Lila Avilés: “En México asesinan a nueve mujeres al día”

Un detalle del cartel de la película ‘La camarista’.

Un detalle del cartel de la película ‘La camarista’.

‘La camarista’ cuenta la historia de Eve, empleada de uno de los hoteles más lujosos de Ciudad de México, cuyas interminables horas de trabajo le impiden cuidar de su hijo y tener tiempo libre. Sólo a través de la vida de los huéspedes que se alojan en el hotel, ella ve reflejada su propia vida, lo que le permite soñar con nuevas posibilidades y metas. Tras haber sido seleccionada por México para los Oscar y recorrer más de 70 festivales internacionales, ‘La camarista’  puede verse a través de las plataformas de cine ‘on line’. Además, parte de la recaudación estará destinada al colectivo de las ‘kellys’, muy afectado por la crisis del Covid-19. Hemos hablado con su directora, Lila Avilés (Ciudad de México, 1982).

¿Por qué decidiste contar esta historia? ¿Qué ingredientes tenía para que decidieses que iba a ser tu opera prima como directora?

Para empezar, siempre he querido ser cineasta. Tenía muchas ganas de dirigir una película. Y descubrí un libro de la artista plástica francesa Sophie Calle llamado El Hotel en el cual fotografiaba objetos abandonados en las habitaciones de un hotel de Venecia. Entonces pensé lo bonito que era imaginarte la vida de los otros a través de las pertenencias olvidadas y de su propia ausencia. Así que escribí una obra de teatro en la que retrataba el universo de Sophie Calle, y eso desembocó en la escritura de un guión para cine. Tras barajar muchas posibilidades, Juan Carlos Márquez -mi coguionista- y yo entendimos que debíamos centrar la atención en ellas, las camaristas, esas mujeres que limpian las habitaciones de los hoteles. Y así nació Eve, la protagonista absoluta de la película. De las 120 escenas sale en las 120. Quería construir un personaje muy tierno, con una especie de coraza que la envuelve y que le sirve para protegerse de las miradas de los otros; sin embargo, nosotros la vemos todo el tiempo y vamos descubriendo más de ella. Hay muy buenas actrices en México, pero tenía claro que debía ser Gabriela Cartol la actriz que encarnase a Eve, porque ella le da mucha humanidad al personaje; no solo nos entendimos muy bien, sino que ahora somos muy buenas amigas.

Te he escuchado decir que “en la vida todos vamos tocando puertas para conseguir nuestros objetivos” y, curiosamente, en la historia que cuentas en la película, en la historia de Eve, ella de forma literal va llamando a las puertas de las habitaciones que tiene que limpiar. ¿Hay algún paralelismo entre tú y la protagonista?

Sin duda. Me identifico mucho con el personaje, no sólo por el hecho de ser mujer -y que yo también fui madre muy joven-, sino por el aspecto vital y la humanidad que tiene. Y creo que todos estamos llamando a puertas toda nuestra vida, y muchas veces no sabemos qué caminos hay que seguir. A veces pensamos que la meta es una y ese camino cambia. Nos aferramos demasiado a alcanzar un objetivo en concreto, pero en ese proceso, en esa búsqueda, se termina entendiendo la vida de otra manera y aparecen otros caminos. En esos momentos nace un yo interior que te sostiene y te ayuda a escalar. Y a mí me pasó eso durante el proceso de creación de la película; tenía varias ideas en la cabeza, pero al final acabé entendiendo que lo más importante era ella. Por eso había que despojarnos de todo aquello externo que interfiriera en mostrarnos a ella y sus conflictos. Esa cercanía con el personaje se logra gracias a poner el foco sobre Eve y desechar todo lo demás.

La película también retrata una realidad que sufren muchas personas en México -y en muchos otros países-, que son autoexplotadas por su trabajo. ¿Se puede entender como una crítica a la sociedad capitalista en la que vivimos?

Yo creo que la película tiene muchas capas y puede tener muchas lecturas. No me gusta etiquetar las cosas. Y ahora que miro la película con cierta distancia, creo que es una película abierta. Cada cual la entiende de forma distinta. Eso pasa en el arte en general y me parece muy bello. Es como El Guernica, por ejemplo, que la interpretación más evidente que se hace sobre el cuadro, y la intención con que fue pintado, es la Guerra Civil Española. Pero si a mí se me muere mi padre, el cuadro va a cobrar otro sentido. Y esa capacidad de encontrar distintos significados sobre una misma obra es lo que más apasionante me parece del arte. Hay personas que ven algo en La camarista que ni yo misma que la hice soy capaz de ver. Y sí, claro que la lectura que se puede hacer es sobre el capitalismo y una denuncia hacia la explotación laboral de las clases más vulnerables, pero también hay otras muchas interpretaciones y eso es lo que a mí más me interesa. He viajado mucho con la película, y a veces en las entrevistas me han dicho que habían interpretado cosas que yo jamás me planteé.

Hay una escena en particular donde Eve se desnuda ante un hombre que la mira a través de una ventana que se puede entender como la liberación sexual y personal de ella. Es uno de los pocos momentos en los que consigue liberarse de sus ataduras.

Me encanta que se profundice de esa manera en la película. Es así, esa escena puede tener esa lectura. Recuerdo que hubo un tipo que me dijo que después de verla había decidido volver con su grupo de jazz. Es algo que puede parecer absurdo, pero me parece que representa un acto de fe en el cine el hecho de que un músico de jazz y una camarista se unan a través de una pantalla.

¿Crees que es necesario que haya más obras que reivindiquen esa figura de la mujer trabajadora, luchadora, independiente, como es Eve?

Yo fui a una escuela mixta y siempre me he llevado muy bien con mis amigos hombres. Creo que lo esencial es la unión de lo masculino con lo femenino. El hombre se debe sentir más participativo y unirse a esos movimientos para equilibrar las fuerzas. Eso es lo que necesitamos. Sobre todo cuando ves la realidad de mi país, México, donde ocurren nueve asesinatos de mujeres al día, una cifra terrible. Y eso significa que hay algo que hay que erradicar y que está sucediendo. Por eso, necesitamos más historias que denuncien estos hechos. Y no solo basta con denunciarlos, sino tratar este tipo de historias con otros ojos, con un enfoque feminista que nos haga entender la base del problema. Pero tampoco hay que pensar que por ser una película creada por una mujer va a ser fiel al feminismo. Al final las mujeres también podemos hablar sobre otros muchos temas que parecen reservados exclusivamente a los hombres. El sistema patriarcal se combate a través de historias contadas por mujeres, pero también por hombres. A mí me llena el corazón que el movimiento feminista esté alcanzando esta relevancia, pero también creo que es importante no polarizarlo todo. Nos conviene unirnos y no enfrentar un género con otro.

Sin embargo, en México, de 186 películas rodadas en 2019 solo 47 llevaban la firma de una mujer, una cuarta parte.

Pues es algo que se tiene que estudiar. Las escuelas de cine están conformadas por la mitad hombres y la mitad mujeres, pero luego en el sistema de producción no existe esa paridad. Las instituciones deben apoyar la producción femenina. En mi caso, yo que no vengo de escuela sino que soy autodidacta, lo que hacía es buscar convocatorias y ayudas. Creo que es importante que a través de esas ayudas se promuevan y se facilite la posibilidad de que las mujeres también podamos crear. Pero es muy triste que existan estas diferencias de género. Y no solo en el cine, sino en muchos otros sectores. En México, en particular, hay una ausencia del padre brutal, somos una sociedad machista y a la vez matriarcal, porque la mujer es la que se hace cargo de todo, pero tiene que sacrificar su vida por la de sus hijos y su familia. Y es curioso porque la figura de la madre es la más respetada y a la esposa se la maltrata con frecuencia. Pero las mujeres estamos luchando por ello, estamos alzando la voz para que eso cambie.

¿Confías en que películas como ‘La camarista’ puedan ayudar a erradicar el machismo a través de la concienciación?

Yo creo que al verla algo nos remueve por dentro. Trata, entre otras muchas cosas, del significado de ser mujer y todo lo que tenemos que batallar para conseguir nuestros objetivos. Y todo está contado desde la reflexión, desde la calma. Pero también creo que es una película inclusiva. A grandes rasgos, el personaje de Eve es un contenedor de emociones que florecen para revelar su mundo interior. Y a través de ella nos vemos reflejados todos, mujeres y hombres, no hay diferencias de género. La camarista habla de nosotros, de todos nosotros. Y si los hombres empatizan con la protagonista es una muestra evidente de que el cine, el arte en general, puede ayudar a concienciar.

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