Macaco: “Vivimos una época en la que nos miramos muy poco a los ojos” 

Macaco publica su nuevo disco 'Civilizado como los animales' el próximo viernes.

Macaco publica su nuevo disco ‘Civilizado como los animales’ el próximo viernes.

Macaco publica su nuevo disco 'Civilizado como los animales' el próximo viernes.

Macaco publica su nuevo disco, ‘Civilizado como los animales’, este próximo viernes.

Macaco, seudónimo bajo el que se presenta el músico Daniel Carbonell de las Heras, regresa tras dos años de silencio discográfico con un nuevo trabajo que ha titulado ‘Civilizado como los animales’, un verso que toma prestado de ‘El progreso’, canción mítica del grandísimo Roberto Carlos.

Para este su octavo proyecto discográfico, el músico barcelonés ha contado con un buen número de colaboradores como Juanito Makandé, Antonio Carmona, Estopa, El Kanka, El Canijo de Jerez, Mr Kilombo y Oscar Jaenada, en un solo tema que lleva por título Somos la fiesta. Por algunos de los otros 12 temas que conforman Civilizado como los animales pasan otros grandes colaboradores como El Niño de Elche, Bego Salazar, Raúl Refree, Jorge Drexler, Joan Manuel Serrat, Monsieur Periné, Nach, Silvia Pérez Cruz, Miss Bolivia y Visitante, entre otros.

En febrero ya tuvimos un adelanto de este nuevo trabajo. Bailo la pena se convirtió en el primer single de este nuevo disco. Un tema bailable y pegadizo que Macaco ha coproducido con Rafa Arcaute (Calle 13, Aterciopelados, Juanes, entre otros). Blue, Diminuto planeta azul ha sido el segundo sencillo de presentación y, en palabras del propio Macaco, se trata de una canción “inspirada en el científico Carl Sagan y la foto más lejana del planeta Tierra». Está también inspirada en unos de los grandes de la música hispanolatina: «Jorge Drexler, una gran influencia y alguien a quien admiro y que se sumó con su voz para interpretar esta canción». «Blue habla del amor a lo diminuto, de todas esas cosas pequeñitas en las que nosotros estamos incluidos, pero que muchas veces son tapadas por nuestro ego”.

Con una voluntad de compromiso en la portada de este nuevo disco, Macaco aparece en una imagen que comienza a mimetizarse con la selva. No es el único mensaje ecologista de este trabajo: el formato físico de Civilizado como los animales y su libreto están fabricados en papel reciclado 100% e impresos con tintas libres de cobalto. Y, según su discográfica, “el disco se entrega en un sobre reutilizable que evita la dinámica que provocan los plásticos de un solo uso».

‘Civilizado como los animales’. El título de este disco es ya un mensaje en sí mismo.

Es una pequeña declaración de principios. Con los títulos no tengo una regla fija. Hay veces que aparecen en la primera parte del proceso y otras en las que no. Son como las canciones: van apareciendo según ellas quieren y son un poco cada una de su padre y de su madre. Yo no hago discos conceptuales, pero sí que resultan tener cierto hilo conductor. Sí que suele aparecer algo que unifica, de alguna manera, todas las canciones.

¿Y qué unifica en esta ocasión este disco?

Es una especie de contradicción. Salió en una canción que al final no está en el disco. Se llama Salvajes -la grabaremos cuando esté más pulida- y en ella hago un juego de palabras con la frase Civilizado como los animales. Me gustaba mucho transmitir el concepto de evolución, pero de evolución al revés: del hombre al mono. Me llamo Macaco, monkey man… Se trata de eso, de volver a las raíces. Mira, parece que con las máquinas, los móviles y todo esto somos todos muy guays, que estamos todos superconectados, pero, al final, vivimos en una época en la que la gente se mira muy poco a los ojos, se coge menos de las manos y se toca menos.

Del hombre al mono. Interesante. ¿Es tu mensaje animalista? ¿Eres vegano, por ejemplo, o nada que ver?

No soy vegano. Como de todo. Pero desde hace años me metí con toda la cosa de los remedios naturales, la defensa de las semillas contra los transgénicos y todo esto, e intento tener en casa productos que tengan que ver con esto. No soy ningún radical, pero sí me gusta este asunto.

Y de los animales, ¿qué?

Cada uno tiene que encontrar qué es lo que le sienta bien más allá de todo lo que resuena alrededor. Has de averiguar con qué traje te sientes mejor. Cuáles son tus mejores digestiones y cómo te levantas por la mañana al comer de una manera o de otra. Mira, no creo en los radicalismos en general. Entiendo la postura de mucha gente que mira con muchísimo recelo y con asombro a la industria alimentaria por toda esta cosa de la inmediatez. Es natural que la gente sienta recelo contra esas verdaderas fábricas de pollos y de cerdos… Son un delirio y no tienen nada que ver con lo natural. Vive y deja vivir.

En contra del sufrimiento animal.

Desde luego. Sufrimiento animal, no.

¿Hay mala educación alimentaria?

Mira, lo que no puede ser es esto de lo caprichosos que nos hemos vuelto: no podemos quererlo todo aquí y ahora. Pasa con los aguacates, por ejemplo. Se ha puesto de moda el aguacate de una forma alucinante y queremos aguacates todo el año y en todo el mundo, y es que no puede ser.

‘El progreso’, la canción de Roberto Carlos de donde sale el título de tu disco, fue todo un himno.

Fue el primer himno medioambiental que tuvo la música latina. Yo he tenido la suerte de componer otros dos. Y no es fácil porque, normalmente, las canciones que son más hits suelen ser canciones de amor, más enfocadas al baile. También fue una canción prohibida por la dictadura brasileña.

Algunas de tus canciones tiene ese mensaje que está tan de moda ahora mismo que llama a la rebeldía, a romper las reglas o a crearse uno sus propias reglas. Mensajes que en principio parecen muy positivos, pero que pueden esconder algo terriblemente individualista.

Es algo que no había pensado así. Para mí el mensaje de be yourself es siempre referido a personas que nos hacen de espejo. Intento, no sé si lo consigo, que todo tenga una ida y una vuelta. Es evidente que no quiero decir que la realización personal se haga a cualquier precio y pisando al que tienes al lado.

Denunciaste que el PP por usara una de tus canciones sin permiso. Y ese individualismo y esa insatisfacción personal han supuesto parte del auge de los extremismos.

No soy de ningún partido. Voto, pero no me acabo de creer a ningún político. Si lo creyera y lo sintiera, lo diría. No existe mi partido ideal, pero sí el partido opuesto a mis ideales. Sí creo que todos sentimos que hay que tener mucho cuidado con lo que puede llegar. Pueden empezar a quitarnos cosas que ha costado mucho conseguir. La sanidad pública, la educación pública, los derechos básicos, la libertad de expresión… Tengo muchos amigos brasileños que se están yendo a Portugal y a otros países de Europa. Da mucho miedo el poder de engaño que tienen los políticos. Por ejemplo, Ciudadanos, que desde un principio se vendieron como un partido moderado y centrado, y finalmente han querido ser el nuevo PP y no tienen ningún problema en pactar con la extrema derecha.

Y siendo de Barcelona, ¿cómo valoras el auge del independentismo en Cataluña?

Siempre digo lo mismo y recibo por todos lados, pero no me importa. Utilizaría esta frase de Drexler: Prefiero cualquier quimera que un trozo de tela triste. No soy para nada territorial. Creo que las patrias se consiguen de otra manera.

Una de tus canciones es bastante crítica con la locura de las redes sociales.

Esto es un poco como la gente que se engancha a las tragaperras. Yo nunca lo he terminado de entender bien. Se vuelven adictos a los likes. Aunque con las redes soy consciente de que todo tiene dos caras. Sus luces y sus sombras. Es un canal directo. Es la pequeña televisión que todos tenemos a mano. Puede generar frustraciones. Pero, por otro lado, mi móvil es mi ordenador. Tengo notas de voz, maquetas de canciones, ideas… Y a mí me han servido para dar a conocer mi trabajo de forma viral. Una de mis canciones, Coincidir, tiene cerca de 130 millones de visionados en YouTube.

Para este disco has contado con más productores musicales.

Son realmente coproductores, porque el disco lo produzco yo. Soy muy pesadito con todo. Ahora me he puesto a hacer también los videoclips, no te digo más.

Macaco.

Macaco.

¿Pesadito o más bien controlador?

Tengo un poquito las dos cosas. Todo tiene que pasar por mí, aunque hay un montón de gente a mi alrededor en el equipo. Y a la vez disfruto mucho todos los procesos artísticos. Me encanta la palabra, la música, la imagen. Sí soy pesadito, controlador. Me gusta hacer equipo, creo que soy muy cariñoso con toda la gente que trabaja conmigo, pero lo tengo que ver todo, sí. Había estado en Colombia con Aterciopelados, una banda que ha sido siempre bastante transgresora, y de repente estaba allí produciendo Rafa Arcaute un disco que hicieron en directo. Él es productor también de Calle 13. Él metió mucha mano en Bailo la pena, que es el tema más sencillo del disco y también con Salvajes, la canción que hemos guardado.

¿Qué colores hay en este nuevo disco?

Hay tres colores muy claros en Macaco: una es la parte de la narrativa, de cantautor, que creo que está muy trabajada, sin hacer barroquismos, quiero que las letras se entiendan, pero que a la vez haya juegos de palabras y metáforas curradas. Es la parte de canciones como Blue, diminuto planeta azul, Quédate o Lo quiero todo… Esa parte venía de mi anterior disco, Historias tatooadas. He querido exprimirla y entonces aparecieron naturalmente estos colaboradores. Marisa Monte y Silvia Pérez Cruz son para mí dos de las grandes voces de la música hispano-latina. Drexler es un referente. Es un músico con una escritura deliciosa, es un intelectual, pero nada pretencioso y una persona generosa.

Luego está la parte más experimental de Macaco. Donde encajarían temas como De serie, Valiente, No nos pararán, este tipo de canciones que en los directos funcionan muy bien. Y por último, la parte más hipnótica, mi herencia más Marley. El positive vibe. Canciones más ligeras. Como Bailo la pena, que es hermana de otros temas como Tengo o Moving o La mano levantá.

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Comentarios

  • Daniel

    Por Daniel, el 24 mayo 2019

    Me parece muy incoherente decir que no al sufrimiento animal y hablar de vive y deja vivir a la vez que se admite que los pollos y los cerdos se han convertido en fábricas y que come de todo. Me parece rebeldía de palabrería y a los que de verdad hacen algo y son coherentes como los veganos los tacha de radicales. Pues mi opinión, contra el maltrato tolerancia cero.

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