Luis González Palma: el refugio de la belleza frente a la violencia

Aspecto de la exposición de Luis González Palma.

Aspecto de la exposición de Luis González Palma.

Asistentes a la exposición de Luis González Palma.

El fotógrafo guatemalteco Luis González Palma, uno de los grandes exponentes de la fotografía latinoamericana contemporánea, ha visitado recientemente Madrid para inaugurar su retrospectiva en el Espacio Fundación Telefónica, dentro de PhotoEspaña2015. Setenta piezas desplegadas bajo el título ‘Constelaciones de lo Intangible’, que van más allá de la fotografía para entrar en los territorios de la pintura y la escultura, y reflexionar sobre la belleza, el desencuentro y el vacío.

La suave cadencia de su voz te atrapa en su discurso. También el concepto de la muestra, entendida como una macroinstalación en penumbra -con algo como de cripta, de recinto sagrado- y en círculo, que empieza donde acaba y termina donde arranca (su última serie se llama Möbius, Moebius, como la cinta sin caras ni orientación ni fin del famoso matemático alemán), y que invita al recogimiento y el silencio. En esa atmósfera es donde Luis González Palma (Ciudad de Guatemala, 1957) trata de trasladarnos sus obsesiones por la belleza, aunque eso le lleve a veces a coquetear con el manierismo, y el vacío, aunque a veces sintamos más el barroquismo. Él explica dulcemente sus trabajos, y, dichos por él, a uno le gustan más: «El eje de toda mi obra es el desencuentro. El desencuentro como metáfora. Desencuentro con el otro y con uno mismo».

Son sus objetos recurrentes «el desencuentro, el desamor, la sociedad como un fracaso y el vacío, la nada».

Y dentro de ese anhelo por huir del desentendimiento y la desorientación, la búsqueda constante de la belleza: «Es algo que necesito, que me ayuda a vivir. Me interesa la belleza como consuelo, como espacio de consuelo donde refugiarse para sobrevivir». Y como manantial de todo su trabajo la infancia: «Nunca salimos ilesos de la infancia. Como dijo la gran escritora Ana María Matute, la infancia dura más que la vida». Y en torno a esas claves, el repiqueteo de la obsesión: «Ya lo dijo Borges: uno escribe un solo poema en la vida, sólo que le pone diferentes nombres».

Exposición de Luis González Palma en la Fundación Telefónica.

Exposición de Luis González Palma en la Fundación Telefónica.

Para entender su discurso en su propia medida, nada como remitirse a la dura historia de su país, Guatemala, azotado por décadas de guerra civil, de 1960 -cuando González Palma tenía sólo 3 años- a 1996 -cuando el pintor ya casi tenía 40-. Con la marca profunda de la violencia -la guerra llegó a convertirse en un medio de vida para amplias capas de población-, resulta comprensible que almas sensibles busquen refugio en la belleza, a costa de caer a veces en el simbolismo excesivo -en ese simbolismo nos recuerda a veces al fotógrafo mallorquín Toni Catany, fallecido hace un par de años-. Despojadas de explicaciones que las razonen, dejados llevar simplemente por la percepción, hay que destacar en su trabajo las imágenes de los años noventa, como Entre raíces y aire y La mirada crítica, por la enérgica melancolía y belleza sin aditamentos de los retratos de hombres y mujeres indígenas, por esos ojos que transmiten sufrimiento, miradas tantas veces negadas a lo largo de la historia y que el autor reivindica; por esos negros, sepias y grises que subrayan el dramatismo; por esa iconografía con referencias al imaginario popular y a la cristianización y a la dominación cultural. Visto así, no es una historia de décadas de violencia la de Guatemala, sino de siglos.

Luis González Palma. Serie Jerarquías de la Intimidad. El Encuentro No quería hablar de esos años. 2004. Cortesía del artista.

Luis González Palma. Serie Jerarquías de la Intimidad. El Encuentro No quería hablar de esos años. 2004. Cortesía del artista.

La exposición de Luis González Palma en la Fundación Telefónica.

La exposición de Luis González Palma en la Fundación Telefónica.

A raíz de su traslado a Argentina en 2001, Luis González Palma decide abandonar el retrato de lo colectivo y lo social para centrarse en lo individual e íntimo, para perseguir la representación de lo onírico, la castración, la pérdida. Refleja sudarios e introduce capas de pan de oro que crean texturas de sueños y de pesadillas; su fotografía quiere escapar de lo bidimensional y hacerse escultura; o se rompe, despedaza, deforma y descoyunta. No le había hecho falta. En esa reelaboración de sus imágenes, se aboca hacia un manierismo a la manera de un Guido Reni actual y perder intensidad y franqueza. Él lo explica: «La figuración y la abstracción geométrica son las dos corrientes más fuertes del siglo XX en Latinoamérica. Ambas querían cambiar el mundo. La figuración perseguía la denuncia. La abstracción, la utopía de un nuevo mundo». Él no se sentía cómodo en la corriente de realismo mágico a la que le adscribían -y para él encasillaban- y emprendió nuevos caminos. Y en ese darle vueltas al lirismo y la poesía, en busca de ahondar la belleza que tanto le imanta, se da de bruces en sus últimos trabajos, en los que mezcla pintura y fotografía -reconoce que cada vez le interesa más la pintura y le aburre más la fotografía-, con los trazos geométricos -se nota también su formación de arquitecto-, que irrumpen en sus retratos indígenas. Y persiguiendo la belleza se pierde en el vacío: «Mi interés por la abstracción, cada vez más subrayado, viene de las posibilidades que me concede para expresar el vacío, para explorar la nada». Podemos asistir así, como en una cinta de Moebius, a la evolución desde la reivindicación indígena a la obsesiva búsqueda de la belleza, el dolor por la pérdida y la subyugación por abrazar la nada.

La exposición ‘Luis González Palma. Constelaciones de lo Intangible’, comisariada por Alejandro Castellote, puede visitarse en Espacio Fundación Telefónica, en Madrid, hasta el 18 de octubre, dentro del festival PhotoEspaña2015. 

Luis González Palma. Variación-8. De la serie Jerarquías de la intimidad. La Anunciación 2007. Cortesía del artista.

Luis González Palma. Variación-8. De la serie Jerarquías de la intimidad. La Anunciación 2007. Cortesía del artista.

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