Dos libros imprescindibles para entender el Mayo ‘revolucionario’ de hace 50 años

Plaza de La Bastilla de París en 1968. Manifestantes con las manos en la cabeza al ser detenidos durante las protestas. Foto: Jean Marquis.

Plaza de La Bastilla de París en 1968. Manifestantes con las manos en la cabeza al ser detenidos durante las protestas. Foto: Jean Marquis.

Plaza de La Bastilla de París en 1968. Manifestantes con las manos en la cabeza al ser detenidos durante las protestas. Foto: Jean Marquis.

Estos meses se hablará mucho de unos acontecimientos que cambiaron la historia de Francia, de Europa, quizás del mundo. De los miembros de la Internacional Situacionista (IS) que un día tomaron la Asociación General de Estudiantes de Estrasburgo para inmediatamente convocar una asamblea para aprobar su disolución, siendo anulada por la administración judicial. Bienvenida la edición de relatos que aportan vivencias directas de los protagonistas o desde el interior del movimiento. Aquí nos detenemos en dos libros imprescindibles para entender y sentir lo que pasó aquel Mayo de hace 50 años: ‘Esplendor en la noche. Vivencias del mayo 68’ y ‘De la miseria en el medio estudiantil’. Y que frenan ese interés revisionista por vaciar de contenido todo lo que suena a revolucionario.

Cada uno lo hará desde su visión más particular e ideología. Como casi siempre habrá una parte silenciada, casi oculta -ya sabemos quiénes relatan la historia- que posiblemente sea la más verosímil o quizás la más próxima a lo real. Daniel Cohn-Bendit comentó en su día: “Nada de lo que se ha escrito se acerca a lo que se sintió”.

A lo anterior hay que añadir la revisión, o reescritura, que se ha producido en los últimos años, tan presente en la actualidad, sobre aquellos momentos. Un “nuevo historicismo” con el objetivo de vaciar de contenido un escenario que puso de manifiesto, como anteriormente en la Comuna de 1871 y posteriormente en las primaveras del 2011, que el espacio urbano es un hecho social, político y estratégico de primer nivel.

Por eso es de agradecer la edición de relatos que aportan vivencias y textos directamente de los protagonistas o desde el interior del movimiento.

Esplendor en la noche. Vivencias del mayo 68, editado el pasado octubre por La Linterna Sorda, coordinado por los responsables y grafistas de la misma, Ana Muiña y Agustín Villalba, es de lectura obligada, en primera persona, narrada por protagonistas involucrados directamente. Una publicación esencial para entender lo vivido aquellos días. Presenta y describe una serie de claves para comprender el devenir de los acontecimientos: desde organizaciones tradicionales como la CGT o el PCF a movimientos autónomos, libertarios y autogestionados como Defensa Interior (DI), Movimiento 22 de marzo, la Federación Socialista Alemana de Estudiantes (SDS) o la propia IS. Un mapeo de espacios para ubicar cada episodio: las barricadas, el barrio latino, la Bolsa, el Colegio de España, l’Atelier Populaire, las ocupaciones… Los protagonistas: comités de acción, CRS (Compañías Republicanas de Seguridad), chansonniers, enragés, flics… Más otros testimonios detallados que nos permiten visualizar espacios, lugares, situaciones, actores, protagonistas.

Muiña lo ilustra con imágenes de figuras libertarias y sesentayochistas con nombre propio, como Freddy Gómez Tourman, Baltasar Moro Casuero, Mercedes Comaposada Guillén, Sara Berenguer Laosa, Jaime Semprún Bellón, Emmanuela Beltrán Rahola -más conocida como Emma Cohen-, Lucio Utubia, Abel Paz -seudónimo de Diego Camacho Escámez…, completándolo con carteles, afiches y fotografías de pintadas. Textos de primera mano. Protagonistas directos como los de Tomás Ibáñez Gracia, hijo de familia anarquista emigrada a Francia en los años 40, militante de Les Jeunes Libertaries, participante activo del movimiento anarquista francés y del antifranquismo. Tras su destierro a una remota región francesa, regresa a Barcelona con el propósito de reconstruir la CNT. Reconocido por sus investigaciones de Psicología social, especialidad de la que fue catedrático en la Universidad Autónoma de Barcelona. Contribuye con un par de textos que van más allá del recuerdo, lejos siempre del olvido, conectando el Mayo Francés con la realidad del 15M, incluyendo una cronología, subjetiva, de aquellos días.

Octavio Alberola y Ariane Grasac los rememoran como “un hito más de la utopía”. Alberola fue coordinador del Grupo Primero de Mayo y de Defensa Interior, organizadores de atentados fallidos contra Franco en Donostia (1962) y Madrid (1963). Grasac, una artista, pintora y escritora francesa, de las primeras en denominarse “anarcafeminista”. Arrestada y encarcelada en varias ocasiones, fue militante del Grupo Primero de Mayo. Juntos crearon el Centro para la Salvaguardia de la Memoria, sobre los movimientos populares de América Latina. De ella se incluye La ‘liberación’ de las mujeres, de lo ordinario a la Importancia, texto inédito en castellano que expuso en el Encuentro Internacional Anarquista celebrado en Venecia en 1984.

Claire Auzias tenía 17 años, no estaba ni en la Universidad ni en París, sino en Lyon y en el Instituto. Aporta un amplio extracto de Un mayo menor, escrito en 1988, en referencia al libro de Gilles Deleuze y Félix Guattari Kafka, pour une littérature mineure, describiendo lo siguiente: “Ellos llevaban al paroxismo lo que habíamos formulado en Mayo de 68. La subversión es menor, lo menor es subversivo. Lo opuesto a esta formulación, lo que se considera como mayor, es el conformismo”.

Manifestantes con adoquines en las manos en el Boulevard St. Michel en París en 1968. Foto. Horace. B.

Manifestantes con adoquines en las manos en el Boulevard St. Michel en París en 1968. Foto. Horace. B.

Fundadora del movimiento Mujeres Libres, Lola Iturbe Arizcuren es una de las más reconocidas figuras del anarquismo español, junto a Durruti, Montseny, Mera… En El Mayo de 1968 relata sus vivencias, concluyendo que “aquello no fue una revolución”; otros pensaban de manera diferente.

Entre los más distinguidos pensadores del movimiento libertario actual se encuentra Miguel Amorós, curtido en luchas antifranquistas y el exilio. Militante antidesarrollista, escritor, historiador y editor, relata en Los situacionistas y Mayo del 68 lo siguiente: “Los seguidores de Debord no dudaron en calificar Mayo del 68 de revolución. Inacabada, incompleta, sin desplegar todo su contenido, sin proclamarse a los cuatro vientos, pero revolución al fin y al cabo”.

Dando forma a esta nota, accedo a De la miseria en el medio estudiantil (Pepitas de Calabaza). Título coincidente con el texto publicado en la Universidad de Estrasburgo en 1966, por estudiantes y miembros de la IS, donde denunciaban, entre otras entelequias, a la Universidad como una “organización institucional de la ignorancia”. Aquel manifiesto se convirtió en la mecha que prendió el 68. Original que circuló por un sinnúmero de vías en Francia y otros países, sin llegar a editarse comercialmente hasta una década después. Desde entonces se han publicado múltiples transcripciones en ediciones muy dispares. Esta nueva se acompaña de materiales tan relevantes como de escasa difusión.

En la presentación, nuevamente Miguel Amorós deja su impronta: “Hoy en día, cuando la integración de la juventud en la sociedad del espectáculo es un hecho palmario, cuando los sucedáneos de protesta, a menudo animados por su sector más despreciable, el universitario, apenas ocultan el deseo de incorporarse al prosaico mundo de los consumidores, un escándalo como el de Estrasburgo tiende a ser interpretado como una magna operación estética, una especie de performance de altos vuelos, a través de la cual la Internacional Situacionista logró una notoriedad artística por encima de todo. Nada más lejos de la verdad: no era una acción en absoluto espectacular, sino una intervención escandalosa realizada por enemigos del espectáculo”.

Guy Debord, cabeza visible de la IS, en una carta dirigida a Hervé Vernay, en diciembre de ese mismo año, comentaba: “El escándalo perseguía sacar a la luz el rechazo del modo de vida estandarizado, sometido y alienado que se extendía entre los jóvenes, mediante una acción contundente contra las instituciones estudiantiles. Radicaba menos en la disolución de unas cuantas asociaciones burocratizadas en plena decadencia, que en la posibilidad de difundir una crítica radical a las condiciones de vida dentro de una sociedad mercantilizada en desarrollo”.

La inclusión de textos parejos contribuye a enmarcar con cierto equilibrio aquellas situaciones, como el prólogo, Crear por fin la situación que haga imposible toda vuelta atrás, o el epílogo, Si haces una revolución social, hazla por diversión, que la Sección Inglesa de la IS publicó en la edición en inglés. Se añaden los comentarios de Debord y Mustapha Khayati sobre la redacción y edición del manifiesto, así como los relacionados con la polémica desatada por su reimpresión comercial, más otros textos de la propia IS analizando el escándalo de Estrasburgo o el cómic El regreso de la Columna Durruti, y que nos aproximan a momentos, espacios y reflexiones.

En la primera coyuntura, cuando a los integrantes de la IS les retiraron el control de la Asociación General de Estudiantes de Estrasburgo, el Consejo de la misma publicó el siguiente panfleto: “Un fantasma recorre el mundo: el fantasma de la revolución. Todas las fuerzas del viejo mundo se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: la justicia y la prensa, los llamados comunistas junto a los curas, el senador y sus estudiantes. Semejante coalición da la medida del escándalo de nuestra presencia”, comentando a continuación: “Cuando la justicia y la moribunda UNEF quisieron despertarse para pintar su grisalla sobre la grisalla, la Asociación de Estudiantes de Estrasburgo ya había pasado a mejor vida. Hemos terminado aquí; resurgiremos en otros lugares y sobre otros terrenos. Aún no habéis acabado de oír hablar de la Internacional Situacionista, y no dejaréis de hacerlo hasta el advenimiento del poder internacional de los Consejos Obreros”.

Manuel Castell, que vivió directamente aquellos momentos como profesor de Daniel Cohn-Bendit, comentaba hace una década en La Vanguardía: “Recuperación es la palabra clave que caracteriza la cultura de Mayo de 1968. Fue un movimiento social sumamente consciente de que los proyectos de reinvención de la vida suelen acabar en modas comerciales o votos para nuevas versiones de partidocracia”. Y añadía: “El sistema dejó de funcionar, pero la gente empezó a funcionar”.

Quizá por ello estas publicaciones ayudan a conocer en versión original aquella película/situación con múltiples copias, en muchas ocasiones alejadas de la realidad primaria.

‘Esplendor en la noche. Vivencias del mayo 68’ se presenta el próximo martes, 8 de mayo, en Madrid, en el Teatro del Barrio, con las aportaciones de Tomás Ibáñez, Ana Muiña y Amador Fernández-Savater. Con lectura de manifiestos sesentayochistas a cargo de Javier Moral. Poesía en acción, El Tedio, con Mariano Hernández Ossorno y Los Enragés. Juanjo Anaya y Los Incrédulos recordarán a les chansonniers y a Chicho Sánchez Ferlosio. La Rebelde Belén Quejigo se encargará de conducir todo ello. La entrada es libre hasta completar aforo.

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