José Manuel Ballester, el artista que sufre con el maltrato a los árboles

Foto: José Manuel Ballester.

Foto: José Manuel Ballester.

Foto: José Manuel Ballester.

Foto: José Manuel Ballester.

Hoy nos acompaña en esta sección con entrevistas a personajes importantes de la cultura y su relación con el medioambiente un fotógrafo y pintor de exquisita sensibilidad y prestigiosa proyección nacional e internacional: José Manuel Ballester, premio Nacional de Grabado 1999, premio Nacional de Fotografía 2010. Un artista que siente un especial vínculo con los árboles, y que sufre sobremanera con el poco aprecio y valor que se les presta en España

¿Qué importancia tiene la naturaleza en tu obra?

Estoy convencido de que ha tenido una gran importancia en mi trabajo de muchas formas. Por ejemplo, como protagonista en mis primeras pinturas de corte neo-romántico, donde el paisaje era el tema principal. Una naturaleza que se mostraba al margen de la presencia humana, aunque progresivamente iría apareciendo dicha presencia de forma indirecta. Interviniendo sobre ella.

¿Y en tu vida, José Manuel?

Siempre ha sido un tema que me ha preocupado. Por un lado, reconozco la crueldad y dureza de la naturaleza, y por otro, su riqueza y grandeza y también su vulnerabilidad ante la intervención humana. Nuestra especie se ha ido apartando de ella en lo que se refiere a utilizar sus recursos sin mecanismos agresivos y, por tanto, deteriorando el medioambiente. Medioambiente entendido como un espacio de transición entre nosotros y el planeta, que es el que soporta todo el mecanismo de la vida al que denominamos naturaleza. Es nuestro escenario. Y es el que primero se resiente de nuestro uso y desarrollo expansivo.

Eres un apasionado de los árboles, a los que dibujas con frecuencia, ¿de dónde te viene esa pasión?

Para mí los arboles son la mejor oportunidad de mantener un vínculo estable y muy necesario con la naturaleza, principalmente en los entornos urbanos. Por muchas razones. Nos ofrecen muchos aspectos positivos. Desde cómo sirven para protegernos del sol y amortiguar las altas temperaturas en verano en ciudades como Madrid hasta transmitirnos lo asombroso de la naturaleza, desde un plano estético hasta otros relacionados con la salud, pues son fuente de sustancias beneficiosas y medicinales. Sin olvidar una de sus influencias más importantes, cómo nos orientan en los ciclos estacionales, tan importantes para la vida. A su vez, dan soporte a gran número de especies, principalmente aves, que son el otro vínculo importante que nos liga con la naturaleza en una gran ciudad.

Tanta es esa identificación con los árboles que te has disgustado mucho con podas y talas masivas en Madrid, como en el paseo del Prado. ¿Has llevado alguna vez tu preocupación más allá, al activismo?

Hice mis intentos por la urgencia de aquellos desafortunados días de talas masivas a través de asociaciones ecologistas sensibles a este tema, pero he de decir que me resultó muy decepcionante comprobar su escasa implicación, que además pasó rápidamente a un segundo plano para centrarse en argumentos puramente políticos y oportunistas aprovechando el descontento de algunas agrupaciones de vecinos. Después, comencé a desarrollarlo en el ámbito artístico, con el compromiso de aportar todos aquellos aspectos que considero pueden ser beneficiosos en nuestra relación con ellos. El principal, como decía antes, es esa función de calendario que nos sitúa y anuncia los diferentes ciclos estacionales.

Viajas mucho, ¿en qué países de los que has visitado has notado mayor respeto por los árboles?

Yo creo que Francia tal vez sea el país con mayor sensibilidad hacia ellos y donde se encuentran las mejores escuelas de paisajismo y jardinería. También en Estados Unidos hay una gran tradición y respeto. En el Reino Unido, incluso en Estambul. Hay muchas ciudades que nos superan con creces y lo lamento mucho porque hemos dado la espalda a una tradición como la árabe, muy avanzada en el arte del paisajismo y que dejó grandiosos ejemplos repartidos por la península, del mismo modo que aquí confluyeron también diferentes escuelas europeas. Se podía haber generado una gran escuela y una cultura que supieran apreciar y valorar mejor este arte tan necesario. Además, es muy importante su desarrollo en armonía con los recursos hídricos de cada lugar y aun más en un país como el nuestro donde el agua es un bien cada vez más escaso.

Dibujo de José Manuel Ballester.

Dibujo de José Manuel Ballester.

Dibujo de José Manuel Ballester.

Dibujo de José Manuel Ballester.

¿Alguna historia, experiencia, anécdota al respecto?

Me dirigía a la estación de Atocha para realizar un viaje, cuando me encontré con gran número de operarios, grúas y camiones. Fue el año en que se produjo la primera tala masiva a lo largo del paseo de la Castellana y que llegó a los alrededores del Prado, del Jardín Botánico y del Museo Thyssen. Era Semana Santa y tenía previsto tomarme unos días de descanso; pensaba desconectar de mi ritmo de trabajo habitual. Realmente lo necesitaba, pero fue tal el impacto de lo que estaba viendo que no me podía creer lo que estaba pasando. Llamé a casa para decir que cambiaba de planes, me fui al estudio a por mi cámara y me pasé toda la tarde y toda la noche grabando todos los árboles que uno a uno iban desapareciendo. Así toda la semana. Era una manera de rendirles tributo y de no abandonarles. De hacer algo por reivindicarles.

Muchos de ellos habían desplegado sus nuevas hojas. La impotencia de no poder hacer nada ante tal disparate fue lo que me dio fuerzas para pasar toda la semana grabando todo lo que pude. Tomé fotos, vídeos e incluso en el estudio fui recorriendo por Google Earth toda la Castellana y grabando los árboles que ya habían sido cortados y que se podían contemplar aún en la realidad virtual durante un tiempo considerable. Tal vez pueda resultar para muchos una exageración mi preocupación por este tema, pero cuando he viajado a otras ciudades me he dado cuenta de que existe una cultura muy escasa en este país por conservar y mantener el arbolado de la mayoría de sus ciudades. Plantar un árbol es un acto de responsabilidad que exige el compromiso de cuidarlo adecuadamente.

En esos días de grabaciones se intentó pedir explicaciones e impedir que se parara tal operación con alguna pequeña manifestación y pancartas en contra, promovidas en su mayoría por vecinos y algunas asociaciones y partidos ecologistas, pero el daño ya estaba hecho en los lugares tan emblemáticos como Cibeles, Neptuno, y el paseo del Prado prácticamente hasta Atocha.

El caso es que este año se ha repetido una acción muy similar. Igual de desafortunada. Otra vez me tuve que dedicar a grabar uno tras otro su desaparición. Además, los despropósitos no terminan cuando llega el turno de la reposición y sustitución de los árboles viejos; resulta que no han respetado el ritmo de especies que inicialmente conformaban el trazado de este bulevar, en su mayoría sophoras o popularmente conocidas como falsas acacias, y han colocado otras especies como plátanos y catalpas que rompen con el carácter, equilibrio e identidad que caracterizaban esta parte de Madrid tan particular.

Has viajado a menudo a China y has fotografiado con profundidad sus cambios, ¿qué puedes decirnos de este país, al que desde Occidente solemos ver como muy agresivo en su crecimiento contra el medioambiente? 

China es una contradicción constante porque se mueve en escenarios opuestos; es capaz de realizar grandes agresiones al medioambiente y al mismo tiempo su tradición es de gran respeto, incluso devoción, por la naturaleza. Religión y naturaleza van muy ligadas y es frecuente encontrar montañas sagradas con grandes templos en sus laderas.

¿Cómo crees que beneficia el reciclaje en el cuidado del planeta, crees que es un hábito que tenemos ya interiorizado?

Creo que el hábito de reciclar es la más mínima obligación que todo ciudadano tiene que cumplir por este planeta. Y estamos muy lejos de ese compromiso, porque no solo habría que llegar a reciclar el 100% de lo que utilizamos, sino también retrasar el proceso vital de un producto hasta que se convierte en desperdicio. Con la ropa, por ejemplo. Me gustaría recomendar un libro que a mí me ayudó mucho a concienciarme sobre este tema. De la cuna a la cuna. Fue escrito por el arquitecto norteamericano William McDonough y el químico alemán Michael Braungart; revolucionaron la idea del reciclaje y del consumo, que van íntimamente ligadas.

¿En qué proyectos andas metido ahora? ¿Alguno relacionado con la naturaleza, el medioambiente?

Tengo en marcha un proyecto donde relaciono entornos urbanos con las estaciones del año, cómo se manifiestan dichos ciclos en la vida cotidiana de las grandes ciudades y cómo se entiende esta relación en diferentes culturas. Y por otra parte tengo a punto de imprimir un librito de dibujos, diseñado por Diego Lara, donde he recopilado una selección de árboles que he ido realizando a lo largo de mi vida.

Para terminar: elígenos una planta, un árbol y un paisaje que signifiquen algo especial para ti. 

El jazmín. Como árbol, el olivo silvestre, el acebuche. Un paisaje, las Hoces del Duratón, en Segovia.

Foto: José Manuel Ballester

Foto: José Manuel Ballester.

Dibujo de José Manuel Ballester.

Dibujo de José Manuel Ballester.

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Comentarios

  • Juan Vicente Tomas

    Por Juan Vicente Tomas, el 28 septiembre 2018

    José Manuel me siento totalmente identificado con tu sensibilidad hacia maltrato de los arboles en Madrid. Yo tampoco entiendo porque se podantalan y se aniquilan. Intuyo que hay algún tipo de lucrativo negocio e interés económico detrás de estos movimientos que no tienen en cuenta ni el bienestar ni la preservación de los arboles. Un abrazo

  • ALFONSO RAMIREZ LINDE

    Por ALFONSO RAMIREZ LINDE, el 29 septiembre 2018

    «Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
    y un huerto claro donde madura el limonero…»

    Así empieza, «RETRATO» uno de los más bellos poemas de nuestro andaluz universal, es decir, don Antonio Machado… Creo viene bien recordarlo dado el contexto de la exquisita página que acabo de leer.,

  • Antoni Font Gelabert

    Por Antoni Font Gelabert, el 30 septiembre 2018

    La cultura urbana nos extirpa el amor por los árboles.
    Sus hojas son suciedad.
    En cambio, el amor de generaciones de hombres y mujeres del campo ha bañado ininterrumpidamente los olivos centenarios de cualquier rincón del Mediterráneo.
    Convivian con ellos, de ellos.

    Gracias por tu lucha.

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