Madrid invita a las mil y una noches de Ramadán
El músico Femi Kuti ofrecerá un concierto el día 5 de junio en la Plaza de la Paja. Foto: Optimus Dammy.
El músico Femi Kuti ofrecerá un concierto el día 5 de junio en la Plaza de la Paja. Foto: Optimus Dammy.
Comienza el festival que llena la ciudad de acontecimientos culturales que acercan la realidad contemporánea de la cultura musulmana a través de la música, cine, exposiciones y conferencias con grandes artistas internacionales y locales. Desde hoy y hasta el 9 de junio: Noches de Ramadán, con 50 citas que prometen muchas sorpresas, mucho ritmo y muchas rupturas (de estereotipos y prejuicios).
Acabar con los tópicos y prejuicios pero, sobre todo, acercarnos a una cultura, la de los países musulmanes, que está ahí al lado y que hemos dejado fosilizada en una memoria inmune a su evolución y sus vanguardias. ¿Conocemos de los significados no religiosos del velo que cubre sus cabezas?, ¿podríamos identificar las huellas del jazz en la música iraní?, ¿cuántas científicas árabes somos capaces de mencionar? Dar respuestas a estas preguntas y muchas más, aderezadas con grandes conciertos, exposiciones, películas y otros eventos es el objetivo del Festival Noches de Ramadán, organizado por el Ayuntamiento de Madrid.
En total, entre el 30 de mayo y el 9 de junio, más de 50 actividades, distribuidas por casi todos los distritos de Madrid, nos permitirán compartir con nuestros 290.000 vecinos de origen musulmán conciertos estelares como el que ofrecerá el nigeriano Femi Kuti (día 5, Plaza de la Paja), sin duda un referente mundial de la música afrobeat siguiendo los pasos de su padre, el legendario Fela Kuti; o el concierto del argelino Sofiane Saidi (día 7, Plaza de la Paja), llamado el Príncipe del rai, esa música que desde hace 30 años se ha convertido en el himno nacional de toda una generación en el país magrebí; o el llamado Siria en mí (día 1, Casa Árabe), que nos trasladará a Oriente Medio con el sudanés Wafir y Jorge Pardo; o los sorprendentes marroquíes de Kabareh Cheikhats (día 9, Círculo de Bellas Artes), un grupo bajo cuya apariencia (hombres vestidos de mujer) se oculta un misterio cultural que habrá que descubrir.
Noches de Ramadán lleva ya un largo recorrido en Madrid. Surgió en Lavapiés en 2006 como un evento musical en respuesta a los atentados del 11-M, una medicina preventiva contra una potencial islamofobia en el céntrico barrio. “No ha sido nunca un festival religioso, sino que aprovechamos el Ramadán para dar a conocer la diversidad cultural de esos países de mayoría musulmana y así evitar brotes de xenofobia hacia estas comunidades”, explica Rubén Caravaca Fernández, su director artístico desde las primeras convocatorias, hace ya 13 años, si bien entre 2012 y 2016 dejó de hacerse por falta de fondos.
Desde ese año, el festival ha crecido, tanto en diversidad de contenidos, como artística y de origen. Muchas propuestas conjugando las propias y originales con las que llegan desde fuera, con pluralidad de países, teniendo muy en cuenta la participación femenina. En torno al 60% de las participantes son mujeres, lo que contrasta con el tópico de la invisibilidad de las mujeres musulmanas.
Un encuentro donde siempre hay sorpresas, como las que se llevaron muchos espectadores cuando en ediciones anteriores se encontraron con mujeres senegalesas tocando música electrónica o vieron imágenes de mujeres afganas boxeadoras en un documental. En Noches de Ramadán todas las sensibilidades se intentan reflejar, son 1.800 millones de personas en todo el mundo, con una diversidad tremenda. Propuestas culturales con una parte educativa importante. “Casi nadie sabe que la ley de paridad más avanzada es la de Túnez, por ejemplo. Si además de aprender, lo pasamos bien, fantástico”, añade su creador.
El grupo marroquí Kabareh Cheikhats.
Entre los coloquios y conferencias, destaca un acto dedicado a la recuperación de la figura de Albert Camus el argelino (día 7, Museo de San Isidro), o el debate Los siete significados del velo y ninguno es religioso (día 4, en el mismo museo), que contará con la politóloga iraní Nazanin Armenian como referente para descubrir que el 98% de las mujeres musulmanas no llevan velo. O presentaciones de libros como el que rinde homenaje a Julio Caro Baroja (día 1, Ateneo de Madrid), que fue presidente de la Fundación Cultura Islámica, o un cuaderno que nos revela las historias de investigadoras, artistas o deportistas que han desafiado el juego masculino en sus países de origen (día 3, MediaLab Prado).
Visiones innovadoras, como las vanguardias artísticas del Magreb, con un grupo de mujeres que investigan las raíces de la música mediterránea andalusí o espectáculos que nunca antes se han visto en España, como el grupo Kabaret Cheikhats, todos hombres disfrazados de mujeres, que tienen que ver mucho con la tradición y nada con el transformismo.
El cine es otra pata importante del festival. En un ciclo de películas escogidas con mucho mimo hacia las pequeñas producciones, en Cineteca se podrán ver varios documentales en torno a la inmigración y también filmes de ficción como el corto Hiyab, nominado en los premios Goya, o la excepcional Bar Bahar: entre dos mundos, de Maysoloun Hamoud, que nos revela la vida de tres jóvenes palestinas que poco tienen que ver con los estereotipos que nos llegan.
En esta edición, debido a las obras en el recinto donde tuvieron lugar las actuaciones centrales otros años, el parque del Casino de la Reina, algunos de los espectáculos se trasladan a la Plaza de la Paja, pero en general se han sembrado por toda la ciudad. Además, en esta edición, el Ayuntamiento ha vuelto a activar como escenario el Parque Emir Mohamed I, donde está la Muralla Árabe, que nos recuerda que un día Madrid fue Mayrit.
Aunque el Ramadán oficial acaba el 4 de junio, el programa se extenderá hasta el día 9, lo que permitirá ver bailar a muchas mujeres que antes no acudían, cuando se concentraba exclusivamente en las fechas religiosas, juntándose así con personas de todas las edades y orígenes: españolas, marroquíes, bangladesíes, africanas… Disfrutando para conocerse mejor en unas Mil y una Noches del Ramadán cultural.
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