Invertir en bosques para calmar la crisis climática

Los bosques, aliados primordiales en la lucha frente a la crisis climática. Foto: Pixhr

“Los bosques son sumideros naturales de carbono y deben ser protagonistas indiscutibles frente a la crisis climática, en este escenario de transformación y descarbonización de nuestras economías hacia modelos de bioeconomía forestal circulares”. Así resumió Gonzalo Anguita, director ejecutivo de FSC en España, el seminario digital ‘Inversiones en el sector forestal y cambio climático’, celebrado a mediados de diciembre, que puso en valor los bosques como interesante destino para inversores.

“La pérdida progresiva y constante de superficie forestal nos obliga a redoblar esfuerzos”, señaló Gonzalo Anguita. “En la actualidad los incentivos para la destrucción de bosques siguen siendo mayores que aquellos que existen para la gestión forestal responsable. Los datos de la FAO muestran que la deforestación sigue imparable, que la variación anual neta de superficie forestal en las últimas décadas sigue disminuyendo en el planeta”.

En este contexto, se abre el debate de colocar a los bosques como productos financieros, objetos de inversión, ya que su valor ahora y en un futuro cercano resulta muy valioso, no solo por la madera en sí, sino por sus servicios a los ecosistemas, desde garantes del agua hasta aliados en la lucha frente a la crisis climática, al ser importantes secuestradores de carbono por su natural trabajo de fotosíntesis; un debate aún verde en España, pero que ya ha avanzado de manera importante en países como Estados Unidos, Alemania y Suiza, tal como demostró este webinar organizado por FSC junto a Marcio Vieigas, de la firma Sust4in.

“El Pacto Verde de la UE recién presentado”, explicó Anguita, “prevé que los fondos de recuperación europeos pongan el acento en la lucha contra el cambio climático y la protección de la biodiversidad. Nuestro objetivo hoy, el de FSC, es poner a los bosques en esa Agenda de la Transición Climática, porque son importantes sumideros de carbono y pueden contribuir a mitigar el cambio climático”.

Y añadió: “Los bosques pueden jugar un papel interesante en el mecanismo compensatorio de compra de derechos de emisión”.

En esos mercados, entidades certificadoras como FSC se convierten en una herramienta fundamental para avalar la sostenibilidad y aportar criterios fiables a los inversores. “Tras 26 años de éxitos”, siguió Anguita, “miramos al futuro yendo más allá de los aprovechamientos de madera y poniendo a los bosques donde les corresponde como prestatarios de servicios esenciales para nuestra supervivencia. Ahora valoramos también los servicios a los ecosistemas: desde la conservación del suelo a servicios recreativos, como aseguradores de agua, como sumideros de carbono… En este sentido, ya hemos extendido cuatro certificados en España. Somos una herramienta de valor indiscutible para evaluar la financiación de proyectos de compensaciones de emisiones, para declarar créditos de carbono en los mercados voluntarios, que están creciendo de forma vertiginosa”.

Mil millones de hectáreas para plantar árboles

Marcio Vieigas, fundador y director general de Sust4in, explicó: “Se han cumplido cinco años del Acuerdo de París, el acuerdo más importante en la lucha contra el cambio climático. Ahora debemos ser muy optimistas con el giro que dará Joe Biden en Estados Unidos frente a la política seguida por Trump en su compromiso con el cambio climático, y con los objetivos de reducción de Europa, que acaba de aprobar un recorte del 55% de las emisiones para 2030. Sin embargo, no podemos ser tan optimistas con otros países, como Rusia, o como Brasil, cuya gestión ambiental es una vergüenza.

Tenemos que reducir nuestras emisiones de manera importante; el compromiso de París reclama luchar para no llegar a superar los 1,5 grados de calentamiento de la temperatura global. La gente puede pensar: bah, 1,5 grados no es tanto, ¿pero qué hacemos si a nuestros hijos les sube la temperatura 1,5 grados, no nos quedamos tan tranquilos, verdad?”.

“Dada la urgencia”, continuó Vieigas, “es necesario no solo mitigar, sino también adaptar. Claro que el objetivo prioritario debe ser reducir las emisiones, pero no hay tiempo que perder, por eso no debemos dejar de lado el mercado de compensaciones. Los recursos para la recuperación tras la pandemia tienen que ser verdes, así que nos hayamos ante una gran oportunidad”. “No nos engañemos. Las energías renovables están creciendo muchísimo, sí, pero a nivel global el empleo del carbón sigue creciendo, un 4% desde 2015. El carbón y el gas siguen siendo la principal fuente de generación energética en el mundo”. “El cambio climático está aquí, no es un problema para las generaciones futuras. Está aquí. Es verdad que antes de todo hay que reducir emisiones, pero, dada la urgencia del problema, debemos también poner en valor otras alternativa reales y posibles, como el uso de los bosques frente al cambio climático. Debemos acercar las empresas del sector financiero al mundo de los bosques. Es una gran oportunidad para invertir en bosques. Tenemos casi mil millones de hectáreas disponibles ahora en el planeta para plantar bosques”.

Los mercados de emisiones de carbono quedarán regulados por el famoso (y muy complicado de consensuar) artículo 6 del Acuerdo de París, que no pudo cerrarse en la Cumbre del año pasado en Madrid, y que se espera que pueda por fin rematarse en la COP de Glasgow en noviembre de 2021. ¿Qué implican estos mercados? Que si un país (o una empresa) emite más de lo permitido, pueda pagar a otro para que reduzca una cantidad de gases equivalente. La mayor parte de los Planes Nacionales de Clima prevén de alguna manera acudir a estos mercados de carbono para conseguir sus objetivos. Mientras, los mercados voluntarios de compensaciones de carbono están creciendo de manera importante, sobre todo en EE UU (a pesar del negacionismo del que hizo gala Trump) y a pesar de las voces críticas, sobre todo procedentes de ONGs conservacionistas, que consideran que este puede ser el boquete que haga naufragar cualquier objetivo firme de reducción de emisiones, que se preste al greenwashing sofisticado, puro postureo de las empresas mientras siguen contaminando.

Los mercados de carbono y la Transición Justa

Hubertus Schmidtke, director ejecutivo de FSC en Suiza y creador y CEO de la empresa de consultoría ambiental Silva Consult, habló de su experiencia en Suiza y Alemania: “Asistimos en la actualidad a dos mercados: el obligatorio de los países signatarios de Acuerdos de París, que se comprometen a reducir sus gases de efectos invernadero y obligan a las empresas a reducir sus emisiones. Y el mercado voluntario, de empresas, organizaciones, particulares, que se comprometen a ser neutrales con el medioambiente, evalúan su huella de carbono y compensan sus emisiones en toneladas de CO2. Las empresas fijan sus objetivos climáticos en base a sus estrategias de Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Nosotros estamos en este mercado voluntario de medidas para mitigar el cambio climático. Y hay que subrayar que para tener éxito en este mercado hace falta ante todo credibilidad, ofrecer confianza”.

“Con el crecimiento de los árboles secuestramos carbono de la atmósfera”, siguió explicando Schmidtke. “1 metro cúbico de coníferas equivale a 1,2 toneladas de CO2; 1 metro cúbico de árboles frondosos equivale a 1,5 toneladas de CO2”. El experto subrayó la rentabilidad económica: “Los ingresos están muy por encima de los costes desde el primer año”. La realidad es esta y no podemos abstraernos de ella, vino a decir: “Hemos de introducir con credibilidad y confianza los bosques en el mercado del carbono, cada vez tenemos que tener más en cuenta a los broker de carbono, que ponen en contacto las finanzas, a los inversores, con los propietarios de los bosques (recordemos por ejemplo que el 70% de los bosques en España son de propiedad privada)”.

Eso sí, durante la mañana de desarrollo del seminario digital quedó claro que las finanzas sostenibles / climáticas, las destinadas a invertir en mitigación y adaptación frente a la crisis climática, para ser verdaderamente sostenibles deben incluir, aparte de aspectos económicos, otros como la vertiente social, la gobernanza, atender a las comunidades locales, en la línea de responsabilidad de dejar un planeta mejor dentro de una Estrategia de Transición Justa.

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