La España vaciada entra en el museo de arte contemporáneo MUSAC

Escuela en Omaña, León. Foto: Ricardo Suárez.

El rincón de la memoria montado en la antigua escuela de Salce, León. Foto: Ricardo Suárez.

El MUSAC (Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León) también se hace eco del abandono que sufre la ‘España vaciada’. Lo hace a través del proyecto de investigación experimental ‘Campos’, desarrollado en las comarcas de Las Merindades (norte de Burgos) y Omaña (norte de León). ‘Campos’ se detiene en las escuelas rurales como símbolos de memorias, retos y reinvenciones a los que se enfrentan los pueblos pequeños. ‘El Asombrario’, en su empeño de abordar el mundo rural desde perspectivas distintas y multidisciplinares, se acercó a ver campos, otros campos, en el contexto de un museo de arte contemporáneo.

La comarca de Las Merindades (donde nació quien esto escribe, todo sea dicho, en el Valle de Valdebezana), en los límites de Burgos con Cantabria y el País Vasco, tiene una superficie de casi 3.000 kilómetros cuadrados (similar, por ejemplo, a la de toda la provincia de Álava) y una población de 22.000 habitantes, distribuidos en 27 municipios, con 360 núcleos. Si descontamos los habitantes de las dos principales localidades, Villarcayo (capital de la comarca) y Medina de Pomar, que suman unos 10.000 entre ambas, nos sale una media de 33 almas para cada uno del resto de los pueblos.

La comarca de Omaña, entre la Cordillera Cantábrica y los Montes de León, con capital en Murias de Paredes, tiene una extensión de 569 kilómetros cuadrados, casi los mismos que la ciudad de Madrid. En Omaña hay censadas 2.014 personas (hace 100 años eran 11.000), repartidas en cuatro municipios y múltiples pueblos, algunos tan pequeños como Torrecillo, con 14 habitantes censados. En Madrid son más de 3,2 millones.

Precisamente con esa comparativa de extensión y población entre Madrid y Omaña, más un expresivo mural en negro y amarillo de la artista Cinta Arribas, se abre la exposición Campos en el MUSAC, abierta hasta el 19 de enero, y que lleva un largo subtítulo: Despoblación, escuela rural y práctica espacial crítica. Es un proyecto acogido dentro de las convocatorias Laboratorio 987, que el MUSAC puso en marcha hace cuatro años para abrir el arte a propuestas más ligadas a la sociedad, el territorio y otras disciplinas (987 es el prefijo telefónico de León).

Campos es una propuesta de MONTAJE, que se define como “infraestructura cooperativa de producción arquitectónica”, fundada por Andrés Carretero y Saúl Alonso y cuyos cimientos tratan de expandir el concepto de arquitectura hacia el arte, la teoría y lo político, con un fuerte entroncamiento y compromiso con el territorio; más el sociólogo Jorge Casas, experto en Desarrollo Local, últimamente sus trabajos se han centrado en la dinamización de los pueblos a partir de los afectos y los cuidados, con especial atención a la gente mayor. Buen equipo para acometer este trabajo de acercamiento a lo rural a lo largo de 20 meses, que requiere de tacto ante todas las suspicacias que a menudo levantan quienes habitan en los pueblos cuando se trata de indagar en sus entrañas e ir más allá de la fiesta, la ermita o la Virgen de turno.

Memorias de la escuela rural

La escuela les ha servido de epicentro, icono, elemento narrador, para este acercamiento emocional a los pueblos. Todo el mundo estará de acuerdo en que las escuelas rurales mueven avalanchas de recuerdos y sensaciones.

Así, la minimalista exposición del MUSAC juega sobre todo con el vacío y la nostalgia, dos sensaciones fuertemente prendidas en la España vaciada. Hay una conversación en un columpio entre una maestra de pueblo y una pequeña alumna suya. Hay fotos en blanco y negro del vallisoletano Ricardo Suárez, del que el periodista Daniel G. Rojo escribió a raíz de una de sus exposiciones: “La vocación documental, la vena artística, incluso la mirada del científico que realiza ‘un trabajo de campo inventado’ se entrecruzan en el trabajo de este castellano con alma de colono yanqui, que plantea un juego de espejos entre la realidad más inmediata y lo que ésta evoca en nuestra memoria a partir de ese imaginario sociocultural que todos compartimos”. Hay un dibujo de un niño, un evocador vídeo (mi pieza favorita) del viaje en autobús que realiza a diario una niña desde su casa hasta su escuela (de Fasgar a Riello), contemplando un bellísimo paisaje de las montañas leonesas. Hay un muro de lamentaciones/reivindicaciones que, a modo de pizarra esquinada, recoge frases escritas en los encuentros celebrados en torno al proyecto. Frases como ésta: “¡Nos salen caras las ciudades, no los pueblos!”. Porque es recurso habitual últimamente decir eso de que el Estado no puede facilitar servicios para que la gente viva en pueblos tan pequeños con las comodidades que se piden en el siglo XXI, que las arcas públicas no dan para tanto. El día que empecemos a hablar seriamente de medioambiente y no solo como postureo, ese argumento va a experimentar un giro de 180 grados, por el nuevo cauce de recursos que tendrían que llegar a quienes viven en el campo como custodios del territorio, de los bosques y los pastizales de montaña, garantes de una naturaleza que nos abastece de agua limpia y aire sano. Está comprobado, desde los estudios de Naciones Unidas, que el sobreconsumo y despilfarro de recursos y energías se alimenta sobre todo en las ciudades.

Como subraya Eneas Bernal, coordinador de exposiciones del MUSAC, los Campos de Casas y Montaje no quieren caer ni en la melancolía ni en la moraleja ni en las conclusiones. Es un acercamiento desde los afectos; de ahí los encuentros organizados, las acciones colectivas (“retornos” los han llamado) en estos meses en varios puntos de esas dos solitarias comarcas, como Medina de Pomar y Salce, y en el propio MUSAC, entre moradores anónimos de esos pueblos, alcaldes y profesionales de la sociología y la arquitectura. Y los afectos y recuerdos se disparan con solo mirar a esas escuelas rurales. A veces abandonadas. A veces convertidas en casas particulares. A veces transformadas en el teleclub o cantina del pueblo para seguir congregando voces.

Escuela en Omaña, León. Hace falta savia nueva que dé vigor a estos pueblos. Foto: Ricardo Suárez.

……..

Tres exposiciones de algo más que arte

Más allá de Campos, el MUSAC está ofreciendo tres fantásticas exposiciones que forman una oferta de altura artística (y algo más): Monocromo género neutro, con obra de 40 mujeres artistas y piezas realmente cautivadoras de creadoras como Esther Ferrer, Elena Asins y Soledad Sevilla. La individual dedicada al vallisoletano Prada Poole, un visionario con su arquitectura perecedera de las pompas de jabón, que ya en los años 70 planteaba un tema tan actual como la sostenibilidad de las ciudades. Y (D)escribir el mundo. Aproximaciones a lenguaje y conocimiento que, a pesar de un título tan críptico que puede echar para atrás, muestra una selección de trabajos de artistas como Andrés Fernández y Waqas Khan, capaces de transportarte a otra dimensión. Las tres pueden visitarse hasta el 12 de enero.

Deja tu comentario

¿Qué hacemos con tus datos?

En elasombrario.com le pedimos su nombre y correo electrónico (no publicamos el correo electrónico) para identificarlo entre el resto de las personas que comentan en el blog.

No hay comentarios

Te pedimos tu nombre y email para poder enviarte nuestro newsletter o boletín de noticias y novedades de manera personalizada.

Solo usamos tu email para enviarte el newsletter y lo hacemos mediante MailChimp.