‘Flamencos’, una enciclopedia sentimental del pellizco

Antonio Gades.

Antonio Gades.

Tres enamorados del flamenco -el fotógrafo Jerónimo Navarrete, el crítico musical José Manuel Gómez y el periodista José María Goicoechea– publican un retrato de múltiples caras de los artistas que dan emoción a una de las músicas más singulares y hondas del planeta.

Durante las últimas tres décadas, el fotógrafo Jerónimo Navarrete se ha convertido en un flamenco más, eso sí, sin guitarra y con cámara de fotos. Por su objetivo han pasado casi la totalidad de los grandes y grandísimos de este arte y ahora quedan compilados en un libro titulado así, simplemente Flamencos (editorial Rey Lear), que se convierte en una excelente pequeña gran enciclopedia sentimenal del cante, el baile y el toque. Sentimental porque tanto el crítico musical José Manuel Gómez como el periodista José María Goicoechea, que se han encargado de poner textos a tantas y tantas maravillosas fotografías, han querido realizar un libro más con pellizco que con fríos datos al estilo wikipedia. «Sí, desde luego, hay muchos datos, pero también otros muchos que no están porque el objetivo era otro. Hemos hablado de lo que hemos descubierto y lo que hemos sentido con cada uno de estos grandes del flamenco, con sus discos, con sus recitales, con charlas con ellos en otros casos. Lo hemos llenado de anécdotas y sentimientos», confirma Goicoechea.

Jerónimo Navarrete cuenta la historia desde su perspectiva: «Empecé haciendo fotos de flamenco a finales de los 80 como un simple aficionado, iba a conciertos y hacía fotos. En aquella época estaba estudiando fotografía y trabajaba como asistente de fotógrafos y haciendo mis primeros encargos. Pero mi afición al flamenco era tremenda e iba a todos los conciertos que podía, me conocía la escena madrileña y a todos los artistas que la frecuentaban». En el año 1999, Lunwerg editó el libro Los ojos del flamenco, en el que se mostraba una selección de los retratos que hay en este nuevo libro, pero Navarrete, aunque con menos intensidad, no paró de hacer fotografías.

En el verano de 1991, Navarrete fue al bautizo del niño de Camarón, en la Venta de Vargas en San Fernando, Cádiz. Allí realizó tres retratos, uno a Camarón, otro a Potito y otro a Juan Villar con su hijo. «Cuando vi los retratos, supe enseguida que ese era el camino que quería recorrer fotográficamente en el flamenco. Había muchos trabajos sobre el flamenco en los escenarios, fotografías que mostraban los gestos y actitudes de los flamencos al actuar, pero no encontraba trabajos que mostraran a las personas. El retrato siempre lo había trabajado mucho y quería mostrar a la gente que hacían la música que a mí me gustaba tanto. Pero quería retratar a las personas que había detrás de los artistas, huyendo del gesto y de la pose, muchas veces abusando del gesto trágico y doliente que tan buenos resultados da ante la cámara pero que impide ver lo que hay tras él», asegura el fotógrafo.

Ese mismo espíritu se respira en los textos de este fantástico libro, tanto para iniciados como para aquellos que quieran introducirse en uno de los artes más singulares del mundo. Para que les atrape. José María Goicoechea explica que entró en el flamenco con el disco Te lo dice Camarón: «Venía de escuhar pop, y de pronto me encontré con esa maravilla. Es un disco menor comparado con otras barbaridades que tiene el de La Isla, pero para mí es un disco fundamental, a partir de ahí entré y me quedé». Si tuviera que recomendar, además de a Camarón a otros artistas para introducirse en el flamenco, Goicoechea no lo duda: «Miguel Poveda es perfecto para eso. Hay una canción en su último disco, Artesano, que se titula Convivencia, en la que mezcla el academicismo de los cantes de Mairena con el estilo más pop de Pepe Marchena, estrofa a estrofa. Creo que tiene dos lecturas posibles. Para los más rockeros o más indies, nada como el Omega de Morente o La leyenda del tiempo de Camarón».

Flamencos se presenta el 17 de diciembre en el tablao flamenco Las Tablas (Plaza de España, 9) a las 19.00. 

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