Festiulloa: la música del bosque animado

Una de las actuaciones del festival

Concierto en el festival Festiulloa.

Habrán pasado siglos desde la última vez que las almenas de Pambre, sus torres y salones, escucharon música. El castillo, al que se atribuyen más de 600 años, ha vivido en el olvido hasta no hace mucho, pero el próximo sábado, 5 de agosto, abrirá de nuevo sus puertas para albergar una velada histórica, gracias al festival de música ecológica Festiulloa, promovido por Quercus Sonora, asociación que armoniza envidiablemente el amor a la música y la naturaleza, y que celebran ahora diez años de su proyecto.

Por ALBERTO PEREIRAS

Sus fundadores lo demuestran con su propia vida. Sandra Goded, bióloga, y Rudi Esteban, violinista, son dos madrileños que encontraron hace diez años su proyecto de vida regresando a las raíces familiares. Se han pasado una década llevando la música clásica al corazón de los bosques gallegos, y destinando lo que recaudan a la repoblación del paisaje autóctono (robles, castaños, abedules), ganando con arte la batalla a la deforestación. Este año quieren festejar su aniversario revitalizando el legendario patrimonio medieval de la comarca de la Ulloa, en Lugo, escenario del clásico Los Pazos de Ulloa.

Festiulloa nació con la idea de que ni la cultura ni el arte son patrimonio urbano, queriendo acercar (o devolver) la música clásica al rural, e inculcar con ello la custodia del territorio. Temas aparentemente alejados, pero que tienen mucho en común, empezando por la sensibilidad. Su proyecto atrae cada año a músicos de todo el mundo sin otro incentivo que la causa noble (no cobran nada, se les cubre el viaje y duermen en casa de los vecinos). Este año contará con instrumentistas procedentes de Holanda, Rusia o Gran Bretaña. Además de la experiencia musical, Quercus Sonora tiene preparadas rutas para enseñar la superficie conservada y el patrimonio de la zona, que reluce desde lo histórico a lo gastronómico. Del 4 al 6 de agosto los asistentes podrán escuchar por los caminos, entre las viñas, los ríos o los pazos, a genios de la música universal como Brahms, Schubert, Bach o Britten.

¿Puede haber mejor atrezzo? Este decorado es de verdad y está vivo: es el bosque animado de Wenceslao Fernández Flórez o el bosque viejo de Dino Buzzati. ¿Cuántos artistas supieron captar el alma del bosque, el latido de todos los organismos que se interrelacionan en él, interpretando su ecosistema como una partitura?

García Márquez, a su paso por Galicia, dijo quedar asombrado ante el milagro de las piedras florecidas, por la exuberancia vegetal que rezumaba su arquitectura. No fue el único que vio misterio y poesía en el paisaje. Tanto el realismo mágico como la fantasía de Cunqueiro tienen en la naturaleza la misma cuna. Por eso este festival es tan especial, al poner cara a cara al arte con su musa. Durante unos días, los instrumentos de cámara devuelven traducida en música la forma que la madera del bosque les dio. Los músicos duermen en casa de los vecinos, integrándose en su forma de vida y abriendo a su vez fronteras al rural, que por unos días se vuelve cosmopolita.

Rudi y Sandra promocionan además a los productores de agricultura ecológica de la zona, como Arqueixal  y Granxa Maruxa,  fomentando el turismo rural, que conviene reivindicar este Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo. Música que abona bosques, bosques inspirados por música…

La ovación, al final de este festival, la darán los árboles.

Una actuación del festival Festiulloa

Una actuación del festival Festiulloa.

 

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