Lo merece.

Cursos de la Escuela de Escritores.

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