España no es país para Morrissey

Morrissey en una imagen promocional.

Morrissey en una imagen promocional.

Morrissey, en una imagen promocional.

La gira europea de uno de los cantantes y compositores británicos más icónicos de la historia reciente del pop ha parado en España. Su música capta legiones de seguidores en España. Sus declaraciones no dejan a nadie indiferente. Este es un ‘retrato’ distinto, expresionista, de brocha gorda, de Morrissey, a partir de afirmaciones que ha realizado y que dan de lleno en la diana ibérica. Desde el Rey a las corridas de toros y las macrodiscotecas. Él no es de los que necesitan ‘quedar bien’ para no espantar públicos. 

Morrissey regresó a Madrid (día 9) y Barcelona (10 de octubre), tras muchos años de ausencia, para presentar su último disco, World Peace Is None of Your Business. Ríos de tinta se han escrito sobre este artista deslenguado, comprometido y capaz de hacer creer a sus fans de todo tipo y condición que su mundo interior pertenece a la categoría de lo universal. Incluida su diseccionadísima autobiografía publicada por la sección de clásicos de la editorial Penguin. A través de esos escritos, de sus acciones más políticamente incorrectas y de sus últimas declaraciones por medio de cuestionarios contestados vía email a medios españoles, se podría afirmar que un alma como la de Morrissey, que ha cumplido 55, sería profundamente infeliz en la España del siglo XXI. Se podría realizar este perfil de urgencia confeccionado con retazos de la idiosincrasia reciente de nuestro país.

Suponemos que los asesores de la actual Reina de España, aficionada a la música indie –es famosa su querencia por los californianos Eels y por los granadinos Los Planetas, y recientemente acudió al concierto de Beck en el festival Dcode-, le habrán aconsejado que no vaya a escuchar al músico inglés, después de que éste se haya preguntado por qué su suegro, el anterior monarca Juan Carlos I, no está en la cárcel por matar elefantes. El artista lo acusó de ser cobarde y bárbaro por disparar a decenas de metros de un animal que no se puede defender. “El Rey Juan Carlos tendría que haber ido a la cárcel por matar elefantes, que es una especie protegida. Es lo que dice la ley. ¿Por qué él no? La gente que es cruel con los animales suele serlo también con las personas”, reflexionaba el músico en una entrevista concedida a El Mundo. Aunque éticamente es muy reprobable semejante cacería, lo cierto es que no es ilegal, pues las normas de algunos parques nacionales africanos prevén unos cupos de elefantes que se pueden abatir para controlar la población de los paquidermos en esas zonas. Pero, en fin, Morrissey lo dijo así de contundente. Todavía más. Las primeras palabras de Morrissey en el escenario de Madrid fueron: «Buenas noches, Madrid. Tengo una buena noticia para vosotros…» y acto seguido cantó The queen is dead (La reina ha muerto)…

¿Podría sobreponerse Morrissey a un país en el que el toro de la Vega se considera una tradición y no una salvajada? ¿Podría vivir tranquilo en un país donde el partido en el Gobierno en solitario vota a favor de que se consideren las corridas de toros como patrimonio cultural de todos los españoles? ¿En un país en el que cientos de galgos son asesinados todos los años? Desde luego que no. Morrissey es un acérrimo defensor de los derechos de los animales. Ha arremetido contra la realeza británica por fomentar y participar en la caza del zorro. En 2012, él y su banda dieron un concierto vistiendo camisetas en las que se leía “Odiamos a William y a Kate”, en referencia al matrimonio del hijo mayor del príncipe de Gales. Son míticas sus descalificaciones contra conocidas cadenas de hamburgueserías, contra el uso de pieles de animales en la ropa y hasta llegó a insultar a David Bekcham por comercializar un perfume “testado previamente en animales”.

Uno de los cortes de su último trabajo incluye una canción titulada The bullfighter dies (El torero muere), en el que el músico cita Madrid, Sevilla, Barcelona (pese a que allí ya no se celebran corridas de toros), Málaga, Murcia y Valencia como escenarios de corridas de toros en las que el matador muere y el toro sobrevive para regocijo del público: “Hurra, hurra, el torero muere y nadie llora porque todos quieren que el toro sobreviva”, se dice en el estribillo de la canción. Así es él.

Y hablando de canciones, Morrissey terminaba su álbum de debut Viva Hate con un controvertido tema titulado Margaret on the Guillotine, en el que claramente hablaba de la muerte de Margaret Thatcher como un “sueño maravilloso”. Se cuentan por centenares las declaraciones del músico contra las políticas neoliberales que llevó a cabo en su país; toda una pionera en ajustes y recortes al pueblo. Pues bien, el pasado 15 de septiembre, la esposa del expresidente José María Aznar que llegó a la alcaldía de Madrid tras la renuncia del candidato Alberto Ruiz Gallardón, inauguraba la primera plaza en España -y una de las pocas de Europa- en honor a la exprimer ministra británica, destacando el «compromiso con la libertad» de la denominada dama de hierro, a la que situó entre «las grandes personalidades del siglo XX”. Más leña al fuego.

Otra de las grandes declaraciones del cantante arremete contra la música dance y los templos donde esta es adorada. “Las discotecas son refugios para deficientes mentales. Hechos por gente imbécil para gente imbécil”, afirmó el músico en 1992. En 1986, cuando Morrissey era líder de The Smiths, escribió el que está considerado como uno de los grandes himnos indies: Panic. En su letra se escucha: “Burn down the disco / Hang the blessed DJ” (Quemen la discoteca, Ahorquen al bendito DJ). ¿Viviría tranquilo el músico en un país que presume de albergar en sus fronteras cinco de las 15 mejores discotecas del mundo? La revista especializada djmag.com así lo considera. De hecho, tres de las cinco primeras son españolas: Space Ibiza (número 1), Pachá (3), BCM (5), Amnesia (6) y Ushuaia (11). Marca España. Muy poco acorde con los gustos de Steven Patrick Morrissey.

En una reciente entrevista publicada por Diego A. Manrique, Morrissey muestra su crítica a las redes sociales, pero también su apoyo: “Las redes tienen cosas buenas y malas. De repente, cualquiera es un experto… e igual nunca ha salido de su dormitorio. Pero los dictadores y la llamada realeza ya no pueden hacer lo que quieran: todo el mundo está observando y puede deponer a quien traicione su confianza”. Probablemente si Morrissey viviera en España habría cambiado la palabra «realeza» por «casta». En un país donde el Gobierno ha aprobado una Ley de Seguridad Ciudadana a todas luces restrictiva con el derecho a la libertad y al derecho a la información; en un país donde el Gobierno se empeña en considerar las redes sociales como “un problema de orden público”, es más que probable que Morrissey no se sintiera a gusto.

Sólo hay que leer las declaraciones que el músico ha hecho al diario ABC. El periodista Ignacio Serrano le pregunta: ¿Qué idea hay tras su último trabajo, World peace is none of your business? Morrissey responde: “Vivimos una era en la que todo está demasiado limitado por códigos morales y autoritarios. No tenemos por qué estar vigilados o pisoteados, déjennos crear nuestras propias leyes, por favor. Los medios de comunicación dan demasiado apoyo a líderes mundiales que son peligrosos, sádicos. Y lo que es peor, el pueblo no puede decidir en qué se utilizan los fondos públicos. Necesitamos una revolución pacífica que reconstruya el sistema de votación en las elecciones, porque no funciona tal como está diseñado, y sobre todo no está diseñado para trabajar en favor del pueblo”. ¿Con esta radiografía involuntaria de nuestro país, no creen que definitivamente España no es país para Morrissey.

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Comentarios

  • cristina

    Por cristina, el 07 octubre 2014

    Genial Morrissey,no solo como músico, también como persona. Es fascinante.

  • cristina

    Por cristina, el 07 octubre 2014

    En realidad, España no es país para nadie excepto la Iglesia, los ricos y poderosos y los corruptos.

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